LO MEJOR DE LA SEMANA

jueves, 23 de mayo de 2013

La evacuación de Montoro por las tropas republicanas en la víspera de las Navidades de 1936

Mujeres montoreñas al final de la actual C/ Doctor Fleming, llegando a la actual glorieta, regresan a Montoro
Fuente: Foto Serrano. Recorte de prensa. FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
Francisco Aguilar Pérez
Para muchos montoreños, las navidades pasadas habrán sido unas Navidades más; con comida familiar, días de fiesta, regalos a mayores y pequeños, e incluso los más afortunados con comida de empresa o trabajo. Pero tenemos la obligación moral de mirar al pasado reciente y echar la vista atrás sólo unas pocas décadas para encontrarnos las Navidades más tristes y diferentes que ha habido nunca en Montoro. En las navidades de 2011 se cumplieron setenta y cinco años del mayor trama humano colectivo del que se tiene noticia en la ciudad de Montoro; este fue la evacuación desordenada y caótica de toda la población de Montoro por las tropas republicanas en las vísperas y frías Navidades de 1936. 

Por su relativa cercanía generacional, muchos de nosotros (montoreños actuales), tenemos sólo algunas referencias de esta tragedia; nuestros abuelos, padres o familiares de edad avanzada, han querido dejarnos constancia de forma oral de las penalidades que sufrieron en esas fechas tan complejas y dramáticas para España, como fueron aquellos primeros compases o meses de la Guerra Civil española. Llegar a ese extremo fue posible por unos gobernantes incapaces de hacer convivir a todos los españoles y unos militares intransigentes y fanáticos, pero con la única consecuencia directa "como en todas las guerras" del sufrimiento del pueblo español, tanto de un bando como del otro.
Vista general del pueblo de Montoro. Enero de 1937.
Fuente: Foto Serrano. Recorte de prensa. FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
De sólo imaginar el panorama de cientos de montoreños, incluidas personas de avanzada edad, mujeres embarazadas y niños pequeños saliendo de Montoro y repartiéndose por esos fríos campos en plena Nochebuena pasando un frío, hambre y miedo horrorosos, se me encoje el alma. Personas andando en grupos formando un auténtico río humano y llevando sobre sus castigados y sufridos cuerpos lo más imprescindible para el camino y para su futura subsistencia, algunos a lomos de animales, otros en carros y los más privilegiados ayudados de camiones o trenes. Para colmo de males, estas gentes indefensas eran atacadas y hostigadas por la aviación nacional de trecho en trecho, complicando el avance penoso por esos caminos polvorientos.

  Recuerdo ahora al escribir estas líneas las palabras de por ejemplo; Diego García Solaz, Antonio Román Molina, Anita Madueño Romero, Manuel y Bernarda de la Cruz Luque, Teresa Cañas, mi tía afectiva Ángeles Alba o del mismísimo Miguel Romero Esteo, así como de mis propios Padres y tantos otros que me han relatado los recuerdos dramáticos que tenían clavados en sus memorias infantiles. Unos perdieron a su padre en las tapias del Cementerio de la Venta del Charco cuando eran unos niños; otros durmieron bajo el puente Romano de Andújar; otros se hacinaban en el Molino del Ciprés en la Nava, en el lagar de Paco Pérez en la Encarná, o en el Molino de Herrera en Santa Brígida; otros llegaron a Cardeña o Fuencaliente donde sus habitantes tenían orden de acogerlos como fuera; otros pasando mucho miedo en el pajar de San Camilo en el Charco el Novillo arropados por su madre aguantando las impertinentes amenazas de los militares; otros en trenes repletos de gente y a cada trecho bombardeados camino de poblaciones jiennenses y manchegas; otros con niños pasando un frio enorme que les dejó secuelas para toda su vida y todos absolutamente todos pasando mucha hambre que recordaran y recordarían siempre…. 
Evacuación de Cerro Muriano. Robert Capa
En fin un trama humano de primera magnitud del que todas las familias montoreñas y sus descendiente actuales tienen un pedacito grabado a fuego en sus memorias; aunque debido al paso del tiempo, poco a poco vamos olvidando, pero que será mejor no volver  a repetir por el bien de todos.
Para ilustrar el recordatorio nefasto de esta horrible evacuación de Montoro del que se cumple a lo largo de todo este año de 2012 su 75 aniversario, sólo rescatar algunos datos de la época y un raro y único testimonio personal, escrito por un protagonista de excepción:

En la Evacuación de Montoro en la Navidad de 1936, las milicias de la FAI y algunos incontrolados dieron muerte a 33 personas, entre ellas ocho mujeres (1). Fueron los últimos paseos (2), tratándose en muchos casos de vecinos que se opusieron a la evacuación, entre los días 21 y 24 de diciembre”. 
Montoreñas al final de la actual Calle Doctor Fleming, llegando ya a la actual glorieta, regresan a Montoro.
Fuente: Foto Serrano. Recorte de prensa. FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
Tomaré también prestadas unas palabras de primera mano del escritor y dramaturgo montoreño Miguel Romero Esteo (3), para intentar describir lo que debieron ser aquellos duros días para la población civil montoreña, están escritas en el estilo inconfundible de nuestro paisano, quizás sean unas de las pocas escritas que se conservan de este drama humano, sirvan como recordatorio de lo que debieron sufrir los montoreños que les tocó vivir esas Navidades especialmente niños y ancianos de hace ahora 75 años al ser brutalmente despojados y arrancados de sus hogares en uno de los inviernos más crudos del que se tiene noticia, y en unas fechas tan señaladas, dicen así:
Y en la víspera de la Navidad vienen unos milicianos que van de casa en casa, y avisan que hay que orden militar de tener que evacuar todo el pueblo, y que al que se quede los militares republicanos van y lo fusilan. Así que entre hipos y lágrimas, todas las mujeres de la casa van liando entre mantas y colchas un buen montón de bártulos. Y en mitad de la noche de Nochebuena salimos del pueblo, y nos vamos todos andando camino de la sierra, incluidas abuela Ana y Chacha Teresa que ya eran dos ancianas. Y por veredas y trochas llegamos al lagar de los primos, y allí no pegamos ojo entre zambombazos que llegan del pueblo. Luego, al día siguiente, seguimos andando carretera adelante. De pronto asoman unos aviones, y hay que tirarse a la cuneta con los bultos porque los aviones venían ametrallando como demonios a todo el río de gentes evacuadas que íbamos subiendo por la carretera. Así que vuelta a caminar otra vez por veredas y trochas […] total , que andando, andando, ya nos habíamos atravesado la sierra y estábamos en Fuencaliente…”.
NOTAS
(1)Una de ellas fue arrojada por los milicianos por el Puente Mayor de Montoro y devorada por los cerdos durante días hasta dejarla en los huevos.
(2)Del bando republicano en Montoro. Por otra parte hay que tener muy presente que después el bando vencedor vergonzosamente siguió con estos “paseos”, incluso muchos años después de terminada la guerra, en un acto de reconciliación difícil de entender y ante la pasividad de todos los países teóricamente democráticos, justo es decir que coincidió con momentos muy difíciles para todos ellos.
(3)Nació en 1930 y por lo tanto tenía sólo 6 años de edad, pero que con su memoria y mente privilegiada recuerda perfectamente lo sucedido.

*Sería interesante intentar recopilar por escrito con los máximos detalles posibles todos los testimonios que aún se nos puedan ofrecer de primera mano relativos a esta evacuación de la población civil de Montoro en las Navidades de 1936 en boca de sus protagonistas o descendiente más directos, porque parece que fotografías no existen, cosa bastante extraña, o aún no se han localizado. Todo con el único y noble objetivo de tener presente nuestro pasado reciente, para recordarle a las generaciones presentes y futuras los errores cometidos en el pasado y no repetirlos nunca más. Tenemos entre todos que truncar lo que dijo Lord Bayron en uno de sus más famosos aforismos, que tristemente se cumple más de lo que debería: “El mejor profeta del futuro es el pasado”, aplicable a todos los órdenes de la vida, incluida la actual y repugnante crisis financiera rastreable en el “Crack de 1929”.

4 comentarios :

  1. FRANCISCA TORRERO23 de mayo de 2013, 14:01

    Mi padre JUAN TORRERO POBLETE, nos contaba como la navidad del 36 toda su familia tuvo que salir del pueblo huyendo, a el le cogió en el molino de un familiar, y cuando intentó volver a casa, se encontró que ya todos se habían marchado, nos contaba que se escondió de las tropas facístas y que tuvo la suerte que la tropas republicanas lo encontraron y estuvo con ellos durante 7 meses,durante los cuales estuvo sin saber nada de sus padres. Gracias a que su hermano mayor estaba en aviación del ejercito republicano, pudieron dar con él cuando estaban a punto de embarcarlo en un barco en Valencia, juntos a otros niños que iban a ser enviados para Rusia. El contaba entonces con 11 años, y el día que volvió a encontrarse con ellos, creo que entonces estaban en Andujar, a donde habían huido sus padres, su madre y su abuela se lo comían a besos. Para mi padre, este episodio de su vida, le marcó para siempre, tuvo que ver muchas cosas que un niño de su edad no tendría que haber visto ni vivido. Todo esto, nos lo contó muchísimas veces a lo largo de su vida, y parecía que al contarlo poco a poco se iba quitando un peso que había ido aguantando durante muchos años. Espero que todas estas vivencias de nuestros padres o abuelos nos sirvan para que no se vuelva a repetir otra cosa así en la historia de España.

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  2. Me piden que haga una aclaracion sobre este relato. Las tropas "fascistas" nuncaósobrepasaron el Guadalquivir, por consiguiente. no llegaron más alla del molino Jaro. Por orden expresa del gral. Queipo de Llano, no debia superarse la linea natural de defensa por trinchera que del rio Guadalquivir. Solo rebasado cuando se tomo lo que ahora se llama "los pinos del Retamar", por el batallón Baturone de infanteria de marina, a las ordenes del comandante Conforto- Lease la cronica de operaciones del Ejercito del Sur. Tan terminante era la orden de no salir de la linea de trincheras, frente a la ermita de Sta.Ana, que los voluntarios que quisieron buscar a sus familiares refugiados tras "la huida", lo hicieron con pertrechos militares, pero sin cobertura logistica de combate.

    Este relato esta recogido en memorias personales de una familia de refugiados, y corraborado por el diario de operaciones del cuartel gral. de Q. de Llano en Sevilla.



    NB al mantenedor de este blog.
    Por expreso deseo de un superviviente de estos hechos, ruego no se omitan de su publicacion. Ya que su lectura pudiera servir de alivio, como al relator, a otros coetaneos contra la terrible enfermedad de alrcehimer.
    En cuanto a mi identidad, NARCISO ALVARES, poco ha de significarle.
    GRACIAS

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  3. Buenas tardes Narciso, gracias por tu comentario. Siempre estamos abiertos a todo tipo de comentarios y aportaciones y ninguna se censura.


    Me gustaría que te pusieras en contacto conmigo a través del correo pasionpormontoro@hotmail.es


    Un saludo

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  4. Me llamo Inmaculada y tengo 33 años. Soy bignieta de un combatiente Republicano de Montoro que lucho en la guerra civil y en el 44 fue fusilado.
    Estoy reconstruyendo su historia y la de sus hijas. Cuando me nombran Montoro... me llena de orgullo y me emociono recordando a mis familiares.
    El se llamaba Antonio José Castillo Benavides y sus dos hijas hijas Catalina y Bernarda Castillo Fernandez. Solo una de ellas vive.
    Un abrazo.

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