LO MEJOR DE LA SEMANA

viernes, 25 de enero de 2013

Las figuras vivientes de la Semana Santa de Montoro: apóstoles, sibilas, virtudes teologales, sentencieros, Imperio Romano y El Sermón del Paso

Sermón del Paso en Montoro. Fuente: Pedro Majuelos Martos
Publicado originalmente en la Revista Cruz de Guía

José León Solís
La Semana Santa de la centuria del quinientos se caracterizaba por un orden de austeridad, silencio, meditación y práctica de la disciplina pública. La cofradía pasionista montoreña de la Sancta Vera Crux de Jesucristo de Montoro, cuyas reglas datan de 1554, también se caracterizaba por la seriedad, esmero y disciplina pública en la procesión del Jueves de la Cena del Señor. El Sermón de las Siete palabras y el Acto del Descendimiento con los sermones se representaban en el interior de los Templos, bajo el control del clero. En la época barroca la teatralidad religiosa se traslada a las calles y plazas, convirtiendo al pueblo en actor central que introdujo elementos populares que se alejarán paulatinamente del control del clero.

Reglas de la Cofradía de la Santa Vera Cruz
de Montoro. Fuente: José Ortiz García

La religiosidad popular alcanzó gran fuerza a partir 1650 y en muchos lugares gozó del agrado de las elites. No obstante, la postura adoptada por los prelados de regular la vida religiosa de su diócesis basándose en los cánones tridentinos implicó el continuo recurso a los decretos episcopales enfrentándose a una religiosidad popular que pretendía erradicar. Esta situación se acentuó con el posterior racionalismo de muchos hombres de iglesia, quienes reaccionaron contra una religiosidad atenta a lo externo y que pese a ello fueron incapaces de imponer un control efectivo.

La sociedad española del siglo XVII se incorporó a la cultura moderna de una manera peculiar en una Europa en la que rige un catolicismo renovado y una filosofía tradicional cristiana revitalizada. Una potente neoescolástica deslumbró en las universidades europeas. Sánchez Herrero señala que desde finales del siglo XVI la sociedad española entró en una nueva época, conocida como el Barroco, que se caracterizaba por ser un modo de vivir brillante y ostentoso, que influyó en todos los aspectos de la vida y también en las manifestaciones de religiosidad popular[1].
El siglo XVII constituye el periodo de esplendor del Barroco influenciando en todas las costumbres y tradiciones de los diferentes pueblos de la geografía peninsular, influjo que también alcanzó al arte, al pensamiento y al hecho religioso imprimiendo sello particular a la Semana Santa. El barroco marcó definitivamente la forma de representación de la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Bordados del manto de la Virgen de los Dolores. Año 1783.
Fuente: Pedro J. Delgado. 2012

Las Estaciones de Penitencia se convierten en fastuosos desfiles con la introducción de elementos estéticos como las bocinas o trompetas anunciadoras de la procesión, cubrerrostros, música de capilla, tallas de pelo natural y pestañas postizas para impregnar a las Imágenes de un aspecto más humano para llamar a la devoción de los fieles, sin perder su Divinidad. Las Dolorosas[2] se visten con brocados, mantos suntuosos y lujosas joyas; se introducen en los pasos de las Dolorosas los palios hasta entonces utilizados por las cofradías de Gloria y los palios de respeto detrás de los pasos cristíferos, como fue en nuestro caso el palio de respeto del Nazareno de la Cofradía de la Confraternidad de Nuestro Padre Jesús del Calvario y de Jesús Orando en el Huerto los Olivos; como lo prueba la escritura de obligación, otorgada ante el escribano Sebastián de Torres Pardo Hidalgo el Miércoles Santo 30 de marzo de 1798, por la que los cofrades de la Compañía de Nuestro Padre Jesús del Calvario se obligan, con ciertas condiciones, a prestar su palio a los cofrades de de la Compañía de la Oración del Huerto de la Cofradía de la Vera Cruz. 

Es la época en la que se incorporan a los cortejos procesionales las figuras vivientes de los Apóstoles, Virtudes, Sibilas, soldados romanos y la representación en las plazas de pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento como el Sacrificio de Isaac, el Sermón del Paso o el Prendimiento, cuya historia y pervivencia en la Semana Santa montoreña constituye nuestro objeto.
-Los Apóstoles y discípulos del Señor.
El apostolado nace con Jesús, sus apóstoles y discípulos, o con María y los apóstoles reunidos en el cenáculo después de la muerte y resurrección de Jesús que ha llegado hasta nuestro días. Uno de los actos centrales de la Semana Santa lo constituye los Oficios del Jueves Santo conmemorativos de la última cena en la que Jesús instituyó la Eucaristía. En 1215 en el IV Concilio de Letrán, el Papa Inocencio III estableció la “Comunión Pascual”, instituyéndose el carácter oficial y universal del Pan Bendito. No obstante, será el Concilio de Trento el que establezca la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía en virtud de la transubstanciación del Pan y el Vino en su Cuerpo y Sangre. Felipe II instó a los prelados a cumplir con los decretos tridentinos, decretando los titulares de la mitra en los concilios provinciales el modo de celebrar el Corpus Christi, así como la forzosa erección de Monumentos de Semana Santa. En un texto fechado en 1684 y escrito por Melchor de Cabrera Núñez de Guzmán, se regulan formalidades de la procesión del Corpus de Granada.

“Manifiesto en que el Ilvstrissimo Señor don Fray Alonso Bernardo de los Ríos y Guzmán, Arçobispo de Granada, Funda, que el llevar en la procesión del dia del hábeas silla, almohada y lienço,[...] y ocupar el clero frente de la Custodia, y Tabernáculo, es ceremonia observada de tiempo inmemorial, confirmada por la sede apostólica, y declaración de la Sagrada Congregación de Ritos”

Dibujo a plumín de un apóstol montoreño.
Fuente: Archivo José León Solís. 1920

El origen de las figuras representativas de los apóstoles se remonta al siglo XVII como elementos del barroco, representados por personas del pueblo llano realizando en los Oficios del Jueves Santo el acto del Lavatorio de Pies, siguiendo el Evangelio de San Juan, en conmemoración de la Eucaristía instituida por Cristo en la “ In Cena Domini”



La historia de la Semana Santa montoreña, como expresión de la religiosidad popular, se ha fraguado a lo largo de los siglos gracias al empuje del pueblo que la ha transmitido de generación en generación. Como factor esencial de su pervivencia, debemos destacar la transmisión de la tradición de padres a hijos, no solo en el conjunto sino también en elementos más singulares como el puesto o lugar que cada individuo ocupaba en los desfiles procesionales. A modo de ejemplo traemos a colación el recitativo de la Sentencia de Pilato, el Decreto de Dios Padre y la Confortación del Ángel en el Sermón del Paso o el vano, sitio o puesto en las andas para llevar a la Imagen a la que se tenia especial devoción; como puede comprobarse con la escritura de donación de 1794 por la que Antonio de Mora cede a Bartolomé del Castillo el “vasno”[3] o puesto en el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Humildad de la Cofradía de la Vera Crux, o en el testamento de 1794 de Antonio Alcayde, el mayor, por el que nombra sucesores de su vano de Padre Jesús del Calvario, Señor del Huerto de los Olivos, la Verónica y Nuestra Señora de la Angustias. 

Procesión del Nazareno a su paso por la Plaza del Charco de Montoro, en la parte inferior se pueden observar algunas
figuras viviente desaparecidas actualmente. Fuente: Archivo José Meroño Pérez. Fines S.XIX Fototeca Pasión por Montoro

La tradición de los Apóstoles y discípulos también gozó de esta sucesión de padres a hijos en el puesto como lo evidencia esta manda testamentaria de 1787: 

“[ ...] le mando al referido Juan de Lara, mi hijo maior,[...] el puesto de discípulo que tengo para salir en las procesiones de Semana Santa de esta villa con su túnica y capillo que para el tengo[...].”


Del documento se colige que su origen se sitúa en el siglo XVII por la transmisión de padres a hijos. También obtenemos una idea aproximada de las vestiduras utilizadas en aquella época: túnica, posiblemente blanca, capillo y con toda probabilidad calzando sandalias. 

De su participación en la procesión de Padre Jesús y de algunas de las personas que los representaban, tenemos constancia documental por nota marginal de un acta de 1698 de la Cofradía de Padre Jesús Nazareno. 

“[...] Calero, San Juan; Serrano, San Marcos; Madueño, San Mateo; Higuera, San Lucas [...]”.


Como en otras poblaciones de la diócesis cordobesa, los apóstoles cubrían el rostro con una careta ahuecada y una diadema en la que iba escrito el nombre del apóstol que representaba. La figura Judas ó Judillas, como se le nombra en varias ocasiones en el libro de la Cofradía de Jesús Nazareno, carecía de diadema llevando el nombre del apóstol sobre el pecho, con el pelo más corto y raído en expresión de ridiculizarlo como ejemplo moralizador. Tenemos constancia por fotografías de los iniciales años de siglo XX de la presencia de Judas Iscariote en la procesión del Nazareno. Por información oral sabemos que en el primer tercio del siglo XX el apóstol Pedro portaba en sus manos una bandeja de plata sobre la que reposaba un pañuelo blanco y unas llaves.[5]

También tenemos constancia en los años veinte de la pasada centuria de la pervivencia del lavatorio de pies, de los discípulos y apóstoles, del abrazo de los apóstoles ante el Cristo de la Humildad en el Portichuelo, del abrazo de los Discípulos en el Sermón del Paso, del prendimiento, coros, sentencieros y romanos, como lo ilustran documentos gráficos y literarios como estos versos de Antonio Jiménez de González[6].

Asimismo el abrazo he compartido 

dado en la Plaza por aquellos otros 

<< discípulos>> sin par de tus Doctrinas, 

quienes dicen al verte cual caminas: 

<< Que la paz del Señor sea con nosotros>>. 


Sigamos a Jesús 
..... 
¡ Discípulos, cofrades y romanos, 
que le adoráis cual yo, con grato anhelo! 

Evocación 
..... 
Tras el acto de HUMILDAD, 
que el LAVATORIO nos muestra, 
y que con frase maestra, 
Llena de sinceridad, 
Evangélica, sin tacha, 
escuchamos con halago, 
yo me trasladé a Santiago, 
y, después, a la Coracha.
  .... 

¡ no olvidemos jamás, que el lazo 

que unifica toda unión, 

sólo lo estrecha el abrazo 

que ante Jesús amarrado 

en el PORTICHUELO[7] invocáis, 

que su Amor nos dio de grado, 

no obstante de que sabía, 
que el << Cuerpo Romano >>, a poco, 
sin causa le prendería! 
Así, cuando, atribulados, 
Vuelven de nuevo a estrecharse, 
¡ nos dicen que el pecador 
en este abrazo de amor 
debe por siempre inspirarse. 

En la Semana Mayor. 
..... 
De Apóstol, como en tiempos, te he seguido 
el Jueves, ¡ oh Jesús!, con mis paisanos, 
y en el Charco después, por los << Romanos>>, 
prender también te ví, Jesús querido. 
Asimismo el abrazo he compartido 
Dado en la Plaza por aquellos otros 
<< discípulos>> sin par de tus Doctrinas, 
quienes dicen al verte cual caminas: 
<< Que la paz del Señor sea con nosotros>>. 

Agrupación de Apóstoles de Montoro en 1960. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro

La contienda civil supuso la destrucción del patrimonio de las cofradías, de sus imágenes. Reorganizadas en la década de los años cuarenta y cincuenta de la pasada centuria, era necesario recuperar progresivamente viejas y arraigadas tradiciones de la Semana Santa montoreña. Una de estas tradiciones fue el acompañamiento del Cristo de la Humildad por la desaparecida Agrupación de Apóstoles y Discípulos del señor. En 1956 los apóstoles entran en escena realizando su primera salida en la tarde del Jueves Santo vistiendo túnica blanca, peluca de esparto, corona simulada de espinas y portando en su mano derecha un crucifijo y en la izquierda una calavera, como los desaparecidos apóstoles anteriores a la contienda civil, realizando en la plaza del Charco el acto del abrazo de los apóstoles y el posterior prendimiento; la tradición del beso de judas se recuperará años más tarde como veremos más adelante. Esta Agrupación volvió a desparecer en los años posteriores.

Apóstoles con la idumentaria utilizada a partir de 1960.
 Fuente: Archivo José León Solís. Años 60

La Agrupación de Apóstoles y Discípulos del Señor se reorganizó definitivamente en el año 1960 en el seno de la Cofradía de la Vera Cruz con la ayuda de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, siendo sus componentes Francisco González, José Montero, Tomás Montero, Juan González, Diego González, Manuel Cabrera, Antonio González, Bartolomé González, Pedro Rojas, Alfonso González, Pedro Rodríguez y Marcial López[8]. Por fotografías de la época, información oral y por el Periódico Montoro, Suplemento Extraordinario de Semana Santa de 25 de marzo de 1972, editado por el Ayuntamiento de Montoro, nos ha quedado constancia de sus vestiduras: túnica blanca, banda de diversos colores, calzando sandalias y portando sobre el lado izquierdo del pecho el nombre representativo del Apóstol, un crucifijo y un rosario.

“Jueves Santo. Lavatorio. Los Apóstoles están representados por montoreños, vistiendo túnicas blancas y bandas de diferentes colores, calzando sandalias de correa, y llevando en la mano crucifijo y rosario”. [9]

Sus intervenciones comenzaban el Domingo de Ramos con la Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, fundada en 1943, continuando el Jueves Santo en el Lavatorio de Pies en la Parroquia de San Bartolomé para posteriormente acompañar al Señor Orando en el Huerto de los Olivos hasta la Plaza de Abastos y al Señor de la Humildad, Señor del Prendimiento, antes del abrazo en la Plaza del Charco.
Cena de los apóstoles 1969 junto a Don Constantino y Don Antonio Aguilar.
Fuente: José León Solís. Fototeca Pasión por Montoro

Tras el beso de Judas Iscariote recuperado en los años setenta a propuesta del Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen el Reverendo padre don Antonio Aguilar de la Fuente seguido por el también Párroco de la iglesia de San Bartolomé el Reverendo padre don Constantino Calle Plaza. Finalizada la procesión de la Vera Cruz celebraban en la casa parroquial de la Parroquia de San Bartolomé la cena pascual. En la mesa presidida el párroco de San Bartolomé don Constantino Calle González y don Antonio Aguilar de la Fuente se sentaban los doce apóstoles. 

El periódico Oleastrum nos aporta la siguiente anécdota: cuando Judas Iscariote va a darle el beso a Jesús, una mujer que estaba cerca de la Imagen grita: traidor.[10].

El final del siglo XX supuso para la Semana Santa de Montoro un profundo cambio, manteniéndose su estructura en lo esencial. Este periodo coincidió con profundos cambios de orden político, económico y social. Hoy, desde la perspectiva del tiempo, podemos decir que fue común denominador en la Semana Santa andaluza, fundándose nuevas cofradías e impulso de las que estaban próximas a su desaparición. Son muchos los factores que influyeron en este renacer, no coincidentes con una época crisis religiosa, dándose el fenómeno quizá contradictorio de producirse en una época en la que comienza a regir un Estado aconfesional propio de una sociedad democrática con un Estado laico, basado en la libertad religiosa y de culto amparada en el artículo 16 de la Constitución de 1.978. A partir de 1980 al incorporarse a las distintas Hermandades y Cofradías la juventud montoreña, ayudada por quienes les precedieron, se inicia un renacer de la Semana Santa de Montoro.
Beso de Judas del año 2001. Fuente: José Meroño Pérez. Fototeca Pasión por Montoro

En este nuevo marco socio-político es cuando comienza a marcarse con mayor ímpetu el cambio de la Semana Santa. Sin embargo, los Apóstoles, únicas figuras vivientes, con excepción de los romanos, representativas de la Pasión estuvieron a punto de desaparecer. La Agrupación de Hermandades y Cofradías presidida por don Manuel de la Cruz Luque confeccionó nuevas vestiduras consistentes en túnicas blancas, bandas sobre el pecho de color verde, y ovalo con el nombre del Apóstol. Pero el signo evidente de su práctica desaparición tuvo lugar en el año 2001, en el tan solo hizo acto de presencia en la plaza del Charco para el acto del Prendimiento la figura representativa de Judas Iscariote para llevar a efecto el beso de Judas. En el año 2002 no tuvo lugar tan significativo acto de la Semana Santa montoreña.

La Semana Santa de Montoro, declarada por la Consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía en 1998 Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, contaba como última reminiscencia de la época barroca con las figuras vivientes representativas de los Apóstoles y de los romanos, no obstante la revitalización de los últimos años del pasado siglo XX nuestra Semana Santa las figuras vivientes de los Apóstoles montoreños quedó en el olvido.

Apóstoles reorganizados en el año 2003 acompañando a la Cofradia de la Santa Vera Cruz. Fuente: Archivo José León Solis

El 2 enero de 2003 en el domicilio del cofrade Manuel León Cañete, fallecido en el año 1998, sito en la calle Álvaro Pérez nº 20, se reunieron Bartolomé Castillo Román, Miguel Bravo Gamero, Bartolomé Moreno García, Diego Ruiz Fernández, Gonzalo Magdaleno Payan, Antonio Manuel Cabrera Gómez, José Notario García, Pedro Gutiérrez Sánchez, Rafael León Solís, José León Solís, Jesús León Solís y Fernando León Solís, con el fin de recuperar esta tradición que estaba destinada a su desaparición. Como primer objetivo acordaron la confección de unas nuevas vestiduras fiel reflejo de las usadas en la época en que los Apóstoles acompañaron a Nuestro Señor Jesucristo. Para recabar los fondos necesarios se realizó la rifa de un cuadro pintado y donado por Martín González Laguna, autor entre otras obras importantes de las esculturas representativas de un faneguero y una faneguera que hoy lucen esplendorosamente en el Puente de las Donadas. El patrocinio de los gastos de las papeletas de la rifa lo realizó Pedro Serrano Osuna " CONFECCIONES SERRANO". Igualmente contribuyeron el Excmo. Ayuntamiento de Montoro y la Agrupación de Hermandades y Cofradías. La nuevas vestiduras fueron confeccionadas por la modista montoreña Dolores Montero Valderrama con el diseño de Rosa González Majuelos. 


Apóstoles durante los Oficios del Jueves Santo. 2004
Fuente: Archivo José León Solís
Las diferentes telas de muselina color crema claro fueron adquiridas en Confecciones Serrano y el resto en establecimientos de Málaga y Madrid. Para la celebración de la Cena Pascual del Jueves Santo conmemorativa de la Ultima Cena que Nuestro Señor Jesucristo celebró con sus Apóstoles se adquirieron copas y platos de barro. Asimismo se confeccionó una vestidura para el niño Rafael Merino León que representa al Discípulo Matías. Donada y confeccionada por Rosa González Majuelos. El Domingo de Ramos de 2003, a las ocho de la mañana se reunieron en la calle Álvaro Pérez nº 20 Montoro los componentes de la Agrupación de Apóstoles y Discípulos del Señor para en acto solemne de investidura tomar las nuevas túnicas y nombre del apóstol representado, vestiduras que todos los años prepara y tiene a punto Isabel Solís García. Siendo en aquel año los nuevos miembros de la Agrupación y apóstol al que representan:




   Apóstol Bartolomé                    Bartolomé Castillo Román.

            Apóstol Juan.                           Diego Ruiz Fernández.

            Apóstol  Pedro                           Bartolomé Moreno García.

            Apóstol Andrés.                        José León Solís

            Apóstol Judas Iscariote.             Jesús León Solís
            Apóstol Judas Tadeo                 José Notario García
            Apóstol Mateo                          Pedro Gutiérrez Sánchez
            Apóstol Santiago el Menor         Fernando León Solís
            Apóstol Santiago el Mayor         Rafael León Solís
            Apóstol Felipe                          Gonzalo Magdaleno Payan
            Apóstol Simón Zelote                Antonio Manuel Cabrera Gómez
            Apóstol Tomas                         Miguel Bravo Gamero
            Discípulo Matías                      Rafael Merino León

A continuación se trasladaron a la Ermita de Santa Ana para acompañar con palmas al Señor de la Borriquita, palmas que fueron donadas por la Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, que también ayudó económicamente para la recuperación de esta tradición.
Monumento al Stmo. Sacramento San Sebastián
Fuente: Juan Carlos Albuera Morales
En los Santos Oficios del Jueves Santo, celebrados en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé y oficiados por el Reverendo Cura Párroco Don Rafael Rabasco Ferreira, se representó el Lavatorio de Pies con asistencia del Iltre. Señor Alcalde Don Antonio Sánchez Villaverde y la Sra. Concejal de Cultura Doña Ana Romero Obrero, miembros de la Corporación Municipal, Presidentes de Cofradías, entre los que se encontraba Don Bartolomé Calleja Ortiz Hermano Mayor Presidente de la Cofradía de la Vera Crux y un numeroso grupo de fieles. Finalizados los Santos Oficios los miembros de la Agrupación junto con el Reverendo Cura Párroco de San Bartolomé y acompañados por el Hermano Mayor Presidente, Hermano Mayor de Estación de Penitencia, Seises y Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Crux se dirigieron a la Iglesia de Santiago para la salida procesional. Los Apóstoles acompañaron a la Imagen del Santísimo Cristo Orando en el Huerto, hasta la Plaza de El Charco desde donde acompañaron a la Imagen de Santísimo Cristo de la Humildad, celebrándose el Abrazo de los Apóstoles y el canto del Benedictus por el Piadoso y Antiquísimo Coro de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. Al paso de la Cofradía de la Vera Crux por la Ermita de San Sebastián los Apóstoles visitaron y oraron ante el Monumento al Santísimo.

Beso de Judas al Señor de la Humildad de Montoro. Años 80
Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
Como hecho novedoso para la Semana Santa, antes del Acto del Prendimiento el Sargento de Granaderos del Imperio Romano Juan Ayllón, en presencia de Oficiales, se realizó el acto simbólico de la entrega de las treinta monedas a Judas Iscariote. Posteriormente, a la hora de costumbre, se realizó el Beso de Judas y Prendimiento al Cristo de la Humildad por el Imperio Romano. Realizado el Acto del Prendimiento los Apóstoles se retiraron a orar ante el Monumento al Santísimo de la Iglesia del Nuestra Señora del Carmen. Los Apóstoles acompañados del Discípulo Matías y de los Reverendos Padres Don Antonio Aguilar de la Fuente Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y Don Rafael Rabasco Ferreira Párroco de la Iglesia de San Bartolomé celebraron la conmemoración de la Cena Pascual en la que se dio lectura por el Discípulo Matías al Evangelio de San Juan. Finalizada la Cena Pascual los Apóstoles concurrieron a orar ante el Monumento de la Iglesia del Hospital de Jesús Nazareno, dando así por finalizada su intervención en la Semana Santa del año 2003[11]. 

El Prendimiento de Jesús constituye el Primer Misterio Doloroso de la Pasión de Cristo. En el año 2004 a iniciativa del Reverendo padre don Antonio Aguilar de la Fuente párroco de Nuestra Señora del Carmen, se celebró por primera vez en la Semana Santa montoreña, antes del acto del beso de Judas y Prendimiento de Jesús, el Sermón del Prendimiento en el que el predicador el momento de la pasión en que Jesús es traicionado con un beso y prendido por la cohorte de los soldados romanos. En el año 2006 la Agrupación de Apóstoles y Discípulos del Señor estrenó insignia con los símbolos de los peces y la red realizada en cuero repujado por Miguel García Delgado, incrustada en óvalo y varal de madera en madera de cedro tallado por el insigne cordobés Andrés Valverde Luján.
-Las Virtudes Teologales. 
Imperio Romano de Montoro y al fondo la antigua imagen de San Juan Evangelista. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
No han pervivido las figuras representativas de las virtudes teologales, Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Ni por constancia gráfica ni documental podemos determinar como se las representaba en la Semana Santa de Montoro, al menos se desconoce hasta la fecha. No obstante, por información oral sabemos de su presencia en la procesión de Padre Jesús Nazareno. Aunque en el álbum fotográfico de la antigua Semana Santa de Montoro publicado por la Cofradía de la Penas se nos identifica a pie de página de una fotografía a una de la Virtudes vestida de negro, entendemos que es errónea esta identificación, no solo por carecerse de información veraz sobre sus vestiduras, sino también porque el traje y largo pañuelo negro era propio de las mujeres de la época, como puede comprobarse en numerosos documentos gráficos de la época.
-Las sibilas
Detalle de las sibilas y apóstoles durante la mañana del Viernes Santo en la Plaza del Charco
Fuente: Archivo José Meroño Pérez. Fototeca Pasión por Montoro

Los Profetas y Sibilas testimonian la constante espera de la Redención por la humanidad. Los Profetas anticiparon la venida de Cristo para el pueblo de Israel. Las Sibilas, aun perteneciendo al mundo pagano, también se les representan con dotes adivinas de la espera de la Redención. Generalmente se han identificado las siguiente Sibilas: Pérsica, Líbica, Délfica, Ciumeria, Eritrea, Sania, Cumana, Helespontia, Frigia, Tiburnina, Agripa y Cimea. 

Las figuras de las Sibilas estaban representadas en la Semana Santa de Montoro por niñas vestidas de traje blanco portando sobre sus manos flores blancas, símbolo de pureza, y sobre sus cabezas una corona de flores. De su presencia, vestiduras y atributos tenemos constancia documental gráfica en la mañana del Viernes Santo en la procesión de Padre Jesús.
-Los Soldados romanos
Los soldados romanos de Montoro, constituye uno de los elementos más singulares y característicos de la Semana Santa montoreña que ha pervivido sin interrupción a los largo de los siglos, salvo el paréntesis de los años 1937-1939 provocado por la guerra civil. Popularmente se le conoce como Imperio Romano de Montoro, si bien, desde el siglo XVIII tomo el titulo de Compañía de Romanos de Montoro. Hoy el cuerpo del Imperio Romano, a las ordenes de un Comandante, está formado por cuatro escuadras de gastadores, banda de cornetas y tambores, Cuerpo de mandos con las tradicionales insignias de la Bandera, la Pajarita, denominada en otros lugares senatus por llevar impreso el titulo SPQR y el cuerpo de granaderos con el mando peculiar propio del cabo de cola.
Romanos junto a la bandera del Imperio en 1929. Fuente: Archivo Paco Jurado Mialdea. Fototeca Pasión por Montoro 

Su origen podemos situarlo a mediados del siglo XVII como elemento propio del barroco. Aunque no se han conservado documentos que nos puedan datar la fecha exacta de su incorporación en los cortejos procesionales, si contamos, por ahora, con la única información documentada por un acta de 1694 de la Cofradía de Padre Jesús Nazareno en la que el Vicario solicita al Hermano Mayor, ante los escasos romanos que asisten a la procesión, un incremento en su número para mayor esplendor pero sin la costosa obligación de darles comida y otros agasajos. Juan de Obejo se ofrece al incremento de soldados romanos con la única exigencia de que la cofradía proveyera de cera a sus hijos y a los hijos de los participantes, a excepción de la obligación de dotarles de comida a los pates de mingala.
Imperio Romano de Montoro en la mañana del Viernes Santo. Años 40.
Fuente: Archivo José Meroño. Fototeca Pasion por Montoro

“[...]se propuso [...] como el número de soldados que salen asistiendo en esta cofradía el Viernes Santo de mañana es mui corto i [...] que[...] al solicitar el que salgan assistiendoles con darles de comer i otras propinas que se dan a los pates de mingala i gineta i tambor y por que ha llegado a noticia de su merced que Juan de Obejo[...] ofrece sacar para que assistan a dicha función una compañía de quarenta soldados sin que sea de obligación del hermano maior assistirles con cosa alguna[...].” 

Los pates de mingala ataviados con pieles de gineta[12] y tambor, portaban las insignias y estandartes de la cofradía de Padre Jesús. 

La insignia del águila de dos cabezas formaba parte del cortejo procesional de la cofradía de Padre Jesús, de cuya existencia tenemos constancia documental por los inventarios de 1680 y 1674 de la cofradía de Padre Jesús. “Otro pendón, digo estandarte, ympresas en el las águilas del ymperio romano.”

“Otro pendón pequeño con su asta, ympresas en el las águilas del imperio con dos cabeças, colorado”.

- Los sentencieros


Su origen se remontan al siglo XVII con el recitativo de la Sentencia denominada por tradición “La Larga”,[13] cantada antes de la guerra civil de 1936 por la Agrupación de Sentencieros en la madrugada del Viernes Santo en el Arco y el Castillito ante la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. El texto de la Sentencia estaba escrito en la llamada María, denominación derivada del asta rematada con la M símbolo de María. Tenemos constancia documental de su existencia por el inventario de 1682 de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno:
“[…] Un asta de madera donde esta escrita la Sentençia que se dio contra Jesús Nazareno.”
Entrada de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Delante del trono puede observarse "La María".
También destaca el desaparecido triunfo de la Inmaculada a la izquierda. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
Después de la contienda civil dejó de cantarse, siendo recuperada en 1991 en el seno del Piadoso y Antiquísimo Coro de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, gracias a Francisco Amate Lozano y Manuel León Cañete cuyo texto y canto conocían, quienes la transmitieron a los actuales miembros de la Agrupación de Sentencieros. En la actualidad se canta en el denominado Rincón de Olaya en la calle de la Coracha en memoria de Antonio Olaya que formó parte de esta Agrupación de Sentencieros y de los Coros de Padre Jesús.
“ Sentencia Larga”. 


Esta es la Justa Sentencia 
que del Tribunal se ordena 
del Presidente Pilato. 
Para escarmiento y en pena 
de este hombre sedicioso, 
fanático y blasfemo 
que dijo ser El Mesías 
que los judíos esperan. 
Afirmando ser su Padre 
el Señor de Cielo y Tierra. 
Siendo hijo de un José 
carpintero en Galilea 
y de una mujer llamada María, 
también de baja esfera. 
por conmover todo el Pueblo 
de Jerusalén y Judea. 
Por oponerse al Tributo 
que le es debido al César, 
al llegar en su osadía 
a la entrada rara y nueva 
que hizo en Jerusalén 
con palmas cual si el Rey fuera. 
Manda el Imperio Romano
que sea crucificado 
en el Monte de Justicia 
llamado Monte Calvario. 
que muera entre dos ladrones, 
maldecido y deshonrado. 
Y pues quien tanto mal hizo 
que con tanto mal acabe. 
Quien tal hizo 
que tal pague.
-El Sermón del Paso
El Auto se documenta por primera vez hacia 1330, como pieza religiosa compuesta en un solo acto, recogiendo los ciclos de Navidad y Pasión. Sus representaciones aumentaron a partir de 1550, cuando ayuntamientos y cofradías contratan actores profesionales, especialmente en la fiesta del Corpus. A finales del siglo XVI comienzan a denominarse «Autos Sacramentales» siendo en el Barroco cuando conocen todo su esplendor de la mano de autores como Lope de Vega y Calderón de la Barca. Estas representaciones fueron prohibidas en 1765 por considerarlas irreverentes.[14] Los Autos de Pasión representaban la conmemorar la vida pública de Jesús, los días previos al prendimiento, su pasión, muerte, resurrección y vida, remontando sus orígenes a los «Misterios» de la Edad Media, dentro de la tradición del teatro primitivo litúrgico, celebrado en las parroquias. La iglesia, en principio, limitó el papel de los fieles a la conmemoración litúrgica y la veneración de las imágenes, pero éstas fueron humanizándose, de manera que así se llegó a la representación en la que participaban clérigos y fieles.
Sermón del Paso de Montoro en los Años veinte. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro

Los investigadores manejan la hipótesis de que el «Auto de Pasión» deriva directamente de los tropos pascuales, creados en Italia sobre el siglo XI y desarrollados en Francia a finales del XIII. En España, durante la Edad Media, el teatro religioso floreció sobre todo en Cataluña y Valencia; en Castilla, sin embargo, el número de textos anteriores al siglo XV es muy reducido. Actualmente estas representaciones conmemoran momentos del «Misterio» que mayor mensaje teológico encierran: el Prendimiento, el Descendimiento, el Encuentro, el Lavatorio, Vía Crucis, etc. 

Estas representaciones se introdujeron con el paso de los años en el pueblo, olvidando su fin de adoctrinamiento y catequesis plástica. Sin embargo, una vez que el pueblo se incorpora como actor se convierte en una tradición de identidad local como es el caso del Sermón del Paso montoreño.

El término «Pasos» se refiere a los actos de representaciones escénicas y narraciones, que se hacen sobre los episodios más significativos de la Pasión. Esta tradición comenzó en el siglo XV, cuando estas representaciones religiosas se exteriorizan a las plazas, desarrollándose posteriormente durante los siglos XVI y fundamentalmente a partir del XVII. En los iniciales años del siglo XVI fueron objeto de crítica. En la diócesis cordobesa el Obispo don Alonso Manrique convocó un sínodo en 1.520 con el fin de mejorar las costumbres y moral de los eclesiásticos, y educar a los creyentes en una fe sincera sin supersticiones. El prelado prohibió que en el interior de las iglesias se hicieran representaciones sobre la Navidad, Pasión y Resurrección del Señor bajo pena de 2.000 maravedíes, pues en lugar de conseguir la devoción, provocaban la diversión y distracción de los fieles.

Sermón del Paso de Montoro, finales años 20.
Fuente: Archivo Fernando Rubiales. Fototeca Pasión por Montoro

El Concilio de Trento (1545 – 1563) y la Contrarreforma como reacción a la reforma protestante contraria a las manifestaciones externas de la religión, supuso un gran avance de estas manifestaciones potenciando las representaciones plásticas y escénicas de la Redención, base del cristianismo[15]

La estructura de nuestro Sermón del Paso sigue los mismos parámetros marcados inicialmente por la autoridad eclesiástica. El predicador da comienzo del acto con el pasaje de los primeros padres y la expulsión del Paraíso, dando paso al Canto del Decreto de Dios Padre anuncio de la venida del Hijo de Dios para la Salvación del Hombre. Del Antiguo Testamento se pasa a la escena del Nuevo Testamento con Jesús Orando en el Huerto de los Olivos antes de ser apresado, cantándose la Confortación del Ángel que narra el anuncio de la Pasión, para posteriormente dar paso a la escena del canto de la Sentencia de muerte y la escenificación del Encuentro de Jesús en la Vía Dolorosa con la Magdalena, la Verónica, el Apóstol Juan y María su Madre. Los recitativos que se cantan durante el acto del Sermón del Paso han perdurado a lo largo de los siglos por transmisión oral de padres a hijos, en nuestro caso las familias Valiente, Amate y Cazorla.


Estas representaciones con la intervención de figuras vivientes sufrirán un importante ataque por los Decretos de la autoridad eclesiástica. A partir de 1741 comienzan las más importantes prohibiciones contra los actos de manifestación de religiosidad popular, como fue el caso del Obispo Cebrián y posteriormente del Obispo Trevilla. 


En el último tercio del siglo XVIII las continuas denuncias de la autoridad civil ilustrada frente a lo irracional, supersticioso e inútil de muchos de los actos representados en los días de Semana Santa con el apoyo de la autoridad eclesiástica que las entendía como un alejamiento de lo que constituía la esencia de las celebraciones de estos días sacros, infringió un golpe de muerte a muchas de esta representaciones y de crisis en la Semana Santa, aunque la autoridad no tuvo en cuenta la resistencia del pueblo, como ocurrió con el motín de Esquilache, de verse privado de sus manifestaciones populares. En 1777 Carlos III prohibió mediante un edicto real la participación de disciplinantes en las procesiones de Semana Santa y la eliminación de elementos barrocos y de Cofradías, con lo que estas experimentaron un progresivo descenso en su número de hermanos y en un estancamiento, no exento de polémicas contra la jerarquía e instituciones.
El siglo XIX con la invasión napoleónica, saqueos de iglesias y desamortizaciones y el posterior trienio liberal de los años veinte y el sexenio revolucionario de 1868 constituyó un siglo de espera y transición a la década de los años veinte del siguiente siglo, que podemos calificar como la época contemporánea de la Semana Santa.

El reverendo Laguna durante el Sermón del Paso de 1960. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro

Como hemos visto anteriormente desde los edictos de Carlos III se intentaba atentar con cuantas representaciones barrocas perviviesen dentro del espíritu marco de la Semana Santa. Sabemos que Montoro fue un pueblo muy singular y ferviente de estas representaciones desde el siglo XVI y XVII, por lo que se insistió desde la diócesis cordobesa en erradicar dichas funciones de nuestra localidad. El problema surgió cuando se intentaron llevar a la práctica los edictos pastorales, ya que los obispos, alejados de la idiosincrasia y sentir del pueblo, no tuvieron en cuenta el peso de la tradición de la Semana Santa montoreña como manifestación de religiosidad popular, por lo que el vecindario, ante las prohibiciones reaccionó con la desobediencia no sin riesgo de verse avocados a la pena de cárcel.

Llegado a la diócesis de Córdoba el prelado Don Pedro Antonio de Trevilla (1807-1820) vuelve a retomar las pautas de sus antecesores siguiendo los mandatos de la novísima recopilación de las Leyes de España, prohibiéndose los disciplinantes, empalados, las procesiones nocturnas, etc. Así la Novísima Recopilación de las Leyes de España. 1805, Libro I, Titulo I, Ley XV establecía: 



“ Por el cual os mando a todos y cada uno de vos en vuestros distritos y jurisdicciones no permitías disciplinantes, empalados ni otros espectáculos semejantes que no sirben de edificación y pueden servir a la indeboción y al desorden en las procesiones de Semana Santa, Cruz de Mayo, rogativas ni en otras algunas, debiendo los que tubieran verdadero espíritu de compunción y penitencia elegir otras más racionales y secretas y menos expuestas con consejo y dirección de sus confesores. Ni consentiréys procesiones de noche, haciéndose las que fueren costumbre y saliendo a tiempo de que estén recogidas, y finalizadas antes de ponerse el sol para evitar los inconvenientes que pueden resultar de lo contrario.”

Romanos y Padre Jesús en el Sermón del Paso. Años 30.
Fuente: Archivo Familia González Serrano. Fototeca Pasión por Montoro

Este control legal llegó hasta las Rogativas en caso de epidemia y otras calamidades, plasmándose en la Novísima Recopilación de las Leyes de España. 1805. Libro I. Tomo I. Titulo I. Ley XX. El Consejo por circular de 21 de Agosto de 1770, y Don Carlos IV a consulta de 18 de Diciembre de 1804, estableció el modo de hacerse las rogativas secretas y solemnes por los Cabildos Seculares y Eclesiásticos: 

“ Para evitar las desavenencias ocurridas entre Cabildos Seculares y Eclesiásticos sobre el modo de hacer las rogativas; quando los Cabildos eclesiásticos consideren que pueden convenir sus preces a la divina misericordia, por alguna calamidad que amenace, será muy propio de su estado practicar las secretas y acostumbradas colectas, y avisar de sus piadosos ruegos al Magistrado y Ayuntamiento secular para su noticia y aprecio; pero para rogativas más solemnes, aunque sean interiores del templo, pertenecerán al Gobierno secular solicitarlas, y será correspondientes al estado eclesiástico concurrir con ellas a tan devoto fin; y en caso de que llegaran a ser procesionables para el pueblo ( que también será de cargo del Gobierno Secular el procurarlas) se suspenderán las procesiones públicas por los días que se hicieren. Y si los Cabildos conocieren que en Gobierno Secular pidiese haber alguna confianza menos urgente que ellas la consideran; podrán insinuarlas; pero no pasar a la práctica de solemnidades; sin que medie la solicitud secular”.
Fotograma del NO-DO de la Semana Santa de Montoro, donde aparece el Sermón del Paso filmado
desde la Torre de la Parroquia de San Bartolomé. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro

Igualmente este control se extendió a los gastos en fiestas religiosas. Por Real Instrucción de 30 de julio de 1760, inserta en Real Cédula de 19 de agosto de 1760, se crearon las Juntas de Propios y Arbitrios, entre otras cosas, para el control de gastos en fiestas reflejados en documentos de propios y arbitrios locales. No obstante estas rogativas y celebraciones continuaron en Montoro, como fue el caso del triduo y procesión con la imagen de Nuestro Padre Jesús y patronos de la ciudad celebrado en el mes de noviembre de 1885 en acción de gracias al Sagrado Corazón de Jesús por haber liberado al pueblo de Montoro de la epidemia colérica. A tal fin por medio de octavillas de 15 de noviembre de 1885 se convocó al pueblo en general para participar en dichos actos. El documento que por su interés venimos a reproducir, dice así:

¡¡ Viva el Sagrado Corazón de Jesús !! 

“En cumplimiento á la promesa hecha para dar gracias al Sagrado Corazón de Jesús, por habernos librado de la epidemia colérica, se celebrará un solemne Triduo costeado con las limosnas de los fieles de esta Ciudad é Ilustre Ayuntamiento de la misma, en los días 19, 20 y 21, en la forma siguiente: A las 6 y media de la tarde se expondrá S. D. M. Rezándose la estación mayor y cantándose el santo rosario, ocupando la sagrada cátedra en cada uno de los días los Sres. D. José Lara Coca, D. Pedro León y D. Esteban Aragón respectivamente, terminando con motetes al Santísimo, bendición y reserva. El Sábado se cantará una solemne Salve. 

El domingo 22 á las 8 y media de la mañana, habrá comunión general y á las 10 y media tendrá lugar la Misa Solemne en la que predicará el Sr. D. Evaristo Meléndez, terminando con el Te Deum á toda orquesta. 
Por la tarde, saldrán en procesión las imágenes de Ntro. Padre Jesús y patronos de esta Ciudad recorriendo las calles Arco de la Cárcel, Plaza de Isabel 2ª, Peñuelas, Duque de la Victoria y Martínez Campos á la Iglesia mayor. 
Se suplica á los fieles de ambos sexos la asistencia á tan piadosos actos y con velas á la procesión.”
Nazareno durante el Sermón del Paso Montoro. 1949.
 Fuente: Archivo Familia González Serrano. Fototeca Pasión por Montoro

En Montoro las representaciones teatrales insertas en los cortejos procesionales siguieron. La Vera Cruz, a pesar de las prohibiciones continuó con su cortejo procesional, si bien tuvo que adaptar su horario de salida en horas de luz por el barrio de la Coracha hasta que al llegar a la plaza del Charco donde continuó realizándose el acto del Prendimiento por los soldados romanos.  

El Viernes Santo continuó celebrándose el Sermón del Paso con Nuestro Padre Jesús Nazareno si bien la cofradía tuvo que cambiar su salida a la luz del alba, y en la tarde tenia lugar el acto del Desenclavamiento o del Descendimiento de la Cruz con el Sermón de las Siete Palabras ante el paso de los Santos Varones o Paso del Descendimiento. Además de estas grandes escenificaciones, existían otras en la mañana del Viernes Santo representadas por los discípulos del Señor con los niños como protagonistas dando vida a pasajes bíblicos del Antiguo Testamento, como el sacrificio de Isaac.
En la Semana Santa de 1807, el Sermón del Paso no se celebró no exento de fuertes protestas como informa el Vicario de Montoro en su informe al obispo de Córdoba:
“…se desterraron, aunque con mucho alboroto de esta ciudad, las representaciones que se hacían por hombres, niños y niñas…”[15].  
Detalle del rostro del antiguo Cristo de la Humildad de Montoro.
Fuente: Archivo Hermanos Aguilar Pérez. Fototeca Pasión por Montoro
Numerosos estudios de estas prohibiciones dan fe de la resistencia del pueblo a erradicar sus tradiciones, lo que dará lugar a que el Obispo se dirija a la Real Chancillería de Granada[1], Tribunal que velaba por el mantenimiento de la justicia de toda la franja que existía por debajo del río Tajo. Sin embargo las tensiones y resistencia del pueblo montoreño con el alto clero y el poder civil aumentaron para mantener estas representaciones ; por lo que el prelado volvió a insistir a la Audiencia de Granada ante la persistencia de los disfraces en los cortejos procesionales[16].

En vísperas de la Guerra de la independencia la problemática seguía en pie, la representación del Prendimiento del Cristo de la Humildad con la soldadesca romana estuvo en peligro por las prohibiciones procedentes desde el poder local, alentados por la Real Chancillería de Granada y por las propias reiteraciones del Obispado de Córdoba. Así el 8 de abril de 1808, el licenciado José Bordiu Fernández, Alcalde Ordinario de la Villa de Montoro, mandó publicar bandos públicos y pregones con las prohibición de estas representación y las de otras cofradías desde el edicto Real de Carlos III y las nuevas del Prelado Cordobés. Los edictos y pregones se publicaron en los lugares mas concurridos del pueblo, siendo la plaza del Charco y la plaza mayor las elegidas. En los bandos se vuelve de nuevo a prohibir “los abusos y ridiculeces que se experimentan en las procesiones de Semana Santa” siendo de obligado cumplimiento por todas las hermandades montoreñas. La contravención conllevaba para las cofradías penas con seria amenaza de embargo de bienes, obligación de inventario de todos los documentos, de las alhajas de la hermandad, así como la supresión e incautación sus reglas[17]. También se ordenó que se enviase en el plazo más breve posible al Obispado la relación de las hermandades existentes en Montoro, junto con el nombre de sus Hermanos Mayores y constituciones. 

Plaza de España de Montoro a inicios de los años teinta. Fuente: Archivo José León Solís. Fototeca Pasión por Montoro

Las cofradías con mayor arraigo popular como la Cofradía de la Vera Cruz y la Cofradía Padre Jesús Nazareno realizaron una fuerte oposición a dar cumplimiento a las prohibiciones por lo que tanto la autoridad local como la eclesiástica determinaron la prohibir de todas las Cofradías en el año 1807. 

La ocupación francesa supuso un freno a las prohibiciones ilustradas. La guerra de la Independencia hizo posible la unión de los españoles al coincidir dos hechos. Por un lado se eliminaron las fronteras teóricas jurisdiccionales y los territorios de la nación española se fundieron en un solo cuerpo contra el ejército invasor de Napoleón y el "gobierno intruso" de su hermano José Bonaparte. Por otro lado los estamentos que habían articulado la sociedad estamental desde época medieval, comenzaron a diezmar poco a poco diferencias siendo cada vez mas igualitario el estado noble y el llano, que llegó a su culmen con la redacción de la Constitución de Cádiz de 1812. La contienda motivó los cambios necesarios en la concepción político-administrativa del Estado y, sobre todo, en la mentalidad social de los españoles, nada fue ya igual a partir de 1814.

Entrada del Nazareno de Montoro en su templo. Fuente: Archivo José León Solís. Fototeca Pasión por Montoro

El simbolismo de este equilibrio social también tuvo su influjo en la Semana Santa de Montoro. Desconocemos los cabildos celebrados en esta época por las hermandades montoreñas, aunque es relativamente fácil imaginar que celebrarían algún acto religioso en contra de la ocupación francesa, similar al que hizo el Ayuntamiento de Montoro a finales de Abril de 1808, con ocasión de la liberación de Montoro de las tropas francesas. 

Superadas las prohibiciones ilustradas y la guerra de la independencia con la pérdida de algunas representaciones teatrales, continuó el pueblo con estas costumbre como lo prueba un dibujo ilustrativo de Antonio Serrano de 1920 de un apóstol vistiendo túnica blanca, corona de espinas, peluca de pelo largo, portando en su mano derecha un rosario y un crucifijo en acto de darlo a besar después del abrazo de los Apóstoles en la plaza del Charco al tiempo que pronunciaba la siguiente frase: Que la paz del Señor sea con nosotros. Y en su mano izquierda una calavera, y en el pecho el nombre del apóstol. 

4 comentarios :

  1. María Aljama Ruiz25 de enero de 2013, 22:55

    No sabes la alegría que me ha dado ver esto publicado, durante mucho tiempo intenté averiguar la Revista Cruz de Guía donde se publicó el artículo. Me interesaba leer lo de las virtudes y los apóstoles, pero nadie tenía la revista. Muchas gracias gran artículo, aquí por suerte no tenemos la limitación de espacio de la revista y se pueden poner hasta el vídeo de 1930.

    Un saludo, ya nos veremos por Semana Santa.

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  2. Juani Garcia Medina27 de enero de 2013, 23:06

    Un gran artículo sin lugar a dudas, sobre todo me ha gustado lo referido a las sentencias, me gustó mucho que en el pregón del año pasado se incluyese. Y también me gusta tener ya la letra a mano.

    Seguid así y a ver si encontráis fotos antiguas de la cofradía de la vera cruz, me encantaría verlas

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  3. Francisco Cepas Garcia28 de enero de 2013, 12:24

    Nunca he comentado en esta página porque no sabía muy bien como se hacía, pero ya creo que he aprendido. Me gusta mucho todo lo que ponéis, sobre todo las fotos antiguas de la Semana Santa, son fantásticas. Yo en mi casa tengo algunas Pedro, te las haré llegar.

    Seguid así, yo os visito a diario.

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  4. Martin Madueño Ramirez28 de enero de 2013, 18:54

    Para mi es de los mejores artículos que se han puesto en la página Pasión por Montoro, tanto por el texto como por esa cantidad de fotos antiguas que lo complementan. Sobre todo me ha gustado mucho lo referido al Sermón del Paso. ¿hay algo más montoreño que el Sermón del Paso? Tras la larga noche con Padre Jesús llegamos a la Plaza y se pone en escena ese auténtica manifestación de fe.
    Me gustaría que pusierais más fotos antiguas, a mis padres les encanta ver como era montoro cuando ellos eran jóvenes

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