LO MEJOR DE LA SEMANA

viernes, 28 de septiembre de 2012

Virgen del Rosario de Montoro: Historia de una devoción.


Remontarnos al inicio de la devoción a la virgen del Rosario en la localidad de Montoro es por el momento una interrogación difícil de contestar de manos de la historia, aunque es muy probable que su nacimiento se fije en los últimos años de la Época Medieval debido al continuo trasiego de tropas y soldados que se dirigían a combatir a Granada, último reducto musulmán existente en el reino de Castilla.
Virgen con niño, fachada de la Parroquia de San Bartolomé de Montoro.
Estilo: Gótico tardío
Es bien conocido, que estos contingentes militares llevaban consigo imágenes religiosas a las cuales se encomendaban antes de los combates. De este modo, algunas de las probables advocaciones medievales de índole castrense que podemos atestiguar en Montoro, son las que se erigieron en honor a Nuestra Señora de Gracia, a Nuestra Señora de la Aurora y a Nuestra Señora de Guadalupe. Otras de las devociones marianas medievales en la localidad serían las de la Virgen de la Cabeza, posiblemente por la cercanía de Montoro a la ciudad de Andujar y la Virgen de los Remedios, en el vecino despoblado de Villaverde. 

Aunque no podemos precisar el número de huestes que cruzaron esta villa a fines del siglo XV, se tiene constancia, gracias a la obra escrita por Leopoldo Martínez Reguera, que en el antiguo Castillo de Santa María de la Mota se alojaron en el año 1487, las infantas doña María y doña Catalina, hijas de los Reyes Católicos. 

Con el séquito real viajaban la orden religiosa de los dominicos, muy influyente tanto en la institución del tribunal de la inquisición, como en la constitución de nuevas hermandades y cofradías de gloria, entre las que destaca la del Santo Rosario. Tras la rendición del reino nazarí de Granada a las tropas cristianas, los frailes dominicos que habían acompañado a Isabel y Fernando en su última campaña militar, empiezan a establecer conventos en las localidades y ciudades arrebatadas al dominio musulmán. 
Así comienza a extenderse por todo el territorio peninsular el fervor y el culto a la Virgen del Rosario. Entre las funciones piadosas que los dominicos organizan por las diferentes poblaciones de Castilla para expandir la doctrina del Rosario, están las armoniosas composiciones de cánticos y rezos a esta advocación mariana. Son muchos los religiosos que se distinguieron por la creación de fragmentos a la virgen, empleados en el anuncio de la palabra de Dios por medio del Santo Rosario.
Detalle del retablo de la Virgen del Rosario. Capilla del Sagrario Montoro.
FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
Toda esta serie de particularidades hacen que podamos defender la instauración de un cierto fervor popular en torno a la Virgen del Rosario a fines del siglo XV o principios del siglo XVI en la villa montoreña. No obstante según las reglas de 1681 de Nuestra Señora, en Montoro se erigió en la primera mitad del siglo XVI la hermandad Sacramental la cual se legislaba por unas reglas muy estrictas aprobadas en 1535, las cuales estaban realizadas en pergamino y forradas de tablillas. No sabemos cuales eran sus disposiciones ni los artículos de las mismas, pero men las constituciones de la hermandad del Santo Rosario de 1681, se hace referencia a que esta cofradía se había confundido durante años con la hermandad de Nuestra Señora, aprovechándose la reorganización de esta última para dejar claro la separación de ambas hermandades.

Con el establecimiento de esta devoción, hemos de destacar otro signo importante de la propia identidad religiosa de los dominicos, el culto a Santo Domingo de Guzmán.
Sabemos que ambas imágenes estarían juntas tanto en la capilla erigida al efecto, como en numerosos cultos y celebraciones, aunque no nos han aparecido ninguna mención documental en los Archivos Municipales anterior al siglo XIXco respecto a dicha efigie. La primera vez que se encuentra reflejada la talla de Santo Domingo de Guzmán es en un inventario de la Hermandad de la Virgen del Rosario fechado en 1826. En este se anotan todas las joyas, alhajas enseres que custodiaba la Cofradía en el siglo XIX, además de los ingresos y datas que se realizaban en el seno de la misma.
Pero será a partir de la segunda mitad de la centuria del dieciséis cuando nos comienzan a aparecer datos significativos relacionados con el culto a la Virgen del Rosario, gracias a la documentación conservada en los protocolos notariales de Montoro. Los primeros testimonios escritos nos afloran en las mandas testamentarias con directa relación a la celebración de misas en sufragio del alma del fallecido, en conexión con las dejaciones del aceite a las lámparas de las imágenes, ya que con este gesto el testador mitigaba la angustia que le producía la certeza de su defunción y la ansiedad generada por la ignorancia sobre lo que sucedería después de su muerte. Como vemos, la sociedad medieval y moderna intentaba por todos los medios protegerse espiritualmente, quedando dicho factor muy presente en los documentos notariales emanados entre los siglos XV y XIX..

Sabemos que la imagen de la Virgen del Rosario debía encontrarse en una capilla principal de la Parroquia de San Bartolomé. Esta escultura se localizaría en un retablo que se concluyó en 1606. El dorado de este tabernáculo fue promovido por el prioste de esta Hermandad, Juan Ruiz delas Yerbas, estando el acuerdo realizado por medio de un vecino de Córdoba. Gracias a los datos proporcionados en dicho documento, sabemos que la hermandad había adquirido dos imágenes de madera para ser colocadas en dicho altar y para lo cual, el artesano se obligó a concluirlas de pintar para el mes de Enero de 1608. La primera de las tallas estaría acabada y realizada en oro limpio con partes de encarnado. La segunda de las imágenes se realizaría dorada y estofada. Podemos intuir que con la construcción de un retablo, la devoción a la Virgen del Rosario crecía progresivamente entre los montoreños. Esto también repercute de forma directa en la donación de mandas testamentarias materiales, ya no solo de aceite y cera acostumbrada, si no se toman en objetos entregados para la realización de joyas, manteles para el altar u otro tipo de adorno para la capilla de esta imagen mariana.
Retablo Mayor de la Parroquia de San Bartolomé en 1924.
FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO

El gran momento de auge de la devoción a la Virgen del Rosario vino cuando, tras la batalla de Lepanto en 1571, el Papa dominico Pio V declaró su día como fiesta para toda la Iglesia Católica. De hecho este acontecimiento era aún recordado en el acta de 1691 por el Ayuntamiento de Montoro.

Las procesiones del Rosario fueron fomentadas en el siglo XVII, gracias al interés suscitado por los religiosos don Juan Cazorla y su discípulo, don Manuel Suárez Hidalgo. Estos presbíteros consiguieron captar la atención del vecindario montoreño en las salidas de los cortejos del Santo Rosario, fomentando de la misma forma, los acompañamientos de las cofradías de pasión en la Semana Santa.

Por medio de la obra del jesuita Juan Beltrán, sabemos que los padres Cazorla y Suárez se encargaban de impartir cátedra a los pequeños de la localidad, llevándolos cantando diariamente a la pequeña ermita de Santa María de la Mota para que allí aprendiesen sus primeras letras. Terminadas las clases, regresaban a la parroquia de San Bartolomé que, tocando sus campanas, llamando a los habitantes de la villa a rezar el Rosario junto con los niños y maestros ante la imagen de la Virgen.
Por las noches el vecindario se llenaba del misticismo propio de los motetes y plegarias llevados a cabo por estos religiosos ya que, como capellanes de dicha cofradía, paseaban todos los días por las calles montoreñas por si alguno de sus habitantes querían besar las manos, siendo el padre Suárez el que más gente atraía diciendo la frase “La Virgen Santísima sea el premio”. Quizá a partir de esta labor predicadora, arranque la procesión dominical de Nuestra Señora del Rosario, estando ésta precedida por la confesión y eucaristía de los asistentes a dicha función.
Parroquia de San Bartolomé y Plaza de España.
FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
La citación a la procesión se hacía mediante el reparto de unas cédulas de papel entre los naturales, donde se hacía constar la hora de la misma y los días en los que se ganan las indulgencias plenarias a través de la intercesión de Nuestra Señora.

El cortejo procesional comenzaba con la salida del estandarte sustentado sobre una vara rematada por una cruz. A principios del siglo XVII, este símbolo consistía en un pendón de damasco encarnado con flores blancas, flecos y borlas con la insignia de la Virgen del Rosario y la de Santo Domingo de Guzmán.

Tras el mismo discurría toda una serie de hermanos de luz que portaban una vela para iluminar la imagen titular. El cortejo procesional estaba dirigido por una serie de cofrades que velarían por el buen desarrollo del mismo, llevando consigo las varas de la cofradía que eran de palo redondo, de la altura de una persona y con la insignia del Rosario presidiendo el cetro.
Desconocemos los motivos que ocasionaron la desaparición de la cofradía de la Virgen del Rosario a mitad del siglo XVII, asistiendo de nuevo a su reorganización en 1681. El restablecimiento cultural se llevó a cabo por mediación del dominico fray Benito de la Asunción, lector de Artes y conventual en San Pablo de Córdoba, y algunos fieles de Montoro. Éste religioso se encargó de aprobar las reglas y aceptar el nombramiento de don Benito García Herrador como primer Hermano Mayor de la misma. Don Benito se mantuvo al frente de esta cofradía de gloria desde el año 1681 a 1691, momento en el cual fray Gaspar de Santaella escribió una misiva al vicario de la Parroquia de San Bartolomé de la villa de Montoro, indicando que se debía de renovar el cargo de Prioste de la hermandad de Nuestra Señora del Rosario, pues se estaban incumpliendo el capítulo de la celebración anual de elecciones de cargos.
Antiguo retablo de la Virgen del Rosario. Parroquia San Bartolomé Montoro.
FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
La elección del Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestra Señora no difería con los usos y costumbres de las demás hermandades existentes en el vecindario montoreño. Lo primero que se realizaba era la elección secreta de un candidato por mediación de unas avellanas de madera o de metal que se echaban en una vasija de barro, ésta practica la vemos en los demás cabildos de cofradías como los de Padre Jesús Nazareno a mediados del siglo XVII

Una vez elegido el cargo, los resultados eran enviados al capellán de Nuestra Señora del Rosario al prior del convento dominico de San Pablo en Córdoba para que ratificase el nombramiento. Las obligaciones del Hermano Mayor se conocen gracias a los aportes documentales de los fondos establecidos en el Archivo General del Obispado de Córdoba. En estos se prescriben los compromisos contraídos por el cargo de Prioste, tales como la asistencia a las procesiones de los primeros domingos de cada mes, y a la que se celebra con toda la solemnidad en Octubre, preocupándose que esta última contase con su sermón y renovación de la cera. Así mismo el Hermano Mayor debía de velar por el cuidado de las alhajas que la hermandad pudiera tener y adquirir en el momento de su mandato. A mediados del siglo XVIII la hermandad de la Virgen del Rosario comenzó a edificar una espaciosa capilla en uno de los laterales de la parroquia de San Bartolomé. Ésta es de planta cuadrada, conformada por tres arcos de medio punto donde se insertan los huecos para las imágenes. El techo de la misma se cubre con una cúpula de molduras barrocas, que denotan un cierto carácter de movimiento al entorno de la Capilla.

Reinauguracón de la Parroquia de San Bartolomé tras la Guerra Civil.
FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
En la mañana del 1 de Noviembre de 1755, en el suroeste del cabo de San Vicente en Portugal se produjo un terremoto de una magnitud de nueve en la escala de Richter, que produjo noventa mil muertos y unas olas de quince metros de un tsunami que afectó la costa occidental de Europa y parte del norte de África. En ese preciso instante, en Montoro se celebraba la misa mayor en la Parroquia de San Bartolomé por los presbíteros don Martín González Herrador, teniente de cura; Antonio de Lara, presbítero de Evangelio y don Antonio José Marín y Lara presbítero epistolar, que al oír tan gran estruendo salieron a la calle con sus ropas sacerdotales. Don Pedro de Nájera, capellán de la Virgen de Rosario, se encontraba en la sacristía del templo preparándose para oficiar la misa anual en la capilla de la Virgen del Rosario, al cual no le dio tiempo de quitarse sus vestiduras, ni de colocarse su sombrero saliendo con todos los religiosos y fieles a la plaza para suplicar a la Virgen del Rosario que acabase dicho terremoto. Durante este seísmo la torre de San Bartolomé quedó ladeada hacia Santa María dela Mota y algunas casas de la calle Alta quedaron colgadas encima de la Alhóndiga, sin producirse daños personales, por lo que sus moradores salieron dando las gracias a Nuestra Señora de Rosario.También se sabe de la gratitud del pueblo montoreño a ésta Imagen mariana por haber paliado la sequía que venía sufriendo desde el año 1750. 

Capilla del Sagrario tras la Guerra Civil Española
FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
En acción de gracias por no tener que lamentar ningún incidente, el Ayuntamiento determinó realizar una función solemne en la Parroquia de San Bartolomé dedicada al Santísimo Sacramento y a Nuestra Señora del Rosario el 23 de Noviembre de 1755. Ese día se celebraría una misa con sermón matinal, y por la tarde saldría la procesión por las calles del pueblo. Al año siguiente, el Concejo montoreño acordó realizar de forma perpetua una fiesta a Nuestra Señora del Rosario, en recuerdo y gratitud de la escasa incidencia que tuvo el seísmo en la Villa. Para una mayor solemnidad del acto, se decretó la asistencia de los gremios, las comunidades religiosas y a todos aquellos particulares que quisieran asistir a la misa. Se decide que dicha función sea efectuada el día del Patrocinio de María Santísima indicándose, que dicha celebración no coincidiese con otra fiesta en la Parroquia Mayor.

El 3 de Julio de 1757 se acabó el retablo dedicado a Nuestra Señora del Rosario. En esta ocasión el Concejo de la Villa programó una solemne función en la Parroquia de San Bartolomé.

En los primeros días de la guerra civil, la imagen de Nuestra Señora del Rosario, su retablo y otros conjuntos artísticos de gran antigüedad e importancia son destruidos en su totalidad.

Son muy escasos y variopintos los datos que podemos ofrecer con relación a la reorganización, fundación y funcionamiento de la hermandad de Nuestra Señora del Rosario durante la segunda mitad del siglo XX en Montoro. La carencia de actas, los pocos testimonios orales y la falta de una información sólida y eficiente provoca un gran vacío documental.
La talla que se procesiona es de gran voluminosidad, estofada y por el momento se desconoce su autor. Es de madera y de gran corpulencia y peso .Debido a ello, se cambió a otra más pequeña para las procesiones por falta de personal que soportara el peso de la misma. Esta imagen de candelero es la actual Virgen de la Candelaria que se venera en el Retablo de las Almas del Purgatorio de la Parroquia de San Bartolomé. Don Pedro Zurita donó su primera cazulla bordada como manto para esta imagen, que durante años se procesionó el día de la Virgen del Rosario. A mediados de los años 80 del siglo XX, don Lorenzo Castillo Morales, se encargó de la reorganización de la cofradía, comenzando por realizar una precisa restauración de la Imagen Patronal y adquiriendo el trono de la Virgen de los Dolores, perteneciente a la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, para poder realizar la procesión con la talla corpulenta. Este trono es obra de Andrés Valverde y es de los años 70 del siglo XX. Esta junta directiva cesó en su cargo el 21 de Marzo de 2001.

El 29 de Julio de 2002, festividad de Santa Marta, se constituye la anterior Junta directiva de la Cofradía de María Santísima del Rosario y San Bartolomé de la mano del Cura Párroco de la Iglesia de San Bartolomé Don Rafael Rabasco Ferreira que actúa como consiliario de la misma y Don Ildefonso Sánchez García como Hermano Mayor Presidente. Con esta Junta de Gobierno comenzará el verdadero periodo de esplendor de la Cofradía de María Stma. Del Rosario y San Bartolomé tras la Guerra Civil Española. Adquiriendose numerosos enseres como el actual estandarte, cuatro faroles para el trono de San Bartolomé, cuatro candelabros para el paso de la Patrona de Motnoro, dos juegos de jarras, dos ciriales, pie para estandarte, nuevas dalmáticas y numerosas mejoras que han propiciado la resurrección de las procesiones y devoción de los Patronos de Montoro.

7 comentarios :

  1. Buenas Tardes, había buscado desde hace tiempo alguna información sobre nuestra Patrona a través de Internet. Pero nunca encontré nada, cuando he visitado el Blog me ha dado una alegría ver tanta y tan buena información. Además de las fotografías antiguas que me encantan todas las que pones. Estas haciendo una gran labor, no te canses. Me encantaría ver una fotografía de la antigua Patrona de Montoro y de San Bartolomé.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hasta el momento la única fotografía que he conseguido de la antigua patrona está publicada en este artículo. Es la toma que aparece en su hornacina. Del antiguo San Bartolomé existe un artículo sobre la Parroquia del mismo nombre en una revista inglesa de finales de los años 20, pero tampoco he conseguido recuperar dicha revista.

      Eliminar
  2. Esta Cofradía poco a poco se está superando, aún recuerdo esa especie de parihuelas que antes tenía la Virgen hasta que se le compró el paso de la Virgen de los Dolores. Fijaos ahora tiene hasta costaleros, sus candelabros y muchas flores para nuestra Patrona. Siempre quedan algunas cosas por mejorar que espero lo consiga la nueva Junta de Gobierno que va por buen camino, me ha encantado la idea de la recogida de alimentos y vuestra página web. Algún día de la Novena quiero llevar alimentos para los más necesitados

    ResponderEliminar
  3. Estimado Pedro, sería interesante decir, comentar, o incluso puntualizar, más que nada como un gesto de humildad, reseñar en ocasiones de donde proviene la información. La gente de letras, como bien sabes, tarda en hacer estudios respirando polvo, buscando entre papeles, y dejándose la vista entre legajos y documentos antiguos, ademas de otros muchos viajes pagados de los bolsillos poco pudientes, como para que no le digan esto ha salido de .... Asi mucho me temo que poco avance hacemos si a Fleming, a Servet, o a Alonso Garrido, le quitan ciertos estudios (no comparables con otros locales, indudablemente) y se la ponen a otros. La Dannatio Memoriae no debe de existir en estos tiempos, pues si es asi, estoy seguro que la cultura si es cierto que esta tocada de muerte. Creo que en 2005 se hizo un trabajo sobre este tema en advocaciones marianas, por lo menos el 90% del texto coincide a pesar de estar resumido. Un saludo. José Ortiz García

    ResponderEliminar
  4. Hola Pepe, desconocía hasta el momento quien era el autor de este texto. Lo único que puedo decirte que este texto está extraído de los Estatutos de la Cofradía. Gracias por el aporte José. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Jose antonio martinez hortelano1 de octubre de 2012, 14:44

    pedro, pepe deciros que este texto está sacado del libro de apuntes para la historia de montoro de Manuel Criado Hoyo

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado esta seccion
    Andres Castro Monteagudo

    ResponderEliminar

En el Blog Pasión por Montoro solo se aceptan comentarios en los que aparezca el nombre y apellidos. Cualquier comentario que se envie como anónimo no se publicará en ningún momento. Comentar con el nombre es muy fácil, pulsa sobre NOMBRE e indica tus datos personales. Así de fácil podremos tener una conversación fluida, con respeto y en beneficio de Montoro