LO MEJOR DE LA SEMANA

viernes, 7 de junio de 2013

El patrimonio musical de la Cofradía del Stmo. Cristo de las Penas de Montoro

Stmo. Cristo de las Penas en procesión. Inicios de los setenta. Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez.
José Ramón Rico Muñoz.
-Compositor y músico montoreño-
Publicado en la  Revista del Cincuentenario Fundacional de la Cofradía del Stmo. Cristo de las Penas.
Como ya es sabido, en la mañana del 15 de abril de 1962, Domingo de Ramos, se fundó la Cofradía del Stmo. Cristo de las Penas de Montoro. Lo que no es tan conocido es el peculiar y genuino patrimonio musical que atesora, de una calidad inusitada, y el cual nos disponemos a poner en valor con este artículo, aportando datos, documentos y comentarios sobre el mismo.

En el Acta de Fundación de la Cofradía, ya queda reflejada su idiosincrasia musical:

“Conclusión cuarta: …Los hermanos, marcharán en dos filas y en el centro irán los portadores de atributos del Cristo, el timbal,
Conclusión séptima: Durante el desfile y en los actos que se señalen, los hermanos entonarán cánticos penitenciales, para lo cual se realizarán ensayos oportunos. También se considera la conveniencia de crear un himno para la Cofradía, a cuya realización se compromete el hermano D. Bienvenido Espinar Rodríguez.”.
Invitación al Imperio Romano en 1963.
Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez.


Como se desprende de la lectura del Acta Fundacional, la estación de penitencia transcurre entre golpe de timbal, para marcar el ritmo, y cánticos penitenciales de los hermanos, destacando un himno de la Cofradía. Así mismo, otra peculiaridad original que aporta esta hermandad al patrimonio musical montoreño es la inclusión de Trompetas Heráldicas que van abriendo el cortejo procesional. Por tanto, un aspecto diferenciador con el resto de las cofradías, desde el punto de vista musical, es la ausencia de acompañamiento musical interpretado por banda de música durante la estación de penitencia. Los motivos que les llevaron a los hermanos fundadores a tomar esta decisión pueden ser varios, pero el más determinante quizá sea el hecho de que la procesión transita por calles angostas y oscuras, es decir, un recorrido no apto para el desfile de una banda de música. No obstante, creemos que la Junta de Gobierno que presidía D. Manuel Aguilar Benítez quería que tanto la Banda de Música como el Imperio Romano participasen en la procesión, al menos en algunos puntos concretos del recorrido. Al menos eso se puede interpretar de sendas cartas enviadas el 4 de abril de 1963 a D. Ricardo Martí Lapuente (director de la banda municipal de música) y al Comandante del Imperio Romano, D. Francisco García Serrano.
Partitura de Bienvenido Espinar.
Fuente: Asoc. Músico-Cultural Juan Mohedo

Tras esto, llama la atención que en el Acta de Fundación de la Hermandad se cite el encargo ex profeso a D. Bienvenido Espinar Rodríguez de un himno para la Cofradía y además, quede reflejado en la misma el compromiso de éste a realizarlo. Sin embargo, la presentación de la composición se hará de rogar, pues será tres años después, en abril de 1965, cuando el señor Espinar firme la finalización de la partitura.
D. Bienvenido Espinar será el autor tanto de la música como de la letra del himno que llevará por título “Cristo en la Cruz”. Se trata de una pieza compuesta para soprano, tenor, bajo y piano, escrita en andante-moderato, con ritmo en 4/4 y en la tonalidad de La menor, mostrando un carácter fúnebre. Realizada sobre una estructura ternaria tipo A-B-A, comienza con una introducción de 9 compases con un inicio anacrúsico en el tercer tiempo. La sección B se desarrolla sobre la tonalidad de La Mayor con una melodía lírica y en forte. En la reexposición vuelve a la tonalidad primaria, terminando con un acorde perfecto mayor creando una cadencia picarda. D. Manuel Aguilar catalogaba esta composición como <<marcha penitencial>>, y citaba a los hermanos cofrades a realizar tres ensayos semanales para que la pudieran cantar durante la procesión. Con el tiempo, sus melodías se han convertido en el eco de las pisadas y cadenas penitentes, que se arrastran esa noche por las estrechas calles del casco antiguo de Montoro, siendo actualmente una de las composiciones más querida por los montoreños, y prueba de ello es que desde hace años cuenta con un lugar preferente en todos los Pregones de la Semana Santa.
Letra del Himno de la Cofradía. 1970
Fuente: Archivo Hnos Aguilar Pérez.
D. Bienvenido Espinar Rodríguez se licenció en Derecho por la Universidad de Madrid, ejerciendo la profesión de juez de la que se jubiló en 1976. En Montoro estuvo como Juez en el Juzgado de Distrito de la localidad. Sin embargo su afición era la música, afición que alimentó y desarrollo. En Madrid, al mismo tiempo que estudiaba derecho, cursó estudios de piano, composición y armonía. Su primera composición fue un pasodoble fechado en Almería en 1929 y la última la dató en Murcia en 1984, tratándose de una pequeña sinfonía titulada Sinfonietta. Entre ellas existen 60 canciones, 2 cuartetos de cuerda y 2 revistas musicales.
No obstante, y a pesar de que en el Acta Fundacional se aboga por la música vocal, el corpus musical que nos ha llegado hasta la fecha es mayoritariamente instrumental. E incluso la versión más difundida de “Cristo en la Cruz” es la instrumental en forma de marcha procesional que realiza la banda de música de Montoro. Y esa música instrumental tiene nombre propio: D. Luis Bedmar Encinas.
Nacido en Cúllar-Baza (Granada) en 1932, D. Luis Bedmar atesora una carrera profesional, tanto interpretativa, docente y compositiva, envidiable. Durante su paso por Montoro, como director de la banda de música municipal, entabló una gran amistad con D. Manuel Aguilar Benítez.
Stmo. Cristo de las Penas de Montoro antes de su restauración. Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez.
La primera aportación que realiza D. Luis Bedmar para la Cofradía que nos ocupa es la instrumentación para banda que hoy conocemos de “Cristo en la Cruz”. El objetivo era que la banda municipal pudiera participar en la estación de penitencia a su paso por la plaza de Sta. María de la Mota y durante el descenso de la calle Alta hasta su finalización en la Parroquia de San Bartolomé, interpretando exclusivamente esta pieza. Para esta instrumentación, D. Luis Bedmar decide bajar la composición un tono, dejándola en Sol menor, una tonalidad que es más asequible para la formación instrumental. Además añade unas llamadas de trompetas al final, incrementando así el carácter triunfal que tiene la obra original. Esta versión forma parte del disco “Semana Santa Montoreña”, grabado por la banda de música de la Asociación Músico Cultural Juan Mohedo en 2003, en los Estudios Alta Frecuencia de Sevilla y editado por la prestigiosa discográfica Pasarela, S.L., siendo el director musical quien escribe estas líneas.
Partitura de la Llamada Romana compuesta por Luis Bedmar. Fuente: Archivo Hnos Aguilar Pérez
 Posteriormente, en 1982, realizaría una breve composición de cuatro compases, para trompeta y trombón, titulada “Llamada Romana”. Esta pieza la conocemos gracias a una copia de puño y letra que realizó D. Manuel Aguilar en una cuartilla, ya que la partitura original se encuentra perdida. Observamos que la armonía utilizada está al margen de la convencional, pues las dos voces distan entre sí a una 4ª tritono en todo momento, un intervalo que es muy disonante y está prohibido en la armonía clásica. Esto sería así si se interpretara con una trompeta afinada en Do, pero resulta que la  afinación más extendida de la trompeta es la de Sib, por lo que al tocar las notas de su pentagrama el sonido resultante es un tono más bajo. Así, el intervalo que estaría sonando entre ambos instrumentos resultaría ser el de 3ª mayor (dos tonos), un intervalo bastante consonante y más lógico. Por ello, creemos que esta pieza está concebida para ser interpretada con trompeta en Sib, y no en Do.
Envío de la marcha Cristo de la Salud a Manuel Aguilar.
Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez
En la pasada Cuaresma publicamos un artículo en la Revista Pasión por Montoro en el que datábamos la marcha “Cristo de la Salud de D. Luis Bedmar entre 1965 a 1974. Ese dato estaba basado en una especulación y hoy estamos en situación de demostrar que dicha hipótesis no era acertada. A la hora de escribir este trabajo hemos tenido la suerte de contar con la colaboración de D. Francisco Aguilar Pérez, que nos ha facilitado documentación del archivo de los hermanos Aguilar Pérez y en el cual hemos podido encontrar pruebas de su datación y el motivo de su creación. Así que es momento de rectificar y de exponer lo hallado.
            La marcha surge como un encargo personal de D. Manuel Aguilar Benítez a D. Luis Bedmar efectuado el 16 de abril de 1996. La idea de D. Manuel Aguilar era que su amigo e ilustre compositor hiciera una marcha procesional que fuese emblemática para la Cofradía y en la cual uniera las dos advocaciones de la imagen titular, es decir, la de las Penas y la de la Salud; con el propósito de que se estrenara durante el Pregón de Semana Santa de 1997. Propuesta que D. Luis Bedmar aceptó encantado.
Stmo. Cristo de las Penas de Montoro. Miercolés Santo 2013.
Fuente: Pedro J. Delgado
El 2 de marzo de 1997 D. Luis Bedmar firma la partitura, quedando dedicada a la Cofradía del Santísimo Cristo de las Penas de Montoro.
            El 3 de marzo el autor le dirige una misiva al Sr. Presidente de la Cofradía, en la cual le indica el envío de la partitura y le explica que el motivo de la creación fue debido a un encargo realizado por D. Manuel Aguilar Benítez.
Tres días más tarde, el compositor hizo entrega de una descripción de la composición a D. Manuel Aguilar Benítez en la Biblioteca del Círculo Primitivo de Montoro, expresándose de la siguiente manera:
“CRISTO DE LA SALUD    
La tercera estrofa del HIMNO A LA SANTA CRUZ que pertenece a la liturgia del VIERNES SANTO, contiene un texto que muy bien podía resumir la circunstancia en que nace la marcha procesional que lleva por título CRISTO DE LA SALUD. El texto a que me refiero dice así:
Y así dijo el Señor: Vuelva la vida,
y que el amor redima la condena,
la gracia está en el fondo de la pena
y la salud saliendo de la herida.
Los cuatro primeros compases contienen el latido de sentimiento de dolor, de pena, que se expresan en los instrumentos graves, que brota como serie de lamentos encadenados.
A partir del quinto compás repite el tema, esta vez octava alta con acompañamiento más grave y percusión que acentúan la expresión anterior y redondea los dieciséis compases de que consta la exposición del tema.
Cristo de las Penas en procesión.
Archivo Familia González Serrano
La segunda parte está compuesta de un período de desarrollo del tema cuyo tratamiento modulante genera tensión progresiva entre los compases 9 al 12, que se estrella en un sentimiento de abatimiento que se expresa en la progresión cromática descendente y que va del compás 13 al 15, apareciendo en el 16 el primer tema como salvador del drama que le precede. La segunda parte que contiene esos sentimientos: Lucha por superar la pena, abatimiento del que al final nacen las fuerzas para seguir, como la salud que brota de la herida. Esta parte repite.
En tercera parte aparece un nuevo tema que recuerda el poder romano. Al oirlo se pueden percibir sensaciones de escalofrío y de mal presagio, a lo que sigue la repetición de la expresión de dolor que al repetirse circunda a modo de rondó las dos primeras partes de la marcha. Está comprendida entre los compases 20 y 27.
Dos compases de dramático acompañamiento separan este bloque del trío de la marcha. En estos compases se pueden percibir dos sensaciones que se van a prolongar a lo largo del dicho trío. Por una parte, las notas del bajo expresan mediante un obstinato de cuatro notas cromatizadas el constante recuerdo del drama, llevando las síncopas de los trombones la expresión de esperanza, empezando a nacer la melodía del trío como portadora de la sensación de salud recuperada. Como salud que brota de la herida. Los cuatro compases que forman el llamado puente que separa las dos audiciones del trío, son como cuatro interrogantes, como cuatro olas de temor, de incertidumbre, apareciendo en la cuarta, cuando parece que todo está perdido, la mano del destino que nos devuelve la salud que brota de la herida. El consuelo que brota de la pena. Con esa sensación nos parece que transcurren los restantes compases del trío, esta vez con el contrapunto de tenores y bombardinos que acentúan la vitalidad de esta parte musical.”
Partitura de la marcha Cristo de la Salud de Luis Bebmar.
Del texto anterior podemos deducir, por un lado el alto nivel cultural que posee D. Luis Bedmar, y por otro, el grado de implicación y cariño que puso en esta composición.
            A modo de completar el análisis realizado por el autor, debemos añadir que la marcha está instrumentada para plantilla completa de banda de música, en ritmo de 4/4, con un esquema armónico binario del tipo A-B, donde la primera sección se desarrolla sobre la tonalidad de Do menor y la segunda en La bemol Mayor, adquiriendo la primera función de Dominante sobre la segunda, por lo que podemos aseverar que la tonalidad principal de la obra es la de La bemol Mayor, dando coherencia la relación armónica al propósito que D. Luis Bedmar refleja en su descripción.
Tal y como era la intención de D. Manuel Aguilar, la marcha se estrenó durante el Pregón de Semana Santa de 1997 en la Iglesia de San Bartolomé, a cargo de la banda de música de la Asociación Músico Cultural Juan Mohedo, siendo el pregonero D. Pedro Villarejo Pérez.
Estreno de la marcha Cristo de la Salud. Fuente: Archivo Francisco Aguilar.
El 14 de marzo de 1997 vuelve a firmar otra pieza instrumental, esta vez para las trompetas heráldicas, titulada “Llamadas del Cristo de las Penas”. Es una composición de seis compases de extensión, con letra, con una armonía muy clásica, a tres voces y para instrumentos naturales de viento metal, es decir, instrumentos que producen los sonidos propios del tubo, sin ningún mecanismo añadido que pueda generar más sonidos.
Tras el fallecimiento de D. Manuel Aguilar, D. Luis Bedmar compone la última aportación al patrimonio musical de la Cofradía. Se trata de la marcha fúnebre para banda de música de carácter elegiaco, dedicada a la memoria de su amigo, titulada “Cristo de las Penas”. Es una obra que se desarrolla en la tonalidad de Re menor y con una estructura binaria del tipo A-B. En la primera sección encontramos dos temas organizados como el antiguo minueto: a-a-b-a-b-a (en análisis musical se utilizan letras en mayúsculas cuando nos referimos a una sección de la obra musical, y minúsculas para señalar melodías o temas dentro de una sección). 
Partitura de la composición Cristo de las Penas de Luis Bedmar.
Es una sección grave, de carácter dramático. La segunda parte de la estructura, o trío, camina por la tonalidad de Re Mayor, funcionando en la obra a modo de una gran cadencia picarda. Este trío está compuesto por un solo tema que se presenta dos veces, la primera vez en piano y la segunda en forte. Su carácter es más elevado, cantábile y bello que el de la primera sección, siguiendo el modelo de los tríos de las marchas fúnebres decimonónicas. Fue estrenada por la banda de música de la Asociación Músico Cultural Juan Mohedo, dirigida por D. José Ramón Rico Muñoz, durante el Pregón de Semana Santa de 2001 en la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, estando presente el autor.
Ya sólo me queda agradecerle a D. Francisco Aguilar Pérez la oportunidad que me ha brindado para ser partícipe de este evento tan importante para la Cofradía y para Montoro, lo cual ha sido para mí todo un honor, así como toda la ayuda que me ha ofrecido, sin la cual éste artículo no habría sido posible.
También felicitar a los hermanos de esta Ilustre Cofradía por llegar a los 50 años manteniéndose tan fieles a sus orígenes. Animarles a que sigan por el mismo camino por el que llevan medio siglo transitando, sin desviarse ni un ápice, y desearle una larga y fructífera vida a esta Cofradía. 

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