LO MEJOR DE LA SEMANA

domingo, 17 de noviembre de 2013

Lugares del Charco Novillo de Montoro en la prensa histórica

Vista parcial del entorno del Charco Novillo en Montoro.
Manuel Perales Solís

  

Uno de los hábitat más singulares de población dispersa de nuestro entorno cercano es, sin lugar a duda, el Charco del Novillo, pago histórico montoreño limítrofe con el término municipal de Marmolejo y frontera natural por el este con el rio Yeguas y por el oeste con el arroyo del Corcomé y pago de la Nava; hacia el Norte está delimitado por las primeras estribaciones de Sierra Morena y al sur con la vega del Guadalquivir.
Siempre me llamó la atención su alegre caserío esparcido por un sin fin de lomas plantadas de olivares y salpicadas de lindazos de vegetación arbustiva donde encontramos ejemplares de lentiscos, romeros, chaparros, aladiernos, madreselvas, retamas, arrayanes, etc, auténticos testigos excepcionales del bosque Mediterráneo que allí proliferó en tiempos remotos. El Charco del Novillo es uno de esos lugares con encanto del que desde niños escuchábamos referencias por boca de nuestros mayores; tanto de sus fiestas aceituneras como del variado menú de chascarrillos y de leyendas siempre cargadas de enseñanzas positivas y de gran de sabor popular.
Sus soberbias caserías, provistas de antiguos molinos de viga, con pintorescas y artísticas torres de prensado cuyas siluetas se levantaban sobre el perfil del horizonte, o sus infinitas casitas o lagares de color blanco destacando sobre las tonalidades rojas y verdes de su paisaje, lo convirtieron en un sitio entrañable y sugerente.
Torre del molino de la Casería de las Abogadas. Dibujo de Robles.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII, momento en que comenzaron las plantaciones de olivos en régimen extensivo y se consolidara una agricultura dual del aceite y del  vino, en ocasiones complementada con el cultivo  de árboles frutales (higueras, granados, naranjas y limoneros), el Charco del Novillo fue transformándose en concurrido lugar con auténticas posibilidades de prosperidad para un sin fin de familias jornaleras que habitaban sus lagares y sus caserías tras dejar su habitual residencia en los núcleos de población colindantes. Algunas, incluso, llegaron de lugares distantes atraídas por la imagen de vitalidad y progreso percibida por los visitantes y asiduos viajeros foráneos (ganaderos y arrieros) que con frecuencia transitaban los caminos del pago con sus ganados y mercancías.
  Junto a los jornaleros, los dueños de sus haciendas lo tomaron como sitio de descanso en los momentos de mayor actividad productiva, especialmente durante los inviernos, gracias a la climatología  benigna de este piedemonte de Sierra Morena. En ese sentido hemos de apuntar el elevado número de individuos de la clase noble con posesiones en el Charco del Novillo, junto a la presencia, cada vez mayor, de elementos de una nueva burguesía agraria acaparadora de tierras al socaire de los procesos desamortizadores llevados a cabo a lo largo del  XIX.
  Entre los títulos con más registros de propiedad, nos encontramos con casas como Villaverde la Alta y Benamejí (ambas emparentadas), Viana (dueña durante unos años de Escalera); Blancohermoso, con propiedades junto al Corcomé; Hornachuelos, Vega del Pozo (titular de fincas como Las Prensas, Pinillos y Belloteros); y  la casa de Monteolivar con posesiones en San Camilo. Este título llevaba asociado el vizcondado del Charco del Novillo ostentado hasta principios del XX por la segunda esposa de Juan Manuel Espinosa de los Monteros-Aliaga (tercer marqués), doña María de la Asunción Angioletti y Díaz de la Serna, fallecida el 28 de noviembre de 1909, según rezaba la nota necrológica del Diario Córdoba.  
Paisaje del Charco Novillo con la casería del Santo al fondo. Fuente: Manuel Perales

 Ya desde principios  del siglo XIX observamos como el Charco Novillo ha dejado de ser un lugar destinado exclusivamente a dehesas para leñas, pastos y ganadería y se ha convertido en un pujante núcleo productivo agro-industrial donde residía una población flotante considerable que se incrementaba, aún más, en los meses de recolección de las aceitunas, con una elevada población de trabajadores integrados en las distintas faneguerías que quedaban a dormir y a vivir en el campo, dada la distancia a los núcleos de población del entorno más inmediato.
   La vida de las gentes del Charco del Novillo transcurría básicamente en los tajos de olivares y viñedos esparcidos por multitud de predios acotados de cercas de piedra o de lindazos de monte, en ocasiones entre profundas cañadas y elevadas quebradas. Sin embargo cuando llega la hora del descanso o del asueto se concentran en torno a tres lugares de referencia para la relación social; realmente podríamos hablar de tres grandes plazas públicas donde se tertulia a la par que se bebe y se ejercita el cante acompañado de guitarras y acordeones: el ventorrillo de La luz;  el ventorro o posada de Cazorla (más tarde de Los borregos), ambos en el viejo camino vecinal de Montoro al Mosquil, y el ventorrillo de la Niña, este último al borde  del otro camino de acceso desde Marmolejo, próximo a la casería y molino de las Prensas, en una de las cotas más altas del pago desde donde prácticamente se dominaba todo su olivar y caserío.
La casería de los Frailes perteneció a los bienes del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro.
Fuente: Manuel Perales


   Criado del Hoyo  hace mención en su obra  “Apuntes para la Historia de  la ciudad de Montoro” (1) al  elevado número de caserías dotadas del tradicional molino de viga, así como del sin fín de lagares y casillas, a los que hay que llegar fundamentalmente por el camino vecinal de Montoro al pago del Mosquil, o por la vieja carretera de Villa del Río a Cardeña. También  la carretera de Marmolejo, ejecutada a partir de 1880, con el paso sobre el puente del rio Yeguas, supuso una vía de comunicación del pago con Cardeña, Marmolejo y Andújar. Ello propiciaría la posibilidad de trabajo para muchos marmolejeños en  fincas próximas al Yeguas, como Las Prensas, Pinillos y Belloteros fundamentalmente durante la época de recolección de las aceitunas.
   La importante red viaria de caminos rurales del Charco del Novillo fue mantenida por el Ayuntamiento de Montoro que era el encargado de subastar sus arreglos, según ha trascendido en la prensa de la época. Casi todos los años  se reparaba el empedrado para soportar adecuadamene el tránsito de carros y animales de labor que transitaban con profusión cargados con las aceitunas. En 1889 el Ayuntamiento subastaba un trozo del camino que conduce al Mosquil en el sitio de La Solana del Álamo y en 1890 encontramos la noticia del arreglo del camino de Montoro al Charco del Novillo en el sitio denominado Cuesta de la Zorra. Otro viejo camino de herradura, el que provenía de Villa del Río con dirección Fuencaliente, cruzaba el pago de sur a norte, convirtiéndose en eje central del Charco del Novillo.
A lo largo del siglo XIX el Charco del Novillo se encontraba con frecuencia presente en la prensa provincial y nacional, apareciendo ya identificado como un núcleo de población dispersa dependiente de Montoro con reparto de correo propio, por lo que se le supone un número de  residentes bastante considerable. Una de esas primeras noticias sobre el Charco del Novillo la vemos en el periódico “El Vapor” del dos de diciembre de 1834 (publicación catalana de contenido mercantil, político y literario), dando cuenta del robo de paquetes de correspondencia que iban en el correo general de Andalucía, destinados a Villa del Rio, el Carpio, Adamuz, Perabad, San Francisco del Monte, Villafranca de las Agujas, Bujalance, Cañete de las Torres, Lopera, Montoro, Morente y Charco del Novillo.
El Fontanar de los Frailes, era un recinto cercado por una tapia de mamposteria donde existía una huerta
y diversos ejemplares de árboles frutales y otras variedades, en medio del olivar. Fuente: Manuel Perales
 Hacia mediados de la centuria, enero de 1856, en pleno proceso desamortizador, encontramos referencias en el Diario Córdoba a subastas de  varios olivares pertenecientes al Hospital de Jesús Nazareno de Montoro  ejecutadas por la Comisión Nacional de Ventas de Bienes Nacionales. Los predios que se subastaban eran los siguientes:
  -Un olivar en la sierra y término de Montoro, pago Charco del Novillo, zona de Lagares Altos, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de dicha ciudad, compuesto de 6 fanegas, 6 celemines de tierra con 446 olivos, un huerto y parte de cerca, con casa lagar, compuesta de 2 cuerpos bajos, y dos divisiones en su interior. Estaba arrendado en el momento de la subasta a D. Juan Cano Zorro, y producía una renta anual de 3.560 reales y 3 arrobas de aceite valoradas a 37 reales, que todo compone 3.671 reales; ha sido tasado el olivar en 36.780 reales, y la casa lagar en 5.150 reales, que suman 41.930 reales, y capitalizado en 66.078 reales por cuya cantidad se subastaba.
-Olivar en el Charco del Novillo nombrado La Jorobada, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro, compuesto de 5 fanegas, 8 celemines, pobladas con 481 plantas y 5 higueras. Está arrendado a D. Diego Medina en renta anual de 2.370 reales y 2 arrobas de aceite, que valoradas a 37 reales, hacen un total de 2.444 reales; ha sido tasado en 38.660 reales y capitalizado en 43.992 reales por cuya cantidad se sacaba a subasta.
 -Olivar en el Charco del Novillo conocido por Carrasquilla la Baja, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro compuesto de 3 fanegas y 6 celemines, con 297 olivos y 18 higueras. Está arrendado a D. Luis Serrano en renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite, que a 37 reales, según el decenio, hacen un total de 5.435 reales. Se subasta por la capitalización de 25.148 reales, 22 maravedís.
Torre del Molino de Don Pedro Torres en el Charco Novillo
Fuente: Manuel Perales
 -Olivar en la sierra y término de Montoro, pago del Charco del Novillo procedente del Hospital de Jesús Nazareno de dicha ciudad, conocido como Carrasquilla la Alta, compuesto de 2 fanegas, 9 celemines, con 189 olivos, 6 higueras y parte de cerca, igualmente arrendado a D. Luis Serrano, en renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite, que todo compone 5.435 reales. El tipo de la subasta es el de la capitalización 15.249 reales 24 maravedís.
  -Olivar en el pago del Charco del Novillo conocido como Mira al Rio, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro, compuesto por 4 fanegas con 310 olivos, 22 higueras y parte de cerca, junto al camino intransitable del pago, según recoge la nota, igualmente arrendado a D. Luis Serrano por una renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite, que todo componen 5.435 reales.
Finalmente se subastaba otro olivar conocido como El Pilarito procedente del Hospital de Jesús Nazareno, compuesto de 7 fanegas, con 533 plantas de olivo, 57 higueras, 10 plazas vacantes, una fanega de tierra calma y parte de cerca que lindaba a poniente con el callejón de La Palma, arrendado a D. Luis Serrano por una renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite que todo compone 5.435 reales.
  En el mes de marzo de 1856 la Comisión Principal de Ventas de Bienes Nacionales anunciaba la subasta para el día nueve de abril de la hacienda olivar conocida como Los Frailes, en el Charco del Novillo, procedente del Hospital de Jesús Nazareno compuesta de 43 fanegas, 3 celemines con 3.455 plantas, 56 higueras, 56 alamos blancos, 39 chaparros, 120 vides, 1 fontanar (Fontanar de los Frailes) con 5 celemines de cuerda con 30 granados, 4 ciruelos, 2 perales, 8 manzanillos; cien plazas vacantes dispersas en toda la finca y parte de cerca; tiene un molino aceitero, casería y casa lagar, compuesto el primero de dos vigas, empiedro, bodega, pozo de agua, cuadra, pajar, cerca de almacenes y alpatanas, el segundo de un cuerpo, cocina baja, tres habitaciones y dos altas y la casa lagar con dos cuerpos bajos con dos divisiones interiores. Igualmente a las anteriores está arrendada a D. Luis Serrano, y se subastaba junto a otras dos suertes más de olivos igualmente en el Charco del Novillo arrendadas a la misma persona.
  En los años sucesivos a los procesos desamortizadores fueron frecuentes los anuncios de subastas,  sobrevenidas por los impagos de los plazos acordados llevados a cabo por los adquirientes de las fincas.
Capilla de Escalera en estado ruinoso antes de su restauración. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
Los episodios de robos a los viandantes que transitaban los caminos del pago se van a producir con frecuencia y constituyeron otro capítulo de la vida del Charco del Novillo con cierto eco en los medios de comunicación, al igual que los numerosos robos de ganado.  En octubre de 1861, bajo el título de “El carnaval en octubre”: ¡Terrible anacronismo!, el diario Córdoba del día 11  nos daba cuenta de un suceso de latrocinio en el Charco del Novillo “En una de estas últimas noches, cuatro hombres a caballo y enmascarados sorprendieron a los criados de un vecino de Bujalance en el camino que dirige desde Villa del Río al Charco del Novillo: la victoria fue de las mascaras que se llevaron seis mulos contra la voluntad de sus dueños”.

  El hurto de animales de labor, imprescindibles para las faenas agrícolas fue habitual y la prensa daba cuenta  del  robo de yeguas y caballos en fincas como  La Media Luna en marzo de 1873, o en Las Abogadas en agosto de 1890. Ese hábito persistió en el  tiempo, dada la alta densidad de población del pago y del gran número de animales que habitaban en las caserías y sus corrales anexos.  En junio de 1932, eran detenidos en Villa del Río: Juan Rosauro Morales, Bernardo Escabias Molleja y Pedro Serrano Morales autores del hurto de aves en el Charco del Novillo, según reflejaba en su crónica el Defensor de Córdoba del día once de junio.
    En los años de crisis de trabajo  derivadas de la mala climatología y escasas cosechas, proliferaron los robos de aceitunas, sobre todo en las grandes fincas donde la recolección de alargaba más de lo previsto. A principios de febrero de 1900 eran sorprendidos treinta y un vecinos de Marmolejo rebuscando olivares en la finca de Pinillos, propiedad de la Condesa de la Vega del Pozo y de Don Juan de la Bastida, según recogía el Defensor de Córdoba. 
 También se hacía eco el día tres de febrero de 1926, el diario cordobés “La Voz”, del robo de aceitunas en la finca de “La Labraillas”, hechos que fueron relatados de la forma siguiente: “En la casa cuartel de la guardia civil de Villa del Río se presentó el vecino de Marmolejo don Mateo Solís Rodríguez, administrador de la finca llamada “Labradillas”, termino municipal de Montoro, y propiedad de doña Angelina García Villarías, manifestando que noches atrás habían hurtado de la expresada finca unas siete u ocho fanegas de aceitunas, por lo que al día siguiente el guarda de la finca Angel Morales Anús, se apostó convenientemente para evitar la repetición del hecho. Proximamente a las nueve de la noche advertía la presencia de tres desconocidos que se aprestaban a coger aceitunas, y como les diera el alto, uno de ellos le hizo dos disparos de pistola, cuyos proyectiles le rozaron la ropa, aunque por fortuna no hicieron blanco, emprendiendo seguidamente la fuga al ver que el guarda no se acobardó. La benemérita empezó a practicar diligencias, que dieron por resultado la detención de Antonio Pérez Expósito (a) Trasquilones, de 38 años, y Antonio Lara Aguilera (a) Trastornos, de 32, y naturales y vecinos de Arjonilla (Jaén), los cuales convenientemente interrogados confesaron que habían robado de “Labradillas” seis sacos de aceitunas que tenían ocultos en el monte y que, como sus propósitos eran hacer un buen depósito de dicho fruto para una vez terminada la recolección venderlas paulatinamente como si fueran  de rebusca, a la noche siguiente volvieron a coger más, y al ser sorprendidos por el guarda de la finca en la forma en que hemos relatado, el Antonio Pérez le hizo dos disparos para herirle, matarle o amedrentarle, y ya libres de él, llevar a cabo sus propósitos. Manifestaron también que en dicha operación les acompañó Manuel Navarrete González (a) El Rata, que poco después fue detenido por la guardia civil de Arjonilla, que se incautó de 90 kilos de aceitunas y una caballería menor que se encontraron en su poder. Trastornos y Trasquilones, juntamente con dos caballerias menores y la pistola con que se cometió la agresión, que les fué intervenida, quedaron a disposión de la autoridad judicial”.
Fachada principal de La Laguna, ubicada en el Charco Novillo de Montoro.
 El nueve de febrero de 1935, en plena 2ª República, y con la clase trabajadora de la comarca acuciada por la escasez de trabajo y de recursos básicos para la subsistencia, el diario “La Voz” daba cuenta nuevamente de un incidente relacionado con el robo de aceitunas, esta vez, en la finca de La Laguna en la que se verían implicados diversos jornaleros marmolejeños. La noticia era anunciada en rueda de prensa por el gobernador civil de Córdoba  bajo el titular “Una pareja de la Benemérita es agredida en Montoro”. Dice así: “Manifestó también el señor Gardoqui a los periodistas, que le había comunicado el comandante del puesto de la guardia civil de Montoro, una noticia desagradable. Parece ser que cuando una pareja de la Benemérita hizo su presentación en la finca “La Laguna”, fué agredida por un grupo numeroso de gentes que se dedicaban a hurtar aceitunas. La pareja citada repelió la agresión y resultó herido un muchacho que se encuentra hospitalizado en Montoro.
  Al tener noticias del hecho, marchó a dicho pueblo, el teniente coronel don Mariano Rivero, informando hoy por la mañana al gobernador de lo sucedido. Dice que el grupo de ladrones de aceituna, son gentes desplazadas de la provincia de Jaén, la mayoría de ellos de Marmolejo. Al acercarse la pareja, dispararon para intimidarla y entonces ésta, disparó también al aire con el mismo fin, teniendo la desgracia de resultar el muchacho herido”.
 Hay que apuntar que en el caso concreto de Marmolejo la situación de pobreza y miseria de la clase jornalera local se volvió extremadamente dramática hacia 1935, como consecuencia de las secuelas derivadas de movimiento revolucionario habido unos meses antes -el seis de octubre de 1934-  para protestar por la inminente entrada de la CEDA en el gobierno de Lerroux. Esta huelga revolucionaria fue convocada a nivel nacional por el sindicato socialista UGT y apoyada por el PSOE. Trás la dura represión desatada, casi 200 jornaleros, incluidos los líderes políticos y sindicales del municipio, fueron a parar a la prisión de Jaén durante año y medio, quedando en el más absoluto desamparo sus familiares más cercanos. A partir del clima generado, muchos patronos se negaron a contratar a personas que estuviesen vinculadas a las organizaciones obreras socialistas y la mayoría de ellos hubieron de andar mendigando limosnas por las calles o rebuscando aceitunas y bellotas en el campo para poder subsistir. 
Casería del Rincón (Charco Novillo) Dibujo de Robles.
  Una crónica en relación a delitos contra el honor y la intimidad personal  nos la ofrecía “El Defensor” en febrero de 1902: “Bastante a pesar nuestro tenemos que dar hoy cuenta de un salvaje atentado al pudor de una niña, revelador de brutales apetitos, apenas concebidos en personas, que más bien merecen el dictado de bestias. El hecho ocurrió el lunes último en medio de unos montes del término de Montoro y sitio conocido como Cantadera. La niña brutalmente atropellada sólo cuenta once años de edad y se llama Cándida M.C. El sátiro cuenta 21 años, es natural de la Fuensanta de Martos (Jaén), se nombra Feliz Gallego Cibantos y es prófugo de quintas por el cupo de su pueblo. Después de cometer tan atroz delito, desapareció de su casa, y al cabo de tres días de incesante investigaciones, el 30 fue detenido por la Guardia Civil en el Molino del Torcido, situado en el pago del Charco del Novillo”.
 Otra  tipo de noticia alusiva a catástrofes, esta vez, de carácter natural, salía publicada el 14 de septiembre de ese mismo año, dando cuenta del paso de un ciclón por las cercanías de Montoro el día siete de dicho mes, bajo el título de “Después de la tormenta”: Van resultando cada día más desconsoladoras las noticias del ciclón y tormenta del 7 del actual. No son ramas tronchadas por el furioso huracán, ni los frutos caídos al suelo, sino que árboles seculares, olivos de varios siglos y robustas encinas yacen tendidas torcidas por efecto del aire, cual si fueran pequeños arbustos. Se cuentan miles de episodios: se dice que a un hombre que trabajaba en el campo lo arrastró el huracán a una larga distancia; varias yuntas que estaban arando se asombraron, y saliendo a la desbandada, no han aparecido algunas hasta el siguiente día; una carreta bastante pesada fue arrastrada hasta un arroyo; varios almiares han perdido su forma y mucha paja; hubo muchos contusos en hombres y animales, apareciendo muertos muchos pájaros y gallinas.
   Esto ha sido un grandísimo desastre y con pérdidas incalculables que algunos hacen subir a más de tres millones, teniendo en cuenta no solamente la aceituna caída, sino también la que ha quedado herida en los árboles, la cual se desprenderá más tarde. Si el núcleo de la tormenta hubiera pasado por encima de la población, las desgracias serían muy numerosas. La tormenta y ciclón vinieron por la campiña, en donde hizo grandes destrozos en el sitio del Jarrón y Cañal; luego se pasó a la sierra, atravesando los pagos de la Nava y del Charco del Novillo, en donde da horror  el ver tanto destrozo, y por último, se pasó al monte, dejando asolada una  gran franja de terreno, de unos cuatro kilómetros de anchura. Creo que tomaría la dirección del cerro de la Virgen de la Cabeza, que es el más alto de Sierra Morena, en esta comarca, y seguiría a la Mancha, a juzgar por las noticias que vemos en los periódicos”.
Las Prensas desde Buenosnabos en el Pago del Mosquil. Fuente: Manuel Perales
 La compraventa de fincas y los arrendamientos fueron publicitados en los periódicos cordobeses: La finca de San Sebastián era anunciada para su venta el 14 de marzo de 1867; su encargado era Andrés Molleja y Rueda, de Villa del Río, y su dueño Gaspar Moreno de Villena, vecino de Sabiote (Jaén). También se anunciaba el arrendamiento de 4.150 olivos y de un viñedo de 3.000 cepas y lagar en el pago del Charco del Novillo pertenecientes a la Sra. Condesa viuda de Hornachuelos.
   Andrés Molleja debió de ser propietario, o al menos arrendatario, en el  Charco del Novillo, pues su apellido dio nombre  a uno de los lugares más entrañables del pago, cual es la huerta de Molleja, junto al río Yeguas en la zona del Barranco del Lobo. Esta huerta se regaba con un manantial que brotaba en la ladera próxima al rio. Su hermano era el maestro escuela y conocido poeta, Diego Molleja quien  además de un alma sensible fue un enamorado del Charco del Novillo y de todas sus tradiciones. Una de sus poesías,  publicada en el diario Córdoba el día tres de enero de 1892, bajo el epígrafe de “Coplas de mi aldea”,  dice así:
 Amores tengo en la Aldea,
                                      Amores en Pozoblanco
                                      y en Cabra cuento las novias
                                      por los dedos de la mano.
                                      Cuando bailan el fandango
                                      las muchachas de la Aldea,
                                      se me escandilan los ojos
                                      y se me acaban las penas.
                                      Barquero, pásame el rio,
                                      que es noche de botijuera
                                      en el Charco del Novillo”.  
Se desprende de esta letrilla que debieron de ser muchas las mujeres de la Aldea del Río empleadas también en la recolección aceitunera del Charco del Novillo  así como  la necesidad de atravesar el Guadalquivir por una barca propiedad del municipio ante la ausencia del actual puente de hierro en la carretera de Villa del Río a Cardeña.
  En relación a este puente, que tantos buenos servicios brindó al pago del Charco del Novillo, se publicó con motivo de su centenario,  un interesante artículo en el Diario Córdoba del 3 de marzo de 2005, firmado por Francisco Pinilla Castro, en el que se dice que fue construido entre 1900 a 1905 durante el reinado de Alfonso XIII, siendo alcalde de la villa Pedro Luis Molleja Criado. Tan necesaria obra estaba contemplaba dentro de un  proyecto más amplio para la construcción de la carretera que iba desde la estación de Villa del Rio al empalme con la de Andújar a Villanueva del Duque. El lugar de su emplazamiento habría coincidido con el punto donde  antiguamente se ubicaba la barca que facilitaba el paso a las posesiones de la Sierra y término de Montoro por el viejo camino de herradura de Fuencaliente, algunos de cuyos tramos todavía son perceptibles en la cuesta de Escalera. “Los años que duraron las obras vitalizaron a Villa del Río dando trabajo no sólo a los lugareños sino también a los de fuera, puesto que fondas y posadas se vieron saturadas de arrieros, trabajadores cualificados y técnicos forasteros que acudieron a participar en las operaciones de montaje”, según nos refiere el articulista (2).
Ermita encomendada a Ntra. Sra. de los Remedios. Fue mandada construir en 1592 por los ascendientes
de Don Antonio de Coca, que reedificó de cimientos con su mujer Doña Nicolasa Benitez en el año de
1792. A partir de esa fecha fue conocida como Ermita de San Sebastián, patrón del Charco Novillo.
Junto a las populares botijueras o lagareos mencionados en las coplas populares del maestro Molleja fueron también muy concurridas las fiestas que se celebraban por el día de San Sebastián en la zona del ventorrillo de La Luz, con procesión incluida del santo patrón ubicado en una ermita a medio camino entre las caserías del  Santo y  La Laguna. En esta ermita vivió durante varios años un fraile encargado del culto y de su mantenimiento. Igualmente se celebraron grandes fiestas el 21 de enero por la onomástica de la Sagrada Familia en el complejo agroindustrial de Las Prensas, de las que ya dimos cuenta en el trabajo titulado “Gozos y sombras de la vida en el campo: las fiestas de las Prensas”. Tras la inauguración del caserío e iglesia de Las Prensas (obras de gran calidad artística ejecutadas por el arquitecto cordobés Adolfo Castiñeyra Boloix), el diario Córdoba  sacó una nota complementaria firmada por el mismo periodista en la que expresaba lo siguiente:
“Como las revistas se escriben a vuela pluma, he omitido algunos datos que trato de remediar, ampliando mi escrito remitido con motivo de la bendición de una iglesia, en propiedad de la excelentísima señora Condesa de la Vega del Pozo, cuya finca radica en el Charco del Novillo, de este término municipal. Por disposición del caritativo señor Felipe María Sevillano, tío y representante de la señora condesa, se dio orden al señor Administrador de Montoro, nuestro buen amigo don Cesáreo Verdejo, para que ningún criado de la casa trabajara el día de la bendición y recibieran doble salario con motivo de esta festividad. También consignar las muchas y buenas fotografías que el señor Sevillano regaló a todos los convidados, y que representan a las preciosas imágenes del nuevo templo, como igualmente las bonitas medallas que dicho señor repartió a los niños y al pueblo, y que también recibieron limosnas las clases necesitadas.
Nos manifestó el señor Sevillano sus propósitos de levantar junto a la iglesia construida un nuevo edificio destinado a escuela, para que reciban allí la educación e instrucción los hijos de los criados y las niñas de las posesiones inmediatas” (Firmaba la nota Manuel del Rosal).
No sabemos si finalmente llegaron a construirse estas instalaciones para escuelas, pero si nos consta que bastantes años después existieron unas aulas de niños y  niñas, costeadas por el Estado,  junto al ventorrillo de La Luz para acoger a la nutrida población residente por todos los rincones del pago.

Notas:
(1)Los nombres de caserías con molino citados por Criado del Hoyo en 1925 son los siguientes: Abogadas, Alcuvilla, Buenosnabos, Las Canteras,Dehesa de Bastida, Dehesa de Garijo, Dehesa de Ager, Escalera, El Gallo, La Garavitera, Los Lora, El de Lora, Mosquil, Nunca Más, Pedro Torres, El Pintado, El Principe, El Rincón, Santa Ana, San Camilo, San Antonio, El Santo, Vista Alegre, El Tercio, Tierras Nuevas y Verdizales.
(2)En 1937 el puente sufre la destrucción del primer arco, quedando fuera de servicio hasta su restauración en 1951.
(3) Reseñas biográficas extraídas de la página web del CEIP “Poeta Molleja” de Villa del Río y de villadelrioblogspot.com.

Fuentes y bibliografía:
-Diario Córdoba, distintos números entre 1856 y 1922
-El Defensor de Córdoba, distintos números entre 1900 y 1932
-Diario La Voz de Córdoba, de 3 de febrero de 1926 y 9 de febrero de 1935.
-Diario El Vapor, número 169 del 2 de diciembre de 1834
-Folleto “Romería de Escalera”. Año 1989.
-Criado Hoyo, Manuel: “Apuntes para la Historia de la ciudad de Montoro”. de. Diputación de Córdoba, 1997.
-Testimonios aportados por D.Pedro Yedres Agudo, montoreño vecino del pago del Charco del Novillo y residente en el antiguo ventorrillo de Los Borregos (actualmente Venta Charco del Novillo).
-Boletín nº 37 de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Enero a Marzo de 1933.
-Perales Solís, Manuel en “La Memoria Rescatada: 2ª República, Guerra Civil y Postguerra en Marmolejo; 1931-1951”. Editado por el autor en 2007.
-Perales Solís, Manuel: “La Revolución del 6 de Octubre en Mamolejo”. Artículo publicado en la página web “El Lugar de Marmolejo”. 

3 comentarios :

  1. Rafael Garcia Escudero20 de noviembre de 2013, 12:50

    Enhorabuena al autor del texto y a esta página por publicar este artículo. Para mi gusto es uno de los artículos más interesantes de todos los que hay en esta página, es realmente interesante y además muy rico desde el punto de vista histórico. Espero y deseo que continúe por mucho tiempo la actividad de esta página, yo la visito a diario y lo que más me gusta es la gran variedad de temas que podemos encontrar y aprender de todo un poco.

    Un saludo.

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  2. Magnífico artículo. La guinda, que no siempre aparece, las localizaciones sobre plano. Gracias.

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  3. Magnífico artículo. Complemento perfecto es la localización sobre plano. Gracias.

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