LO MEJOR DE LA SEMANA

lunes, 15 de septiembre de 2014

Montoro y la carrera de Indias

Identificación del pintor montoreño Antonio Rodríguez Luna en México. Fuente: Archivo Municipal de Montoro
Pedro Majuelos Martos
La emigración ha sido históricamente una válvula de escape de la explosión demográfica, del hambre, de la falta de oportunidades y de la injusticia. Con la llegada de los españoles al continente americano, el mundo se hizo más grande al tiempo que se abría una nueva vía migratoria para los europeos que buscaban nuevas tierras que cultivar, nuevos trabajos a los que acceder, poder, riqueza y ascenso social. Millones de personas se trasladaron a América a lo largo de cinco siglos en distintas etapas por diferentes causas y con desigual intensidad. 
En el Archivo General de Indias, se encuentran las relaciones de viajeros a Indias que desde 1509 los oficiales de la Casa de Contratación tenían la obligación de confeccionar tomando nota de todos los que fueran a Indias, y de sus oficios y destinos
Todos aquellos que quisieran pasar a Indias, debían obtener una Licencia extendida por la Casa de Contratación para lo cual tenían que presentar una información testifical, hecha en su localidad de nacimiento, en la que se probara que no estaba incluido en los llamados “prohibidos”, es decir: moros, judíos, conversos,etc.
El paso de las mujeres solteras estaba prohibido tampoco la mujer casada por sí misma podía hacerlo, ya que ésta debía viajar acompañada de su marido, o bien para reunirse con él, tras la carta de llamada. Desde 1515 la Corona obligaba a los casados residentes en Indias a reclamar a sus esposas, y en 1546 se ordenó a los oficiales de la Casa de Contratación que no dejarán pasar a ningún casado que no llevara mujer, alcanzando el rigor incluso a los mercaderes, quienes por sus reiterados viajes llegaron a esquivarla en muchas ocasiones. Ésta disposición se la saltaban las mujeres solteras que viajaban como criadas. 
Sin embargo, la emigración española a las Indias fue mucho mayor de la que se conoce documentalmente. Conocemos la emigración legal, con licencia de la Casa de Contratación, pero no la ilegal. Entre la emigración ilegal se ha señalado aquellos navegantes de buques que se adentran en el océano sin autorización y se perdieron, las licencias en blanco expedidas mediante cohecho o falsificación por agencias clandestinas aparecidas en Sevilla, polizones. algunos autores opinan que la emigración real es un 50% más de las cifras que se conocen. pero estos porcentajes arbitrarios no pueden aplicarse sistemáticamente para todas las regiones. Los emigrantes más numerosos fueron los andaluces y los extremeños, siendo excluidos por la reina católica los aragoneses y los navarros.
La condición y el destino se recoge explícitamente muchas veces en la información formada cuando se otorga la licencia por la Casa de Contratación. La mayor parte de los pasajeros son solteros y marchan como criados. De éstos, la gran mayoría lo hacen para servir al personal civil de la Administración Indiana. También abundan los religiosos, militares con destino y los comerciantes.
Calle Capitán a inicios de los sesenta. En esta calle murió Pedro Capitán, montoreño que vivió en Perú.
Fuente: Archivo herederos Diego Muñoz-Cobo. Fototeca Pasión por Montoro
Desconocemos la cifra exacta de montoreños que se embarcaron con destino a las colonias de ultramar. Aunque si conocemos la identidad y los destinos de algunos de ellos.

En Montoro el más conocido, quizás sea, Pedro Capitán ya que la calle donde vivió y murió lleva su nombre y que residió durante muchos años en Perú, a su muerte dejó todos sus bienes para obras piadosas al hospital de Jesús Nazareno, recibiendo su cadáver sepultura en la iglesia de Santiago.
También es conocida la identidad del montoreño Juan Clemente Zamora que en 1782 contrajo matrimonio en Montevideo con Bernarda Balmaseda, la cual escapó de un proceso inquisitorial al ser acusada de bígama, circunstancia esta que fue probada pero debido a que Montevideo pertenecía al distrito inquisitorial de Lima, a miles de kilómetros este tipo de procesos era poco menos que imposible.

Consultando el Archivo General de Indias referente a la Casa de Contratación encontramos que el flujo de pasajeros montoreños a las Indias es especialmente significativo durante los siglos XVI y XVII, siendo a partir del siglo XVIII cuando se nota un descenso considerable. También podemos apreciar que están representados casi todos los estamentos sociales,(1) siendo las clases menos favorecidas las que registran una incidencia mayor.
Los oficios son variopintos y van desde personal de servicio (criados, administrativos, artesanos.etc),pasando por militares de destino así como comerciantes y religiosos, siendo el de criado el destino mas abundante:
En 1562 encontramos a un tal Benito Ruiz, soltero, hijo de Benito Ruiz y de Leonor González que embarca como criado de Juan Llorente de Espinosa, hacia Honduras.

También en 1578 un tal Andrés Martín Ramos, natural de Montoro, soltero, hijo de Andrés Martín Ramos y de Maria Márquez embarca hacia Filipinas al servicio del Gobernador Gonzalo Ronquillo.
En esa misma expedición embarcan también, con el mismo destino, Filipinas y al servicio del Gobernador Ronquillo, aunque con diferentes cometidos Cristóbal de Rojas maestro de cantería, natural de Cañete, hijo de Bartolomé de Rojas y de María García Noglés, con su mujer María Rodríguez, natural de Montoro, hija de Miguel Sánchez y de Isabel González, y su hijo Lorenzo, y Francisco López, notario, natural de Montoro, soltero, hijo de Sebastián López, y de Juana González.
En 1582 y con destino al Perú como criado de Alonso de Osorio embarca Hernando Perile, natural de Montoro, hijo de Hernán Martín Peraile y de Francisca Hernández de Pradana.
Sebastián de Vacas, natural de Montoro, soltero hijo de Bartolomé de Vacas y de Catalina Álvarez, se dirige hacia Nicaragua en 1593 como criado de fray Jerónimo de Escobar.

Ya en el siglo XVII, concretamente en 1602 obtiene licencia de pasajero hacia Puerto Rico, Pedro Martínez Granadino, criado del obispo fray Martín Vázquez de Arce, natural y vecino de Montoro, hijo de Fernando Martínez Granadino y Lucía de Morales.
De 1614 data el expediente de información y licencia de pasajero a indias de Francisco Madueño, natural de Montoro, soltero, hijo de Juan Pérez Madueño y de María Pérez, a Verapaz(Guatemala) como criado del Alcalde Mayor D. Alonso Farfán de los Godos.

Y por ultimo en 1630 se expide la licencia de pasajero a las indias del doctor Baltasar Cerrato, canónigo de la catedral de La Plata, con su criado Bartolomé de Molina, natural de Montoro, hijo de Antón Benítez Molina y de Marina Martínez (la Velasca), a Charcas (Bolivia).
En cuanto a otros oficios sabemos que en 1610 fue destinado a Nueva España como artillero Bartolomé Notario, natural de Montoro y que iba acompañado por su esposa Maria de Ortega y sus hijas Juana Notario y Ana de Ortega (hija de un matrimonio anterior de Maria de Ortega).Y que en 1620 obtiene la licencia para pasar a Panamá el comerciante Juan Pérez Madueño, natural de Montoro en compañía de un criado.
Montoro. Fuente:  Pedro Majuelos Martos
Otro aspecto interesante del flujo migratorio hacia  ultramar es el protagonizado por las ordenes religiosas en su afán de llevar la fe católica a todos los rincones de la Monarquía Hispanica. En este sentido en 1712 se concede licencia de pasajero a Guatemala a Juan Arroyo, comisario de la misión, lector de teología, fraile franciscano, sacerdote, natural de Alcántara y que iba acompañado por las siguientes personas, todos franciscanos.
- Antonio de Agunde, sacerdote, lector de teología, natural de Plasencia
- José Fernández Ardisana, sacerdote, lector de filosofía, natural de Oviedo
- Juan García Villamia, sacerdote predicador, natural de Salamanca
- Francisco Vidal, sacerdote, natural de Santiago de Compostela
- Sebastián Gil, sacerdote, natural de Santiago de la Ravela, obispado de Orense
- Pedro Quirós, sacerdote predicador, natural de Noceda
- Jacinto Merino, sacerdote predicador, natural de Orense
- Pedro de Villacoba, sacerdote predicador, natural de Santomé de Ames
- Gabriel Lanson, sacerdote predicador, natural del Valle de Espinareda
- Antonio Becerra, sacerdote predicador, natural de Padrón
- Marcos Galán, sacerdote predicador, natural de Avilés
- Marcos Linares, sacerdote, natural de Bujalance
- Juan de Medina, lector de filosofía, natural de Córdoba
- Antonio Laínez, sacerdote predicador, natural de Bujalance
- Francisco Romero, sacerdote, natural de Montoro
- Juan de Huertas, sacerdote predicador, natural de Córdoba
- Antonio de Estrada, sacerdote predicador, natural de Cañete
- Cristóbal López, teólogo corista, natural de Rute
- Martín de San Antonio, sacerdote predicador apostólico, natural de Córdoba
- Antonio Rico, sacerdote, natural de Carcabuey
- Nicolás Infante, corista teólogo, natural de Córdoba
- Bartolomé Bonilla, corista estudiante teólogo, natural de El Carpio
- Francisco Justo de Castro, corista teólogo, natural de Priego
- Bartolomé Piñar, lego, natural de Granada
- Francisco Olivares, lego, natural de Linares

- José García, lego, natural de La Zubia.

Puede calcularse que cerca de 200.000 hombres y mujeres de todas de las regiones de la Península emprendieron la larga y peligrosa travesía a través del Atlántico, para llegar a los virreinatos de México, Perú, del Río de la Plata y de la Nueva Granada.

Después de las guerras de independencia americanas a principios del siglo XIX, decayeron los flujos de emigrantes españoles a América durante algunos decenios. Pero desde 1880 se renovaron con una fuerza inusitada, emigrando un total de casi tres millones de españoles entre ese decenio y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Los destinos preferidos eran Argentina, Cuba y Brasil, en ese orden, pero también salieron importantes contingentes hacia otros destinos. Desde la Guerra Civil, el movimiento migratorio desciende considerablemente y, quienes emigran, lo hacen principalmente por motivos políticos. (2) A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, se retoma de nuevo la emigración española hacia América. Desde 1960, América deja de ser el destino principal de los emigrantes españoles y es sustituido por otro espacio geográfico: Europa.

NOTAS:
(1) Aun a pesar de que no sea precisamente montoreño podríamos incluir en esta relación, por motivos bien diferentes a Pedro Mesia de la Cerda, 5º Marques de la Vega de Armijo, que aunque nacido en Córdoba en 1700, tiene cierta vinculación con nuestro pueblo ya que fue nieto de Fernando Mesia de la Cerda, primer marques de la Vega de Armijo, con casa en Montoro en lo que ahora se conoce como calle Manuel Criado Hoyo pero siempre conocida como la Puerta Baja. Este señor fue a quien Luis Méndez de Haro primer duque de Montoro delego el 14 de Enero de 1659 para la toma de posesión del señorío de Montoro ,asunto este que merece por si solo un capitulo aparte. Fernando Mesia de la Cerda, posiblemente este enterrado en la iglesia de San Bartolomé de Montoro ya que existe una lapida que así lo demuestra. Esta lapida situada al pie del altar mayor y al lado de la epístola se encuentra bastante deteriorada aunque aun se puede leer:
“La mando poner y labrar a su costa el Muy Ilustre Señor Don Fernando Mexía de la Cerda, Marques de la Vega de Armixo, Caballero de la Orden de Santiago y Veinte y Cuatro de la ciudad de Córdoba.1729”
Pedro Mesia de la Cerda, nieto del anterior, fue virrey de Nueva Granada, actual Colombia, desde 1760 a 1772. En desarrollo de las gestiones propias de su cargo, Pedro Mesía de la Cerda se preocupó por el incremento de las reales rentas, en particular por la del aguardiente, que era la que más ingresos proporcionaba. Impuso igualmente la renta sobre el tabaco, siguiendo las instrucciones reales sobre el particular, y trató de estimular la actividad minera del reino. Bajo su administración se estableció la fábrica de pólvora en la capital y la de salitres en Tunja. Siendo su gestión considerada en líneas generales como bastante positiva. Nota mía, se llevó a José Celestino Mutis a Colombia en el barco Castilla en 1760,  en Colombia hay un cuadro que reproduce su figura, estuvo en la exposición que se hizo del bicentenario de la muerte de Mutis en Madríd y Cádiz.


(2) De los que por estos motivos se ausentaron de Montoro destaca nuestro insigne paisano y pintor Antonio Rodríguez Luna exilado durante muchos años en Méjico.

1 comentario :

  1. Me comenta un paisano montoreño que, en tan documentada relacion, no se incluye a los que, por su condicion de militares, sirvieron a su patria en ultramar. Tal es el caso del teniente Moreno, de la familia Hidalgo Moreno. Fue uno de los combatientes en la guerra de Filipinas. Su familia conservaba, con devociòn, su condecoraciones.

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