LO MEJOR DE LA SEMANA

miércoles, 23 de abril de 2014

¿Quien fue Antón de Montoro?

Marithelma Costa
                                                                         Hunter College & Graduate Center. City University of New York
¿Quién fue Antón de Montoro? Esta pregunta, que se ha venido haciendo con insistencia en los últimos años,  no es de fácil respuesta, ya que, en su polifacética obra, el famoso poeta andaluz utilizó una serie de convenciones literarias para ocultar su persona.
Si uno se centra en los cancioneros de los siglos XV Y XVI, que guardan sus composiciones (1), puede decirse que Montoro fue un indigente poeta pedigüeño, quien a través de la poesía logró sobrevivir económicamente y ganarse la aceptación de las clases superiores. Al igual que los juglares medievales, se valió de cortos poemas petitorios para conseguir dinero, comida y ropa, y también dedicó largos panegíricos a los reyes y aristócratas. Sin embargo, si se revisa con detenimiento el testamento que otorgó en córdoba en 1477 (2), y se cotejan las cifras que allí lega a sus hijos, con la economía andaluza de aquellos años, se constata que el autor no era tan pobre como afirmaba en sus poemas, ni se hallaba tan necesitado como sobre él se ha dicho repetidas veces.
Fragmento del Testamento de Antón de Montoro, conservado en el
Archivo Histórico Provincial de Córdoba.
Montoro, también conocido como el Ropero de Córdoba,  fue un relevante miembro de la burguesía urbana y tuvo acceso a los libros y la cultura, algo que en la época no le era dado a todos los ciudadanos. Nació con el siglo y vovió durante los convulsionados reinados de Juan II y Enrique IV. Murió cerca de ochenta años más tarde, en tiempos de Isabel y Fernando, después que Sixto IV firmara la Bula de la Inquisición y el Tribunal del Santo Oficio se instalara en Córdoba (3). Los documentos que se conservan en las parroquias montoreñas y cordobesas no permiten afirmar dónde nació o fue bautizado pero, tanto en sus textos como de los documentos que se guardan en el archivo de Protocolos de Córdoba, se confirma que residió en las collaciones de San Andrés y Santo Domingo, conocidos barrios de conversos de dicha ciudad. De sus textos también se desprende que no vivió al margen de la situación social y política cordobesa, sino que, en una época de creciente intolerancia  persecución religiosa, fue el único poeta converso que defendió abiertamente a los judíos que, como él, habían adoptado el cristianismo.
Si el siglo XIV había estado marcado por las persecuciones contra los judíos, durante el XV los conversos se convierten en los chivos expiatorios de la crisis económica y política del reino. El mapa y la cronología de los motines que, sintomáticamente, posee uno de sus centros neurálgicos en Andalucía, resulta sumamente revelador del fenómeno que se inicia a mitad del siglo y, hasta que éste termine, va a ir en constante aumento: Toledo 1449 y 1469; Carmona, 1462; Valladolid, 1464 y Córdoba, Jaen, Sevilla y Carmona, 1473-1474 (4).
Montoro, quien como ropero o sastre de las clases medias constituye un representante idóneo de su grupo, afirma en sus textos poéticos su origen –cuando poetas conversos como Rodrigo Cota se dedicaban a negarlo-, denuncia ante nobles y monarcas el móvil de las persecuciones y defiende el valor social de los conversos.  Estas denuncias y defensas se constatan en los largos poemas de Enrique IV “SOBRE EL ROBO QUE SE HIZO EN CARMONA” y a DON ALONSO DE AGUILAR CUANDO LA DESTRUCCIÓN DE LOS CONVERSOS DE CÓRDOBA”. En el primero de ellos se afirma el servicio que prestan a la corona:
Punir no vituperando,
Aunque muy tarde lo veo,
Pues esta gente sin bando,
Quier cayendo o levantando,
Vos sirven con buen deseo.
Pues corona prosperada,
Un César, un Africano,
Dése brazo del espada,
De la huerta muy talada,
Poco goza el hortelano. (5)

Y ya en el segundo de dichos poemas se denuncia abiertamente la injusticia de los motines:
Aquestos a quien desmano
Les vino por su barraja
Por mano del soberano,
No les digo todo grano
Ni menos todo ser paja.
Mas, como un pago se pierde
Por una cepa denteco,
Sin que el remedio recuerde,
Por tal son ardió lo verde
Por lo seco.
Poemas de Antón de Montoro. Fuente: Biblioteca Nacional
Sin embargo, Montoro no es un poeta monovalente y predecible, sino que en su obra también figuran festivos textos que refleja el mundo urbano y popular al que el poeta pertenecía. En varios de ellos critica la embriaguez; pero, frente a los procedimientos moralizantes tradicionales,  la voz poética no se sitúa en una posición de superioridad, sino que a través de diminutivos, refranes y giros populares, se coloca en el mismo nivel sociocultural de los personajes criticados. Léanse esta breves piezas:
MONTORO A SU MOZO Y A UNA SU MOZA QUE ESTABAN BEODOS
En la noche, tras el fuego,
Antes de cena los veo,
Catalina fabla griego
Y el maestro doncel Diego,
Latín, Abraico, Caldeo,
Y todo lo mal ladino,
Estando llenos de sarro,
El uno diciendo : vino,
El otro diciendo: jarro.

OTRA DEL ROPERO
Guardas puestas por concejo,
Dejalde pasar y entre,
Un cuero de vino añejo,
Que lleva Juan Marmolejo,
Metido dentro de su vientre:
Y pasito, no reviente.

La cotidianeidad de la vida cordobesa también marca esta multifacética obra en el poema a un febrero “QUE LLOVIÓ MUCHO”
Pesar del cuerpo de Dios,
desordenado hebrero
todo siempre fuiste vos,
cuando en casa, cuando en llero.
Agora tal os mostrais,
Con esta lluvia tan loca,
Que cuando más serenais,
Tras el huelgo nos hallais,
Las rodillas a la boca.
Puente Mayor de Montoro, que se comenzó a construir a finales del S.XV.
Así mismo están presentes los elementos coprifilicosa de tradición medieval e índole carnavalesca:
MONTORO A UNA MUJER QUE TODO ERA TETAS Y CULO
Vos pedais por tal compás
Salvo honor del consonante,
Que no pesa un grano más
Vuestro culo cara atrás
Que vuestras tetas delante.

El ropero cultiva todas las formas en boga durante su época y entre sus composiciones figuran tanto sofisticados textos italianizantes, como alambicados poemas de amor cortés. Y si los primeros comparten la ideología pre-renacentista de un Juan de Mena, los segundos reflejan esa edad media otoñal que se cierra sobre sí misma, le da la espalda al mundo moderno que está naciendo y convierte el ficticio ámbito cortesano en el modelo de la realidad. A LA MUERTE DE LOS DOS HERMANOS COMENDADORES representan a la perfección el mundo del pre renacimiento español.  En esta larga composición de mediados del siglo, la abundancia de latinismos léxicos y sintácticos funciona como paradigma de una estructura que vuelve los ojos a la antigüedad grecorromana, en busca de inspiraciones y modelo. Su complejo exordio constituye uno de los fragmentos de más difícil lectura de la obra del Ropero.

¡Oh cama, de nuevos de ver girifaltes
Tan sobrevolantes en toda milicia
En cuyas presencias, los claros esmaltes
Se falla no turbia su clara liticia!
Faced universo, sin toda pigricia,
Juntando personas boca con oreja,
Así muy mirando lo que vos semeja
De aquella tan cruda dolor y justicia.

Fotografía del Archivo de la Familia González Serrano del Puente Mayor de Montoro.
Por otra parte, los poemas amorosos de Montoro son viva prueba de la reacción cortesana ante la crisis del siglo XV. En un momento cuando la revolución burguesa y las nuevas tecnologías comenzaban a transformar radicalmente el mundo europeo, en la corte se impone una actitud estilizada y cobra renovada vitalidad los periclitados ideales del feudalismo, se trata del momento del gótico flamígero, de las justas y los torneos. En la poesía se privilegia la oscuridad conceptual y el artificio formal. Los textos que se gestan en este ambiente niegan totalmente la naturalidad idiomática que, demás esta decirlo, iba a marcar la escritura renacentista. El poeta cortesano se dedica a entrevesados juegos conceptuales de oposiciones y utiliza un lenguaje cifrado que todavía no comprendemos cabalmente (6). Todos estos procedimientos se constatan en canciones del Ropero como:
Mil veces duermo sin cama,
Por ver si tal bien obrase,
Que vuestra vida lozana,
En sueño se me tornase.
Mas guarda, que si recuerdo
Sin ser el gozo pasado,
Uno vistes vos mas cuerdo
Y aun otro menos llagado.
Vivo bien, quito de ufana,
Por ver si me trasposase,
Que vuestra vista lozana,
En sueño se me tornase.

Asi, el Ropero de Córdoba fue un respetado miembro de la burguesía urbana que se apropió del canon tanto para defendese y defender a los suyos como para dedicarse, lúdicamente, a los juegos de la creación culta y popular. La poesía no constituyó para él una actividad aislada de la vida, ya que en varias instancias hasgta llegó a preparar documentos comerciales en metro y cobró a través de ellos cuentas y pendientes:
Buen amigo, Juan alis,
Dese mi poco tesoro,
Darás a Antón de Montoro
Quinientos maravedís;
De los cuales, por entero,
Enmienda se promete,
Fecho damor verdadero,
Veintiséis dias de enero
Año de cincuenta y siete.

Enfin, Antón de Montoro fue un poeta polifacético que manejó todos los registros poéticos de la época, los marcó con su fuerte personalidad y, cinco siglos más tarde, nos legó un complejo y fascinante cuadro de la vida urbana andaluza en los años cuando se iniciaba la vida moderna. 

BIBLIOGRAFÍA
Costa, Marithelma. Antón de Montoro. Cleveland State University, 1990
Esteban, Asunción. Las ciudades castellanas en tiempos de Enrique IV, Valladolid, 1985.
Macpherson, Ian. “Secret Languaje in the “Cancioneros”: Some Courtly Codes”, Bulletin of Spanic Studies, LXII, 1 (1985): pp. 51-63.
Nieto Cumplido, Manuel. Islam y Cristianismo, Córdoba: Montoe de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1984.
-------. La Revuelta contra los conversos de Córdoba en 1473”, Homenaje a Antón de Montoro en el V centenario de su muerte. Montoro: Imprenta San Pablo, 1977, pp. 29-49.
Ramírez de Arellano, Rafael. “Antón de Montoro y su testamento”, Revista de Archivos, Biografías y Museos, IV. 8-9 (1900): pp. 

NOTAS:
(1) Entre las mas importantes se hallan el ms. 4114 de la Biblioteca Nacional de Madrid, copia del siglo XVIII de un códice del XVI (97 poemas); el ms. 617 Cancionero de poesías varias de la Biblioteca Palacio Real de Madrid (50 poemas); los mss. 83-5 de la Biblioteca Colombiana y el 939 Egerton, de la British Library (46 y 42 poemas, respectivamente; el Cancionero de Roma y el ms. 233 de la Bibliotheque Nationale de Paris (12 poemas cada uno); el Cancionero Antiguo, ms. 2763 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca (con 33 composiciones); el cancionero San Martino Della Scale de Palermo ( 1 texto) y el Cancionero Oñate Castañeda, ms. fMS Spam 97 de la Houghton Library de Harvard University (2 largos poemas).
(2) Rafael Ramírez de Arellano, “Anton de Montoro y su testamento”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, IV. 8-9 (1900), pp.
(3) Manuel Nieto Cumplido. Islam y Cristianismo, Córdoba: Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1984, p. 288.
(4) Asunción Esteban, Las ciudades Castellanas en tiempos de Enrique IV (Valladolid, 1985) pp. 90-92 y M Nieto Cumplido, “La revuelta contra los conversos de Córdoba en 1473”, Homenaje a Antón de Montoro en el V centenario de su muerte (Montoro, Imprenta San Pablo, 1977) pp. 29-49.
(5) Todas las citas de la obra del Ropero  provienen de mi edición crítica de su obra, Antón de Montoro. Poesía Completa (Cleveland State Univertity, 1990)
(6) Ian Macpherson. “Secret Languaje in the “Cancioneros”: Some Courtly Codes”, Bulletin of Spanic Studies, LXII, 1 (1985): pp. 51-63.

*Transcrito del publicado en  la Revista El Eco de Montoro, año 1, numero 1,  por Lola Moreno (enero-2014)

2 comentarios :

  1. Como me gusta pues lo desconocia

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  2. ¡Cuanto hubiera gozado leyendo este pequeño ensayo Manuel Aguilar Benitez...!

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