LO MEJOR DE LA SEMANA

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Patrimonio rural montoreño. Primera Parte. La Escalera, las Prensas y San Camilo

Tras un interesante debate que a surgido en nuestra cuenta de Facebook sobre el patrimonio rural he decidido tratar el tema en el blog para que todos puedan participar. Hasta hace poco los estudiosos del patrimonio centraban su atención de manera casi exclusiva en la arquitectura monumental, últimamente a pocos les cabe duda de la importancia cultural y  del interés artístico de un extenso catálogo de edificaciones que, sin alcanzar siempre un relieve constructivo extraordinario, tienen un significado histórico y una riqueza de contenidos que hacen de ellas piezas de primer orden.
Nos estamos refiriendo a la denominada "arquitectura tradicional" o "arquitectura popular" surgida como consecuencia de los modos de vida y de las prácticas económicas que durante siglos permitieron ocupar el espacio y ganarse el sustento a la población y que en el ámbito concreto de la provincia de Córdoba, por su tradición agrícola milenaria, dieron lugar a la aparición de un conjunto de edificaciones tan amplio y variado como interesante.
Pues bien, dentro del largo y significativo repertorio de casa rurales cordobesas, el término de Montoro ocupa una posición de privilegio puesto que en sus capos se encuentra una de las tipologías más singulares de cuantas aparecen en el conjunto de Andalucía, la casería del olivar, edificación que, superando las limitaciones propias de la gran parte de la arquitectura rural, adquiere un volumen construido, una calidad material y un cuidado formal de tal magnitud que hace posible que se pueda ser equiparada a las más elaboradas piezas de la arquitectura urbana montoreña.
Fijadas ya las bases del estudio de este artículo analizaremos varios ejemplos de arquitectura rural de nuestro pueblo, teniendo la suerte de encontrar arquitectura civil o religiosa. La tónica imperante en nuestra arquitectura rural montoreña es el ABANDONO Y EL EXPOLIO.
-Finca de La Escalera
Se trata de una finca agrícola antigua propiedad de los Marqueses de Viana y Benamejí donde se encuentra una bella Capilla,  la portada de acceso a la finca y antiguo molino de aceite, siendo el resto de nueva construcción y sin interés. Lo más importante es la Capilla que se encuentra reconstruida reconstruida recientemente, de ella destaca la portada en piedra molinaza de estilo neoclásico con una labra muy cuidadosa y gran belleza. Aloja en su interior sarcófagos de mármol en las esquinas de la nave. 

Lo más interesante de esta finca es la capilla. Se ha procedido a la colocación de piedra molinaza en la fachada principal, así como una cubierta a dos aguas bajo la cual hay un falso techo de rasillón.
El interior consta de una nave rectangular y una sacristía , a la que se accede por el muro paralelo a la fachada. A través de la sacristía se pasa a otro cuerpo lateral que es de nueva construcción y no tiene interés. El exterior nos muestra una portada de gran belleza de estilo neoclásico, con enmarcado en las esquinas de piedra molinaza, con cornisas y molduras. La anterior imagen nos muestra el estado de la  capilla antes de ser reconstruida. Sin duda una gran mejora en este ejemplo de nuestro patrimonio rural montoreño.
La portada de la finca es el único resto que se conserva de la antigua edificación construida en piedra molinaza . Se remata con una espadaña de dos cuerpos, el primero de ellos con dos arcos de medio punto sobre pilastras y el segundo de un arco de medio punto, también sobre pilastras, remate superior y volutas laterales.
Por el interior del patio hay una escalera que accede al primer cuerpo de la portada, toda la solería del patio es de piedra molinaza; siendo el resto de edificación de actuaciones posteriores. La última ocasión que visité la finca, la espadaña presentaba alguna grieta es las claves de los arcos, pero viendo fotografías más recientes se observa que han sido consolidadas. 
El nombre de Escalera no es otra cosa que la acepción toponímica que recibe una de las más singulares caserías de esa comarca cuya arquitectura, todavía hoy, representa una importante muestra del neoclásico andaluz del siglo XIX, confundido con elementos de la más genuina tradición arquitectónica popular. Se trata, en definitiva, de un amplio complejo integrado por diferentes espacios constitutivos de una interesantísima unidad estructural, formada por fábrica de aceite, capilla y viviendas…
-Las Prensas
Imagen de las Prensas en 1890. Archivo Municipal de Montoro
Consta de un bloque principal donde se concentran las actividades más importantes -de tipo habitacional y económico- y otras construcciones menores para diversas funciones auxiliares. El bloque principal, cerrado al exterior por una elaborada reja de hierro y al que se vincula un espacio arbolado, responde a una estructura de planta rectangular organizada en torno a dos patios, uno de molino y otro de labor. En el primero, la edificación se dispone en U, ocupando la almazara el frente principal y uno de los laterales, mientras que el otro, relacionado también con el patio de labor, acoge al señorío. 
La almazara, que estuvo funcionando hasta los años 60 del siglo XX, mantiene parte de la maquinaria -un empiedro con dos piedras cónicas, dos prensas hidráulicas, los pozos o alberquillas de decantación- así como la bodega de aceite, donde se encuentran numerosos depósitos metálicos. En el patio del molino se encuentran la tolva, la báscula y el chimeneón, como signo evidente de la primera fuente de energía, asociada al vapor, con que contó esta almazara. 
El bloque de labor, cuya edificación responde a una configuración en L, cuenta con un acceso propio a través de un corredor abierto que lo desvincula del señorío. En torno al patio se concentran dependencias tales como cuadras, pajar, cocinón y vivienda de caseros. En su centro se sitúa un singular abrevadero.
Respecto a los aspectos constructivos, el bloque de la almazara presenta una mayor riqueza formal que la zona de labor, empleándose la piedra molinaza y el ladrillo visto como recursos decorativos en cornisas, ménsulas, impostas y arcos. La cubierta, recientemente sustituida, está formada por cerchas metálicas y cubierta ligera, mientras que en el resto predomina la teja curva sobre estructura de madera. En torno al acceso se sitúan otras dependencias de menor volumen, como la capilla, cocheras, viviendas de aceituneros, la antigua fragua, etc., algunas de ellas de reciente construcción. Destaca la capilla, exenta con cubierta a dos aguas y ejecutada en ladrillo visto bajo criterios compositivos propios del estilo ecléctico del momento. Así mismo, como viene siendo habitual y necesario en estos complejos, existe un aljibe en el exterior que proporcionaba el agua necesaria para el proceso productivo.
Rosaleda en las Prensas. Fotografía de los años 20. Archivo Municipal
Este edificio está situado al norte del núcleo urbano de Montoro, en un llano de olivar donde se emplazan numerosas almazaras, -Molino de Afán, Molino de Don Diego, de Juana Molina, etc- y a él se accede a través de un breve camino jalonado de pinos y olivos. Gema Florido en Hábitat rural y gran explotación en la depresión del Guadalquivir indica que este edificio resulta de varias fases constructivas, estando su origen probablemente en 1754, fecha existente en una inscripción en la portada. En cambio, las torres de contrapeso aparecen fechadas en 1830, mientras que en 1860 se incorpora al conjunto una importante capilla y en 1910 se construye el actual señorío como consecuencia del cambio de propiedad, que con la desamortización pasó de la Iglesia a manos privadas. 
Las Prensas constituye un gran conjunto agroindustrial de singular importancia, tanto por su dimensión como por sus características edificatorias. Es uno de los escasos ejemplos de construcción de nueva planta que se levanta en la comarca del alto Guadalquivir para albergar una almazara hidráulica, mientras que en la Campiña Alta, aunque bajo unos patrones diferentes, adquirieron un gran desarrollo, -la Vapora en Lucena, Cortijo del Río en Aguilar, Santa Elena en Puente Genil o el Corneta en Cabra-. La mayoría de ellas hoy están desmanteladas en su interior, pero su estructura y la presencia del chimeneón exento de sección cuadrada denotan la utilización del vapor como fuente de energía, siendo uno de sus elementos más significativos. Tras mucho buscar, he conseguido una imagen del interior de la capilla, es del 2005. No sabemos si ha sido modificada  en estos últimos años.
El edificio se emplaza en una zona ondulada de olivar junto a la desembocadura del arroyo del Mosquil en el embalse de Marmolejo, en el río Yeguas, cerca del límite con el término municipal de Villa del Río. Fue construido por la condesa de la Vega del Pozo en el año 1891, en la misma época que se reforma la Casería del Corregidor, también perteneciente entonces al patrimonio de la referida condesa. En imagen podemos observar una fiesta en las Prensas, concretamente aparece la capilla. Que por suerte se conserva en muy buen estado.
-San Camilo
El edificio conforma una estructura cerrada de planta rectangular en torno a tres patios cuyas funciones aparecen claramente definidas. El central, comunicado con los otros dos, está configurado por las dependencias residenciales -el señorío, viviendas para el personal y capilla-, sirve de compás de entrada y en él se abre el acceso principal al conjunto ligado al camino de llegada. El señorío cuenta con dos plantas, estando la superior conectada mediante unas escaleras con el huerto-jardín posterior, el cual fue concebido como una terraza acotada en sus límites por muros de contención. 
La capilla se dispone perpendicular a la fachada principal y se destaca al exterior mediante un pequeño compás, una potente espadaña y el tratamiento de la portada, que aparece rematada por un frontón. Es de una sola nave y está precedida por una exedra con asientos laterales. A pesar de que la cubierta estaba casi por completo hundida, hasta hace poco mantenía la reja de lo que fue la barandilla del coro. En esta imagen de Paco Aguilar podemos observar la reja, que ha sido expoliada.
El segundo patio cuenta con un acceso directo desde el campo y con una conexión con el sector residencial mediante un paso cubierto. Es un amplio espacio abierto al servicio de los dos molinos con que contaba el edificio. La almazara de dos vigas, donde estarían ubicadas dos de las cuatro vigas de marca mayor a las que se refiere Ramírez y las Casas Deza, responde al tipo desarrollado en el sur de la provincia: una doble crujía con arcada central, torre de contrapeso a modo de muro regruesado y zona de molienda a continuación de ésta. Difiere del modelo que caracteriza a la arquitectura rural montoreña de finales del siglo XVIII en que no cuenta con el característico paso central de comunicación entre las zonas de prensado y molienda, lo que puede deberse a su fecha de construcción. 

La segunda almazara, muy similar a la de la Colorá, es una de las piezas más significativas de este extraordinario conjunto y fue construida por los arquitectos antes mencionados según una inscripción existente en el dintel de la puerta de acceso, que aparece en la anterior fotografía y que por desgracia ha sido expoliado. Destaca la imponente torre de contrapeso, construida con sillares de piedra molinaza y con una especial longitud para albergar cuatro vigas, dos de marca mayor y dos de marca menor. Éstas se alojaban dentro de una amplia nave de tres crujías separadas por una doble arcada con tres vanos adovelados de igual luz sobre machones de piedra molinaza. 
En la crujía central, con cubierta de parhilera atirantada, estarían dispuestas las dos vigas de marca menor. La comunicación con la zona de molienda se efectúa a través de un paso abierto en el centro de la torre de contrapeso. Las cuadras están situadas a ambos lados de la zona de molienda y conectadas con ésta en la crujía de fachada. Una gran bodega con numerosas tinajas para el almacenamiento del aceite estaría situada en el lado opuesto del patio. En San Camilo se instaló en fecha posterior una almazara de tipo hidráulico cuya implantación tuvo escasa repercusión en la estructura originaría. 
El último patio, reúne labores secundarias y está ocupado por las cuadras -de exigua dimensión en relación al edificio- y por una vivienda de reciente construcción apoyada en el lindero oeste. 
Respecto al sistema de abastecimiento de agua, en este caso se produce a través de un pozo y de un acueducto de gran longitud y no mediante el habitual "perezón" empleado en Montoro. Constructivamente, todo el conjunto está ejecutado con sillares de piedra molinaza y ofrece un efecto impresionante a pesar de su mal estado de conservación. Hay que destacar no sólo el estado de deterioro que ha producido el paso del tiempo, sino también el expolio al que este magnífico conjunto está siendo sometido.
Faneguería Montoreña, Archivo Municipal de Montoro
Con estos tres primeros ejemplos comenzamos este repaso por el importante patrimonio rural montoreño, de gran valor historico-artístico y cultural. El patrimonio donde muchas fanaguerias montoreñas habitaron y que muchos montoreños seguron que recuerdan en plena actividad. Al igual que muchas de las iglesias rurales de nuestro pueblo, en las que se celebró misa hasta los 70.




1 comentario :

  1. Nos gustaría que os uniérais a nosotros para celebrar el proximo 6 de octubre el Día del Patrimonio Rural.
    En twitter: #diapatrimoniorural
    Os esperamos.

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