LO MEJOR DE LA SEMANA

miércoles, 14 de agosto de 2013

La Nava, el Molino y la Ermita de Santa Bárbara de Montoro

Interior de Santa Bárbara. Edificio que sirvió de molino y ermita. Posee tres naves o galerías con arcos de medio punto
de diferente tamaño, plintos troncopiramidales soportan fustes achaparrados y capiteles-cimacio de forma
almohodillada. Fuente: Juan Córdoba García
Juan Córdoba García
La Nava es un pago del témino municipal de Montoro. En Montoro es bien sabido que las circunscripciones en las que se divide el término se llaman pagos, voz cuyo origen está en los pagi romanos, aún se conserva en la nomenclatura lugareña la palabra derivada directamente del latín. La palabra pagano significó en su origen “habitante de los pagi” y por deformación llegó a nuestros días como sinónimo de adorador de deidades naturales o persona no cristianizada por el hecho de que el cristianismo como religión monoteísta y eminentemente urbana tardó siglos en ser aceptada, adoptada y adoctrinados los habitantes de los pagi o paganos, es decir, por las gentes que vivían en lugares alejados de las poblaciones donde el cristianismo arraigó muy tempranamente. Ni que comentar tengo los testimonios que existen en Montoro ciudad de la adopción de la nueva religión en época en los primeros siglos de la existencia del cristianismo.
La Nava como pago ocupa una gran extensión del término de Montoro, en concreto toda la zona nordeste del término hasta confluir con el siguiente pago, en el extremo este que es el del Charco del Novillo. Pero la Nava en sentido geográfico y geomorfológico es un espacio mucho más reducido que el pago de su mismo nombre.
Vista de la Nava desde el cerro del mismo nombre. En el centro de la derecha se encuentra el Molino del Carmen y de
Murcia, a la izquierda con vegetación y construcciones más antiguas aparece Santa Bárbara y Puertas Nuevas.
Más atrás de estos molinos se encuentran otros como el de Contreras, Vallón o el de Don Federico Porras
Fuente: Archivo Juan Córdoba García

La Nava en sentido estricto anteriormente citado es una penillanura que se encuentra en una cota inferior a cien metros sobre el nivel de la vega del Guadalquivir, a unos cientos de metros en línea recta de la Depresión Bética y a unos cuatro kilómetros de casco urbano de Montoro. Los límites de La Nava, no muy bien definidos comienzan por el sur en el arroyo Rocines hasta las faldas del Cerro de la Nava, incluyendo dicho cerro; por el oeste, el camino que comienza aproximadamente en la finca La Palmilla hasta La Encarnada marca los límites de la Nava por el poniente; por el norte Peronia, las Hazas de Garrido son la zona más septentrional de La Nava; al este, la calera que existe antes de la Cuesta Empedrada tras el molino de Contreras y todo el borde previo a la depresión del arroyo del Corcomé hasta el este del cerro de la Nava.
En cuanto a la orogénesis de esta penillanura o depresión al pie de Sierra Morena no tengo conocimiento de la existencia de ningún estudio de la génesis de esta formación geológica, es decir, del estudio de cómo se originó la Nava no se ha ocupado nadie hasta el presente ni me voy a ocupar en este artículo porque solo lo haré de aspectos descriptivos que den idea al lector del lugar y lo que contiene para mayor conocimiento de Montoro y su término en su estado actual principalmente. Se encuentra en las primeras estribaciones de Sierra Morena, por tanto pertenece a esta formación, al plegamiento alpino que se produjo por el choque de las placas tectónicas de los continentes Africano y Euroasiático y dio lugar a todas las formaciones montañosas existentes al sur del continente Euroasiático desde Sierra Morena, los Alpes hasta el Himalaya.
La Nava se encuentra en proceso de erosión muy avanzado respecto a Sierra Morena, como se aprecia en la imagen, de ahí que hoy sea prácticamente una llanura; tiene una ligera inclinación nordeste suroeste, dato muy importante a la hora de estudiar tanto sus suelos como su sistema hídrico. Actualmente se encuentra atravesada longitudinalmente en su centro de nordeste a suroeste por el arroyo de la Nava o del Membrillo.

Piedras de molino de conglomerado o piedra almendrilla procedentes de la cantera existente a pocos metros.
Actualmente adornan la entrada del antiguo Molino de Puertas Nuevas. En la actualidad no tiene desaparecido, pero que
figura en el Catastro de Ensenada de 1748. Fuente: Juan Córdoba García

LOS SUELOS. Toda la zona que se extiende desde Rocines a la Simona, el cerro de la Nava, tierras al norte hasta la Encarnada, parte de la superficie al norte del cerro de la Nava, incluyendo dicho cerro son sedimentos detríticos fluviales con aluviones de poco grosor, provenientes de cauces de ríos en su tramo medio o inferior, mezclados siempre con sedimentos arenosos cuyo origen son depósitos fluviales en un delta o desembocadura y en algunos lugares concretos los suelos tienen cierta profundidad y seguramente flotando sobre un sustrato calizo formado en el mar primigenio, antes de emerger estas tierras, más espesos estos sedimentos fluviales cuanto más cercanos a la vertiente inclinada hacia el suroeste, hacia el valle bético, donde convergen todas las aguas. En algunos lugares estos sedimentos están de medianamente compacatados a fuertemente cementados dando lugar a la afloración de rocas más o menos tenaces que en cierta medida dificultan las labores agrícolas.
Piedra de conglomerado ubicada en la puerta del Molino de
Santa Bárbara, procedente de la cantera ya citada. En Santa
Bárbara se conservan al menos seis de estas piedras,
algunas de ellas enterradas y ocultas desde la invasión
francesa para que los invasores no pudieran moler.
Fuente: Juan Córdoba García
En el caso de sedimentos fuertemente cementados han dado origen a la explotación en tiempos pasados de algunas canteras de conglomerados que la nomenclatura local llaman piedra almendrilla, que servían como piedras de moler en molinos aceiteros que desde finales del siglo XIX fueron sustituidas por piedras de granito procedentes del batolito de los Pedroches, una de las canteras de conglomerados se encuentra en la finca Las Canteritas, a pocos cientos de metros de Puertas Nuevas, como ilustro en las imágenes.
Los sedimentos arenosos fuertemente cementados han dado lugar a la explotación por el hombre de algunas canteras de arenisca (molinaza) que han servido para la construcción de la gran cantidad de molinos aceiteros y piedras de moler aceituna, que desde hace muchos siglos fueron construidos y explotados en la zona de La Nava. En el interrogatorio del Catastro de Ensenada, la mayor concentración de molinos aceiteros se encontraba en la Nava en 1748, de hecho los molinos aceiteros más antiguos se encuentran en la Nava. Una de estas canteras abandonada o agotada se encuentra a pocos metros al norte del molino del Carmen, cerca de Santa Bárbara. 

Calera u horno de cal construido mediante sillarejos de molinaza y cuya cantera de piedra estaba cercana. La
antiquísima construcción fue rellenada de basura y se encuentra en grave riesgo de desaparecer.
Fuente: Juan Córdoba García

Más al oeste de este lugar se encuentra el sitio de Santa Bárbara, cuyo suelos son principalmente arcillosos, terra rosa y sedimentos lacustres. En esta zona se localiza una o varias dolinas, el hundimiento de una cavidad kárstica o cueva dejó a la intemperie un manantial en superficie, la fuente de Santa Bárbara, con caudal constante de agua. Esta afirmación sería solo una hipótesis si no existiera constancia documental de la existencia de cuevas en el lugar. La página 147 del interrogatorio del Catastro de Ensenada dice que en la Huerta de la Nava (que hay quien confunde con el molino de Santa Bárbara) existe contigua al molino de la Huerta de la Nava, una cueva. Hoy ignoramos donde se encuentra la entrada a la cueva. Probablemente fue cegada como en tantos otros casos en el término, por ser refugio de ratas y otros bichos indeseados, como señala José Ortiz García en uno de sus artículos en referencia a otras cuevas en las cercanías de la población. 
Escudo existente en el dintel de entrada a la Huerta de la Nava
que posiblemente pertenezca al presbítero montoreño Don
Pedro Madueño Palomares. Fuente: Juan Córdoba García
Es así mismo cierto que esa es una zona de tierras en movimiento; hace años hundió la nave norte del molino existente en la Huerta de la Nava y este mismo año de 2013, en la mísma línea hacia el este, se hundieron 20 metros de la pared que sostiene el acueducto que llevaba el agua desde la fuente de Santa Bárbara al molino de dicho nombre.
HIDROLOGÍA. Conocer la dinámica hidraúlica de La Nava es fundamental para comprender el por qué este sitio siempre tuvo tanto atractivo para el asentamiento de poblaciones humanas.
Como se infiere del apartado anterior, casi la totalidad de los suelos que forman la planicie de La Nava son suelos permeables. Salvo las zonas con suelos muy cementados, donde aflora la piedra molinaza y los conglomerados, casi la totalidad de La Nava está formada por suelos que absorben toda el agua de las precipitaciones, las rocas calizas que forman el sustrato de esta planicie se encargan de absorber el agua y encauzarla a través de cavidades (cuevas) o difuminarla.
La Nava que hoy conocemos en realidad no es una nava en el sentido geográfico sino lo que queda de una zona donde existían varias lagunas endorreicas rodeadas de terrenos boscosos. Ha sido desecada progresivamente por el hombre desde hace milenios hasta nuestros días, en los que es mucho más agresiva la actividad humana en este sentido.Con la obsesión del agricultor por drenar todo el terreno para cultivo de olivar sin pensar en que si el agua no se filtra y se retiene llegará el momento en que no habrá recursos hídricos a los que acudir, ha llevado a La Nava a no ser reconocida como un humedal y ya solo quedan algunos puntos en los que se reconoce su origen como tal zona húmeda. Hace mucho tiempo, tal vez algunos miles de años existía una gran laguna en torno a Santa Bárbara, una o varias laguna endorreicas con lámina de agua perenne, así lo demuestran los sedimentos lacustres que existen en torno a Santa Bárbara, que es una pequeña depresión dentro de la Nava.

Humedal en la Nava, el entorno permanece con una lámina de agua durante bastantes meses del año. Siendo visitado
por varias especies de animales propios de lagunas. Al fondo aparece el Molino de Peronia. Fuente: Juan Córdoba

Por razones desconocidas, probablemente por mano del hombre, la cubeta que contenía varias lagunas en dicha zona, se desbordó y el agua comenzó a fluir hacia el suroeste, hacia el valle del Guadalquivir, de esa manera se formó el arroyo de La Nava o del Membrillo que atraviesa la zona centro de nordeste a suroeste y donde vierten hoy en día varios regajos a los que se van uniendo otros nuevos a medida que el hombre sigue manipulando el terreno sin comprender que si el agua de lluvia no se filtra a capas profundas del subsuelo y se evacua a regajos y zanjas, los acuíferos no pueden almacenar agua y por tanto los pozos irán descendiendo de nivel progresivamente. En las últimas décadas por mano humana ha desaparecido la laguna existente frente a La Simona, que en años lluviosos permanecía hasta seis meses con lámina de agua, ha sido desviada a través de las cunetas del la carretera A-3102 hacia la vertiente de Rocines de tal manera que ya no se forma laguna por más que llueva. En cuanto a la La laguna existente en Las Hazas de Garrido, que en años lluviosos igualmente mantenía su lámina de agua hasta más de seis meses, ha sido vaciada utilizando para ello maquinaria pesada, hacia el arroyo de La Nava, de tal forma que el arroyo de La Nava o del Membrillo se desborda en días lluviosos arrastrando miles de toneladas de tierra. El camino asfaltado que se aparta a la izquierda, de La Palmilla a La Encarnada, en el que se construyeron profundas cunetas, evacua una inmensa cantidad de agua hacia varias cuencas que antes de su construcción se filtraban a capas profundas del terreno. 
Zanja o canjorro de más de dos metros y medio de
profundidad formado en los últimos diez años al norte
 del Molino del Carmen. Fuente: Juan Córdoba García

El camino asfaltado Puertas Nuevas-La Fuensanta, construido a mediados de los años noventa del pasado siglo, en el que se cavaron profundas cunetas evacua enormes cantidades de agua que antes igualmente se filtraban progresivamente. 

La intervención de maquinaria pesada con el fin de desviar aguas desde los cultivos de olivar hacia los cauces y cunetas antedichos, la eliminación, deterioro y destrucción de vallados de piedra y setos naturales que dividen las diferentes parcelas y su sustitución por alambradas unido a la utilización indiscriminada de herbicidas. Todo lo antes mencionado y otras causas que desconozco hacen que la nava sea hoy irreconocible como el humedal que no hace muchos años fue.

La Nava absorbe el agua de lluvia por percolación, por filtrado lento y constante de las precipitaciones sobre los terrenos que la conforman, ya sean calizos (lapiaces) u otros terrenos permeables antes descritos a través de las cuales el agua entra en el subsuelo y se encauza formando cuevas en terrenos calizos o difuminándose.
A pesar de la incesante y agresiva intervención humana en el sistema hídrico natural del lugar aún quedan algunos sitios donde se puede observar la dinámica hidráulica propiamente natural del lugar en superficie.
Sumidero natural en la Nava, el agua penetra en esta
grieta por percolación y la conduce a una cueva
 o se difumina en el subsuelo del que se  extrae de
manera artificial mediante pozos o de forma natural mediante
fuentes, manantiales o veneros. Fuente: Juan Córdoba
En el extremo este de La Nava existe una dolina producida por el hundimiento de una cueva, el hoyo circular que produjo el hundimiento de la cavidad kárstica se llena de agua en años lluviosos, concretamente este año de 2013 ha permanecido con una lámina de agua durante más de ocho meses; el agua de esa laguna se va filtrando poco a poco a través de varios sumideros hacia una cueva, hasta el nivel de la capa freática y va bajando de nivel en la medida en que el terreno va perdiendo agua a causa de los gasto en los pozos de sondeo para regadíos existentes en los alrededores o a causa de la evaporación. A dicho humedal acuden a los pocos días de lluvia otoñal aves propias de zonas lacustres como cigüeñas, ánades silvestres, águilas, anfibios, que permanecen en él e incluso llegan a anidar en años en que la lámina de agua permanece hasta pasado mayo, como si en sus código genético llevaran grabado que ese es su hábitat natural. En las imágenes muestro un sumidero natural y otro anillado.
Sumidero anillado por el hombre. En este caso el hombre ha
 excavado un agujero en el sumidero y se ve claramente el nivel
 de la capa freática, el pozo-sumidero puede no bajar de nivel en
 meses aunque se le gaste agua en gran cantidad siempre que
no se extraiga  agua en exceso para regadío en pozos de sondeo
más o menos cercanos que hagan bajar el nivel de la capa
freática. Fuente: Juan Córdoba
Existen muchos sumideros en toda llanura de La Nava, la mayoría han sido transformados en pozos anillados de piedra con brocal y muchos de ellos conservan alguna rejilla para recoger el agua de lluvia que los hace rebozar durante varios meses al año.
En otros casos, en los mismos sumideros se han excavado aljibes para molinos aceiteros, algunos de ellos cegados con tierra por máquinaria pesada por el supuesto peligro para las segurida de personas. Pero existe un caso paradigmático que ilustra mi afirmación y que muestro en las imágenes, es el caso del Molino del Carmen. La avenida flanqueada por palmeras que conduce desde la portera al molino es un cauce de agua hacia un sumidero que hace de aljibe del molino, excavado en el propio sumidero de tal forma que el agua del aljibe está a merced del nivel de la capa freática, el aljibe solo tiene paredes, no tiene fondo construido , el fondo del aljibe es el propio sumidero.
Avenida o camino de entrada al molino del Carmen en La Nava. Además de cumplir su misión estética,
la realidad es que su función es eminentemente práctica. El agua de lluvia transcurre a través de la avenida,
llega frente a la casa donde se introduce en una rejilla y se encauza hasta el aljibe, que está a
la derecha de la casa. Fuente: Juan Córdoba García

Aljibe del Molino del Carmen en La Nava, uno de los más grandes de la sierra de Montoro. El molino fue construido
en la primera mitad del siglo XVIII, al parecer por los padres carmelitas de Montoro, Aprovechando un
sumidero, excavaron el aljibe, éste no tiene fondo, porque es un sumidero natural excavado por el
hombre y aprovechado como aljibe, el nivel del agua es el de la capa freática en el momento de la toma de la foto.
Fuente: Juan Córdoba García

Existen también algunos manantiales en superficie, el más llamativo es la fuente de Santa Bárbara, con caudal constante durante todo el año. El hundimiento de una cueva hace tal vez milenios dejó al descubierto este manantial en superficie, con una media aproximada de unos sesenta metros cúbicos de agua evacuada cada veinticuatro horas. Esta fuente surtía a varios predios de los alrededores y hasta no hace muchos años, cuando el agua potable de Montoro mermaba en calidad en verano, era costumbre en muchas casas de Montoro surtirse de agua para beber de dicha fuente. El agua de la fuente de Santa Bárbara sale del manantial, transcurre a través de la Huerta de La Nava, llega hasta el arroyo de la Nava y a varios cientos de metros desaparece en el subsuelo.
El los últimos quince años la proliferación de pozos de sondeo en La Nava es indiscriminada, o no existe control en las perforaciones del acuífero o si existe es poco efectivo. Aún peor es el despilfarro, es muy común dar una vuelta en verano por los olivares en regadío,cada día más abundantes, y encontrar enormes charcos en los olivos por causa de haberse soltado una tubería del sistema de riego sin que el propietario se perciba en meses del percance porque la mayoría de regadíos funcionan con reloj automático que programa las horas de riego durante el día y el propietario confiado no se percata de la avería en mucho tiempo.
En España las navas son zonas especialmente protegidas por el peligro de ser roturadas por el hombre, en el caso de La Nava en Montoro su roturación, transformación y explotación de recursos por parte del hombre es un hecho desde hace muchos cientos o tal vez miles de años. Tal vez sea la cercanía de La Nava del casco urbano de Montoro haya sido la causa de esta explotación por parte del hombre y las transformaciones que ha sufrido el paiaje sean la causa de que ningún estudioso se haya preocupado de este lugar tan singular.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

En el Blog Pasión por Montoro solo se aceptan comentarios en los que aparezca el nombre y apellidos. Cualquier comentario que se envie como anónimo no se publicará en ningún momento. Comentar con el nombre es muy fácil, pulsa sobre NOMBRE e indica tus datos personales. Así de fácil podremos tener una conversación fluida, con respeto y en beneficio de Montoro