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jueves, 28 de julio de 2011

Hermandad de Santa Marta de Sevilla



Mañana día 29 de Julio se celebra la Festividad de Santa Marta, que da nombre a la conocida Hermandad sevillana de Santa Marta. Por este motivo he querido dedicarle un pequeño artículo a la hermandad, analizando las imágenes que conforman ese gran misterio que luce cada Lunes Santo en la capital andaluza.


Fotografía del imaginero en el 1979.


Debemos tener muy presente en este artículo la figuro de Luis Ortega Bru, ya que es el autor de todas la figuras que forman este misterio. Su padre era un alfarero, que influyó en que desde bastante pequeño se dedicase a modelar figuras en barro, lo que le llevó a decir que "sus principios fueron la alfarería y la cerámica". Recibe clases de dibujo con el maestro y poeta de San Roque, José Domingo de Mena. 
La Guerra Civil marcó su trayectoria, ya que sus padres fueron fusilados durante la contienda y él que también militó en el bando republicano, fue condenado en 1940 a tres años de prisión por un delito de auxilio a la rebelión. En el año 1944 se trasladó a Sevilla, matriculándose en la Escuela de Artes Aplicadas. En esta ciudad comenzó a ser conocido en los círculos artísticos, realizando su primera exposición en 1949.
 En 1952 recibió el primer premio nacional de Escultura por "la Piedad". En 1955 se trasladó a Madrid como maestro escultor de los Talleres Arte de Granada, abriendo posteriormente un taller propio en la capital. En 1978 regresó a Sevilla, trabajando en el taller de Guzmán Bejarano. En el 82 morirá en Sevilla
Algunas de sus obras mas representativas son las siguientes:
Descendimiento de Málaga

Jesús del Soberano Poder y Caifás de Sevilla

Cristo de la Misericordia del Baratillo de Sevilla

Ntro. Padre Jesús del Silencio de Córdoba
Jesús de la Pasión de Málaga.

Realizado este breve recuerdo por la trayectoria profecional de Ortega Bru como imaginero nos centraremos en el misterio sevillano de Santa Marta. Iniciando nuestro análisis con el Cristo de la Caridad y culminando el artículo con las figuras secundarias, tales como San Juan, María Magdalena,Nicodemo. 

El Cristo de la Caridad

El Santísimo Cristo de la Caridad es una magnífica efigie del Redentor yacente. La imagen, exenta, está totalmente tallada en madera y policromada con un gran realismo y unción religiosa, presentando una admirable cabeza, sin corona de espinas, con una amplia cabellera de raíz clásica que enmarca al sobrecogedor rostro de Cristo.
El cuerpo presenta un notable movimiento, flexionándose en ángulo tanto por la cintura como por las rodillas para ser llevado sobre una sábana por los Santos Varones hacia el Sepulcro, formando un dinámico grupo en diagonal, de izquierda a derecha, mostrándonos de este modo el movimiento barroco.

Podemos observar el brazo derecho desprendido y la flexión de las rodillas y la cintura.

Es de destacar, junto a la admirable anatomía, el magistral brazo derecho desprendido y el breve sudario de talla que deja al descubierto toda la cadera derecha, así como la espléndida policromía que le dotó su autor. Otro aspecto que me ha llamado la atención es el gran realismo que Ortega Bru a conseguido a la hora de realizar la sangre, teniendo un gran ejemplo por ejemplo en el costado de Cristo
Santa Marta
Esta bella imagen es obra de Sebastián Santos que consiguió la doble funcionalidad de esta obrae: tanto para recibir veneración letífica como una de las Santas más querida por la devoción popular, como para procesionar en el fúnebre Misterio de la Pasión que la Hermandad anhelaba.
La imagen de Santa Marta es una excelente obra de Sebastián Santos, con la que demostró su versatilidad y amplia maestría para tratar con acierto cualquier tema del arte sagrado. Esta efigie hagiográfica de vestir es admirable por el suave modelado de su rostro, con una mirada certera y la inconfundible nariz de raíz hebraica, enmarcado por el negro cabello que se recoge tras las orejas. 
Las manos aparecen con las uñas desgastadas por el servicio doméstico, y los pies, calzados con sandalias, simulan un leve caminar por los senderos de Judea en pos del Redentor, al que acompañaría, sin duda, hasta el Sepulcro.
La sagrada imagen porta en sus manos durante todo el año los atributos característicos de su iconografía, según “La Leyenda Dorada” de Jacobo de la Vorágine: el acetre del agua bendita en la derecha y el hisopo en la izquierda, que son trocados por los tres clavos del Redentor en el paso procesional para la Estación de Penitencia.


San Juan Evangelista
La imagen del Discípulo amado fue realizada por Ortega Bru para acompañar a la primera Dolorosa de las Penas junto con el conjunto escultórico del Traslado al Sepulcro estrenado en 1953. Esta destacada imagen conjuntaba a la perfección con aquella talla, en el cruce de miradas, policromía cetrina y rasgos afilados y tristes en barba, ojos, boca y manos. Constituye una de las mejores representaciones modernas del Evangelista en la Semana Santa de Sevilla.







                                         Paso de misterio realizando Estación de Penitencia.
José de Arimatea
El Santo Varón que porta el cuerpo del Santísimo Cristo de la Caridad por su parte trasera es una portentosa imagen de marcados rasgos. En las largas barbas y la expresividad del rostro Ortega Bru consigue una de sus imágenes secundarias más logradas. Es de destacar la dirección de la mirada hacia el Santísimo Cristo, llena de unción y de tristeza, logrando una conjunción de gran impacto visual.






Nicodemo
La efigie de Nicodemo abre con la poderosa zancada de su pierna izquierda el Misterio del Traslado al Sepulcro, dotándolo de un dinamismo inconfundible. La valentía y calidad de la talla se observa en los aguerridos brazos que portan con decisión la blanca sábana donde descansa el cadáver del Redentor, hacia quien se vuelve la triste mirada de su bien ejecutada cabeza. El rostro, con los ojos vidriados, es uno de los mejores testimonios del arte neobarroco en la Semana Santa sevillana.

Podemos observar la gran zancada de Nicodemo en esta imagen.

María Magdalena

La imagen de Santa María Magdalena procesiona en el costero derecho del paso en actitud arrodillada, con la amplia cabellera suelta y las manos simulando recoger la sangre y el brazo desprendido del Señor muerto. En ella destaca poderosamente cómo la mirada se vuelve hacia el espectador que contempla la escena desde las calles, invitándole a sumarse a la compasión del cortejo que camina hacia el Sepulcro









María Magdalena arrodillada ante el cuerpo inerte de Jesús.

María Salomé

Esta imagen de Santa Mujer arrodillada, con la angustiosa mirada elevada y las manos extendidas  hacia el Santísimo Cristo. En su Estación de Penitencia viste  túnica de terciopelo de color azul con fajín hebreo y mantolín morado. Tocado de tela blanca.












María Cleofás

 Debemos resaltar una curiosidad de esta obra, en su origen fue la Dolorosa que acompañaba a Jesús en su traslado al sepulcro. Pero al adquirir una nueva dolorosa, la antigua pasaría a ser Maria Cleofas. La efigie en la actualidad nos ofrece una gran serenidad en su expresión, gracias a su policromía nacarada, y un elegante porte en actitud de caminar con decisión tras el Cristo de la Caridad, portando en sus delicadas manos la corona de espinas.











 
Imagen de la Hermandad realizando Estación de Penitencia.
                         

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