Vista general del Molino de Escalera en el Charco Novillo, Montoro. Fuente: Manuel Perales Solís |
Manuel Perales Solís
Hacia 1989 un grupo de marmolejeños, entre los que me encontraba, publicamos un folleto conmemorativo sobre la celebración de la “Romería Cultural de Escalera y San Camilo de Lelis”. Dicho evento no era otra cosa que una excursión por estos parajes del olivar serrano que veníamos realizando desde 1974. En dicho folleto se hacía una breve descripción de la casería de Escalera y de los lugares por donde discurría la ruta. El nombre de Escalera correspondía a la acepción toponímica que recibe una de las más singulares caserías de esa comarca cuya arquitectura, representa una importante muestra del neoclásico andaluz del siglo XIX, confundido con elementos de la más genuina tradición arquitectónica popular andaluza. Se trata, en definitiva, de un amplio complejo integrado por diferentes espacios constitutivos de una interesantísima unidad estructural, formada por fábrica de aceite, capilla y viviendas.
La ruta seguida por esta particular “romería” se realizaba a pie desde Marmolejo a lo largo de más de 15 kilómetros, por caminos y trochas que, en su totalidad, discurren por la vasta comarca de olivar serrano (pagos de Cerrada y Charco del Novillo), distinguida por toda una serie de rincones paisajísticos altamente reconfortantes para cualquier amante de la naturaleza”.
Capilla de Escalera antes de su restauración. Fuente: Manuel Perales |
El folleto pasaba
también a relatar los puntos más importantes del camino, a saber:
Huerta del Río y Nacimiento, Casería del Cañuelo; paso del Yeguas
por el vado de Mariquita La Salvaora, casería de la Herradurilla,
casería de San Camilo de Lelis y finalmente Escalera. El recorrido
de vuelta se realizaba a través de la carretera de Cardeña en
dirección al ventorrillo de La Luz, ermita y arroyo del Santo;
descenso al Yeguas por la casería de las Tobosas; subida al antiguo
carril de La Herradura y finalmente carretera comarcal 420, hasta
Marmolejo.
En relación a la
casería de Escalera se dice: “Recinto del siglo XVIII, formado por
iglesia de fachada neoclásica, viejo molino de aceite de viga y
vivienda para los señores y personal operario. Dicen que perteneció
a los antiguos condes de Villaverde, cuyos restos se encontraban
enterrados en enormes sepulcros de mármol rojizo, que hallaban
acople en los ángulos de la planta. La capilla, elemento más
importe del conjunto monumental, presenta una fachada del más puro
estilo neoclásico constituida de frontón (1) y pilastras clásicas.
En el interior presenta planta de salón, encontrándose tras el
presbiterio una reducida sacristía. Sobre el altar mayor, una
hornacina debió de albergar la imagen a cuya advocación estuvo
consagrada la iglesia. La casería: tiene como elemento más curioso
a destacar, la espadaña de la entrada, situada sobre el vano de la
puerta que daba acceso al patio principal. Esta espadaña tiene dos
cuerpos: el inferior, mucho más ancho, con dos vanos para campanas y
el superior bastante más estrecho con un solo vano para esquilón.
El segundo cuerpo esta rematado por un frontoncillo barroco cuyo
perfil aporta gran belleza al horizonte paisajístico del Charco
Novillo”. Hasta aquí la reseña del inédito folleto que se
limitaba a describir lo que hasta aquellas fechas había trascendido
de tan singular casería.
En la actualidad, gracias
al estudio realizado por Gema Florido Trujillo (2), disponemos de
datos descriptivos de Escalera recogidos en un escritura notarial
fechada en 1868 que los actuales dueños de la casería le
facilitaron para la elaboración de su estudio “Habitat rural y
gran explotación en la Depresión del Guadalquivir”. En ella se
dice lo siguiente: “Caserío, molino aceitero, Capillas y pozos
que radican dentro de la posesión llamada “Escalera” que radica
en la Sierra de este término, pago del Charco del Novillo..: el
Caserío tiene una fachada al sur y comprende una superficie de tres
mil cuatrocientos metros y trece decímetros cuadrados, distribuidos
en casa principal, molino aceitero y cortijo, una antigua capilla, su
oratorio formando parte del caserío principal y un panteón familiar
de más reciente construcción aislado del resto de la edificación
por un jardincito y puesto en comunicación por una galería
interior; dicha casa-cortijo y panteón tienen seis puertas
independientes a la fachada.
Espadaña de Escalera en 1975. Fuente: Manuel Perales Solís |
La casa consta de piso
bajo y principal, distribuyéndose el primero de patio principal
formado por dos crujías laterales y otras dos al fondo, en la crujía
de la derecha se encuentra un paso al departamento del molino, horno,
cuarto dormitorio y cocina del caserío, en la de la izquierda, paso
a un salón de baile, dos cuadras para cinco plazas cada una y
antigua Capilla al fondo y contigua a esta, la casa del Capellán que
se compone de cinco departamentos comunicados entre si; portal, un
cuarto, a la derecha y un despacho a la izquierda, bodega y escalera
al fondo, en la meseta de esta hay una escalera de bajada a las
despensas y saladeros. El piso principal consta de galería de
desembarco de la escalera y un cuarto retrete, y escalera para una
cámara y una despencilla, una espaciosa galería cerrada que da al
patio principal y en ella entrada al comedor, dos despensas, dos
dormitorios y excusado; sobre la crujía de la derecha, galería
cerrada, cocina, paso antesala, alcoba, dormitorio principal y un
cuarto; sobre la crujía de la izquierda, pasillo y al frente
excusado y dos dormitorios tribuna con sus correspondientes ventanas
a la antigua capilla, sala de paso con escalera, otra sala de paso
con dos cámaras y rampas al salón principal con cuatro gabinetes o
dormitorios, teniendo el último puerta a la escalera del patio, a la
bajada de la rampa está la puerta y á la izquierda hay un pasillo
para la antigua capilla y al frente una galería que comunica con las
dependencias del nuevo panteón que son la sacristía y la sacristía
y la nueva capilla.
Espadaña de Escalera en la actualidad. Fuente: Francisco Aguilar Pérez |
El molino de aceite con su entrada independiente
á la fachada, consta de patio con escalera a un saguisami y tres
atrojes, al fondo departamento de molienda, con alfarge(3), piedra,
dos vigas, dos pozuelos, caldera, una pequeña bodega con ocho
tinajas cuadradas y otra bodega con veintiocho tinajas; en el mismo
patio colgadizo con dos pilas para lavar, corralillo con alpechinera
y puerta de entrada á la casa cortijo. Este se compone de fachada
con cuadra para trece plazas y pajar sobre ella, otra cuadra para
nueve plazas y cuarto, á la izquierda tinao(4) con veinticinco
pesebreras y pajar sobre él; al fondo tahona, bodega con siete
tinajas, cuarto amasadero, con cámaras sobre las primeras
dependencias, horno, gallinero y cuadra para nueve plazas. Delante
del caserío descrito, existe una gran explanada con jardín y sube á
esta por dos rampas laterales, en una superficie de tres mil
setecientos sesenta y nueve metros y sesenta y cinco decímetros
cuadrados. Al lado Norte del Caserío y á ciento catorce metros de
distancia, se encuentra un pozo de tres metros de diámetro por doce
de profundidad cuyas aguas se dirigen al molino por medio de un
acueducto que mide de longitud ciento cuarenta y nueve metros
teniendo una altura en el pozo de tres metros y cincuenta centímetros
y concluyendo en la superficie del terreno. Al mismo lado Norte hay
otro pozo de cincuenta y cuatro metros de distancia con un acueducto
que conduce las aguas al molino”.
En un documentado
artículo sobre Escalera publicado por el montoreño Pedro Majuelos
Martos (5) se profundizaba sobre el origen e historia de esta
singular casería del Charco Novillo. Al parecer desde fechas
anteriores a la elaboración del Catastro del Marqués de la
Ensenada, hacia 1752, ya se tenía constancia de que el propietario
Francisco del Castillo y Escalera disponía de varios molinos de
aceite en la zona del Charco Novillo. Uno de ellos de cuatro vigas en
la casería de Escalera como así lo confirma Ramírez y las Casas
Deza en su obra “Corografía Histórico-Estadística de la
provincia y obispado de Córdoba”.
Capilla de Escalera en la actualidad. Fuente: Francisco Aguilar Pérez |
Años más tarde,
siguiendo al mismo autor: “los marqueses de Benamejí accedían a
esta propiedad a través del matrimonio del séptimo marqués Juan
Bautista Bernuy y Balda con María del Carmen Aguayo Aguayo, nieta y
heredera de Dña. Mariana del Castillo y Escalera Camacho, primera
condesa de Villaverde la Alta. Doña Mariana contrajo matrimonio con
don Juan de Aguayo y Manrique y en 1758 le fue concedido el título
de condesa de Villaverde la Alta. (6).
Del matrimonio entre
Juan Bautista Bernuy y María del Carmen Aguayo nacería Francisco de
Paula Bernuy, octavo marqués de Benamejí y quinto conde de
Villaverde la Alta. A él se debe la construcción de la iglesia de
Escalera hacia mediados del siglo XIX, pues su idea era la de ser
enterrado en ella junto a sus padres y la primera condesa de
Villaverde a la hora de su muerte. Y así se hizo: en la madrugada
del 3 de abril de 1866 su cuerpo era trasladado desde la iglesia
parroquial de Santiago en Córdoba, hasta su hacienda de Escalera
según informó el “Diario Córdoba” del día cuatro.
En época de Alfonso
XIII, Escalera pasó a ser propiedad, por un corto espacio de tiempo,
del marqués de Viana, trasladándose entonces los cuerpos de los
marqueses de Benamejí al cementerio público de Villa del Río.
En el trasfondo de este
cambio de titularidad pudo estar al declive económico en que debió
de entrar la casa de Villaverde a principios del XX, por razones que
no alcanzamos a comprender dada la pujanza de esta casa, pero que
tendrían relación con la mala administración y cierta vida
relajada de sus dueños, situación que conduce no sólo a la pérdida
de Escalera sino, por ejemplo, a la venta paulatina de sus
propiedades en Marmolejo y de su casa solariega de la plaza de Los
Condes, que pasa a final de la década de los veinte, a titularidad
del industrial hostelero Pedro Perales Domínguez “Periquito
Semana”, dueño de varias posesiones rústicas en el Charco
Novillo.
Uno de los sepulcros de la Capilla de Escalera antes de su restauración. Fuente: Manuel Perales Solís |
Algunos testimonios que
escuché referir de pequeño a personas nacidas a finales del XIX,
situaban en Escalera el lugar de recreo preferido por sus últimos
dueños para entregarse a largas sesiones de vicio y juego. En
ocasiones estas reuniones acababan en riñas y peleas entre los
invitados de los condes, casi siempre, pertenecientes al estatus
noble y burgués. El proceso de declive económico de la casa de
Villaverde parece coincidir con los últimos titulares de la casa, es
decir María Teresa Bernuy, sexta condesa y su hijo Federico Martel
y Bernuy, séptimo conde (7). En relación a los famosos “crímenes
de Escalera” traigo a colación un breve párrafo publicado por la
Asociación Cultural de Escalera, fechado en 1986 donde se pretende
escudriñar las causas de estos sucesos: “Escalera fue en el
siglo XIX una casería con intensa vida social. Allí tenían lugar
fiestas, encuentros y actos sociales de alto postín, que muchas
veces terminaron en riñas y deleznables peleas con resultado de
muerte, fruto de la tensión a la que se llegaba tras largas jornadas
de juego y apuestas millonarias”. Estos sucesos trascendieron a la
comarca y con el paso de los años fueron conocidos como “los
crímenes de Escalera”.
-Escalera y sus
leyendas:
Es obvio que para mucha
gente de antaño la casería proyectó siempre una imagen de lugar
misterioso y romántico, y probablemente a ello contribuyera la
presencia de las sepulturas de los condes de Villaverde en su
capilla-panteón y la referida lujuriosa vida social que a largo
del XIX desarrollaron sus dueños en las estancias de la casería
con el añadido, además, de aquellos supuestos crímenes. El hecho
es que, desde antiguo, proliferaron historias y leyendas de
lugareños y jornaleros temerosos de vivir en las estancias del
cortijo por miedo a ser testigos de fenómenos extraños. Se trataban
de prejuicios que anidaban en la propia imaginación de aquellas
gentes de campo y que narraban a familiares y amigos en las largas
noches de invierno. Evidentemente nada más lejos de la realidad pues
hablamos de una de las creaciones arquitectónicas más bellas del
Charco Novillo, ubicada en una alegre atalaya sobre el valle del
Guadalquivir y la campiña cordobesa.
Uno de los sepulcros de Escalera en la actualidad. |
Una de estas leyendas o
chascarrillos la oí contar en una ocasión y la transcribo tal
como la escuché de boca de mi interlocutor (8): “Cuentan que
Escalera era una de las caserías más monumentales del Charco
Novillo, cercana al valle del Corcomé. Su nombre se lo debía al
apellido de uno de sus antiguos dueños, pues su construcción databa
de muy antiguo, probablemente de la segunda mitad del siglo XVIII.
Pues bien, dicen que hacia principios de siglo XX era conocida
también como la “casería del miedo” por todos los habitantes
del Charco Novillo. Incluso tal fama se había extendido a las
poblaciones de sus alrededores como Montoro, Marmolejo y Villa del
Río, por lo que cada vez resultaba más difícil encontrar caseros
que quisieran vivir allí. Los que iban, tarde o temprano, acababan
abandonando el lugar presos del pánico y la desolación producida
por extraños fenómenos ocurridos, al parecer, durante las largas
noches de invierno y de los que no lograban sobreponerse en varios
días.
En cierta ocasión
un montoreño que había quedado sin trabajo y que era dado a
presumir públicamente de valiente, haciendo caso omiso a las
historias que se contaban, convino con los señores de Escalera
aceptar el puesto de casero. Se disponía este hombre a desterrar de
una vez para siempre los injustos juicios de las gentes, convencido
de que no eran otra cosa que maquinaciones mal intencionadas guiadas
por el ansia de vengarse de antiguas rencillas con los dueños o
capataces de la finca.
Vista de Montoro desde el Puente Mayor. Años sesenta. Fuente: Archivo herederos Diego Muñoz-Cobo |
Por tanto el valiente
casero, del que no ha trascendido el nombre, cogió al día siguiente
sus enseres personales con una surtida provisión de alimentos y
marchó para Escalera en su borrica. Tras descargar los enseres y
llegada la hora de la cena, empezó a preparar una cuartilla de vino
y unas pocas sardinas para cenar. Encendió el fuego, limpió las
sardinas y las puso a asar en la sartén. Estando ocupado en estos
menesteres, vio como se acercaba un gato que merodeaba por allí
atraido por el olor de las sardinas y adivinando las intenciones del
felino, cogió presto la paleta y le asestó con contundencia un
paletazo sobre la cabeza. El desdichado animal salió corriendo
escaleras arriba con la cabeza malherida al tiempo que daba agudos
“maullidos” de dolor.
Pasado aquel chasco,
continuó el casero a lo suyo preparando sus viandas cuando al poco
rato vio bajar de nuevo al gato por las escaleras pero, esta vez, con
su cabeza vendada. Nervioso y con la respiración entrecortada, tan
seguro como estaba de que allí no había más ser racional que él,
empezó a ponerse nervioso y mirando hacia el reloj se preguntó en
voz alta: ¿Qué hora será?. A lo que respondió una voz ronca y
grave desde las estancias de arriba: ¡Las diez menos cuarto!...!Pues
sepa usted! -contestó el casero-,¡que a las diez en punto estoy en
Montoro!.
Y así marchó de
allí, presto y aterrado, aquel valiente montoreño que nunca más
volvió por Escalera ni por las caserías aledañas”.
Notas
(1)Este frontón se encuentra adornado con el escudo armas de la familia Bernuy, marqueses de Benamejí. La iglesia-panteón debió de edificarse entre los años 60 del siglo XIX.
(2)Florido Trujillo, Gema: “Habitat Rural y Gran Explotación en la Depresión del Guadalquivir” Edita: Consejería de Obras Públicas y Transportes. Sevilla 1996.
(3) Piedra base del molino de aceite
(4) Cobertizo para el ganado
(5)Majuelos Martos, Pedro: Artículo publicado en la página web blog.centauromontoro.com.
(6) Según Fernando González Doria en “Diccionario Heráldico y Nobiliario de los reinos de España”, se concedió por primera vez este título el 18 de diciembre de 1957 a Doña Mariana del Castillo y Escalera. Desde 1936 don Teodoro Martel y Olivares Bernuy y Ballivián, ostenta el título de VIII conde. El 5 de mayo de 1979, se expidió Real carta de sucesión a favor del marqués de Villaverde de Aguayo.
(7) La casa de Villaverde la Alta, disponían de casa solariega en Marmolejo, en la plaza de los Condes del mismo nombre. Precisamente la sexta condesa, María Teresa Bernuy casada con Teodoro Martel, sufragaron en 1887 las obras de restauración y adecentamiento de la iglesia de Jesús. Sin embargo su hijo, Federico Martel y Bernuy, séptimo conde, hubo de poner a la venta la casa del Conde que fue adquirida por Pedro Perales Semana “Periquito Semana”. Perales Solís, Manuel: “La villa de Marmolejo en el Reinado de Alfonso XIII”. Marmolejo 2002. En relación a los crímenes de Escalera, estas narraciones, quizás no exentas de cierto halo de leyenda, las oí referir en la casa de mis abuelos maternos desde muy pequeñito.
(8) Cuento o chascarrillo narrado por el marmolejeño Alfonso Merino Gómez (n.1921-m.2008), jornalero y mulero muchos años en las fincas de olivar serrano, cercanas al Yeguas, de Doña Catalina Navarro Parra “La aviadora”. Estos chascarrillos eran contados a los jóvenes y niños por los jornaleros más mayores al calor de la lumbre de la casería del Cañuelo del Pago de Cerrada de Marmolejo.
Buen y documentado articulo, digno de mayor difusión.
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