Trajinantes de caminos: Mesones y vidas desligadas

Camino Nuevo sobre los años veinte. Fuente: Archivo Emilio Porras. Fototeca Pasión por Montoro

José Ortiz Garcia

Cronista Oficial de Montoro
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El trasiego de caballerías mayores por la localidad es un motor de impulso comercial desde que en nuestra comarca existe el ser humano permanentemente asentado. No obstante nos vamos a centrar en la importancia de los caminos y las posadas que acogían a trajinantes, arrieros y ricuelos: Oficios de desbandada.

El primer indicio parece remontarse a 1766, cuando se pensó en crear un pósito nuevo en la Plaza Mayor, en el que los arrieros se podían alojar en habitaciones de planta alta, los animales retozarían en cuadras expresamente para ellos, y en el que existiría un espacio destinado a almacén de sus cargas o productos. El problema se suscita cuando parece que no se llegó a crear este pósito exactamente como se tenía pensado en un principio.

Entonces, ¿Qué ocurrió con el alojamiento a arrieros y transeúntes que llegaban con cargas a la villa de Montoro?

Ayuntamiento de Montoro.
Fuente Juan Carlos Albuera 

Tenemos constancia que en 1752 existían en la villa de Montoro dos mesones para el alojamiento de los forasteros que a esta vecindad llegaban, y tres en el término Jurisdiccional de Montoro. Pero el incremento de la población de olivar en el término induce a que la producción de aceite aumente, increccendo de este modo ineludiblemente los acarreos de aceite. Esto hace que en el casco urbano se necesite de otro mesón más que paliase las deficiencias de los otros dos, ya que en 1785 encontramos que ya existe solo uno, y el otro había desaparecido.

Ante esta dilatada cuestión, hemos hallado documentación que nos ilustra acerca de la realización de un mesón posada para el alojamiento de los arrieros de aceite en 1785, por parte de un tal D. Diego Obrero Moya, nos pone en la pista de nuevo, en la necesidad de crear en Montoro un espacio específico para que estos acarreadores, en el que se pudiesen depositar sus cargas, y en el que los animales descansasen tras una aparatosa jornada de trabajo.

El documento en cuestión dice lo siguiente:

“… Mui ilustre Aiuntamiento, Don Diego Obrero Moya y Molina Alguacil Maior del Santo Oficio de la Inquisición de la Ciudad de Córdoba, en la villa del Carpio patrono del Colegio de las Educandas de ella, y teniente de igual vara de esta villa, natural y vecino de ella:

Dize y consta a V.S. la gran necesidad que ai en este pueblo de un mesón o casa de posada a donde le puedan recogerse y habitar los arrieros de aceite y otros transeúntes para si la carrera de Madrid, como la de Fuencaliente, Pedroche y otras, pues es zertizimo que en el río no ai alberge ni un nada, ni para aun dos recuas pues estando asolada y arruinada la única en ella que a este fin lo avia siendo, así que muchos de los días llegan a juntarse porzion grande de ellas y arrieros por ser este pueblo de la principal caída tanto, por estar su auge el trato comercio y granjería del desmonte y su plantación de olivos, como por serlo del puesto entrada para la campiña toda la tierra baja como Aguilar, Montilla y otros pueblos no de la menor consideración en el aceite. 

Almazara montoreña. Primer tercio del XX. Fuente: A.G.A. Fototeca Pasión por Montoro.

Por lo que teniendo proyectado hazer y fabricar un mesón o casa de posada a donde lo puedan albergarse y recogerse con bastante extensión y comodidad, los arrieros de aceite que transitasen por este pueblo en el sitio llano que nominan el chinar de Señora Santa Ana la parte de allá del puente sitio o terreno apropiado para este fin, y que no solo es descansadero abrevadero ni paso de ganado. Suplico a V.S.== Se sirvan conceder su facultad lizencia para poderlo ejecutar y hacer decretando a su continuación lo que fuese de agrado a V.S. quedando el suplicante rogando a Dios nuestro señor, prospere la vidas a V.s por los dilatados años. Montoro, Diziembre 15 de 1785 años. Rubricado Diego Obrero Moya y Molina…”

El Concejo de la villa de Montoro, no demoró en contestar al mencionado D. Diego Obrero Moya, concediéndole el permiso requerido para la construcción de una hospedería para el alberge de los arrieros.

Todo parece apuntar a que las labores para la construcción de este mesón posada tardaron un poco en efectuarse, ya que en 1786 no se había aclarado la situación de localización por los señores concejales y el mencionado D. Diego Obrero. 

Fachada de la Posada de San Rafael. Años sesenta.
Fuente: Archivo José Meroño Pérez. Fototeca Pasión por Montoro

Finalmente, en una petición de un pedazo de tierra por parte de un vecino de Montoro, llamado José Pérez Valera, efectuada en 1808 ante el Concejo o Ayuntamiento de la expresada villa, encontramos la existencia de una Casa-Posada en el barrio del Retamar, cercana a la Calle Calvario.

Interior de la Posada de San Rafael en los sesenta.
Fuente: Archivo Diputación de Córdoba.

Pues bien, si la llegada de arrieros a Montoro a por aceite de oliva se intensifica debido al crecimiento experimentado de la producción.

También debe de advertirse un cierto incremento en cuanto al número de lugares donde se fabrica este producto, es decir, de molinos. Son numerosos los que se construyen en el periodo referido a la repoblación más intensa (1770-1795), y de los cuales podemos dejar constancia debido a que siempre piden permiso por escrito al concejo de la villa para obtener del mismo la necesaria licencia de obra.

En 1815 ya nos aparece una Posada Mesón del Concejo en lo que se conocía como el Peso de la Harina, y la misma se controló por parte de este consistorio en 1844, ya que desde esa zona se vigilaban a los bandidos y bandoleros que se acercaban a las murallas de la ciudad. No obstante en muchos documentos nos aparece como Mesón de San Rafael por el triunfo que erigió el vicario D. Juan Antonio del Peral y Buenrostro.