Las campanas de la Torre de San Bartolomé

Vista del pueblo de Montoro desde la Torre de la Parroquia de San Bartolomé a inicios del S.XX

José Ortiz García
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LA CAMPANA MARÍA FELICIANA.-

  Llega el Ángelus de la mañana y se marcan las doce horas. La campana tañe sin cesar avisando a todo el mundo que ha llegado el momento del medio día. Este toque que hoy oímos, era el que nuestros mayores acostumbraban a escuchar, sabían lo que se anunciaba e incluso la musicalidad de la misma hacia presagiar alegrías de boda, llantos de funerales o avisos de catástrofes. El Cabildo Municipal también se hacia eco de las mismas juntos con las hermandades de Gloria y Semana Santa que hacían sus cabildos a campana tañida.

Plaza de España y Parroquia de San Bartolomé de Montoro a inicios
del pasado siglo.

La Campana que marca las horas se colocó en su sitio en el Día del Patrón, de San Bartolomé, allá por el año de 1917. Ese día el coadjutor de la localidad de El Carpio, D. Francisco Panadero, auxiliado por D. José Porcuna y D. Diego Balmaseda, con la presencia de D. José Castro, hicieron un panegírico de las virtudes del Apóstol, exponiendo que los fieles siguieran dichas prerrogativas en el ámbito cristiano. 

 Por la tarde se realizó la procesión del patrón por las calles de la Ciudad, continuando con las verbenas y fiestas en honor a esta onomástica en la C/ Antonio Enríquez Gómez, es decir, en el barrio de la Silera, que hoy se halla desaparecida.

     Con motivo de esta ocasión se coloco la campana que daría las horas del reloj público de Montoro, siendo los padrinos de tal hecho, el Alcalde D. Bartolomé Vacas y su mujer Dña. María Verdejo Mohedano, que tuvieron a bien bautizarla con el nombre de María Feliciana.

LA FUNDICIÓN DE CAMPANAS EN 1845.

Todas las fábricas y objetos manufacturados tiene en algún momento de su vida, alguna rotura, desperfecto o inutilidad total. El problema es cuando nos encontramos con campanas de la talla de la parroquia de San Bartolomé, donde una simple rasgadura cambia el tono de la misma, y la hace inutil, teniendo que usar mucho más las auxiliares, lo que hace que este incremento funcional provoque la merma de las otras, ocurriendo lo que tuvo lugar en 1845, que de cuatro campanas, tres quedaron sin uso ninguno en la torre parroquial de San Bartolomé.

    Ese año los capitulares invirtieron en los capítulos normales de cuentas 27418 reales con 8 maravedies en hacer efectiva la fundición total de las campanas de San Bartolomé, y la cual se produjo casi isofacto trayendo otras campanas auxiliares procedentes de la desamortización llevada a efecto años atras por Mendizabal, hasta que llegaron de nuevo las que se habían retirado, casi año y medio después.

Documento conservado en el Archivo Municipal sobre las
 campanas de la parroquia de San Bartolomé.