José Ortiz Garcia
Cronista Oficial de Montoro
Una vez finalizada la estación de penitencia de la cofradía de la Santa Vera Cruz, el reparto de las guardias y el corto descanso del sonido de cornetas y tambores, nos embutimos en el nerviosismo propio de la inminente salida de Padre Jesús por las angostas y reducidas puertas de la iglesia de San Juan de Letrán, enclavada en la popular plaza de Jesús Nazareno. Esta costumbre se inició en la Semana Santa de 1603 por un grupo de montoreños que se unieron para fundar la Cofradía de los Nazarenos, donde se procesionaba una antigua talla de la gubia del carpintero andujeño Alonso Garrido. Desconocemos si esta cofradía se fundó a raíz de la existencia de un hospital de la Caridad, aunque los primeros datos que se han encontrado en relación con dicho recinto datan del 28 de junio de 1556. En este momento varios hermanos de la cofradía de las Ánimas del Purgatorio y de San Juan de Letrán redactaron un poder notarial ante el escribano Juan de Castro para que se resolviera un pleito existente.
Gracias a este documento sabemos que dicha iglesia estaba en proceso de edificación ya que según consta en uno de sus fragmentos dice así: “…sobre en por virtud y en qumplimiento de carta bula y letrada pontifiçia de su Santidad que vimos hazer y edificar la Iglesia capilla en la dicha Iglesia de San Juan de Letrán…”. Poco después este recinto adoptó también las funciones de un campo santo auxiliar al de la parroquia de San Bartolomé, ya que muchos de los moribundos más pobres y desvalidos pedían el descanso eterno de su cuerpo en esta pequeña ermita.
Esto queda reflejado en la documentación conservada en el archivo de la parroquia de San Bartolomé, donde se existen numerosas referencias sobre este asunto funerario. Del mismo modo hallamos casos de compra venta de sepulturas en San Juan de Letrán por parte del obrero Antón García Cantarero, el cual enajenó varias fosas en 1600 para varios de los vecinos de Montoro entre los que se encontraban Bartolomé González Cantarero, su propio hijo.
Cultos a Ntro. Padre Jesús Nazareno en la Iglesia de San Juan de Letrán. |
Con toda probabilidad el dinero recaudado por este tipo de transacciones ingresaría en el caudal de fondos de la iglesia, al igual que donativos particulares de los vecinos de la localidad. Este fenómeno se aprecia con facilidad en los testamentos de principios del siglo XVII, momento que coincide con la remodelación del recinto religioso.
Los arreglos del templo de Jesús Nazareno provocaron el aumento de mandas testamentarias para paliar los gastos de las mejoras de la iglesia. Un ejemplo lo tenemos en 1601, cuando Diego Fernández de la Serna, vecino de Aguilar del Campo, destinó cien reales para acabar las obras : “… Mando para la yglesia de Señor San Juan de Letrán de más de lo mandado cient reales para su obra por amor de Dios…”. Aún seguían sin concluir las obras de este edificio, cuando Francisco Fernández Pedro Abad entregó todo el dinero que montase la cebada de sus heredades en 1603 . Al siguiente año la iglesia de San Juan de Letrán estaba totalmente terminada, por lo que muchos devotos comenzaron a disponer en sus últimas voluntades objetos para la ornamentación de este bien inmueble. De hecho muchos de los donantes analizados eran parientes de los inhumados en dicha iglesia.
La rapidez con la que se acometieron las obras en este edificio, dieron sus primeros signos de precariedad pocos años después, ya que en 1612 Diego López de Criado, clérigo y cura de San Bartolomé de Montoro, donó tres fanegas de cal apagada para lo que se necesitase en dicho lugar .
No es nada extraño que la iglesia de Jesús contará en sus inicios con dos puertas de acceso a su interior, al igual que sucedía con la parroquia de San Bartolomé , Santiago, Nuestra Señora del Carmen, San Sebastián, Santa María de la Mota, Hospital de Jesús Nazareno, la desaparecida ermita de San Roque y Nuestra Señora de Gracia. Las de San Jacinto, Santa Ana o San Miguel no contarían con el suficiente espacio para abrir una puerta accesoria. En 1632 Francisco López Pedro Abad, mayordomo de San Juan de Letrán, adjudicó la suma monetaria de dos censos para la construcción de una tribuna, unas escaleras y una ventana en la referida iglesia de Jesús Nazareno para dar más claridad y ambiente al interior de la capilla, ya que antes el ambiente creado por las velas hacían prácticamente irrespirable el aire en su interior. El artífice de estas obras fue el maestro montoreño Mateo Sánchez Carpintero, el cual se encontraba de la misma forma realizando labores de recomposición en la Iglesia de Santiago .
Ntro. Padre Jesús Nazareno entrando a la Iglesia de San Juan de Letrán la mañana del Viernes Santo de 1912. |
Transcurrieron los años, y en la primavera de 1678 se reunió el cabildo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la sacristía de San Bartolomé con el objeto de nombrar dos diputados que recogieran los donativos del trigo, cebada, aceite y dinero en metálico para la “neçesidad de reparos de la yglesia y otras alajas”. En esta ocasión los encargados fueron el alcalde ordinario de la localidad, don Pedro Camacho Madueño, y el notario, don Antonio Fernández Madueño. Como receptor de los bienes se designó al hermano mayor de la Hermandad, Juan Ramos de Criado. Tras una larga deliberación los tres cargos juraron su cometido y recogieron una gran cantidad de donaciones que se destinaron para dicho menester : “…se le tome quenta y lo que así ubiere juntado lo distribuian en lo más neçesario así para la obra de la yglesia, así para los demás de las ymagenes y los dichos don Pedro Camacho Madueño y don Antón Fernández Madueño y Juan Ramos de Criado aceptaron los dichos cargos…”.
Transcurrieron varios años, hasta que en 1680 se decidió por los cofrades de Jesús Nazareno que debía de cambiarse de lugar el Crucificado que existía en el interior del recinto de San Juan de Letrán. Para ello se construyó un nuevo altar que fue costeado por unos devotos frente a Nuestro Padre Jesús Nazareno como se recoge en el siguiente documento : “… En este cabildo se acordó por quanto en esta Santa Yglesia esta la hechura de Jesucristo Cruzificado en un altar y aunque es zierto que esta con dezenzia, no obstante hai personas devotas que a su costa y con limosna que solizite a espensas de su trabajo tienen voluntad de que se traslade la hechura a la capilla mayor de dicha yglesia que esta frente de donde está colocado Jesús Nazareno y por ello piden se le ayude con las gradas que están en la parte donde se determine hazer la tribuna que posee la capilla con más dezencia y visto lo que puesto es, el cabildo determinó se den las dichas gradas para el dicho efecto haviendo reconozido es más conveniente…”
En 1688 don Martín Antonio Notario, familiar del Santo Oficio y regidor perpetuo del concejo de Montoro, firmó un poder notarial para que en su nombre se pudieran destinar a la Hermandad de Jesús Nazareno una parte de las pujas producidas de los diezmos del pan procedentes del donadio de Pajares, el Villar Mingasquete y del haza de la Orden, las cuales se encontraban arrendadas por Juan Notario Manzano y sus compañeros. La suma de estas rentas fue donada por don Martín Antonio a la cofradía de Padre Jesús para reedificar la capilla mayor de la ermita, la cual no se podía reparar por falta de fondos . En este año comenzaron las obras en la capilla mayor, que concluyeron con la colocación en la parte central de la misma del antiguo nazareno de Alonso Garrido. Antes de la ejecución de estos reparos, la imagen que presidía la nave central era un san Juan Bautista que tras las obras paso a ocupar el lado derecho del Nazareno, según los aportes manuscritos del padre Juan Beltrán Valenzuela.
Salida de Ntro. Padre Jesús Nazareno de la Iglesia de San Juan de Letrán. 2014 |
Del mismo modo que a principios del siglo XVII, llovieron las donaciones para terminar de concluir este menester entre las que destacaron las de don Alonso Madueño Lara con medio cahiz de trigo ; las de Benito Sánchez de Cañas que destinó medio pedazo de olivos llamado de los Martinejos en el pago de la Nava , y las de otros vecinos que participaron con donaciones de aceite.
Durante este periodo nuestra antigua y popular imagen fue trasladada a la parroquia de San Bartolomé donde permaneció dos años. Durante las obras la hermandad salía en estación de penitencia de este recinto, pues en la Semana Santa de 1690 el Cabildo General se reunió en la sacristía de la parroquia mayor de Montoro para elegir sus cargos: “… En la villa de Montoro a diez y nueve días del mes de Marzo de mil y seiscientos y noventa años estando en la yglesia parrochial de Señor San Bartolomé desta villa donde yace la efixie de Nuestro Padre Jesús Nazareno por estar reparándose su santa casa, se juntaron a cabildo muchos y diferentes hermanos como son don Juan Camacho Madueño, hermano mayor de la dicha cofradía; el licenciado don Fernando de Lara Camacho, Presbítero; don Benito García Herrador, don Francisco del Carpio y Caycedo, don Lucas Camacho Madueño, don Antonio Madueño Palomares, don Pedro Camacho Madueño, Seises gobernadores de la dicha cofradía; don Manuel Alonso Notario, don Bartolomé Miguel Romero, el licenciado don Juan García Cazorla y don Manuel Pérez Marín, Presbíteros; don Pedro Sánchez Notario, don Antonio Cerezo Lara, Bartolomé González Cerezo, Juan Benítez de Molina …”.
Cuando se concluyeron las obras de la capilla y ermita de San Juan de Letrán en 1690, los capitulares determinaron trasladar en Vía Crucis la Imagen de Jesús Nazareno junto con las demás de la Cofradía y efectuar una fiesta en honor de tal acontecimiento según se desprende del cabildo celebrado el día 15 de septiembre del referido año. Debido a la cercanía con el mes de Octubre, acordaron celebrar la misma en unión con la de la Virgen del Rosario, nombrando como diputados de la misma a don Antonio Madueño Palomares y a don Antonio Cerezo y Lara, los cuales tenían conferidas facultades por el pleno capitular de gastar cuanto creyeran conveniente para el lucimiento de las fiestas, pues se preveía gran asistencia de gente tanto del propio vecindario, como de fuera del mismo .
Antigua imagen de la Virgen de los Dolores, que hasta 1936 se conservó en la Iglesia de San Juan de Letrán. Fotografía finales S.XIX |
Una de las gestiones que tenían encomendadas los diputados de la solemnidad del Rosario, era la organización de una corrida de toros en la plaza pública de la localidad, cuidando de que no ocurriesen desmanes durante la celebración de la misma, ya que los conflictos se podían originar a la hora de arrendar los sitios para las personas que asistieran a dicha capea :
"... En la villa de Montoro en quince días del mes de septiembre de mil seiscientos noventa años, sus mercedes el concejo de justicia y regimiento de esta villa que abajo firmaron […] que por quanto y a gloria de dios nuestro señor, se a fenecido la obra y reparos de que necesitaba la iglesia y capilla del señor San Juan de Letrán donde tenia su ospedaje la efixie de Nuestro Padre Jesús Naçareno y en la misma capilla y lugar que en ella tenia señor San Juan, como titular de dicha yglesia, se a labrado capilla a Nuestro Padre Jesús para perpetuar su santa efixie en ella, habiendo gastándose así en ello como en la reedificación de la dicha yglesia en espacio de poco mas de tres años mas cantidad de setenta mil reales todo de limosnas que para ello se han hecho por la debocion christiana de los vecinos de esta villa en que se han mostrado muy verdaderamente de votos […] en cuya considerazion los señores del cabildo eclesiástico y secular an determinado se haga la traslación de la imagen de Nuestro Padre Jesús y de las demás ymagenes a su santa yglesia y capillas para fin del corriente mes de septiembre […] concurra en sus mercedes Don Antonio Madueño Palomares, alcalde ordinario de esta villa y Don Antonio Cereço y Lara, rexidor perpetuo de ella se nombraron por diputados para que por lo que a esta villa tocare la sirvan con todo cuydado y vijilancia y juntamente la que se celebra a Nuestra Señora del Rosario anualmente en esta villa en memoria de la victoria que alcançaron las armas católicas y las demás de a liga de los turcos otomanos en el golfo de Lepanto. La cual este presente año a concurrido con la de la traslación de Nuestro Padre Jesús y para que una y otra y cada una se celebre con todo el aparato y mamgnificencia que sea posible […] especialmente en la fiesta que se ha de haçer de toros en la plaça mayor de esta villa, pues del mucho concurso se puede orijinar muchos mayores ynconvenientes haciendo que dicha plaza se arriende por mayor por lo que toca a los sitios donde se han de hacer los andamios […] hacer solemne para la dicha fiesta y fervoricando a los demás gremios para que debotamente asistan a su celebración con sus limosnas de fuerte que un vocado y en la caso de generosidad con la debocion a el efecto con el fervor resulte todo en mayor honra y gloria de Nuestro Padre Jesús Naçareno y su mayor loor y gracias. Y estando presentes sus mercedes dichos diputados nombraron y aceptaron el nombramiento en toda forma y así lo acordaron y firmaron..."
Camarín de Ntro. Padre Jesús Nazareno en la actualidad |
Una vez acabadas las obras asistimos a un aumento vertiginoso del número de fundiciones de capellanías y Obras Pías en la ermita de San Juan de Letrán, con las cuales además de salvaguardar el alma del difunto, se podían atender los reparos del templo. De este modo, encontramos que en 1708 doña Ana María de Raya mujer del capitán don Baltasar Luque de Molina realizaría una de ellas sustentada por los bienes que le aportó su marido en la dote marital . Esta mujer perpetuaría de por vida una misa rezada ante el altar de Nuestro Padre Jesús y pagaría a la cofradía del Nazareno la cuota anual acostumbrada, ya que por motivos de salud ajenos a su voluntad no pudo satisfacer dicho estipendio el año anterior a igual que a las demás hermandades de Semana Santa de las que del mismo modo era cofrade .
En de julio de 1708 se redactó el testamento de don Fernando Camacho ante el escribano don Bartolomé González Herrador en el que se dejó especificado que su cuerpo debía de depositarse en la sepultura de paredes enladrilladas y enlucidas que tenía rematada en el centro de la ermita de Jesús . En su última voluntad dispuso a sus albaceas que se realizase una vidriera para la hornacina donde se encontraba instalada la imagen de Jesús Nazareno:
“… Mando se haga de mis bienes, una vidriera de vidrio que llene todo el gueco del nicho de mi Padre Jesús Nazareno, según y en forma que tengo comunicado con el dicho mi hermano, porque así es mi voluntad…”
El túmulo se hizo sin el consentimiento de los cofrades integrantes de la hermandad, lo que provocó un cierto malestar en el seno de la cofradía. Quizás lo que más molestó a los hermanos fue que don Fernando colocó en su lápida sepulcral su escudo de armas y adquirió su perpetua jurisdicción, eliminando de este modo que otro cofrade pudiese optar a tan distinguido lugar .
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