LO MEJOR DE LA SEMANA

martes, 30 de agosto de 2011

Grandes imagineros: Juan Martínez Montañés

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Iniciamos en nuestro Blog Pasión por Montoro una nueva sección, esta va a estar dedicada a todos aquellos esculturas que han pasado a la historia por su gran maestría. Para iniciar esta apartado que recibe el nombre de Grandes Imagineros hemos elegido al gran genio sevillano Juan Martínez Montañés. Comenzaremos realizando una pequeña biografía de este autor, después pasaremos a analizar a grandes rasgos su producción artística y para concluir analizaremos una por una todas las obras de este gran escultor, pudiendo establecer dos grandes bloques, sus esculturas y su producción retablística.

Comenzaremos realizando una breve biografía de este gran imaginero. Juan Martínez Montañés nace en Alcalá la Real, Jaén en el año 1568 y aprende el  oficio de dorador en el taller de su padre.
Desde los catorce años se encuentra en Sevilla, donde asiste al taller de Jerónimo Hernández o en el taller de Gaspar Núñez Delgado. En diciembre de 1588 obtiene los títulos de maestro escultor y maestro ensamblador o arquitecto de retablos, y establece su taller en la parroquia de la Magdalena.
Se casa dos veces, con Ana de Villegas en 1587, de la que tiene cinco hijos, y con Catalina de Salcedo, en 1594, que le dio siete hijos más.
Aunque Martínez Montañés fue un hombre de vida ordenada, llegó a estar encarcelado dos años acusado de complicidad en un asesinato.
En muy conocido el retrato de Velázquez realizado en 1635 cuando viajó a Madrid llamado por la Corte para realizar un retrato del rey con destino a la escultura en bronce, que hoy se encuentra en la plaza de Oriente, con caballo dibujado por el propio Velázquez, que luego fundiría Pietro Tacca.
Escultura ecuestre del rey Felipe IV, Montañés participó en la elaboración de este monumento realizando el modelado de la cabeza del monarca. Este hecho se refleja en un cuadro del gran genio de la pintura española, Velázquez, el cual nos representa a Martínez Montañés elaborando el busto que posteriormente sera usado para este monumento.
Retrato de Juan Martínez Montañés, obra de Diego Velázquez. Obra realizada por Velázquez a la edad de 38 años.



























Juan Martínez Montañés era consciente de su valía y se enorgullecía a menudo de ello. Gozó de tan enorme prestigio que los sevillanos lo llamaron el "dios de la madera". En el año 1649 muere en la ciudad que tanto lo había querido y a la que dejó la mayoría de sus obras, Sevilla. Este gran imaginero murió a causa de la peste que azotaba la capital andaluza hacia la mitad del S. XVII.
Juan Martínez Montañés adquiere formación en Sevilla bajo las influencias de Jerónimo Hernández, que morirá en el año 1586 y como curiosidad podemos destacar que nuestro imaginero portó el cadáver de su maestro, también adquiere influencias de su discípulo Gaspar Núñez Delgado Otros esculturas que influirán en su producción artística serán  Andrés de Ocampo y de Juan B. Vázquez, el Mozo.
Su obra se inicia por tanto dentro del clasicismo manierista, influjo que perdurará a lo largo de casi toda su obra, ese su sentido de la mesura, del equilibrio y de la belleza tan clásicos, al que irá incorporando elementos naturalistas. Sus composiciones son muy clásicas, idealizadas y equilibradas en contrapposto. Sus figuras nos muestran unos gestos graves y concentrados. Sólo su última época, de 1630 a 1648, puede ya considerarse plenamente barroca.
No obstante, hoy parece fuera de toda duda su dependencia formal de Pablo de Rojas, considerado el creador del Crucificado barroco, de quien sería discípulo antes de su llegada a Sevilla 
Destaca su obra además por el exquisito acabado y la policromía mate de Francisco Pacheco, que acentúa el realismo. Precisamente Pacheco, pintor y tratadista, suegro de Velázquez, debió contribuir en gran medida a su formación religiosa y humanística.
La temática le viene impuesta por el clima religioso de la Contrarreforma y el ambiente de la sociedad de su tiempo. Su genio, como el de Fidias, consistió en dar forma imperecedera a las personas divinas, a sus gestos y actitudes, según lo que la sensibilidad popular esperaba.
Entre sus retablos sobresalen el del monasterio jerónimo de Santiponce, en Sevilla,  por su envergadura, monumentalidad, y extraordinaria calidad escultórica, en el que se aparta del modelo compartimentado habitual y construye un espacio unitario; el del convento de Santa Clara, en Sevilla, y el de la parroquia de San Miguel, en Jerez. En imagen podemos ver a San Juan Evangelista, obra de Martínez Montañés, como característica propia de este autor podemos resaltar su gusto por realizar rotundas formas y siempre representar los ropajes de manera ancha y abundante.
El trono para Jesús de la Pasión de la Iglesia del Divino Salvador realizado en 1619, es su único paso procesional, y marca una importante distancia con el que su discípulo y colaborador Francisco de Ocampo había realizado una década antes para la hermandad del Silencio, la distancia entre el manierismo y el barroco. A partir de entonces el de Montañés será el arquetipo por el que se medirán todos los Nazarenos de Sevilla. La tradición popular cuenta que Martínez Montañés  ya anciano  acudía en Semana Santa al pie de la escalinata del Salvador a verlo salir.
Pero sin duda una de las grande aportaciones que Montañés realizo al arte fue la creación de la iconografía de la Inmaculada, concebida por él con un rostro juvenil, en contrapposto, con su manto recogido en el lateral, el pelo suelto y las manos de la Inmaculada en actitud de oración. Todas estas características se reflejaran en una de sus obras mas conocidas como es 'La Cieguecita', realizada entre 1629-30 de la Catedral de Sevilla. Como curiosidad podemos citar unas palabras que dijo el imaginero al culmirar su obra «esta será una de las primeras que habrá en España».
En 1634 realiza una imagen de San Bruno para Sta. María de las Cuevas de la que se ha dicho que tiene «modelado y técnicas zurbaranescas». Obra que podemos observar en la parte izquierda. Una figura con semblante serio cuya mirada permanece fija ante el crucifijo. Una vez más Montañés nos muestra su pasión por mostrar los ropajes de manera ancha y abundante como los que se representan en el hábito de San Bruno.
Pero si importante es su labor sevillana, no lo es menos su obra en América. Juan Martínez Montañés fue el escultor más importante para la América española del siglo XVII. Lima fue el centro montañesino por excelencia y desde allí su influencia se extendió al interior de todo el Virreinato, donde sus esculturas sirvieron de modelo para las tallas de los Crucificados.
Esta es, quizá, la mayor y más trascendente de las importancias que pueden concederse al arte de Montañés en América, la de haber influido con sus creaciones a toda una generación y lograr, a través de sus obras y discípulos activos en el Perú, que casi todo el continente Sur se exprese plásticamente en las inconfundibles características de su arte.


Montañés realiza en la escultura sevillana una revolución, no por suave menos evidente.Este genio de la escultura se inspira en el natural; los rostros son siempre expresivos, los cuerpos macizos y aplomados, los desnudos correctísimos, aunque siempre realistas; las telas caen con pesantez sin artificio, y las actitudes, reposadas y serenas, tienen una elegancia plena de naturalidad. Sobre todo esto descuella su portentoso modo de modelar, la calidad exquisita de su talla, tan perfecta como pocas veces la logró nuestra escultura.


Pero sin duda el mayor éxito de "el dios de la madera" fue la creación de la iconografía del Niño Jesús bendiciendo, según el escultor el niñó debería aparecer desnudo, en pie y en actitud de bendecir. Además podemos señalar otra serie de características como son la blanda anatomía infantil y el característico cabello en capote. Sin duda el mayor exponente de esta nueva iconografía es el Niño Jesús del Sagrario de Sevilla.






























Analiza ya la producción artística del genio sevillano a grandes rasgos, nos dirigimos ahora a algunas de sus obras mas conocidas como pueden ser el Cristo de la Clemencia, "La Cieguecita o el Niño Jesús del Sagrario de Sevilla.
Cristo de la Clemencia o de los Cálices 

Martínez Montañés realiza esta talla en madera a comienzos del XVII por encargo de un ciudadano sevillano para colocarla en su capilla funeraria; fue policromada por Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez. Se conserva el acta del contrato para su realización y en él se pide una proyección anímica de la obra. Se detalla cómo se quiere a Cristo con la cabeza inclinada hacia la derecha, vivo, con los ojos abiertos, "mirando a cualquier persona que estuviera orando al pie de Él, como que le está el mismo Cristo hablando" palabras que aparecen textualemnte en el acta.
La escuela sevillana a la que pertenece Montañés se aleja de la crudeza de la escuela castellana presente por ejemplo en el Santo Entierro de Gregorio Fernández. El sudario presenta una calidad de tela mejor que la de Gregorio Fernández. El conjunto ofrece elementos clasicistas de aplomo y serenidad.
El acercamiento de la imagen al devoto nunca fue más intenso que en la época barroca. El modelado del cuerpo es perfectísimo, como el de un broncista; el cuerpo es aristocrático, refinado, pero real. Nos presenta a Cristo vivo, con cuatro clavos, el porque de estos cuatro clavos lo encontramos en las Revelaciones de Santa Brígida, por este motivo hemos encontrado representaciones de Cristo Crucificado con cuatro clavos, como las de Velázquez,  Zurbarán o Alonso Cano. El Cristo de la Clemencia aparece agonizando en la cruz, pero sin excesivo dramatismo, con poca sangre. 
La figura de Cristo mide 1,90 metros de altura sin contar la cruz; el canon alargado es todavía una interpretación manierista por excelencia. Es un Cristo apolíneo, sin apenas magulladuras ni heridas, salvo las de los clavos y las producidas por la corona de espinas; un Cristo triunfante en su belleza de Dios-Hombre, en la Cruz, símbolo de salvación más que de martirio. Se convertirá en modelo para los crucificados sevillanos. 
En Sevilla se encuentra ampliamente difundido el espíritu de la Contrarreforma católica, afianzado en la amplia difusión de las órdenes religiosas, de forma que la mentalidad barroca se pone al servicio de esta idea de defensa a ultranza de los principios de la religión. Se busca que el fiel se acerce a las verdades cristianas a través de la sensibilidad, del sentimiento, de forma directa; y este Cristo es un buen ejemplo de ello. El arte se dirigirá entonces a la sensación antes que a la razón. Los fines de la imagen religiosa católica del barroco son el despertar la atención, enternecer la sensibilidad y propiciar la devoción.
Imagen del Cristo de la Clemencia en procesión sin duda es espectacular la instantánea y sorprendente la combinación de esta joya del barroca con esa monumental fachada gótica.
La Cieguecita

Juan Martínez Montañés realiza esta obra en madera policromada y estofada hacia 1630, la obra mide 168 centímetros y se ubica actualmente en al Catedral de Sevilla. Esta Inmaculada fue un encargo del jurado don Francisco Gutiérrez de Molina, quien estaba casado doña Jerónima Zamudio, una piadosa mujer que quiso consagrar una capilla de la catedral a la Inmaculada Concepción de María en los comienzos del siglo XVII, en medio de la batalla mariana estallada en la ciudad por la polémica entre las órdenes religiosas por la defensa de unas y el ataque de otras a la creencia que propugnaba que la Virgen estaba exenta del pecado original desde el primer instante de su concepción.
Montañés había realizado con anterioridad otros encargos en los que representó la Inmaculada, como la que se venera en la antigua casa profesa de los jesuitas de Sevilla o en el convento de Santa Paula de la misma ciudad y que habían conocido los demandantes de la obra. Sin embargo será en esta talla donde el maestro consagrará la iconografía de la Inmaculada, siendo ésta una de las aportaciones más importantes del arte hispánico a la historia del arte cristiano.
La actitud orante representa la aceptación plena que María tuvo hacia la voluntad de Dios mientras que la belleza formal de la imagen denota la perfecta creación hecha por Dios para que fuese la madre de su Hijo y, por lo tanto, corredentora y partícipe de la redención del género humano.
Si analizamos la imagen, se representa a una joven doncella de pie, cuyos ojos entornados miran recatadamente al suelo, ante la imposibilidad de las jóvenes de esta condición de mirar a los ojos, sumida en oración cuya actitud meditativa se aprecia en sus manos apenas unidas por los dedos a la altura del pecho. La acompañan tres querubines que se disponen a sus pies, que se apoyan en una luna con las puntas hacia arriba. Su hermoso y frágil rostro nacarado queda enmarcado por el cabello suelto que cae sobre su espalda, símbolo de la pureza de las doncellas. Viste la imagen túnica estofada que se cubre por un manto, el cual cae desde los hombros y se recoge en diagonal bajo uno de sus brazos.
El autor representa en esta talla la visión apocalíptica descrita por San Juan y que algunos autores identifican con la Iglesia, aunque generalmente es aceptado que representa la Inmaculada Concepción de María. Esta imagen apocalíptica es la mujer, engrandecida, vestida por el sol y coronada por las estrellas, es decir, de gran luminosidad en su apariencia externa y con una corona en su cabeza de doce estrellas, número que simboliza el colegio apostólico o las tribus de Israel. La imagen nos muestra la procesión de "La Cieguecita" por las calles sevillanas en el año 1917
La estética de Montañés está impregnada del más logrado naturalismo, aunque el ligero zig-zag de esta imagen, introducido por el contrapposto de su pierna, preludian ya el exacerbado sentimiento de lo barroco, siendo el propio Montañés maestro de uno de los principales artífices de la imaginería barroca sevillana: el cordobés Juan de Mesa, que ya en su obra consolida las principales características de la escuela andaluza barroca.

Los pliegues de la talla concepcionista se muestran más angulosos y marcados que en épocas anteriores introduciendo así un juego de luces y sombras, aunque aún están bastante alejados del movimiento exagerado que alcanzarán en la apoteosis del barroco, de tal forma que apenas sobresalen de la base del triángulo en que se organiza la composición.
Niño Jesús del Sagrario de Sevilla

Una obra que responde a las características citadas, aunque nunca estuvo destinado a una clausura, es el célebre Niño Jesús que realizara en madera Juan Martínez Montañés en 1606 para la Hermandad Sacramental del Sagrario de Sevilla, la imagen barroca infantil más bella de cuantas se hicieron en Andalucía y la más airosa de España, una auténtica joya de la imaginería a pesar de su aparente simplicidad.

















 La anatomía es exquisita, realista y vigorosa, dotada de un fuerte clasicismo mediante el recurso de su disposición a contrapposto, lo que le proporciona una incomparable elegancia y gravedad, apareciendo, a pesar de su obligado aspecto aniñado, con una rotundidad clásica y una majestuosidad y delicadeza que no se repite en otras imágenes de este mismo tema, evocando a un tiempo las sutiles anatomías del mismísimo Praxíteles y la gracia juvenil de las obras de Donatello. A sus minuciosos detalles de talla, característicos en la obra del escultor conocido en Sevilla como “Dios de la madera”, se añade la policromía aplicada en 1607 por el pintor Gaspar de Ragis, representando la cara más amable de la escultura auspiciada por la Contrarreforma en España.
La imagen muestra al Niño desnudo y erguido, con los pies descalzos reposando sobre un cojín y los brazos levantados en actitud naturalista de bendecir. Su rostro es complaciente y melancólico, con una expresión algo triste pero completamente alejada del patetismo expresionista de los modelos castellanos, con grandes ojos, nariz respingona, boca cerrada y labios finos, cejas largas y perfiladas, mejillas carnosas y un voluminoso cabello ensortijado que deja caer tres mechones sobre la frente.
     El Niño Jesús del Sagrario, sin ser estrictamente una imagen de “candelero” o de vestir, está concebido en plena desnudez para poder ser vestido de arriba abajo, facilitando su adecuación a los distintos ciclos del año. Esto viene ocurriendo desde su consagración, cambiando de aspecto periódicamente para presentarse como resucitado victorioso en la Dominica in albisde Pascua, como símbolo eucarístico en la procesión del Corpus, etc., ajustándose a la perfección a las necesidades de la hermandad hispalense, que actualmente le saca en procesión bajo un templete neoclásico de plata realizado en el siglo XIX y concebido como una custodia. Y como todas las imágenes de devoción popular en el sur, la figura dispone de un rico ajuar de indumentaria ricamente bordada, objetos y joyas que forman parte de su cambiante ornamento, siendo habitualmente coronado con un juego de potencias muy habituales en Andalucía.

    



El enorme atractivo de esta airosa figura hizo que fuese copiado repetidamente por escultores contemporáneos a Martínez Montañés y seguidores, aunque aquellos modelos “montañesinos” nunca alcanzaron su perfección formal. Ni siquiera lo consiguió el propio escultor, que ante la enorme demanda se vio obligado a fabricar un vaciado de plomo para facilitar nuevos encargos. La imagen recibe culto en la iglesia del Sagrario de Sevilla, templo barroco anexo a la catedral hispalense, sede de la Hermandad Sacramental, formando parte del rico patrimonio artístico que atesora el edificio.












lunes, 29 de agosto de 2011

Martirio de San Juan Bautista

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Hoy 29 de Agosto la Iglesia Católica conmemora el Martirio de San Juan Bautista.Tenemos sobre San Juan Bautista las narraciones de los Evangelios, en particular de Lucas, que en ellos habla de su nacimiento, de la vida en el desierto, de su predicación, y de Marcos que nos refiere a su muerte. Por el evangelio y por la tradición podemos reconstruir la vida del precursor, cuya palabra de fuego parece en la verdad con el espíritu de Elias. 
Madonna y el niño con San Juan Bautista y otros santos. Realizado por Giovanni Bellini. Galería de la Academia de Venecia
Negó categoricamente ser el Mesías esperado, afirmando la superioridad de Jesús, que apuntó a sus seguidores por ocasión del bautismo en las orillas del Rio Jordan. Su figura perece irse deshaciendo, a la medida que va surgiendo "el más fuerte", Jesús. Todavía, "el mayor de entre los profetas" no cesó de hacer oir su voz donde fuese necesaria para consertar los sinuosos caminos del mal. 
En imagen un hermoso cuadro de El Greco donde aparece representado San Juan Bautista. Podemos observar la cruz siempre que aparece representado, ya que es uno de los símbolos de este Santo.
Reprobó públicamente el comportamiento pecaminoso de Herodes Antipas y de la cuñada Herodíades, mas la previsible susceptibilidad de él le costo la dura prisión en Maqueronte, en la orilla oriental del Mar Muerto. Por ocasión de la fiesta celebrada en Maqueronte, la hija de Herodíades, Salomé, habiendo dado verdadero show de agilidad en la danza, entusiasmó a Herodes. Como premio pidió, por instigación de la madre, la cabeza de San Juan Bautista. Ultimo profeta y primer apóstol, el dió la vida por su misión, y por eso es venerado en la Iglesia como mártir.
Juan Bautista, obra de Andrea del Sarto. Florencia. Como comentario podemos decir que esta obra influirá posteriormente en la representación de Juan el Bautista por Caravaggio
San Juan Bautista de Caravaggio. Museo de Arte de la Ciudad de Kansas. Sin duda podemos apreciar la fuerte influencia del cuadro con el mismo nombre de Andrea del Sarto
El rey Herodes, en lugar de obrar en conciencia,  porque estimaba mucho a Juan Bautista, mandó que le cortaran la cabeza y la llevaran al banquete para escarnio de todos. Los judíos la tomaron con el rey. Le decían que había pecado. La Biblia y la ley moral no permiten el adulterio. Este pecado los llevó al crimen y asesinato de un Santo. Juan murió mártir de su deber, porque Él había leído la recomendación que el profeta Isaías hace a los predicadores: "Cuidado: no vayan a ser perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar". El Bautista vio que llegaban los enemigos del alma a robarse la salvación de Herodes y de su concubina y habló fuertemente.
Decapitación de Juan Bautista, obra de Caravaggio. Podemos observar la bandeja de plata sobre la que se posará la cabeza del Santo. El tenebrismo de Caravaggio una vez mas se hace presente en sus obras.

Ese era su deber. Y tuvo la enorme dicha de morir por proclamar que es necesario cumplir las leyes de Dios y de la moral. Fue un verdadero mártir. La tradición, más tardía, cuenta que Herodías murió poco después cuando al pasar un río, éste se congeló, se abrió el hielo y se la tragó. Puede haber sido así o no. Pero lo que sí es histórico es que Herodes Antipas fue desterrado después a un país lejano, con su concubina. Es que no hay pecado que se quede sin su respectivo castigo.
Ultimo profeta y primer apóstol, Él dio la vida por su misión, y por eso es venerado en la Iglesia como mártir.


Salomé con la cabeza de Juan el Bautista, obra de Caravaggio. National Gallery de Londres. Sin duda lo que mas nos resalta de este óleo es la capacidad de el pintor para caracterizar los metales, apreciable en la bandeja de plata.
A continuación expondremos otras obras alusivas a Juan el Bautista:
Los niños de la Concha de Murillo. Este lienzo nos muestra a San Juan Bautista y a Jesucristo cuando son pequeños. Sin duda esta pintura representa fielmente el espíritu de Murillo, por su dulzura y gracilidad.
Juan Bautista obra de Bartolomé Murillo. De nuevo se nos vuelvo a representar al santo joven y en esta ocasión aparece el cordero. Con este imagen se nos quiere recordar que Juan el Bautista es el anunciador de la venida de el Mesías.
Totalmente opuesta es la representación de San Juan Bautista por el Greco. El paisaje dulce y placentero de Murillo es opuesto al cielo de tormenta que nos presenta el Greco.

Juan Bautista pintado por Da Vinci. Museo del Louvre de París. Fue una de las últimas pinturas del autor y, sin duda, una de las más debatidas. Hay mucha polémica sobre el significado de la mano del santo apuntando hacia arriba, y su sonrisa enigmática ha provocado discusiones semejantes a las de la Mona Lisa.Representa a Juan el Bautista en la soledad del desierto. Está representado de medio cuerpo, una variación sobre el tema de la figura construida clásica y monumentalmente en el espacio en directa sugestión de los modelos de la estatuaria antigua.
San Juan viste pieles, tiene largo pelo rizado. Sostiene una cruz de junco en su mano izquierda mientras que la derecha apunta hacia el cielo. Se cree que la cruz y las pieles se añadieron más adelante por otro pintor. La figura está envuelta en una mórbida sombra. Puede ser que haya escogido retratar al santo en el momento de bautizar a Jesucristo, el momento en el que el Espíritu Santo desciende sobre Jesús en forma de paloma. La expresión del rostro, lánguida y ambigua, es típica de las últimas obras de Leonardo. La mirada es estrábica, pues muestra la embriaguez de amor, el índice señala hacia el cielo, pues el Amor solo se completa en Dios, según enseña Platón.Algunos han indicado, igualmente, que la apariencia de san Juan es andrógina


domingo, 28 de agosto de 2011

Visitantes del Blog desde Alemania, Estados Unidos, Argentina, Países Bajos, Pakistán

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Me ha llamado la atención encontrar visitantes de todos estos países. Me sorprende que desde tan lejos se pueda conocer Montoro y que haya cierto interés por Pasión por Montoro. Con este pequeño artículo quiero intentar contactar con todos aquellos que nos visitan desde tan lejos. Desde aquí lanzo una llamada a todo aquél que se encuentre en el extranjero y que visite asiduamente Pasión por Montoro, con esta llamada quiero conseguir a alguna persona y así poder realizar una pequeña entrevista. En ella podrás explicarnos tu opinión por el Blog Pasión por Montoro y tu gran aprecio a la Semana Santa Montoreña y su cultura.
Para contactar con nosotros puedes hacerlo mediante un comentario, te esperamos.
Estadísticas del Blog que nos muestran el seguimiento de Pasión por Montoro en otros países

viernes, 26 de agosto de 2011

En el Recuerdo...

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Hoy 26 de Agosto de 2011 se cumple ya un año desde el Fallecimiento del Padre  Luís María Ruano Ramírez, que falleció a los 78 años de edad. Este carmelita, nombrado Hijo Predilecto de Montoro en abril del 2006 y Montoreño del Año en 1989, fue  ordenado sacerdote el 18 de marzo de 1956 por el Cardenal Bueno Monreal  y ofició su primera misa el 8 de abril del mismo año en la iglesia de San Bartolomé de Montoro. En 1958 se trasladó a Hinojosa del Duque para ejercer de segundo rector del Seminario de Marianos y en 1959 ejerció como rector principal. Antes de fallecer se encontraba en su localidad natal, Montoro, tras regresar de Burkina Faso por motivo de una enfermedad, donde estuvo trabajando en la Fundación Carmelita Burkina Faso durante diez años.
Tengamos hoy muy presente a este montoreño que dio las vida por los demás y amó hasta sus últimos días al más pobre. Para que todos los montoreños sigamos el ejemplo de esta gran persona que siempre llevo a su pueblo en el corazón y que hoy aniversario de su fallecimiento nos estará cuidando a todos los montoreños desde el cielo. 

Estrenamos Logo

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Tras un mes en la Red, Pasión por Montoro a realizado  artículos sobre la cultura de nuestro pueblo, como por ejemplo el artículo dedicado a Santiago o a Santa Ana y su presencia en Montoro. Además ayer estrenamos la nueva sección de Entrevistas Cofrades con Sebastián Montes, convirtiéndose el día de ayer en el más visitado de la historia de nuestro blog.
Pues hoy damos un paso mas y creamos un logo que representará a partir de ahora nuestro blog. La imagen representa a la perfección el espíritu del blog. Ya que esta constituida por la Torre de la Iglesia de San Bartolomé, simbolizando el la relación que Pasión por Montoro tiene por la cultura, las tradiciones de su pueblo. La  fotografía nos muestra además en un primer plano los candelabros que estrenó este año el paso de la Borriquita, estos representa la pasión que este blog tiene por la Semana Santa, sus imagineros y en especial por la Semana Santa de Montoro.
Logo de Pasión por Montoro

jueves, 25 de agosto de 2011

Entrevista a Sebastián Montes Carpio

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Con motivo de la Festividad de San Bartolomé, hemos decidido estrenar la nueva sección de Entrevistas Cofrades realizando una serie de preguntas al imaginero y restaurador de la talla de San Bartolomé de Montoro. Quiero que tengáis en cuenta mi inexperiencia en este campo, ya que nunca he realizado una entrevista a nadie. Esta entrevista será la primera de tantas que se van a ir sucediendo a partir de ahora en el Blog Pasión por Montoro.
-Iniciaremos nuestra entrevista hablando de tus inicios en el mundo del arte. ¿Como recuerdas tus primeros años en este mundo? ¿Cómo comenzaste tu formación?
Desde siempre he tenido la necesidad de crear, para cualquier joven que empieza lo más fácil para desarrollar el arte, es la pintura, puesto que son más asequibles los materiales y la formación. Decir que empecé una trayectoria seria en el mundo del arte con 16 años, ya que me inicio como pintor participando en varias exposiciones colectivas, atendiendo encargos y con una exposición individual en mi pueblo, en la que tan sólo el segundo día de exposición se vendieron treinta y nueve obras de las cuarenta presentadas. Esto fue un gran impulso para mí además del apoyo que recibí para continuar mi formación artística, que hasta ese momento era prácticamente autodidacta, en la Escuela de Arte Mateo Inurria de Córdoba. En esta escuela amplio mi formación en varias disciplinas durante seis años continuados, y es mi contacto con la escultura el que provoca que decida dedicarme de lleno a esta, y más en concreto al mundo de la imaginería, ya que desde siempre he tenido gran pasión por el arte sacro y el mundo cofrade, y es precisamente en esta profesión donde se unen mis dos grandes pasiones, el Arte y la Semana Santa.  A su vez con mi formación escultórica en la escuela de Arte, amplio conocimientos sobre imaginería trabajando como aprendiz en el taller de Don Antonio Bernal Redondo, que junto con Susana Gómez Lorenzo, profesora de modelado de la Escuela, y esta a su vez discípula del insigne imaginero sevillano Francisco Buiza Fernández, los que me forman plenamente en este oficio. Con Antonio Bernal trabajo durante cinco años.
-¿Cuál fue la primera obra que realizaste? Podrías contarnos las limitaciones que tenías. ¿A que edad realizaste esta primera obra?
La primera obra que realizo de imaginería y de forma totalmente autodidacta con tan sólo 17 años y sólo tres meses de formación en la escuela de arte, es la imagen de María Santísima del Amor, titular de la Hermandad de San Juan Evangelista de Villa del Río. Para mí fue la realización de esta imagen fue un trabajo bastante duro y costoso, pues desconocía gran parte de técnicas y materiales, pero la ilusión y el amor puesto a este trabajo hizo que hoy día esta imagen pueda ser venerada en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Villa del Río.
Imagen de María Santísma del Amor de Villa del Río, realizada por Sebastián Montes a la edad de 17 años.
-¿Como se tomó tu familia y tu grupo de amigos la decisión que tomaste de ser imaginero?¿Te mostraron siempre su apoyo?
Mi familia y amigos han visto que prácticamente desde que nací he estado creando e inventando, y creo que ya sabían de sobra que mis inquietudes serían desarrolladas en el mundo del arte. Lo que sí tengo que estar muy agradecido a mi familia por el apoyo que siempre me han mostrado en los inicios siempre difíciles en este mundo.
-¿Cuando decides montar tu propio taller? ¿Fueron unos inicios fáciles?
Una vez que doy por concluida mi formación tanto en la escuela de arte, como de aprendiz con Antonio Bernal, decido comenzar mi carrera de manera independiente y así enfrentarme a la realidad de este oficio. Los inicios son muy duros, en cualquier carrera relacionada con el arte, no sólo en la imaginería, y lo realmente complicado es poder vivir exclusivamente de tu arte. Pues cuando empiezas y nadie te conoce las hermandades intentan económicamente exprimirte al máximo, llegando incluso a costarte dinero la obra, pero también son  esas ocasiones necesarias para poder mostrar tu trabajo al público.

-Ahora analizaremos un poco tu trayectoria profesional, entre tus obras restauradas encontramos alguna de Salzillo, obras de Cerrillo y otras de Amadeo Ruiz.¿Si tuvieras que elegir una obra de entre todas las que has restaurado con cual te quedarías?
No podría quedarme con ninguna en especial, pero a la vez me quedo con todas, ya que todas las imágenes que he restaurado han supuesto una gran satisfacción, pues la restauración de imágenes sagradas es muy gratificante, ya que la mayoría de ellas cuentan con gran devoción y son devueltas al culto en todo su esplendor.
Sayones de Salzillo. Cabra
Salud y Consuelo de Cerrillo. Córdoba               
Cristo de Guadalcázar. Patrón de Guadalzázar
Dolorosa particular. Barcelona.

-Me gustaría que nos contaras un poco el proceso de restauración a grandes rasgos, ¿en que consiste?
En tu trayectoria profesional has restaurado muchas imágenes, pero ¿cual ha sido la que ha llegado en un peor estado de conservación?
Todas las imágenes que vienen a restaurar tienen importantes patologías, unas más graves, porque peligra la integridad de la imagen, al sufrir grandes daños estructurales, otras presentan desafortunadas intervenciones posteriores a la autoría original que desfiguran totalmente la pieza. Pero puedo destacar dos imágenes que estaban en un lamentable estado, una de conservación, que precisamente es el trabajo que estoy llevando a cabo en la actualidad (Ntra. Sra. de los Dolores, de la ermita de Ntra. Sra. del Socorro Coronada, de Córdoba) y otra fue una magnífica dolorosa de la escuela granadina, procedente de Barcelona, que se encontraba camuflada tras numerosas intervenciones de manos inexpertas y que pudo ser recuperada, tras un larga y minuciosa intervención, en todo su esplendor.
-¿Que media de tiempo sueles tardar en restaurar una imagen?
El tiempo estimado para un proceso de restauración es muy relativo, pues cada trabajo es totalmente diferente, y presenta distintas patologías.
-¿Cual es el criterio que usas a la hora de restaurar una imagen, conservas la intención primera del creador de la talla o la trasformas según tu punto de vista?
El campo de la restauración es bastante complejo, pero mi criterio de restauración se basa en devolver a la obra en todo su esplendor, tal y cómo su autor la concibió. Si para esto hay que eliminar intervenciones posteriores y cambia la impronta, creo que es totalmente necesario para no camuflar la huella del artista que la realizó. Siempre intento encontrar lo primitivo de la obra y el sello del autor si con el tiempo lo ha perdido. Hay otro tipo de intervenciones que simplemente se subsana los daños que presentan, muchos de estos lógicos del paso del tiempo, y otras intervenciones en las que por petición de la hermandad o los clientes particulares se le hacen algunas correcciones estéticas, o se le aplica una nueva policromía, ya que siempre cuando surgen estas peticiones, suelen tener las imágenes poca calidad artística y lo que se demanda en estos casos es que la pieza gane en calidad, naturalidad… etc.
-Además de las restauraciones también has realizado bastantes encargos para cofradías, podrías hacernos un breve resumen?
En primer lugar soy escultor e imaginero, después de esto, también me dedico a la recuperación, restauración y conservación de imaginería. Por lo tanto son también numerosas las imágenes salidas de mis manos en el tiempo que llevo dedicándome a este oficio, suman ya más de treinta. Entre ellas se podrían destacar: El misterio de la Entrada Triunfal de Córdoba, el misterio de la Agonía de Córdoba, Las imágenes titulares de la Hermandad de los Estudiantes de Villa del Río, excepto el Cristo…… etc.

Figuras para el misterio de la Agonía de Córdoba            Virgen de los Dolores de Villa del Río


Niño Jesús del Sagrado Corazón de Huelva                  Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Córdoba
Misterio de los Estudiantes de Villa del Río realizado íntegramente por Sebastián Montes, excepto la figura de Cristo
-¿Que sientes cuando te hacen un nuevo encargo para una cofradía?
Mucha satisfacción por poder hacer realidad las demandas de la cofradía, además de mi inquietud artística, y agradecimiento por la confianza que exponen en mí para acometer dicho trabajo.
-Cuando recibes un nuevo encargo, ¿como obtienes la inspiración necesaria para realizar la talla?
Gracias a Dios la inspiración siempre está conmigo, es más tengo en mente como realizaría obras que incluso no me han encargado.
-Personalmente, ¿que prefieras tallar imágenes de Cristo o de Vírgenes?
Aunque me gusta desarrollar ambas imágenes, me quedo con las imágenes de Cristo, pues artísticamente son más completas.
-Me gustaría que expresaras tus sentimientos cuando te encuentras tallando una imagen
Siento una gran satisfacción haciendo lo que más me gusta, que además es mi trabajo.
-¿Que promedio de tiempo usas para realizar una talla completa?
 Depende de la complejidad que presente la obra, al año suelo hacer un mínimo de cuatro, intercalándolas con trabajos de restauración.
Artículo de prensa donde aparece Sebastián Montes Carpio tras la restauración del Sagrado Corazón de Villa del Río.
-De todas las obras que han nacido de tus manos, a cual tienes un cariño especial?
Ahora la otra cara de la moneda, de entre todas las obras que has tallado, ¿cual a tenido un sabor agridulce porque no te ha gustado del todo?
Al igual que un padre para sus hijos, a todas les tengo un cariño especial, las he creado yo, por lo tanto tengo la necesidad de defenderlas y si alguna me gustase menos no creo que lo manifestara.
-¿Es diferente la visión de la talla en tu taller a como la vez después montada sobre su paso?
Si es totalmente diferente, y hay que tenerlo muy en cuenta para no encontrarte con sorpresas inesperadas. 
-Además de realizar trabajos religiosos también también encontramos otros trabajos,¿podrías hacernos un breve resumen y decirnos con cual de ellos te quedarías?
Además de la imaginería sacra también he realizado encargos de escultura civil, como el Monumento a José Sánchez Pérez de Villa del Río, el busto del diestro cordobés Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, para el museo dedicado a su persona de Villa del Río... etc. Un artista nunca se queda con una obra, pues el arte siempre es constante evolución y cada una marca un momento y un sentimiento y nunca me podría quedar con ninguna en especial. Me quedaría con la que aún está por realizar.

Busto de Manolete. Villa del Río                                    Cruz de Guía. Villa del Río

Busto Agonizante. Córdoba                           Cristo Trasladado al Sepulcro. Relieve Funerario. Villa del Río
-Ahora queremos tu propia opinión, ¿a que imaginero admiras mas?
Sería imposible quedarme con uno sólo, pues la historia del arte nos ofrece a grandes genios de esta rama de la escultura y cada uno aporta una visión diferente de interpretar lo mismo. Si te puedo destacar los que para mí son grandes referentes, como son Gregorio Fernández, Luis Salvador Carmona, Juan de Mesa, Juan Martínez Montañés, Francisco Salcillo, Pedro Roldán y su hija Luisa Ignacia, José de Mora, Pedro de Mena… en fin, todos los aquellos que han mostrado su visión personal y artística de la imaginería, aportado algo diferente a esta profesión.
Cristo Yacente de Gregorio Fernández.
Magdalena Penitente de Pedro de Mena en primer lugar. En segundo lugar Santa María Egipciaca de Luis Salvador Carmona.
Cristo de los Cálices de Martínez Montañés
Gran Poder de Sevilla de Juan de Mesa.
-¿Te sueles inspirar en algún imaginero a la hora de realizar tus obras?
Más que en la imaginería ya realizada, encuentro mi inspiración en la escultura clásica
-¿Cual es tu opinión acerca de la Semana Santa de Montoro?
Valoro mucho el esfuerzo y el entusiasmo que dedica gran parte del pueblo por engrandecer esta tradición, que además en esta localidad está declarada de interés turístico nacional. Admiro mucho que los montoreños apoyen tanto a su Semana Santa y a sus Cofradías.
-¿Cual es tu opinión acerca de las tallas que existen en Montoro?
No veo grandes obras de museo, pero si grandes obras que captan gran devoción popular, y eso también es bastante importante en una imagen.
-Hablemos ahora un poco de tu único trabajo para el pueblo de Montoro como fue la restauración de San Bartolomé. Quiero que nos expliques un poco las condiciones en las que llego la imagen y el trabajo que realizaste sobre ella.

La talla ha sido sometida a una profunda labor de restauración en la que se ha consolidado la materia desde el interior, eliminando los objetos metálicos, recomponiendo la materia en mal estado y saneando las numerosas líneas de unión de piezas y ensambles. Estas patologías que presentaba eran debidas al lógico paso del tiempo, además del agravante del contexto histórico en el que se enmarca la obra, la posguerra española, por lo que, ante la escasez de medios, también presenta mezclas de maderas, numerosos ensambles y, en definitiva, malos materiales de ejecución. A todo ello hay que añadir desafortunadas intervenciones posteriores que ha sufrido y que impedían una justa lectura estética y artística de la obra que el autor concibió en los años 40 del pasado siglo.


Tras el saneamiento íntegro de la talla y la recomposición de materia y policromía (esta última ha sido objeto de una limpieza exhaustiva, eliminando la suciedad adherida por el paso del tiempo y los repintes, quedando su policromía original en las partes anatomizadas del santo, así como en "La Diablilla"), se ha procedido al enriquecimiento de los ropajes y de la talla en general (este hecho, por deseo expreso de su hermandad, es una de las causas por las que la imagen ha sido restaurada) con oro fino y estofados al temple en las vestiduras, y pintura decorativa en la capa, para lo cual se ha recurrido al adorno con palmas (signo de martirio) e incrustaciones de cristal de Swarovski. El libro también ha sido enriquecido con oro en el canto de las páginas, e imitación de carey en sus pastas. Por su parte, la peana presenta nueva imitación de mármol en dos colores.
Además quiero decir  que fue una gran satisfacción para mí poder trabajar para esta localidad, a la que le tengo tanto cariño y que mejor que devolviendo esplendorosa la imagen de su Patrón.

-Una cosa que me sorprendió mucho fue el descubrimiento que realizaste tras la restauración de esta imagen, quiero que compartas con nosotros la autoría de esta talla.
Después del estudio histórico-artístico realizado a la imagen, se puede afirmar que la imagen es obra del escultor e imaginero valenciano, pero afincado en Córdoba, D. Amadeo Ruiz Olmos.
-¿Cuanto tiempo utilizaste para la restauración de la imagen de San Bartolomé?
El proceso de restauración y enriquecimiento de la imagen de San Bartolomé me llevó algo menos de tres meses.

-¿A que obra de las que forman la imaginería de Montoro te gustaría poner tus manos?
Me hubiese gustado haber podido recuperar la imagen de Ntra. Sra. de los Afligidos, obra de D. Juan Martínez Cerrillo, la cual ví, hace más de un año para hacerle un estudio previo de conservación y restauración, que nunca llegué a desarrollar. Esta se encontraba en un mal estado de conservación y se presentaba alterada por el paso del tiempo y a desafortunadas intervenciones posteriores, que borraban en gran parte la huella de su autor. Son muchas las imágenes que he restaurado de Martínez Cerrillo y conozco mucho su obra, estilo y formas de trabajar, y creo que podría haberle devuelto a esta imagen toda su impronta original.
-Puedes compartir con nosotros nos proyectos profesionales a corto plazo? ¿En que obra estas trabajando actualmente?
En la actualidad estoy realizando la imagen de Ntro. Padre Jesús del Prendimiento para Sanlúcar de Barrameda, la imagen de Simón de Cirene para acompañar a Ntro. Padre Jesús Nazareno de Villa del Río, la restauración de Ntra. Sra. del Mayor Dolor de Rute y Ntra. Sra. de los Dolores que recibe culto en la ermita de Ntra. Sra. del Socorro Coronada. Entre otros trabajos para particulares.
-Ya para concluir te pregunto acerca de tu opinión sobre Pasión por Montoro, que vez mejor de este blog y que vez peor? Como lo mejorarías?
Lo mejor es la difusión que se realiza desde estos espacios para el mayor conocimiento del arte sacro. Lo peor lo desconozco y no creo que yo sea nadie para mejorarlo.

Un saludo. Sebastián Montes Carpio