LO MEJOR DE LA SEMANA

viernes, 29 de noviembre de 2013

El tesorillo de monedas hallado en Montoro en 1977

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Calle Cervantes en 1937, muy cerca de donde apareció el tesorillo de monedas romanas de Montoro y el pedestal
de estatua dedicado a Galeno. Fuente: A.G.A. Fototeca Pasión por Montoro
Francisco José Aguilar Pérez
El texto que presento a todos vosotros, se encuentra en la biblioteca que fue de mí padre y que actualmente tengo a suerte conservar y manejar. Es una lástima que se quede sin difusión –lo que pretendo subsanar- a causa del tiempo transcurrido desde su publicación, llevada a cabo en el nº 45 de junio de 1977 en una separata de la “Gaceta Numismática”  dedicada a dicho hallazgo y  que fue editada por la A.N.E  (Asociación Numismática Española).
Me viene ahora a la memoria  la dedicatoria que le hizo don Juan Benier Luque en 1982 en uno de sus últimos libros  titulado “Terra Nostra”  a mi padre, la transcribo;  “A Manolo Aguilar, que desde hace mucho tiempo está pendiente de este Montoro espléndido, para que no desmerezca de su historia y de su arte”. El texto que más abajo reproduzco corrobora totalmente las palabras de la dedicatoria de su  amigo Juan Benier, siendo un ejemplo más entre tantos otros  de la pasión que despertaba en mi padre su querido Montoro. Concretamente este texto se lo envió su autor y colega  abogado Don Luis Mapelli desde Málaga.
Empedrado en forma de espiga en la zona del Palomarejo en Montoro. Octubre 2012. Fuente: Fco. Aguilar Pérez.
No es una casualidad que yo traiga aquí y ahora la noticia del hallazgo de este tesorillo, que junto con otro  texto,  que ya le pasé y publicó Pedro Delgado en su blog, “Pasión por Montoro” titulado; “Excavaciones de Urgencia en el Palomarejo”PULSA AQUÍ PARA LEER EL ARTÍCULO. quiero que contribuyan  ambos  a mentalizarnos a todos  para que se tenga mucho cuidado en cualquier intervención que se realice sobre los Cerros del Palomarejo y Llanete de los Moros, así como en las inmediaciones de la Huerta Mayor, ya que lo  desgraciadamente perdido para el conocimiento de nuestra larga historia es mucho. 
Mí propia observación,  totalmente profana en la materia, me dice que están apareciendo continuamente restos arqueológicos en estos lugares y no están trascendiendo. Un acumulo de intereses económicos  y políticos hacen que se destruyan inmediatamente, privándonos a todos del conocimiento que pudieran aportar sobre nuestro riquísimo pasado.  Todo esto se debe a que Montoro todavía no ha alcanzado el nivel cultural que  se merece,  si lo tuviéramos lloverían denuncia tanto a particulares como a instituciones públicas, llámese Diputación o Ayuntamiento, dándome  igual el signo político que tengan.
El texto que sigue es el que les he comentado, las  monedas actualmente se encuentran en el museo arqueológico cordobés gracias al azar del momento de su aparición y sobre todo a  Don José Luis Lope y López de Rego, arquitecto de las obras.
Basa de columna romana de molinaza "in situ" en el Palomarejo. Fuente: Francisco Aguilar Pérez.
Las palas excavadoras se llevan y se han llevado nuestra  historia  a los vertederos,  o en el mejor de los casos  algunas personas sensibles tienen en su propiedad o donan al Museo Arqueológico Municipal  cuatro  migajas de nuestra larga historia como pueblo, nadie está haciendo nada para evitar esta sangría, especialmente en el entorno del Palomarejo. 
No se trata aquí y ahora de frenar el progreso de Montoro-si existe-, se trata de estudiar los restos arqueológicos que van apareciendo ocasionalmente. Si los restos merecen la pena, se cartografían rápidamente  y  se analizan. Si son excepcionales; se busca la manera de conservarlos, pero sino, que se   destruyan, no pasa nada,  se continúan las obras normalmente y ya está. Creo que no es mucho pedir.  
Decía lucidamente el antiguo dueño del Palomarejo, mi admirado Don Juan Serrano Coca –ingeniero de caminos y gran montoreño conocedor de nuestra historia local- en una de sus cartas dirigida a mí padre en 1995, con motivo de unas obras ilegales, ocultándoselo y sin su consentimiento que se realizaron en su finca: 
«Como estamos en época puramente materialista en la que lo único que interesa es el dinero y todo cuanto con él se relaciona, me temo amigo Manolo, que estas “tonterías” arqueológicas no tienen ninguna importancia y más bien molestan…». 
Edificio de nueva planta en la Calle Cervantes, paso natural entre el Cerro del Llanete de los
Moros y el Cerro del Palomarejo, con probables restos arqueológicos y como se observa totalmente
blindado -según normativa vigente-  por vallas opacas metálicas, justamente enfrente de donde apareció
 el tesorillo del texto reproducido. Fotografía noviembre 2011. Fuente: Francisco Aguilar Pérez.
Tesoro de Montoro: 4000 bronces del Siglo IV.
Luis Mapelli
En la localidad cordobesa de Montoro ha sido hallado en estas fechas un tesoro consistente en un ánfora de barro en cuyo interior se contenían cerca de 4.000 monedas de bronce tardo romanas de, entre otros, los emperadores Graciano, Maximiano, Constantino, Honorio y Arcadio.
Por la feliz coyuntura de ser el director de la obra en que el hallazgo tuvo lugar, el ilustre arquitecto D. José L. Lope y López de Rego, miembro del Grupo Numismático de Córdoba, y Comisario de Excavaciones la celosa funcionaria, Doña Ana María Vicent, se ha logrado el venturoso efecto de que todo haya pasado al Museo Arqueológico de Córdoba en donde en la actualidad las monedas están siendo debidamente tratadas y catalogadas.
Con la ayuda del señor Lope y López de Rego a quien además se deben los dibujos que se adjuntan, paso a informar brevemente de tan fasto suceso.
El pueblo de Montoro, hoy declarado conjunto histórico artístico, se halla a 43 kilómetros de Córdoba, asentado en un alto que abraza el Guadalquivir, dándole un parecido a Toledo tan grande que se dice que sólo le falta tener un Greco. 
Dibujo 1 que nos muestra donde apareció el tesorillo y otros lugares estratégicos de la Calle Cervantes. 
Su fundación parece fenicia y en época roma na tuvo importancia pareja a la capital como república confederada con la de Roma. De este pasado se conservan vestigios y no son demasiado infre cuentes los hallazgos arqueológicos.
La ciudad debía estar por completo amurallada y las diferentes áreas del amurallamiento demuestran su, crecimiento que obligó a cercar más de lo estimado necesario en un principio. El lienzo mayor de la muralla da cara al cauce del Guadalquivir. Una primera área tiene como centro el Cas tillo de Julia, y si nada visiblemente se conserva de él, sí existe la llamada Calle de Julia. Este recinto se une, supuestamente por una puerta, a otro adosado de semejantes dimensiones, el cual en dirección Norte-Sur debía estar atravesado por una vía, sin duda coincidente con la calle actual de Cervantes, y a cuyo final se han hallado restos de una de las puertas. Esta puerta está orientada hacia la Vía Augusta que discurre cercana y una de las principales de la Bética, ya que unía Itálica a Cástulo pasando, por tanto, por numerosos municipios de la época. Dicha puerta debía tener intenso tránsito. 
El final de esta calle hasta estos últimos meses, no estaba edificado y terminaba en la falda de un monte sembrado de olivos, o sea práctica mente ya en el campo, podíamos decir extramuros.
En este declive recientemente se han construido unas casas, para lo cual se allanó buscando el plano horizontal en el suelo, quedando el fondo vertical con las alturas del desnivel preexistente.
En la construcción de la casa fue hallada la basa de una escultura. No está ella estudiada y bien lo merece pues parece que la inscripción que contiene acusa que estaba destinada a sostener una escultura en honor del médico Galeno, lo que representa un homenaje infrecuente que permi ta, si se confirma, creer su intervención en alguna epidemia o peste general.
Dibujo 2. Características de la vasija donde se
encontraban las monedas
Dibujo 3. Ubicación de la vasija con las monedas
 respeto a la calle.
Ninguna otra cosa fue hallada por aquí; una vez la obra concluida hubo nece sidad de hacer en el solar inmediato, también desmontado, un hoyo para la instalación de los aparatos de la acometida del agua y  luz y en este hoyo, a 60 cms. de profundidad, fue hallada un ánfora nueva en cuyo interior estaban las cerca de cuatro mil monedas dichas.
El ánfora de barro no presentaba particularidad ni arte. Sólo en su base algunas hendiduras que le daban alguna belleza.

El ánfora se rompió aunque tal vez sea posible reconstruirla; las monedas, como dije, están ya en el Museo Arqueológico, para su limpieza, clasificación y para enriquecer el fondo numismático del mismo.

El estado de conservación es normal, habiendo algunos ejemplares excelentes y otros no. De su mayoría nada puedo decir hasta que el óxido de tantos años les sea quitado y aparezcan debidamente limpias.
Esta anforita enterrada junto a la puerta de la ciudad conteniendo tanta y tanta moneda, todas de igual valor, pues todas son bronces de mediano módulo, ¿será acaso la recaudación del portazgo? ¿era el nume rario de un cambista?
El dibujo adjunto nos muestra nuestra pequeña anforita llena de mone das que sale a la luz después de quince siglos.
Dan ganas de emular al genio renacentista y gritarle: ¿por qué no hablas? Pero también si lo hiciera perdería el encanto del enigma que es una gran emoción para el arqueólogo.

lunes, 25 de noviembre de 2013

El patrimonio cofrade en el Carmen: la herencia de los carmelitas descalzos en Montoro

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Virgen de la Soledad de Montoro a inicios del siglo pasado. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
P. Juan Dobado Fernández OCD
Prior de San Cayetano de Córdoba e historiador del arte.


Llegar a Montoro y adentrarse en el bellísimo templo de San Juan de la Cruz, levantado por los carmelitas descalzos hace ya tres siglos, es una experiencia de espiritualidad cristiana. La reciedumbre de la piedra rojiza en sus imponentes muros invita al alma a sustentar nuestra fe sobre la Roca que es Cristo. Entrar en el interior refulgente de blancura es una llamada a la limpieza del alma, en cuyo centro está Cristo, como en el espléndido retablo mayor, poderosa máquina rococó levantada para gloria del Santísimo Sacramento. Cada detalle de este majestuoso templo se ha mimado desde el principio para que sea un canto a la Santísima Trinidad.
Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen a inicios del S.XX
Fuente: Fototeca Pasión por Montoro.
Los frailes descalzos sembraron entre los montoreños la semilla de las devociones del Carmelo, comenzando por la Virgen del Carmen, cuya Imagen Venerada que procesiona cada 16 de julio es una explosión de fervor carmelitano. La Imagen fue traída por el prior fray Diego de San Pedro entre 1760 y 1763 y es el centro devocional de su cofradía de gloria. Pero su devoción empezó antes, nada más llegar en 1682 trajeron los frailes una Imagen de la Virgen del Carmen donada por el Convento del Santo Ángel de Sevilla, hasta que se hizo la actual.
Pero también dejaron las devociones a la Pasión de Jesucristo y la Compasión de su Bendita Madre. La Imagen más importante es el valioso Crucificado de las Penas, llamado antiguamente de la Salud, verdadero tesoro artístico de Montoro. De sobra es conocida la llegada de la Imagen en el trienio de fray Antonio de la Natividad, entre 1736 y 1739, en plena expansión de la devoción a este misterio de Cristo entre los conventos de carmelitas descalzos andaluces. Pero esta hermosa talla transmite una mansedumbre y una ternura que la hace diferente, llena de unción, capaz de ablandar el corazón más endurecido.
Stmo. Cristo de las Penas de Montoro durante su
restauración. Archivo Francisco Aguilar.
Su cofradía, impulsada por Manuel Aguilar Benítez, es sinónimo de austeridad carmelitana. Como cada Semana Santa, su procesión el Miércoles Santo por las empinadas cuestas de la localidad es una protestación pública de la fe católica. La memoria de D. Miguel Arjona, pervive en nuestra memoria, que restauró la Imagen con verdadero primor, al igual que la de Nuestra Señora del Carmen.
Para el Carmelo, la presencia de la Madre es esencial, también en los momentos de la Pasión de su Hijo. A Montoro llegó en el siglo XVIII una de las obras más bellas de la Diócesis: La Dolorosa sedente del Carmen.
La imagen de Nuestra Señora de la Soledad llegó al convento carmelitano en el mandato de fray Domingo de santa Teresa (1745-1748) y en un inventario posterior aparece como “una Nuestra Señora de los Dolores del mismo tamaño y de vestir”, es decir, de una vara de alto. La imagen, llamada ahora de La Soledad, que procesiona con su cofradía, es destacable por su iconografía, al no presentarla de pie, sino sentada, contemplando en sus manos los atributos de la pasión de su Hijo, la corona de espinas y los clavos. Su rostro nos transmite el dolor contenido, la pena profunda, que continúa en la delicadeza de sus manos. Es una Imagen especial en el Carmelo, que sólo se repitió en la bella Dolorosa sedente traída de Nápoles para el convento de los descalzos de Écija en 1763.
Stmo Cristo de la Humildad en su retablo. Sin datar. Archivo Blas Acosta
Ante la contemplación de la Soledad, no hay palabras para describirla, es pura belleza espiritual. Las características de la imagen permiten vincularla a la estética granadina, recogiendo sus facciones toda la rica tradición imaginera del barroco. Este tipo de Dolorosa o Soledad sentada al pie de la cruz, ya sea de talla completa o de vestir, entronca en la escuela granadina con preciosos ejemplos como las obras de Torcuato Ruiz del Peral o la célebre de Manuel González que procesiona en la cofradía de la Humildad de Granada. Su rostro transparenta que está llena de gracia, que es la Inmaculada Madre de Dios, a pesar del dramatismo y del dolor. Sus manos vacías son el recuerdo de toda una vida entregada a su Hijo, a quien ahora contempla en el Sepulcro cuando llega el Viernes Santo.
No se agotaron las devociones en el Carmen, en el siglo XX hubo espacio para que nacieran nuevas hermandades, con nuevas imágenes, así la Cofradía de la Humildad fundada en 1991, llena de juventud y entusiasmo cada Martes Santo en su bello recorrido por el casco antiguo. La cofradía da culto a la Imagen de Santísimo Cristo de la Humildad, realizada por el cordobés Martínez Cerrillo en 1940, y a María Santísima de Consolación y Esperanza, obra de Juan Ventura en 1994. Ubicadas en los antiguos retablos barrocos del Carmen se han incorporado a esta bella historia de devoción que empezara un año lejano de 1682.
Virgen de la Soledad de Montoro
Fuente: Bartolo Castillo
Stmo. Cristo de las Penas de Montoro
Fuente: Pedro J. Delgado

















Consolación y Esperanza de Montroo
Fuente: Pedro J. Delgado
Stmo. Cristo de la Humildad de Montoro
Fuente: Pedro J. Delgado

domingo, 17 de noviembre de 2013

Lugares del Charco Novillo de Montoro en la prensa histórica

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Vista parcial del entorno del Charco Novillo en Montoro.
Manuel Perales Solís

  

Uno de los hábitat más singulares de población dispersa de nuestro entorno cercano es, sin lugar a duda, el Charco del Novillo, pago histórico montoreño limítrofe con el término municipal de Marmolejo y frontera natural por el este con el rio Yeguas y por el oeste con el arroyo del Corcomé y pago de la Nava; hacia el Norte está delimitado por las primeras estribaciones de Sierra Morena y al sur con la vega del Guadalquivir.
Siempre me llamó la atención su alegre caserío esparcido por un sin fin de lomas plantadas de olivares y salpicadas de lindazos de vegetación arbustiva donde encontramos ejemplares de lentiscos, romeros, chaparros, aladiernos, madreselvas, retamas, arrayanes, etc, auténticos testigos excepcionales del bosque Mediterráneo que allí proliferó en tiempos remotos. El Charco del Novillo es uno de esos lugares con encanto del que desde niños escuchábamos referencias por boca de nuestros mayores; tanto de sus fiestas aceituneras como del variado menú de chascarrillos y de leyendas siempre cargadas de enseñanzas positivas y de gran de sabor popular.
Sus soberbias caserías, provistas de antiguos molinos de viga, con pintorescas y artísticas torres de prensado cuyas siluetas se levantaban sobre el perfil del horizonte, o sus infinitas casitas o lagares de color blanco destacando sobre las tonalidades rojas y verdes de su paisaje, lo convirtieron en un sitio entrañable y sugerente.
Torre del molino de la Casería de las Abogadas. Dibujo de Robles.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII, momento en que comenzaron las plantaciones de olivos en régimen extensivo y se consolidara una agricultura dual del aceite y del  vino, en ocasiones complementada con el cultivo  de árboles frutales (higueras, granados, naranjas y limoneros), el Charco del Novillo fue transformándose en concurrido lugar con auténticas posibilidades de prosperidad para un sin fin de familias jornaleras que habitaban sus lagares y sus caserías tras dejar su habitual residencia en los núcleos de población colindantes. Algunas, incluso, llegaron de lugares distantes atraídas por la imagen de vitalidad y progreso percibida por los visitantes y asiduos viajeros foráneos (ganaderos y arrieros) que con frecuencia transitaban los caminos del pago con sus ganados y mercancías.
  Junto a los jornaleros, los dueños de sus haciendas lo tomaron como sitio de descanso en los momentos de mayor actividad productiva, especialmente durante los inviernos, gracias a la climatología  benigna de este piedemonte de Sierra Morena. En ese sentido hemos de apuntar el elevado número de individuos de la clase noble con posesiones en el Charco del Novillo, junto a la presencia, cada vez mayor, de elementos de una nueva burguesía agraria acaparadora de tierras al socaire de los procesos desamortizadores llevados a cabo a lo largo del  XIX.
  Entre los títulos con más registros de propiedad, nos encontramos con casas como Villaverde la Alta y Benamejí (ambas emparentadas), Viana (dueña durante unos años de Escalera); Blancohermoso, con propiedades junto al Corcomé; Hornachuelos, Vega del Pozo (titular de fincas como Las Prensas, Pinillos y Belloteros); y  la casa de Monteolivar con posesiones en San Camilo. Este título llevaba asociado el vizcondado del Charco del Novillo ostentado hasta principios del XX por la segunda esposa de Juan Manuel Espinosa de los Monteros-Aliaga (tercer marqués), doña María de la Asunción Angioletti y Díaz de la Serna, fallecida el 28 de noviembre de 1909, según rezaba la nota necrológica del Diario Córdoba.  
Paisaje del Charco Novillo con la casería del Santo al fondo. Fuente: Manuel Perales

 Ya desde principios  del siglo XIX observamos como el Charco Novillo ha dejado de ser un lugar destinado exclusivamente a dehesas para leñas, pastos y ganadería y se ha convertido en un pujante núcleo productivo agro-industrial donde residía una población flotante considerable que se incrementaba, aún más, en los meses de recolección de las aceitunas, con una elevada población de trabajadores integrados en las distintas faneguerías que quedaban a dormir y a vivir en el campo, dada la distancia a los núcleos de población del entorno más inmediato.
   La vida de las gentes del Charco del Novillo transcurría básicamente en los tajos de olivares y viñedos esparcidos por multitud de predios acotados de cercas de piedra o de lindazos de monte, en ocasiones entre profundas cañadas y elevadas quebradas. Sin embargo cuando llega la hora del descanso o del asueto se concentran en torno a tres lugares de referencia para la relación social; realmente podríamos hablar de tres grandes plazas públicas donde se tertulia a la par que se bebe y se ejercita el cante acompañado de guitarras y acordeones: el ventorrillo de La luz;  el ventorro o posada de Cazorla (más tarde de Los borregos), ambos en el viejo camino vecinal de Montoro al Mosquil, y el ventorrillo de la Niña, este último al borde  del otro camino de acceso desde Marmolejo, próximo a la casería y molino de las Prensas, en una de las cotas más altas del pago desde donde prácticamente se dominaba todo su olivar y caserío.
La casería de los Frailes perteneció a los bienes del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro.
Fuente: Manuel Perales


   Criado del Hoyo  hace mención en su obra  “Apuntes para la Historia de  la ciudad de Montoro” (1) al  elevado número de caserías dotadas del tradicional molino de viga, así como del sin fín de lagares y casillas, a los que hay que llegar fundamentalmente por el camino vecinal de Montoro al pago del Mosquil, o por la vieja carretera de Villa del Río a Cardeña. También  la carretera de Marmolejo, ejecutada a partir de 1880, con el paso sobre el puente del rio Yeguas, supuso una vía de comunicación del pago con Cardeña, Marmolejo y Andújar. Ello propiciaría la posibilidad de trabajo para muchos marmolejeños en  fincas próximas al Yeguas, como Las Prensas, Pinillos y Belloteros fundamentalmente durante la época de recolección de las aceitunas.
   La importante red viaria de caminos rurales del Charco del Novillo fue mantenida por el Ayuntamiento de Montoro que era el encargado de subastar sus arreglos, según ha trascendido en la prensa de la época. Casi todos los años  se reparaba el empedrado para soportar adecuadamene el tránsito de carros y animales de labor que transitaban con profusión cargados con las aceitunas. En 1889 el Ayuntamiento subastaba un trozo del camino que conduce al Mosquil en el sitio de La Solana del Álamo y en 1890 encontramos la noticia del arreglo del camino de Montoro al Charco del Novillo en el sitio denominado Cuesta de la Zorra. Otro viejo camino de herradura, el que provenía de Villa del Río con dirección Fuencaliente, cruzaba el pago de sur a norte, convirtiéndose en eje central del Charco del Novillo.
A lo largo del siglo XIX el Charco del Novillo se encontraba con frecuencia presente en la prensa provincial y nacional, apareciendo ya identificado como un núcleo de población dispersa dependiente de Montoro con reparto de correo propio, por lo que se le supone un número de  residentes bastante considerable. Una de esas primeras noticias sobre el Charco del Novillo la vemos en el periódico “El Vapor” del dos de diciembre de 1834 (publicación catalana de contenido mercantil, político y literario), dando cuenta del robo de paquetes de correspondencia que iban en el correo general de Andalucía, destinados a Villa del Rio, el Carpio, Adamuz, Perabad, San Francisco del Monte, Villafranca de las Agujas, Bujalance, Cañete de las Torres, Lopera, Montoro, Morente y Charco del Novillo.
El Fontanar de los Frailes, era un recinto cercado por una tapia de mamposteria donde existía una huerta
y diversos ejemplares de árboles frutales y otras variedades, en medio del olivar. Fuente: Manuel Perales
 Hacia mediados de la centuria, enero de 1856, en pleno proceso desamortizador, encontramos referencias en el Diario Córdoba a subastas de  varios olivares pertenecientes al Hospital de Jesús Nazareno de Montoro  ejecutadas por la Comisión Nacional de Ventas de Bienes Nacionales. Los predios que se subastaban eran los siguientes:
  -Un olivar en la sierra y término de Montoro, pago Charco del Novillo, zona de Lagares Altos, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de dicha ciudad, compuesto de 6 fanegas, 6 celemines de tierra con 446 olivos, un huerto y parte de cerca, con casa lagar, compuesta de 2 cuerpos bajos, y dos divisiones en su interior. Estaba arrendado en el momento de la subasta a D. Juan Cano Zorro, y producía una renta anual de 3.560 reales y 3 arrobas de aceite valoradas a 37 reales, que todo compone 3.671 reales; ha sido tasado el olivar en 36.780 reales, y la casa lagar en 5.150 reales, que suman 41.930 reales, y capitalizado en 66.078 reales por cuya cantidad se subastaba.
-Olivar en el Charco del Novillo nombrado La Jorobada, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro, compuesto de 5 fanegas, 8 celemines, pobladas con 481 plantas y 5 higueras. Está arrendado a D. Diego Medina en renta anual de 2.370 reales y 2 arrobas de aceite, que valoradas a 37 reales, hacen un total de 2.444 reales; ha sido tasado en 38.660 reales y capitalizado en 43.992 reales por cuya cantidad se sacaba a subasta.
 -Olivar en el Charco del Novillo conocido por Carrasquilla la Baja, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro compuesto de 3 fanegas y 6 celemines, con 297 olivos y 18 higueras. Está arrendado a D. Luis Serrano en renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite, que a 37 reales, según el decenio, hacen un total de 5.435 reales. Se subasta por la capitalización de 25.148 reales, 22 maravedís.
Torre del Molino de Don Pedro Torres en el Charco Novillo
Fuente: Manuel Perales
 -Olivar en la sierra y término de Montoro, pago del Charco del Novillo procedente del Hospital de Jesús Nazareno de dicha ciudad, conocido como Carrasquilla la Alta, compuesto de 2 fanegas, 9 celemines, con 189 olivos, 6 higueras y parte de cerca, igualmente arrendado a D. Luis Serrano, en renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite, que todo compone 5.435 reales. El tipo de la subasta es el de la capitalización 15.249 reales 24 maravedís.
  -Olivar en el pago del Charco del Novillo conocido como Mira al Rio, procedente del Hospital de Jesús Nazareno de Montoro, compuesto por 4 fanegas con 310 olivos, 22 higueras y parte de cerca, junto al camino intransitable del pago, según recoge la nota, igualmente arrendado a D. Luis Serrano por una renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite, que todo componen 5.435 reales.
Finalmente se subastaba otro olivar conocido como El Pilarito procedente del Hospital de Jesús Nazareno, compuesto de 7 fanegas, con 533 plantas de olivo, 57 higueras, 10 plazas vacantes, una fanega de tierra calma y parte de cerca que lindaba a poniente con el callejón de La Palma, arrendado a D. Luis Serrano por una renta anual de 5.250 reales y 5 arrobas de aceite que todo compone 5.435 reales.
  En el mes de marzo de 1856 la Comisión Principal de Ventas de Bienes Nacionales anunciaba la subasta para el día nueve de abril de la hacienda olivar conocida como Los Frailes, en el Charco del Novillo, procedente del Hospital de Jesús Nazareno compuesta de 43 fanegas, 3 celemines con 3.455 plantas, 56 higueras, 56 alamos blancos, 39 chaparros, 120 vides, 1 fontanar (Fontanar de los Frailes) con 5 celemines de cuerda con 30 granados, 4 ciruelos, 2 perales, 8 manzanillos; cien plazas vacantes dispersas en toda la finca y parte de cerca; tiene un molino aceitero, casería y casa lagar, compuesto el primero de dos vigas, empiedro, bodega, pozo de agua, cuadra, pajar, cerca de almacenes y alpatanas, el segundo de un cuerpo, cocina baja, tres habitaciones y dos altas y la casa lagar con dos cuerpos bajos con dos divisiones interiores. Igualmente a las anteriores está arrendada a D. Luis Serrano, y se subastaba junto a otras dos suertes más de olivos igualmente en el Charco del Novillo arrendadas a la misma persona.
  En los años sucesivos a los procesos desamortizadores fueron frecuentes los anuncios de subastas,  sobrevenidas por los impagos de los plazos acordados llevados a cabo por los adquirientes de las fincas.
Capilla de Escalera en estado ruinoso antes de su restauración. Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
Los episodios de robos a los viandantes que transitaban los caminos del pago se van a producir con frecuencia y constituyeron otro capítulo de la vida del Charco del Novillo con cierto eco en los medios de comunicación, al igual que los numerosos robos de ganado.  En octubre de 1861, bajo el título de “El carnaval en octubre”: ¡Terrible anacronismo!, el diario Córdoba del día 11  nos daba cuenta de un suceso de latrocinio en el Charco del Novillo “En una de estas últimas noches, cuatro hombres a caballo y enmascarados sorprendieron a los criados de un vecino de Bujalance en el camino que dirige desde Villa del Río al Charco del Novillo: la victoria fue de las mascaras que se llevaron seis mulos contra la voluntad de sus dueños”.

  El hurto de animales de labor, imprescindibles para las faenas agrícolas fue habitual y la prensa daba cuenta  del  robo de yeguas y caballos en fincas como  La Media Luna en marzo de 1873, o en Las Abogadas en agosto de 1890. Ese hábito persistió en el  tiempo, dada la alta densidad de población del pago y del gran número de animales que habitaban en las caserías y sus corrales anexos.  En junio de 1932, eran detenidos en Villa del Río: Juan Rosauro Morales, Bernardo Escabias Molleja y Pedro Serrano Morales autores del hurto de aves en el Charco del Novillo, según reflejaba en su crónica el Defensor de Córdoba del día once de junio.
    En los años de crisis de trabajo  derivadas de la mala climatología y escasas cosechas, proliferaron los robos de aceitunas, sobre todo en las grandes fincas donde la recolección de alargaba más de lo previsto. A principios de febrero de 1900 eran sorprendidos treinta y un vecinos de Marmolejo rebuscando olivares en la finca de Pinillos, propiedad de la Condesa de la Vega del Pozo y de Don Juan de la Bastida, según recogía el Defensor de Córdoba. 
 También se hacía eco el día tres de febrero de 1926, el diario cordobés “La Voz”, del robo de aceitunas en la finca de “La Labraillas”, hechos que fueron relatados de la forma siguiente: “En la casa cuartel de la guardia civil de Villa del Río se presentó el vecino de Marmolejo don Mateo Solís Rodríguez, administrador de la finca llamada “Labradillas”, termino municipal de Montoro, y propiedad de doña Angelina García Villarías, manifestando que noches atrás habían hurtado de la expresada finca unas siete u ocho fanegas de aceitunas, por lo que al día siguiente el guarda de la finca Angel Morales Anús, se apostó convenientemente para evitar la repetición del hecho. Proximamente a las nueve de la noche advertía la presencia de tres desconocidos que se aprestaban a coger aceitunas, y como les diera el alto, uno de ellos le hizo dos disparos de pistola, cuyos proyectiles le rozaron la ropa, aunque por fortuna no hicieron blanco, emprendiendo seguidamente la fuga al ver que el guarda no se acobardó. La benemérita empezó a practicar diligencias, que dieron por resultado la detención de Antonio Pérez Expósito (a) Trasquilones, de 38 años, y Antonio Lara Aguilera (a) Trastornos, de 32, y naturales y vecinos de Arjonilla (Jaén), los cuales convenientemente interrogados confesaron que habían robado de “Labradillas” seis sacos de aceitunas que tenían ocultos en el monte y que, como sus propósitos eran hacer un buen depósito de dicho fruto para una vez terminada la recolección venderlas paulatinamente como si fueran  de rebusca, a la noche siguiente volvieron a coger más, y al ser sorprendidos por el guarda de la finca en la forma en que hemos relatado, el Antonio Pérez le hizo dos disparos para herirle, matarle o amedrentarle, y ya libres de él, llevar a cabo sus propósitos. Manifestaron también que en dicha operación les acompañó Manuel Navarrete González (a) El Rata, que poco después fue detenido por la guardia civil de Arjonilla, que se incautó de 90 kilos de aceitunas y una caballería menor que se encontraron en su poder. Trastornos y Trasquilones, juntamente con dos caballerias menores y la pistola con que se cometió la agresión, que les fué intervenida, quedaron a disposión de la autoridad judicial”.
Fachada principal de La Laguna, ubicada en el Charco Novillo de Montoro.
 El nueve de febrero de 1935, en plena 2ª República, y con la clase trabajadora de la comarca acuciada por la escasez de trabajo y de recursos básicos para la subsistencia, el diario “La Voz” daba cuenta nuevamente de un incidente relacionado con el robo de aceitunas, esta vez, en la finca de La Laguna en la que se verían implicados diversos jornaleros marmolejeños. La noticia era anunciada en rueda de prensa por el gobernador civil de Córdoba  bajo el titular “Una pareja de la Benemérita es agredida en Montoro”. Dice así: “Manifestó también el señor Gardoqui a los periodistas, que le había comunicado el comandante del puesto de la guardia civil de Montoro, una noticia desagradable. Parece ser que cuando una pareja de la Benemérita hizo su presentación en la finca “La Laguna”, fué agredida por un grupo numeroso de gentes que se dedicaban a hurtar aceitunas. La pareja citada repelió la agresión y resultó herido un muchacho que se encuentra hospitalizado en Montoro.
  Al tener noticias del hecho, marchó a dicho pueblo, el teniente coronel don Mariano Rivero, informando hoy por la mañana al gobernador de lo sucedido. Dice que el grupo de ladrones de aceituna, son gentes desplazadas de la provincia de Jaén, la mayoría de ellos de Marmolejo. Al acercarse la pareja, dispararon para intimidarla y entonces ésta, disparó también al aire con el mismo fin, teniendo la desgracia de resultar el muchacho herido”.
 Hay que apuntar que en el caso concreto de Marmolejo la situación de pobreza y miseria de la clase jornalera local se volvió extremadamente dramática hacia 1935, como consecuencia de las secuelas derivadas de movimiento revolucionario habido unos meses antes -el seis de octubre de 1934-  para protestar por la inminente entrada de la CEDA en el gobierno de Lerroux. Esta huelga revolucionaria fue convocada a nivel nacional por el sindicato socialista UGT y apoyada por el PSOE. Trás la dura represión desatada, casi 200 jornaleros, incluidos los líderes políticos y sindicales del municipio, fueron a parar a la prisión de Jaén durante año y medio, quedando en el más absoluto desamparo sus familiares más cercanos. A partir del clima generado, muchos patronos se negaron a contratar a personas que estuviesen vinculadas a las organizaciones obreras socialistas y la mayoría de ellos hubieron de andar mendigando limosnas por las calles o rebuscando aceitunas y bellotas en el campo para poder subsistir. 
Casería del Rincón (Charco Novillo) Dibujo de Robles.
  Una crónica en relación a delitos contra el honor y la intimidad personal  nos la ofrecía “El Defensor” en febrero de 1902: “Bastante a pesar nuestro tenemos que dar hoy cuenta de un salvaje atentado al pudor de una niña, revelador de brutales apetitos, apenas concebidos en personas, que más bien merecen el dictado de bestias. El hecho ocurrió el lunes último en medio de unos montes del término de Montoro y sitio conocido como Cantadera. La niña brutalmente atropellada sólo cuenta once años de edad y se llama Cándida M.C. El sátiro cuenta 21 años, es natural de la Fuensanta de Martos (Jaén), se nombra Feliz Gallego Cibantos y es prófugo de quintas por el cupo de su pueblo. Después de cometer tan atroz delito, desapareció de su casa, y al cabo de tres días de incesante investigaciones, el 30 fue detenido por la Guardia Civil en el Molino del Torcido, situado en el pago del Charco del Novillo”.
 Otra  tipo de noticia alusiva a catástrofes, esta vez, de carácter natural, salía publicada el 14 de septiembre de ese mismo año, dando cuenta del paso de un ciclón por las cercanías de Montoro el día siete de dicho mes, bajo el título de “Después de la tormenta”: Van resultando cada día más desconsoladoras las noticias del ciclón y tormenta del 7 del actual. No son ramas tronchadas por el furioso huracán, ni los frutos caídos al suelo, sino que árboles seculares, olivos de varios siglos y robustas encinas yacen tendidas torcidas por efecto del aire, cual si fueran pequeños arbustos. Se cuentan miles de episodios: se dice que a un hombre que trabajaba en el campo lo arrastró el huracán a una larga distancia; varias yuntas que estaban arando se asombraron, y saliendo a la desbandada, no han aparecido algunas hasta el siguiente día; una carreta bastante pesada fue arrastrada hasta un arroyo; varios almiares han perdido su forma y mucha paja; hubo muchos contusos en hombres y animales, apareciendo muertos muchos pájaros y gallinas.
   Esto ha sido un grandísimo desastre y con pérdidas incalculables que algunos hacen subir a más de tres millones, teniendo en cuenta no solamente la aceituna caída, sino también la que ha quedado herida en los árboles, la cual se desprenderá más tarde. Si el núcleo de la tormenta hubiera pasado por encima de la población, las desgracias serían muy numerosas. La tormenta y ciclón vinieron por la campiña, en donde hizo grandes destrozos en el sitio del Jarrón y Cañal; luego se pasó a la sierra, atravesando los pagos de la Nava y del Charco del Novillo, en donde da horror  el ver tanto destrozo, y por último, se pasó al monte, dejando asolada una  gran franja de terreno, de unos cuatro kilómetros de anchura. Creo que tomaría la dirección del cerro de la Virgen de la Cabeza, que es el más alto de Sierra Morena, en esta comarca, y seguiría a la Mancha, a juzgar por las noticias que vemos en los periódicos”.
Las Prensas desde Buenosnabos en el Pago del Mosquil. Fuente: Manuel Perales
 La compraventa de fincas y los arrendamientos fueron publicitados en los periódicos cordobeses: La finca de San Sebastián era anunciada para su venta el 14 de marzo de 1867; su encargado era Andrés Molleja y Rueda, de Villa del Río, y su dueño Gaspar Moreno de Villena, vecino de Sabiote (Jaén). También se anunciaba el arrendamiento de 4.150 olivos y de un viñedo de 3.000 cepas y lagar en el pago del Charco del Novillo pertenecientes a la Sra. Condesa viuda de Hornachuelos.
   Andrés Molleja debió de ser propietario, o al menos arrendatario, en el  Charco del Novillo, pues su apellido dio nombre  a uno de los lugares más entrañables del pago, cual es la huerta de Molleja, junto al río Yeguas en la zona del Barranco del Lobo. Esta huerta se regaba con un manantial que brotaba en la ladera próxima al rio. Su hermano era el maestro escuela y conocido poeta, Diego Molleja quien  además de un alma sensible fue un enamorado del Charco del Novillo y de todas sus tradiciones. Una de sus poesías,  publicada en el diario Córdoba el día tres de enero de 1892, bajo el epígrafe de “Coplas de mi aldea”,  dice así:
 Amores tengo en la Aldea,
                                      Amores en Pozoblanco
                                      y en Cabra cuento las novias
                                      por los dedos de la mano.
                                      Cuando bailan el fandango
                                      las muchachas de la Aldea,
                                      se me escandilan los ojos
                                      y se me acaban las penas.
                                      Barquero, pásame el rio,
                                      que es noche de botijuera
                                      en el Charco del Novillo”.  
Se desprende de esta letrilla que debieron de ser muchas las mujeres de la Aldea del Río empleadas también en la recolección aceitunera del Charco del Novillo  así como  la necesidad de atravesar el Guadalquivir por una barca propiedad del municipio ante la ausencia del actual puente de hierro en la carretera de Villa del Río a Cardeña.
  En relación a este puente, que tantos buenos servicios brindó al pago del Charco del Novillo, se publicó con motivo de su centenario,  un interesante artículo en el Diario Córdoba del 3 de marzo de 2005, firmado por Francisco Pinilla Castro, en el que se dice que fue construido entre 1900 a 1905 durante el reinado de Alfonso XIII, siendo alcalde de la villa Pedro Luis Molleja Criado. Tan necesaria obra estaba contemplaba dentro de un  proyecto más amplio para la construcción de la carretera que iba desde la estación de Villa del Rio al empalme con la de Andújar a Villanueva del Duque. El lugar de su emplazamiento habría coincidido con el punto donde  antiguamente se ubicaba la barca que facilitaba el paso a las posesiones de la Sierra y término de Montoro por el viejo camino de herradura de Fuencaliente, algunos de cuyos tramos todavía son perceptibles en la cuesta de Escalera. “Los años que duraron las obras vitalizaron a Villa del Río dando trabajo no sólo a los lugareños sino también a los de fuera, puesto que fondas y posadas se vieron saturadas de arrieros, trabajadores cualificados y técnicos forasteros que acudieron a participar en las operaciones de montaje”, según nos refiere el articulista (2).
Ermita encomendada a Ntra. Sra. de los Remedios. Fue mandada construir en 1592 por los ascendientes
de Don Antonio de Coca, que reedificó de cimientos con su mujer Doña Nicolasa Benitez en el año de
1792. A partir de esa fecha fue conocida como Ermita de San Sebastián, patrón del Charco Novillo.
Junto a las populares botijueras o lagareos mencionados en las coplas populares del maestro Molleja fueron también muy concurridas las fiestas que se celebraban por el día de San Sebastián en la zona del ventorrillo de La Luz, con procesión incluida del santo patrón ubicado en una ermita a medio camino entre las caserías del  Santo y  La Laguna. En esta ermita vivió durante varios años un fraile encargado del culto y de su mantenimiento. Igualmente se celebraron grandes fiestas el 21 de enero por la onomástica de la Sagrada Familia en el complejo agroindustrial de Las Prensas, de las que ya dimos cuenta en el trabajo titulado “Gozos y sombras de la vida en el campo: las fiestas de las Prensas”. Tras la inauguración del caserío e iglesia de Las Prensas (obras de gran calidad artística ejecutadas por el arquitecto cordobés Adolfo Castiñeyra Boloix), el diario Córdoba  sacó una nota complementaria firmada por el mismo periodista en la que expresaba lo siguiente:
“Como las revistas se escriben a vuela pluma, he omitido algunos datos que trato de remediar, ampliando mi escrito remitido con motivo de la bendición de una iglesia, en propiedad de la excelentísima señora Condesa de la Vega del Pozo, cuya finca radica en el Charco del Novillo, de este término municipal. Por disposición del caritativo señor Felipe María Sevillano, tío y representante de la señora condesa, se dio orden al señor Administrador de Montoro, nuestro buen amigo don Cesáreo Verdejo, para que ningún criado de la casa trabajara el día de la bendición y recibieran doble salario con motivo de esta festividad. También consignar las muchas y buenas fotografías que el señor Sevillano regaló a todos los convidados, y que representan a las preciosas imágenes del nuevo templo, como igualmente las bonitas medallas que dicho señor repartió a los niños y al pueblo, y que también recibieron limosnas las clases necesitadas.
Nos manifestó el señor Sevillano sus propósitos de levantar junto a la iglesia construida un nuevo edificio destinado a escuela, para que reciban allí la educación e instrucción los hijos de los criados y las niñas de las posesiones inmediatas” (Firmaba la nota Manuel del Rosal).
No sabemos si finalmente llegaron a construirse estas instalaciones para escuelas, pero si nos consta que bastantes años después existieron unas aulas de niños y  niñas, costeadas por el Estado,  junto al ventorrillo de La Luz para acoger a la nutrida población residente por todos los rincones del pago.

Notas:
(1)Los nombres de caserías con molino citados por Criado del Hoyo en 1925 son los siguientes: Abogadas, Alcuvilla, Buenosnabos, Las Canteras,Dehesa de Bastida, Dehesa de Garijo, Dehesa de Ager, Escalera, El Gallo, La Garavitera, Los Lora, El de Lora, Mosquil, Nunca Más, Pedro Torres, El Pintado, El Principe, El Rincón, Santa Ana, San Camilo, San Antonio, El Santo, Vista Alegre, El Tercio, Tierras Nuevas y Verdizales.
(2)En 1937 el puente sufre la destrucción del primer arco, quedando fuera de servicio hasta su restauración en 1951.
(3) Reseñas biográficas extraídas de la página web del CEIP “Poeta Molleja” de Villa del Río y de villadelrioblogspot.com.

Fuentes y bibliografía:
-Diario Córdoba, distintos números entre 1856 y 1922
-El Defensor de Córdoba, distintos números entre 1900 y 1932
-Diario La Voz de Córdoba, de 3 de febrero de 1926 y 9 de febrero de 1935.
-Diario El Vapor, número 169 del 2 de diciembre de 1834
-Folleto “Romería de Escalera”. Año 1989.
-Criado Hoyo, Manuel: “Apuntes para la Historia de la ciudad de Montoro”. de. Diputación de Córdoba, 1997.
-Testimonios aportados por D.Pedro Yedres Agudo, montoreño vecino del pago del Charco del Novillo y residente en el antiguo ventorrillo de Los Borregos (actualmente Venta Charco del Novillo).
-Boletín nº 37 de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Enero a Marzo de 1933.
-Perales Solís, Manuel en “La Memoria Rescatada: 2ª República, Guerra Civil y Postguerra en Marmolejo; 1931-1951”. Editado por el autor en 2007.
-Perales Solís, Manuel: “La Revolución del 6 de Octubre en Mamolejo”. Artículo publicado en la página web “El Lugar de Marmolejo”. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Setas de Arenoso y Arenosillo antes de la destrucción de la cubierta vegetal y paisaje

1 comentario :
Vista del Arenosillo hacia el Cañejal 2006. Fuente: Francisco Aguilar Pérez.

Juan Córdoba García

La construcción de la presa de Arenoso en Montoro ha supuesto la destrucción de la mayor parte de la cubierta vegetal del lugar que hoy inundan las aguas del pantano del mismo nombre. Dejo para otro artículo la enumeración y fotografía de especies vegetales que han sido destruidas por la roza con maquinaria pesada del terreno antes de la construcción de la presa y como consecuencia de su inundación posterior. En este artículo solo trataré de los hongos y setas que proliferaban en el lugar antes de la construcción de la presa de Arenoso. 
Volvaria vistosa, una seta rara en otras regiones,
en Arenoso era común en las claras de los terrenos
cultivados de olivar. Fuente: Juan Córdoba
El contenido de este artículo en casi su totalidad fue puesto en conocimiento por mi parte  a la empresa expropiadora  que ahora explota los recursos hidráulicos antes del comienzo de las obras de construcción de la presa de Arenoso, en septiembre de 2003.
Este artículo es fruto de un trabajo constante de varios años de investigación sobre el terreno para buscar, encontrar, fotografiar especies de setas y hongos y en casa para la  identificación y clasificación con ayuda de las guías de campo y otros instrumentos y documentos gráficos.
Desde el año 1989, en que adquirimos las primeras partes indivisas de una  finca que fue objeto de expropiación a causa de la construcción de la presa de Arenoso, la zona hoy inundada por las aguas de la presa  ha constituido casi semanalmente desde otoño hasta primavera para nosotros, nuestros hijos y allegados un lugar obligado de excursión donde hemos aprendido a identificar, conocer y admirar la gran cantidad de setas que invaden la zona destruida hoy por el  arrasado del terreno y posterior  inundación de las aguas de la presa del Arenoso. La proliferación de setas en el lugar era prodigiosa. Según las condiciones climáticas de humedad y temperatura principalmente de un año en concreto aparecían unas especies u otras. Algunas especies han sido observadas en el lugar una sola vez, otras formaban colonias, círculos o corros de brujas en un determinado año y no aparecen hasta muchos años después, otras parecían endémicas del lugar y surgían casi anualmente, otras colonizaban zonas concretas de la zona hoy destruida e inundada, otras, más propias de terrenos  tupidos en vegetación y sin embargo crecían comúnmente en el lugar.
Lactario anaranjado, raramente aparece mutado, es decir, dos
sombrerillos compartiendo el mismo pie. Fuente: Juan Córdoba
Es una lástima que un sitio que dista solo siete kilómetros del casco urbano de Montoro, con tanta riqueza en hongos y setas haya sido destruido sin que se levante una sola voz para su conservación,  y que con nuestra pasividad hayamos privado a generaciones futuras de la admiración del paisaje, el  conocimiento y disfrute de esta zona y toda la vida que generaba, como podéis comprobar en este y otros artículos que escribiré.
Dadas las especiales condiciones climáticas, de orientación de la zona inundada hoy  por la construcción de la presa de Arenoso, pendientes en orientación este-oeste, las condiciones edafológicas del terreno con umbrías escarpadas donde los rayos del sol tienen poca incidencia en buena parte del año, unido a la escasa contaminación de la zona por el hombre,  desde las primeras aguas de otoño y hasta la primavera avanzada en que comienza en nuestro medio la estación seca, el bosque de enebros y otras especies más comunes del bosque mediterráneo que colonizaban la zona, las manchas de monte bajo, los linderos entre fincas, la superficie de las  pizarras que emergen del terreno, se cubrían de una espesa capa de musgo propicia para que germinasen gran cantidad de esporas.
Omphalotus olearius o terrible seta de los olivos, común en la zona.
los filamentos de los micelios que colonizaban el terreno en su totalidad, se ponían en actividad de tal manera que toda la zona hoy destruida por la construcción de la presa de Arenoso, que en la época estival parecía un terreno poco fructífero, se convertía en una eclosión de vida; la proliferación de carpóforos o setas superiores en toda la finca era sorprendente desde las primeras aguas de otoño hasta la primavera. Desde 1989 hasta el 2007, fecha en que comenzó la inundación de la zona por las aguas de la presa, hemos identificado, entre otras muchas, de las que luego me ocuparé las siguientes:
 A.- Clase Ascomicetos:
- La Daldinia Concentrica. La Xilaria Polimorfa. La Neobulgaria Pura. La Peziza Venosa. La Colmenilla Cónica, esta seta en 1991 se desarrolló especialmente y colonizó buena parte de la finca. La Colmenilla Gris, igual que la anterior el mismo año y esporádicamente se la ha visto posteriormente. La Oreja de Gato (Helvella Crispa). La denominada Cabacitos (Paxina Acetabulum), casi anual, sobre todo en tiempo muy húmedo pues tiene una consistencia su sombrerillo elástica, casi gelatinosa. La Gyromitra Esculenta o Bonete, que aparecía casi siempre que se la ha visto cerca del Arroyo de las Ánimas. La Peziza Escarlata se daba en toda la zona y la hemos hallado en bastantes ocasiones. La Trufa Violácea (Tuber melanosporum), se la ve con regularidad en las manchas de monte bajo, caso raro pues normalmente se encuentra en terrenos más espesos de arbolado. La Criadilla de Ciervo (Elaphomyces Granulatus).
Grupo de rúsulas. Fuente: Juan Córdoba
B.- Clase Basidiomicetos.
  - La Oreja de Judas, que coloniza los tocones calcinados. El Estéreo Peludo. La Ramaria Apretada (Clavaria Stricta) que produce podredumbre en los tocones y ramas abandonadas. Otras clavarias inidentificables. Los llamados yesqueros que son para nosotros casi imposibles de identificar dada la gran variedad existente y el parecido entre las diversas variedades, pero se daban en toda la zon parasitando las ramas muertas e incluso troncos debilitados. El Yesquero Versicolor sí es fácilmente identificable y se lo podía ver incluso aparentemente seco reavivándose en la época húmeda. El rebozuelo o Cabrilla, una de las mejores setas comestibles pero  en el lugar se puede confundir fácilmente con la seta de los olivos. El boleto Subtomentoso. El Boleto de carne amarilla. El boleto Bayo. El Boletus Edulis.  El Camaleón Rojo.  El Boleto de Satanás ha sido identificado en alguna ocasión también. La familia de las boletáceas es muy diversa y se asemejan unas especies mucho a otras, estas setas son denominadas por los lugareños con el nombre genérico de “faisanes” y son de las pocas setas que se atreven a comer los habitantes de Montoro. La Seta de los Olivos u Omphalotus Olearius es una de las especies que aparecía prácticamente todos los años; según la bibliografía puede alcanzar su sombrerillo hasta quince centímetros pero nosotros hemos observado en alguna ocasión ejemplares cuyo sombrerillo puede medir hasta los veinte centímetros, coloniza principalmente los troncos de los olivos debilitados. 
El Paxilo Enrollado (Paxilus Involutus) es otra seta que aparecía anualmente, principalmente a todo lo largo del lindero oeste de nuestra finca. La Seta de cardo (Pleurotas Eryngii),  en la mancha de monte bajo al norte de nuestra finca y está asociada a los troncos de los cardos que existen en dicha mancha. Otros tipos de Poliporáceos también hemos observado sin poder especificar la especie. De la familia Higroforáceas también se han observado especies sin poder ser identificadas. La Lacaria Lacada (Laccaria Laccata), era muy común en el lugar. El Clitocibe Perfumado, en una ocasión observamos un círculo de brujas formado por un gran número de estas setas  que medía más de quince metros de diámetro en los olivos junto al lindero occidental de nuestra finca. 
El pie azul, una seta cmestible muy común el Arenoso
Fuente: Juan Córdoba
El Pie Azul (Lepista Nuda) o Tricoloma Violeta, es una de las setas más comunes de las que aparecían en el lugar; surgía todos los años sin excepción y colonizaba todos los linderos y lugares sombreados de la zona , son especialmente grandes los ejemplares que  en los linderos, conocemos ejemplares con un sombrerillo de más de quince centímetros de diámetro encontrados en la zona inundada por la presa del Arenoso. El Tricoloma Enmascarado (Lepista Personata), muy parecida a la anterior. El Clitocibe Gigante (Leucopaxillus Giganteus), de enormes proporciones. La familia de las Tricolomatáceas es muy extensa y hemos constatado especies que para nuestro nivel de conocimientos es difícil de afirmar que se trate de una u otra, siendo las más comunes las tres  antedichas. El Marasmio Aliáceo, que brota con un pie enorme de la superficie del musgo en época muy húmeda. El Plúteo Cervino aparecía  en todos los linderos de la zona y es una seta de carne blanda que apenas se puede tocar pues se desmorona. La Volvaria Vistosa (Volvariella Speciosa), seta considerada como rara en la bibliografía, es una seta endémica en el lugar, aparecía todos los años sin excepción y colonizaba la totalidad de la zona cultivada de olivar, se la podía encontrar en cualquier parte cuando las condiciones climáticas son favorables y constituía un espectáculo curioso observar cómo surge caprichosamente incluso entre el terreno labrado, es una de las más llamativas y curiosas setas del lugar, los ejemplares que se llegaban a ver alcanzaban a veces doce ó más centímetros de diámetro en el sombrerillo, de color blanco níveo y su pie esbelto que surge del suelo a partir de una volva, como las amanitas.



Cuatro fases de una amanita vaginata encontrada en la zona de Arenoso, una rareza, naciendo de un huevo hasta su estado adulto con el sombrero extendido los restos del velo universal sobre el sombrerillo.
La Amanita Enfundada (Amanita Vaginata) es otra de las setas que aparecían en la zona hoy inundada, anualmente con asiduidad en varias colonias repartidas por toda la zona de Arenoso y Arenosillo, incluso como la anterior en los claros existentes entre los olivos. La Falsa Oronja (Amanita Muscaria), propia según la bibliografía de lugares más densos en vegetación era para nosotros un espectáculo observar anualmente la colonia existente en el lindero nordeste de nuestra finca, cerca del arroyo de las Ánimas, hoy inundado y destruida su cubierta vegetal; en el citado lugar existía una colonia que aparece con regularidad y no hemos detectado esta hermosa seta en ningún lugar ni en sitio alguno que hayamos visitado. La Oronja Verde (Amanita Phaloides), en dos ocasiones hemos identificado esta famosa y temible seta, en una ocasión el ejemplar era de dimensiones considerables. La Oronja Blanca (Amanita Verna) en diversos y dispares lugares y solo en años determinados. Amanita Citrina y la Amanita Pantherina se dejan ver en el lugar solo ocasionalmente. También aparecían otros tipos de amanitas indentificables para nosotros.
El Champiñón Silvestre (Agaricus Campester) crecçia todos los años sin excepción y formaba
colonias de varios individuos sobre todo alrededor de los troncos de los olivos,
curiosamente esta deliciosa seta, conocida como comestible en la Península no
es reconocida como tal por las gentes del lugar. Fuente: Juan Córdoba.
La Bola de Nieve (Agaricus Arvensis) crecía casi los mismos lugares que el anterior.
Agaricus Xantoderma también ha sido identificado varias veces y confundido con el
Champiñón Silvestre en más de una ocasión. La Lepiota Maloliente (Lepiota Cristata),
que es una de las más pequeñas y venenosas lepiotas. El Apagador Menor (Macrolepiota Rhacodes)
 ha sido identificado cerca del arroyo de las Ánimas, al este de nuestra finca. La Gallipierna. 
Apagador (Macrolepiota Procera), vista con cierta asiduidad al noreste de la finca, más debajo
de los Baños de Arenosillo; en 1998 observamos un ejemplar de esta seta que medía en
altura más de treinta centímetros y tenía un sombrerillo de más de veinticinco centímetros de diámetro.
Otras especies de lepiotas también las hemos observado sin poder identificar a qué
especie pertenecen los ejemplares. Fuente: Juan Córdoba
La Estrofaria Coronita (Stropharia Coronilla. El Cortinario Violáceo. El Cortinario Púrpura. El Cortinario Trivial (Cortinarius Trivialis) El Cortinario de Esporas Blancas (Leucocortinarius Bulbiger). Otros tipos de Cortinariáceas difíciles de clasificar. La Rúsula Blanca (Rusula Delica) en las manchas de monte bajo, en los márgenes y linderos de la zona principalmente siendo su frecuencia casi anual. La Carbonera. El Gorro Verde (Russula Virescens). La Rúsula comestible (Russula Vesca). La Russula Integra. Otros tipos de Rúsulas difícilmente identificables pero la familia Rusuláceas aparecía con suma frecuencia en Arenoso y Arenosillo y por la consistencia de la carne de la mayoría de estas suelen persistir bastante tiempo sin descomponerse, incluso algunas se suelen encontrar meses después secas, apergaminadas dispersas. La familia Rusuláceas abarca también los lactarios, siendo estas setas las más frecuentes en toda la finca en cuanto caen las primeras aguas otoñales, parece que se turnan en frecuencia unas especies con otras según el año. El Lactario Plomizo (Lactarius Necrator) es frecuentísimo. El Falso Níscalo es también muy frecuente. El Lactario de Leche Ardiente (Lactarius Pyrogalus) que nos ha dado alguna que otra sorpresa al probarlo por provocar escozor en la lengua. El Lactario anaranjado, que es uno de los más bellos y de carne más consistente. Las Licoperdáceas, setas de las más comunes  en el lugar y solían aparecer durante bastante tiempo entre otoño y primavera, en invierno, si la temperatura es templada siguen apareciendo, prolongándose hasta la primavera su proliferación, entre ellas se daban  en toda la zona hoy arrasada.
La estrella de tierra (astraeus higrometricus) procedente de la zona de Arenoso hoy destruida.
 Esta curiosa seta se puede mover como un cangrejo cuando se encuentra en estado hidratado
como el ejemplar que aquí exponemos. Fuente: Juan Córdoba.
Estrella de tierra en estado seco, en la cabeza se aprecian los agujeros por donde ha expulsado
las esporas. Permanece en el terreno sin pudrirse varios meses en el estado en que la
vemos en esta foto. Fuente: Juan Córdoba.
El Bejín Plomizo, el Cuesco de Lobo (Lycoperdon Perlatum), la Estrella de Tierra, la Astraeus Hygrometricus, parecida a la anterior, ambas cuando se secan se encuentran en el suelo los ejemplares secos asemejándose al cartón; la Escleroderma Amarilla. El Pisolithus Tinctorius es una seta de forma ovoide de color oscuro frecuentísima en toda la zona debajo de los Baños de Arenosillo, incluso se la encuentra bien avanzada la primavera, hemos llegado a ver ejemplares del tamaño de un puño. El Phallus Impudicus, hemos visto varios ejemplares de esta interesante seta. De la familia Clatráceas., el Anthurus Archeri, en pocas ocasiones, pero cuando las condiciones son las adecuadas prolifera esta extraña seta de color rojo en colonias de tamaño considerable.
Hago constar que esta relación de especies que desde 1989 hasta la actualidad hemos identificado constituye solo parte de las especies que en lugar aparecen. Otra parte de las especies no se han podido identificar por razones ya dadas en la relación anterior, por no estar los ejemplares encontrados en condiciones óptimas de conservación, por no aparecer en la bibliografía de campo que manejamos, por ser subespecies tal vez endémicas del lugar, etcétera.

Como anteriormente referí, parte de  nuestra finca fue objeto de expropiación , como finca de uso privado, nos sirvió a nosotros, nuestros hijos y allegados para conocer, amar, respetar más el medio natural, en este caso los carpóforos o setas que prodigiosamente proliferaban en ella cuando las condiciones climáticas son adecuadas. Hemos conservado nuestra finca como un objeto o bien valioso y  las fotos  que acompañan este artículo reflejan nuestro celo e interés  por la conservación de Arenoso y Arenosillo.  Concluyo haciendo hincapié en que para nosotros tenía Arenoso y Arenosillo antes de la construcción de la presa y la posterior  inundación de su paisaje y destrucción de su la cubierta vegetal y un gran valor ecológico, micológico, cultural y didáctico.
Nota: este trabajo es fruto del interés por la conservación de nuestro medio ambiente y nuestra cultura montoreña de la familia Córdoba-Cabanillas