LO MEJOR DE LA SEMANA

miércoles, 31 de julio de 2013

Los tronos de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Montoro. S.XIX- S.XXI

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Procesión del Nazareno de Montoro entrando al Charco. 1898. Fuente: Archivo José Meroño Pérez
José Ortiz García
Cronista Oficial de Montoro
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Montoro, pueblo de angostas calles, plazas escarpadas y estrechez de miradas panorámicas en su interior, repleto de esquinas y rincones con el encanto del sabor del tiempo, hace que cada año, el apunte de la luna llena nos acerque a la magia y religiosidad de Nuestra Semana Santa. 
Desde sus inicios, la sencillez de los pasos era marcada por las llamadas parihuelas o andas, que era el trono de pequeñas dimensiones que media poco más que la imagen en anchura, y que servía para que una cuadrilla de escasos seis hombres llevaran a hombros durante la estación de penitencia al Señor, al santo o a la Virgen en cuestión. (Véase el articulo de León Solís, J.; Ortiz García, J.; "Léxico tradicional de la Semana Santa de Montoro (I)", Cruz de Guía, 2010, Montoro, p. 35)
Fotografía más antigua conservada del pueblo de Montoro. Una toma del antiguo
Nazareno realizada en 1868. Reproducción Hnos Aguilar Pérez.

Este tipo de andas, llegaron hasta la época del siglo XIX, donde, a pesar de que no era mucho mayor su dimensión, los talleres valencianos y catalanes dedicados al arte de la platería, hicieron posible la adquisición de este tipo de enser para Nuestro Nazareno, y posteriormente para las imágenes de Nuestra Semana Santa. 

El primer paso documentado de nuestro Padre Jesús Nazareno es de madera, con unos sencillos faroles torneados, que como curiosidad diremos que para realizar fotografías de antes del siglo XIX, le quitaban alguna para que la imagen saliese de cuerpo entero, sin que ningún elemento la distorsionase.

Aunque este paso en un principio no se disponía en las fotografías, hemos de decir que entorno a 1890 comenzó a quedarse la imagen en sus andas sin que las hermanas del Patrocinio de María quitase la imagen del sitio, ya que esto podía ir en contra de las normas de la Cofradía, posteriormente convertida en Sociedad en 1903.
El trono de madera de aquellas procesiones de fines del siglo XIX era torneado, con motivos de pasión en sus cartelas laterales, frontal y posterior. En la frontal vemos que iban los elementos del Descendimiento de la Cruz o Desenclavamiento, es decir, representación de la imagen o atributos de la talla regente del altar mayor de Santiago.

Nazareno en las antiguas andas de madera, resaltar la extraordinaria calidad de la
túnica y la efigie de San Francisco al fondo. Fuente: Archivo José León Solís
Era un paso que tenía la misma compostura de remate de sus bordeado o canteado que la peana del Nazareno de Alonso Garrido, es escultor que dejó concertado en 1602 con la Hermandad de Naçarenosla talla de esta imagen, que por desconocimiento atribuían a Martínez Montañés, aunque en ningún momento hemos negado que este tallista no aprendiese en los talleres o en las antesalas de este imaginero giennense (Nacido en Alcalá la Real).

El paso, con vasnos o varales al aire, tenía una capacidad pequeña de personas, que heredaban de padres a hijos el lugar, aunque esto cambio en los estatutos nuevos a partir de fines del XIX, con la conversión de la hermandad dela Santa Vera Cruz en Sociedad.

Tras los sucesos del cura Barrigón, nuestro Nazareno estuvo dejado de la mano de su iglesia de San Juan de Letrán en la parroquia de San Bartolomé, hasta que los ánimos contra el arcipreste, D. Pedro Medina y el clérigo que llevaba el control de las obras el Sr. González de Canales, se avinieron. Las obras de aquella titánica obra dispuesta por D. Juan Parras concluyeron y el nazareno fue en Vía Crucis a su templo. En ese día muchos hermanos decidieron hacerle un presente, y este fue el nuevo trono.
Procesión del Nazareno de Montoro con el paso de plata de meneses en 1918. Fuente: Archivo José León Solís

El nuevo trono que estreno Jesús a partir de 1907 era de plata meneses y procedía de la parte levantina. Es de fábrica muy común y eran varios los talleres que acometían los mismos cincelados y acabados. De hecho algunos ejemplos de tronos similares los hallamos en Toledo, Salamanca o Alicante. Este esta realizado de estilo neogótico, con penachos o pináculos, y capillas apuntadas. Y lo podemos ver en la actualidad reconvertida en el trono del Santísimo Corpus Cristhie, que alabado sea con tener esa maravillosa obra de arte tanto histórica, como orfebre.

Este trono tuvo la particularidad de llevar consigo el sujetador de cruz hasta 1961, y el cual le donó a la primitiva imagen un portentoso de la localidad en testamento cerrado (primera mitad del XIX), y que se abrió ante mi presencia por varios directores de Archivos.

Imposición de las insignias de la realeza.
Sábado de Pasión 1928. Archivo José León 
Padre Jesús por la Coracha. Años
 cincuenta. Archivo José León Solís



















Cuando D. Antonio Ruiz Cortés decide donar la Cruz de Plata a Nuestro Padre Jesús Nazareno, gracias a las gestiones de Manuel León Cañete, y varios de la Junta de Gobierno de aquel entonces. El trono sale un solo año a la calle con Cruz pero sin trono que le acompañase con la nueva disposición, así que los hermanos deciden adquirir un nuevo con las siguientes consideraciones que se dejan plasmadas para la historia y que saldrán publicadas en el próximo libro que se edite cuando la hermandad tenga posibilidades. De esta forma el 31 de marzo de 1961 la Junta de Gobierno dejó constancia del siguiente acuerdo:
“… La Junta Directiva actuante, han estimado hacer constar en su Libro de Actas, por su significación y para que quede constancia, que el nuevo trono de Jesús, complementado con el Cirineo, hizo estación por vez primera en la madrugada del día treinta y uno de Marzo del año mil novecientos sesenta y uno …”.
Ntro. Padre Jesús Nazareno. 2012. Pedro J. Delgado
Con lo cual el Cirineo (con un coste de diecisiete mil pesetas) vino a sustituir los reposacruces de madera del siglo XVIII y el de plata donado en la primera mitad del XIX.
Aunque siempre se ha dicho que el trono fue realizado por Santa Rufina, hemos de decir que el mismo, con una tasación actual en más de 600.000 euros, fue encargado por esta firma a otros orfebres en especie de "subcontrata" llamado en aquel entonces de Hermanos Molina. Este taller se halla a las espaldas del edificio que alberga el reloj que cada navidad nos da las doce campanadas de la entrada de Año Nuevo, cerca de la llamada Plaza de Pontejos o similar.
Espero que con este breve bosquejo sepamos un ápice más de nuestro patrimonio montoreño.

lunes, 29 de julio de 2013

Don José Porcuna Lozano, un baenense que llegó a Montoro para quedarse

2 comentarios :
Negativo rechazado de Don José Porcuna en el balcón de la Farmacia de la Plaza de España junto al
farmacéutico sobre 1931. Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez.
José Lucena Llamas
Me consta que don José Porcuna Lozano, es conocido por muchos de ustedes, incluso algunos tuvisteis el privilegio de conocerlo personalmente. Por lo que es posible que mucho de lo que os cuente ya lo habréis escuchado antes, sobre todo lo concerniente a lo cotidiano: anécdotas, dichos, trato con sus feligreses… Por ello, me centraré más en los datos sacados de los archivos que son menos conocidos.  Don José, según el testimonio de los entrevistados, era un hombre sencillo, profundamente humano, afable, socarrón, guasón, bromista, ocurrente, bondadoso, servicial, humilde y caritativo.
Un hombre que en todo momento supo estar, incluso en circunstancias difíciles y adversas como en la Guerra en la que llegó a peligrar su vida y en la que padeció prisión y fue obligado a realizar tareas no propias de su condición de sacerdote. Un hombre no más ilustrado de lo que su profesión le exigía.
Don José Porcuna (18-10-1893 a 19-12-1956)
Fuente: Fototeca Pasión por Montoro
Ojo!, pero no inculto. Un hombre sin relevancia cultural, política o económica, al que no se le conoce obra escrita, que no ha legado fundación ni bienes, pero que, aún hoy casi 60 años después de su muerte, se le recuerda por su bondad, por su entrega a los demás, por su labor pastoral, por su agudeza de ingenio, por su trato afable, por su “ buena pata”, por su Sermón del Paso.
Así era don José, un baenense que llegó a Montoro, cuando sólo contaba 24 años, y dedicó cerca de 50 años de su vida a sus feligreses montoreños, unos feligreses, que en más de una ocasión, que se rumoreó que trasladaban al bueno de don José, se personaban en Córdoba y convencían al Obispo para que lo dejara en Montoro. 
Obviamente, yo no conocí a don José, pero he escuchado hablar mucho y bien de él. Pronto me cautivó el personaje y decidí indagar en los archivos para contrastar y completar su biografía. Y en ello me puse. 
Coincidió que en abril de 1996, se celebró en Montoro la XXVII Reunión Anual de los Cronistas Oficiales de Córdoba y provincia. Y pensé que la ocasión era propicia para proyectar la imagen de don José a toda la provincia y, de alguna manera, incitar a las autoridades locales a que se comprometieran ante los Cronistas a tributarle el homenaje que la Corporación de 1956 había acordado en su día.
-BIOGRAFÍA
Los datos que conocemos de de don José proceden de los archivos del Instituto Provincial de Cabra, del Seminario de San Pelagio y del Obispado de Córdoba. Los archivos de la parroquia de San Bartolomé donde se bautizó fueron destruidos en la Guerra Civil.
Solicitud de ingreso para perfeccionar latín
Por la copia de la partida de bautismo, sabemos que le pusieron por nombre José María Lucas, que nació en Baena un 18 de octubre de 1883, a las once de la noche y que sus padres fueron Antonio, labrador y Dolores; sus abuelos paternos, José Porcuna y Dolores Trujillo; los maternos, Vicente Lozano y Mª Dolores Romero.
Nació en la casa número 63 de la calle Nueva, hoy Nicolás Alcalá 59. Todos sus abuelos eran naturales de Baena. Los paternos vivían y eran vecinos de dicha ciudad; los maternos habían fallecido. Don José estudia las primeras letras en Baena y el Bachillerato en el Instituto de Cabra. Cuando aún no había cumplido diez años, aprueba los exámenes de Ingreso.
Un examen muy fácil si lo comparamos con los que la mayoría de nosotros conocemos. Consistió en una cuenta de multiplicar de dos cifras y un dictado. Su expediente académico Bachillerato es el de un estudiante normal que supera los exámenes con Aprobado, algún Bien y algún que otro Notable. Sin haber cumplido 16 años, en septiembre de 1900, inicia los estudios eclesiásticos en el Seminario de San Pelagio de Córdoba. En el Seminario estudia dos cursos de Humanidades, cinco de Teología y uno de Derecho Canónico. Aprueba todas las asignaturas con BENEMERITUS, nota con la que aprueba en el Seminario todos los estudios eclesiásticos.
El documento recoge con detalle todo el proceso curricular en el Seminario. Como se puede comprobar aprueba todas las asignaturas con “BENEMERITUS”, es decir, con Notable. Una pequeña aclaración: Seis=aprobado “MERITUS”, Siete=“BENEMERITUS”, ocho= “VALDEMERITUS”, nueve= “MERITISSIMUS” y diez= “MERITISSIMUS CUM LAUDE” .
Casa de la calle Antonio Garijo donde vivió Don José Porcuna.
El 27 de marzo de 1909, es ordenado sacerdote y destinado a la Parroquia de Santa María la Mayor de Baena, su nueva parroquia. En su pueblo estuvo sólo dos meses, pues, el 1 de junio, tomó posesión de la plaza de Capellán del Hospital de Jesús Nazareno con un haber anual de 1375 pesetas.
Cuando don José llegó a Montoro, se instaló, según don Pedro Zurita Centella, en una casa de la calle Coracha donde residió muy poco tiempo, pues pronto se trasladó a la calle de las Morenas. Este fue su domicilio hasta que, pocos años antes de su muerte, se trasladara a la calle Salazar. Esta casa es la que Leonor Benítez Benítez donó para vivienda del capellán del Hospital.
Un año después, 1910, es nombrado capellán del cementerio con carácter interino y a finales de 1914, es nombrado capellán titular. En 1920, es designado Coadjutor de la Parroquia de San Bartolomé, cargo que ostentó hasta el comienzo de la Guerra. Cuando acaba la Guerra, es nombrado Coadjutor de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen. En esta parroquia, desarrolla su labor pastoral hasta que un 19 de diciembre del año 56, a las cinco de la mañana, le sobrevino la muerte como consecuencia de un carcinoma pulmonar.
-SU ENTIERRO
Partida de defunción de Don José Porcuna, fallecido a los 73 años.
Esquela aparecida en el periódico el día posterior a su fallecimiento.
El entierro fue una ingente manifestación de dolor y un evidente testimonio de amor y afecto de todos los montoreños, pues don José se había granjeado el cariño y respeto de todos.
Unos le admiraban por su carácter afable; otros porque en reiteradas ocasiones habían sido socorridos por su mano generosa; otros porque ellos o sus familiares, en tiempos difíciles y de hambre habían sido bautizados, casados o enterrados sin tener que pagar ni una sola peseta; otros porque jamás acusó a nadie y, de una manera ejemplar, socorrió tanto a vencedores como a vencidos, pues para él todos eran hijos de un mismo Dios.
El entierro que, según Pedro Calleja, llevaba no menos de siete capas, se organizó al estilo y usanza de la época: féretro descubierto, dejando ver el rostro, portado a hombros, cortejado por todos los eclesiásticos con destino en el pueblo vestidos con casulla y alba, y por multitud de fieles. Hombres, mujeres y niños acudieron a dar su último adiós a don José. Los niños corriendo delante y observando el cortejo fúnebre desde poyatos, ventanas y balcones; los mayores portando el féretro por turnos o acompañando y rezando durante todo el trayecto.
Aunque el funeral se celebró en el Carmen, los organizadores quisieron que su último viaje lo realizara por las calles que tantas veces lo vieron pasar. La apesadumbrada comitiva bajó por la calle Alta, se detuvo ante la Parroquia de San Bartolomé y continuó por la Corredera hasta el templo. La ceremonia se celebró con la solemnidad y boato correspondiente a un ministro del Señor. Tras la función religiosa, es portado a hombros, hasta el cementerio.
Comitiva y montoreños que acompañan el féretro de Don José Porcuna por la Calle El Santo.
Fuente: Archivo Hermanos Aguilar Pérez.
Fue inhumado en un nicho del frontal izquierdo del primer patio. Por encima de su tumba reposan los restos de Trinidad Carvallido de Osuna, madre del padre José, carmelita actualmente en proceso de beatificación. Don José pudo haberse enterrado en el panteón que posee la familia en su pueblo natal, pero prefirió quedarse en Montoro para siempre.
Por cierto en la lápida figuró durante un tiempo la siguiente inscripción: “Juana Caballero, siempre muy agradecida”. 
El epitafio levantó ciertos comentarios tendenciosos y malintencionados. Insinuaciones de este tipo ya se las habían hecho a don José. En cierta ocasión, una mujer le comentó: Don José, andan diciendo por ahí que usted “corre” con Juana Caballero. Don José que tenía el pie vendado, le contestó: Niña cómo voy a correr si no puedo ni andar.
Lápida de Don José Porcuna en el Cementerio de Montoro
Lo cierto es que Juana fue el ama de llaves de don José, desde que finalizó la guerra hasta la muerte de este. Don José la acogió en su casa cuando su marido Rafael Expósito estaba en prisión donde fue fusilado, pese a las gestiones realizadas por don José para salvarlo. 
 Si a esto añadimos que don José le dejó 140.000 pesetas y todos sus muebles, a excepción de un sillón y cuatro sillas que se las dejó a su amigo Paco Pérez, es comprensible que la buena mujer quisiera agradecérselo siempre. El ayuntamiento, un mes después acordó pagar los gastos del sepelio y cambió la lápida. Una descripción completa del entierro apareció en un artículo publicado en Diario Córdoba un día después de su muerte.
-LA GUERRA CIVIL
El Padre Porcuna, al igual que el resto de religiosos y sacerdotes pertenecientes al clero secular o regular, vivió unos delicados momentos al comenzar la Guerra. Todos los religiosos fueron detenidos, ultrajados y, muchos de ellos desposeídos del don más preciado del hombre: la vida.
Don José, gracias a sus vecinos, en general, y a Francisco Ruiz Olaya “El Margarito”, salvó su vida. Francisco Ruiz era sobrino de Diego Olaya Pabón (Alcalde que fue fusilado en Córdoba junto a otros alcaldes). Sus vecinos no pudieron evitar que lo encarcelaran y que tuviera que ganarse el pan con el sudor de su frente. Según nos contó, el montoreño Rafael Madueño Canales, el que fuera Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, recientemente fallecido, los trabajadores recibían cinco pesetas por día trabajado.
Don José Porcuna junto a su amigo Francisco Pérez a finales de los cuarenta. Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez
Además de don José, salvaron su vida Ángel Antonio Alacid Caballero, que, según Madueño Canales, no fue molestado y lo colocaron “en una oficina del ayuntamiento”, Antonio Ramírez, Párroco de S. Bartolomé y Antonio Moreno que se habían marchado del pueblo antes de que entraran los que a la postre perdieron la Guerra.
Trabajó en el cementerio, en el camino de Capilla, en las cuevas del Retamar, en el plano de la feria, incluso en la cocina del hospital. El 22 de diciembre, momentos antes de que las tropas de Franco tomaran Montoro, fue trasladado junto a otros montoreños a la prisión de Jaén. Allí estuvo recluido hasta el verano de 1937.
Su sobrina Antoñita- ella y su hermana Anita cuidaron a su tío por temporadas-, nos contó que corrió el rumor de que había muerto. Su tío le contó que había pasado mucho miedo y que, cuando fueron a liberarlo a él y a sus compañeros de celda (un sacerdote y un joven de 17 años), creyeron que había llegado su última hora y se pusieron a rezar.
Según nos contó Miguel Rojas, su padre que había sido nombrado Secretario del Gobierno Civil de Ciudad Real fue el que intercedió para que pusieran en libertad a don José. En la casa de los Rojas, permaneció, junto a varias monjas del Hospital y de Félix Vacas hasta el final de la guerra.
-LABOR PASTORAL
El grueso de su labor la desarrolló día a día con sus feligreses, con los que siempre estuvo, pues según consta en su expediente, sólo tomó vacaciones en siete ocasiones, las últimas en 1927. 
Don José Porcuna junto a Francisco Orteda del Moral en la Plaza de Toros de Montoro
Todos los entrevistados coinciden en que fue un gran cura, una “buena persona”, caritativo, entregado a los demás, que se trataba con todos “chicos, medianos y grandes” sin distinción de clases. Pedro Calleja Serrano nos contó que cuando llegaba una pareja pá casarse, o a bautizar a un hijo o tenía que enterrar a alguien, llegaban le contaban las penas y lo hacía de balde, entonces no había dos perras gordas en Montoro. Y continúa Pedro: Iba a visitar a los enfermos  y les llevaba lo que podía. Ese es el mejor padre cura que había aquí en Montoro. 
Podría seguir con más testimonios los del propio Pedro Calleja y su hija, familiares de Francisco Poblete Rodríguez, Rosario y Angelita Román, Pedro Sánchez Criado, Juana  Soriano Moreno, Silvina Canales, y otros que no quisieron que se revelaran sus nombres, pero se alargaría demasiado.
-TESTIMONIOS ESCRITOS
Cuando don José solicitaba un permiso o se presentaba a los exámenes Sinodales, sus superiores hacían un informe sobre su labor. Todos coincidieron en que siempre vestía traje talar, llevaba la tonsura bien señalada y cumplía con sus deberes de sacerdote. Don José desde que llegó a Montoro hasta que fue nombrado Coadjutor de San Bartolomé en 1920 estuvo dedicado por completo a sus enfermos del Hospital, a ejercer sus funciones de capellán del cementerio y a la celebración de algunas ceremonias religiosas en la Parroquia de San Bartolomé. Como el bautizo de la niña Antonia Ortiz Martínez que fue su primer bautizo en Montoro (13 de julio de 1909).
Unos meses después de ser nombrado coadjutor de la parroquia de San Bartolomé, dimitió de las dos capellanías por falta de entendimiento con el ayuntamiento (pidió más sueldo), y, desde entonces hasta el inicio de la contienda Civil, se dedicó por completo a su Coadjutoría. 
Juana Coronado Gómez y Don José. Abril de 1954
Una de las últimas instantáneas del sacerdote.
Por todos es conocido el buen humor de Don José, como él daba bromas también se las daban a él. Un día de los Inocentes, en la Alcaparra, el conde de Casillas, que también era un guasón, le ofreció una copita de anís, pero le puso carabaña. Un día de San José, su amigo Paco Pérez, el practicante abuelo de los hermanos Aguilar Pérez, le mandó a don José el jamón que le tenía prometido. El jamón muy bien envuelto era de madera.
Al terminar la Guerra, es nombrado coadjutor de Nuestra Señora del Carmen en sustitución de Ángel Antonio Alacid Caballero, que fue nombrado párroco de Espiel. Con el padre Ángel, aunque tenía16 años menos que don José, había compartido amistad y afición a la cría de canarios. Ambos murieron en el 56, don Ángel un mes antes que don José.
Don José se incorporó pronto a la parroquia, ya que el 11 de mayo del 39 bautizó a Francisco Antonio Benítez García. También que siguió administrando sacramentos hasta pocos días antes de su muerte, oficiando su última misa, el 13 de noviembre anterior a su muerte, por el alma de Diego de la Cruz Vera, padre de Manuel de la Cruz, quien fuera Presidente de la Agrupación de Cofradías.
-AFICIONES
Un amigo suyo que no quiere que se conozca su nombre nos dijo que las grandes pasiones de don José eran Montoro, su Semana Santa y los canarios. Era un gran aficionado a los toros, un empedernido fumador, asiduo tertuliano en el estanco del Charco y amante de las tradiciones montoreñas. Nos contó Pedro Calleja que: “Cuando no tenía que hacer ná se iba al estanco del Charco. Allí decía un disparate a uno, un disparate a otro”, se tomaba un cafetito, algunas veces, también una copita de anís. Frecuentaba también el club Cañero, Bar Madrid y Bar Yépez en los que caía algún que otro medio de vino, otra de las aficiones de don José.
Un sermón del Paso “verdá, explicando tó, tó lo que.., tó”. Pero este Sermón del Paso que dicen ahora es más política que otra cosa... Siempre ha dicho el Sermón del Paso él, desde que yo lo recuerdo hasta que se murió. Era un entusiasta y un enamorado de la Semana Santa de Montoro. Su afición a los toros era manifiesta, acudía a todos los festejos y, cuando la faena no era buena, expresaba su disconformidad vehementemente.
El último domingo de abril, iba al Valle de Corcomé para festejar a la Virgen de la Fuensanta y, tras la procesión y los actos religiosos, se reunía con sus amigos para comer y beber “en amor y compaña”.
Sermón del Paso en la Plaza de España de Montoro a finales de los veinte o primeros años de los treinta.
He dejado para el final el reconocimiento oficial a su labor. Una semana antes de su muerte, el Ayuntamiento le nombra Hijo Adoptivo y acuerda realizar varios actos en su honor. En la primera sesión después de su muerte, se hace constar: “el verdadero y hondo sentimiento que el suceso ha producido en la población … y el sentimiento  de la Corporación por dicho fallecimiento, disponiéndose correr con todos los gastos del sepelio. Se pagaron los gastos, pero lo relativo al homenaje quedó en papel mojado. Hubo que esperar a 1996 para que se retomara el asunto.
Como ya he dicho, en la reunión de cronistas reclamé que se cumpliera el acuerdo de la Corporación de 1956 y denuncié el trato discriminatorio sufrido por don José con respecto a Sor Josefa Artola, a quien, habiendo muerto diez años después, tras declararla “Hija Adoptiva”, se rotuló una calle con su nombre. Solicité que, aunque sólo fuera por agravio comparativo, figurase su nombre en una de las calles montoreñas. Tanto el Alcalde, Antonio Cañas, como el entonces Concejal de Cultura, Antonio Sánchez que estaban presentes se comprometieron a realizarlo.
Y, unos dos meses después, llevaron al Pleno la propuesta de poner su nombre a una calle. Se aprobó la propuesta, pero no había calle disponible. Antonio Sánchez propuso cambiar el nombre a una de las existentes, pero el PA e IU se opusieron, quedando el acuerdo en suspenso hasta que hubiera calle. Tuvieron que pasar diez años para que por fin se hiciera justicia. El pleno del 22-05-06 acuerda con abstención de IU se asigne el nombre “SACERDOTE D. JOSÉ PORCUNA” a la calle V1 y V2 del proyecto de reparcelación UA-4 donde se están construyendo viviendas de promoción pública. Igual se acordó para el Padre Luis Ruano.

martes, 23 de julio de 2013

La ermita de Santa Ana. De eremitorio a Capilla Sixtina montoreña

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Vista general de la Ermita de Santa Ana desde el puente. Inicio años veinte. Fuente: Archivo Fco. Garcia Roa
José Ortiz García.
Cronista Oficial de Montoro
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La ermita de Santa Ana se establece en el populoso barrio del Retamar, en crecimiento y en expansión desde mediados del siglo XVIII. La Construcción de la iglesia parece que se realizó a mediados del siglo XVI, y es muy probable que estuviese en consonancia directa con las obras del Puente Mayor.
No obstante el carácter de estar al otro lado, en la otra orilla, en otro mundo, casi apartada de lo que se convenía y trataba por los regidores y el Cabildo en la medina o villa de Montoro, hace que se piense en un origen anterior, un posible germen de este pequeño eremitorio con motivo de la desoladora y temida pandemia medieval y moderna: La peste negra. Era por así decirlo, y como ya diremos después un lugar de tránsito por los viandantes y pedigüeños decididos a realizar su visita a San Roque.
En aquella época los adelantos médicos eran tan escasos, que muchos de ellos se basaban en rezos y poco más, pues nadie conocía la existencia de los agentes que provocaban la infección, a diferencia con el día de la fecha. Fueron muchas las epidemias que asolaron Montoro a lo largo de su historia. De hecho desde época medieval existían en extramuros dos templos dedicados a los protectores contra la peste negra: San Roque (en el barrio del Retamar) y San Sebastián (en la Corredera de los Molinos).
Vista lateral de la Ermita de Santa Ana en los años veinte.
Fuente: Fototeca Pasión por Montoro

Las primeras referencias documentales a la ermita de Santa Ana proceden del siglo XVI, cuando una moribunda pobre pidió al sacerdote parroquial que encomendase por su alma en la ermita de dedicada a Nuestra Señora Santa Ana al otro lado del Puente Mayor, en la plazoleta que se formaba en el cruce de los caminos que se dirigían a la Fuente de la Oliva. 
Hemos de tener en cuenta que esta plazoleta estaba en lo alto de una pendiente similar a la que puede existir de las aceñas de las Monjas o incluso las de las Aceñuelas hasta llegar al núcleo urbano, pues antes de 1498, en esa zona tan sólo había una barcaza que cruzaba al personal de un lado a otro. Incluso hay algunos que piensan que existe un pequeño puerto pesquero bajo el puente mayor y que servía de atraque de pequeños barcos. No obstante hemos de tener en cuenta que a este lugar y restos de ladrillo antiguo macizados se le denomina como el embarcadero, teniendo a escasos metros la existencia de una atarazana.
Desde que el barquero dejaba a la persona interesada en el lado del Retamar, este subía por una vereda que comunicaba con el camino hacia la Fuente de la Oliva (El cual estaba mucho más bajo que la carretera actual y cuyos restos se pueden ver en paralelo poco más adelante de la actual panadería de la Pani), otro que discurría hacia la Fuensanta y otro hacia la Huerta de la Isla. En mitad de este cruce de caminos se levanta el eremitorio a Santa Ana, la abuela de Jesús, a fines del XV o inicios del XVI.

Ermita de Santa Ana en la actualidad. Fuente: Bartolomé Yépez Casas.

Presenta una sola nave en L, y es de pequeñas dimensiones conservando un camarín en su parte central y un altar sencillo en su parte derecha. Desde su Sacristía podemos ascender a la espadaña desde donde pende una campana procedente de la desaparecida ermita de San Miguel.
Desde tiempo inmemorial se venera en la misma a Santa Ana y San Joaquín, y en ella se establecía de igual forma hasta la guerra civil una imagen de pasión llamada Señor de la Ventana, destruido en la guerra Civil. Hoy acoge en su interior a una hermandad llamada de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, y ha sido la encargada de remodelar este templo en su totalidad, dejando al descubierto sus piedras y sillares originales, restaurando altares y pintando “la Capilla Sixtina” de Montoro por el artista local Martín González Laguna. 
La ermita sufrió mucho daño por estar ubicada en el llamado eje bélico de los partes de guerra: Zona de Nadie, con lo que allí tanto se almacenaban víveres, se descansaba, se dormía o incluso de hacia vida si no se tenía otro lugar donde poder permanecer.
Interior de la Ermita de Santa Ana tras los destrozos de la Guerra Civil.
Fuente: A.G.A. Fototeca Pasión por Montoro
Pero vamos a contar las diferencias más destacadas con el día de hoy. En primer lugar la espadaña estaba presidiendo la puerta principal, y era inaccesible por ningún lado. Esta se tañía como las de casi todas los recintos religiosos de Montoro, a modo de soga insertada por un tubo de metal que impedía el desgaste de la techumbre y otros daños colaterales por la frecuencia de las misas a diario. Era de una sola hornacina de reducido tamaño coronada por dos pináculos reducidos a solo cúspides, y en el centro este elemento artístico – decorativo se sustituía por una veleta de metal.
Al concluir la contienda, ambos bandos lanzaron tal cantidad de ofensivas que la ermita había perdido casi en su totalidad los elementos que la componían, aprovechando algunos y trasladándolos a una parte de expansión, donde además hicieron un pasadizo de conexión para urbanizar y ornamentar la calle, además de colocar bajo la obra una fuente de agua de suaves formas coronada por el emblema de Montoro, y varios surtidores de agua. Corrían los años 1942 – 1945.
Ermita de Santa Ana en los sesenta.
Fuente: Archivo herederos Diego Muñoz-Cobo
Este nuevo campanario es de los llamados de balconada, donde los fieles pueden subir y manipular aquellos desperfectos que pueda tener este símbolo religioso de llamada al cielo, sin necesidad de andamiajes según se disponen en algunas cuentas de la ermita anterior.
La parte trasera de la ermita de Santa Ana de expandió, y se eliminó parte de un corral, disponiendo una puerta dimensionada auxiliar. Esta tenía su sentido en grandes celebraciones como el Corpus Christie donde el sacerdote disponía a los niños en la calle antes de que entrasen al templo, para iniciar el cortejo procesional es al 36. 

Se accede desde la post-sacristía por unas pequeñas escalinatas de crucero, no de caracol, que tienen la ventaja de iluminarse con una ventana auxiliar que se dispuso en los años de las nuevas obras de los años cuarenta. Hoy en día D. Rafael Rabasco Ferreira, párroco de San Bartolomé celebra este día con este populoso barrio ayudado por las madres y familiares de esta bella barriada, con la colaboración de la Cofradía de la Borriquita.Antes de la Guerra Civil y que un grupo de montoreños asalariados por la creada sección de Regiones Devastadas hicieran importantes obras, la ermita era algo diferente de lo que hoy la conocemos.

Era algo más reducida en tamaño, en cuanto a su lado de ampliación en la parte sur del templo, donde hoy se coloca y ubica Nuestra Señora de la Paz y del Amor. Esta zona fue retocada y ampliada con sillarejos de pequeñas dimensiones y ladrillos de diferentes categorías, atendiendo a los materiales pobres de la época.

sábado, 20 de julio de 2013

La Casería de las Labraillas o de Santa Teresa en Montoro

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Las Labraillas. Fuente: José Peralbo Cachinero
Manuel Perales Solís

En los confines del Charco del Novillo de Montoro, en el bello rincón natural que forman el río Yeguas, Sierra Morena y el Fresnedoso se encuentran Las Labraillas, muy cercanas ya a los Miñones y al Piruetanar. Probablemente estos predios distantes de los núcleos de población serían de los últimos ganados a la sierra para el cultivo de olivar a mediados del siglo XIX. En concreto las Labraillas se construyeron en 1859, tal como reza una inscripción en el dintel de su puerta. Toda su obra es de magnífico tapial reforzado en las esquinas con sillares de molinaza. Su aspecto es el de un bastión inexpugnable preparado para esquivar los asaltos de las partidas de bandoleros y faccinerosos que tanto merodearon por esos años en las inmediaciones de la serranía. Pudo pertenecer este predio a los Condes de Villaverde la Alta que en ese mismo lugar poseyeron fincas como Belloteros, Pinillos y Las Prensas. 
A principios del XX pertenecía esta finca de la zona norte del pago del Charco Novillo, a la hacendada con residencia en Marmolejo, Doña Angelina García y Villarías. Al parecer ostentaba el título de marquesa de Villadangos (provincia de León) según el testimonio de su nieta Marina Burlo (1).


Había casado con otro propietario local, Vicente Orti Escolano, hijo del filósofo conocido como “Sabio andaluz”, Juan Manuel Orti y Lara. Los jóvenes se conocieron en Madrid, donde residía Vicente Orti pues su padre por entonces ejercía la cátedra de Metafísica en la Universidad Central desde 1875. El matrimonio simultaneó su residencia entre Marmolejo y Madrid, donde Vicente estaba dedicado de lleno a la actividad intelectual como filósofo, escritor y traductor de obras de temática filosófica, pero sobre todo de textos de contenido religioso de autores franceses y alemanes (2).
Dintel de las Labraillas. Fuente: José Peralbo Cachinero
  Ella, hija de familia hidalga, había llegado desde su León natal para tomar los hábitos en un convento madrileño, vocación que cambiaría inmediatamente tras conocer al que sería su futuro marido, hombre de creencias religiosas muy arraigadas. Su hogar conyugal lo establecieron al cabo de los años en Marmolejo, en la calle Perales, localidad en donde la familia de Orti y Lara poseía bienes patrimoniales y un gran número de parientes por parte paterna, entre ellos su tío el alcalde conservador José Alcalá Orti y su sobrino, Antonio Alcalá Venceslada, escritor de prestigio dentro del panorama provincial y autor del primer Vocabulario Andaluz.
 El padre, Juan Manuel, hombre religioso al extremo, e intelectual integrista vinculado en un principio a la causa del carlismo y más tarde a la corriente regeneracionista del partido conservador tutelada por Silvela, decidió llevar a la práctica las virtudes derivadas de su fe, y “en cuanto su hijo alcanzó la mayoría de edad le cedió sus bienes, despojándose de ellos como de una pesada carga, y conservó solo su sueldo con que atendía las necesidades de su casa, repartiendo a los pobres lo que le sobraba del gasto semanal; traje nunca tuvo más que el puesto, que reemplazaba, no él, sino su hijo, cuando ya lo veía demasiado viejo, y entonces don Juan se lo ponía, regalando el desechado a un pobre; portentosa era su frugalidad, comiendo lo que un pájaro, y cuando se le hacía notar, decía sonriéndose que era por higiene, y que al poco comer y al mucho ejercicio corporal debía la conservación de su salud; nunca se le vio en coche, y podían señalarse los días en que tomaba el tranvía; su laboriosidad era incansable, no dando de mano a un trabajo sino para emprender otro y siéndole particularmente odiosa la ociosidad” (3). Cuando Juan Manuel fallece en 1904, encontramos presidiendo el duelo en su sepelio a quien fuera su amigo personal, el político del partido Conservador, Francisco Silvela, líder del partido Conservador tras el asesinato de Cánovas del Castillo y varias veces ministro y Presidente del Gobierno durante la regencia de María Cristina de Borbón. Gracias a la amistad personal con Juan Manuel, Francisco Silvela fue asiduo visitante del Balneario de Marmolejo y de la casa de Orti y Lara, como así he visto reflejado en la prensa de la época, que dio cuenta de cuantas visitas hizo este prócer conservador a nuestra localidad (4).
Angelina García Villarías, viuda de Vicente Orti 
Escolano (sentada en el centro) fue una dama 
perteneciente a la mediana burguesía agraria
 marmolejeña, con un capital estimado en más de 
122 hectáreas de olivares y tierras calmas, según el 
Catastro de rústica de 1905. Aquí la vemos, hacia 
1921, en una visita a su finca de “Aguilera” junto 
a su hija Socorro Orti García; su encargado Mateo
 Solís Rodríguez (de pie izquierda) y el capataz 
general Francisco Barragán “Frasquito Miguel”.
 Fuente: Archivo Manuel Perales Solís.
Doña Angelina, mujer muy activa y emprendedora, más enamorada de la actividad agraria que su esposo, dio a conocer los aceites de las aceitunas cosechadas en sus fincas de Las Labradillas y de Aguilera y molturados en su almazara de la calle del Pino, en diferentes ferias y muestras de la región, obteniendo sus productos, bajo la marca “Sin rival”, el sexto premio en la 12ª Exposición Andaluza celebrada en Córdoba, el 28 de mayo de 1911 (5).   
Durante largos años el capital agrícola de Vicente Orti Escolano fue administrado por el marmolejeño Juan Solís Robles, y posteriormente por su hijo Mateo Solís Rodríguez, quienes debían de hacer el intrincado camino hasta la casería a través de viejos caminos de herradura. Mateo lo hizo siempre sobre una hermosa yegua rubia de nombre “Bonita” utilizando el antiguo cordel de la Loma Candelas, cruzando por el vado de los Cabios el río de las Yeguas. Cuando el caudal no se lo permitía por sus crecidas invernales, entonces solía tomar la carretera de Cardeña remontando la serranía olivarera por el cauce del arroyo Fresnedoso. Un buen día que se disponía a aparejar su yegua para marchar hacia la casería, comprobó que le habían robado la cola, seguramente que para emplear sus largos pelos en la confección de perchas para zorzales que antaño se usaban con frecuencia.
Como hemos apuntado en el inicio, la casería de las Labradillas está situada en la zona norte del pago del Charco Novillo (término municipal de Montoro) sobre una colina plantada de olivar hacia mediados del siglo XIX. De telón de fondo tiene a la Sierra Morena más montaraz, y en sus proximidades existían casillas de pizarra y tejado de monte donde vivían familias de obreros, trabajadores de estas fincas, pero dedicados en los meses de escasez de trabajo, a rozar el monte para realizar picón y para el encendido de los hornos de pan de las poblaciones cercanas. La caza, muchas veces furtiva, y el cuido de algunos animales eran otras actividades en las que se encomendaron para poder sobrevivir.
En los difíciles años de la Postguerra era arriesgado realizar la travesía desde Marmolejo, pues hasta enero de 1944 operaban por todos esos pagos las células de huidos antifranquistas de Baldomero Arévalo, Francisco Osuna Galiot, “Vidrio” y la del grupo liderado por los hermanos Jubiles de Bujalance. Sin embargo, refería Natividad Robles, la esposa de Mateo, que jamás tuvo un mal encuentro con ellos, a pesar de que, como es conocido, mantenían bases logísticas en lugares relativamente cercanos como Loma Candelas, Fresnedillas y el Piruetanar.  
Día de campo en las Labraillas al final de la Guerra Civil. Aparecen  el médico José Perales Jurado (sentado
sobre la piedra con mascota y mirando a la cámara), Mateo Solís Rodríguez (encargado de Doña Angelina,
en el centro de perfil) y José Burlo García del Prado, yerno de doña Angelina García Villarías, dueña
de la finca. El resto de los personajes en segundo plano no han podido ser identificados.
Fuente: Archivo Antonio Rostaing Lozano. FOTOTECA PASIÓN POR MONTORO
 En los años que nos ocupan (1900-1950), estuvieron de caseros el matrimonio formado por Ángel Morales, de procedencia montoreña y Luisa Herrera, “Doña Luisa”, natural de Córdoba, mujer educada y culta de clase media alta adinerada que en la capital de los califas había ejercido la labor docente. Paradójicamente Ángel había sido el cochero en la casa de Luisa antes de marchar a las Labraillas de casero tras venir a la ruina su suegro. El matrimonio tuvo dos hijos: Ángel, fallecido en la Guerra Civil a consecuencia de un desgraciado accidente, y una hija muerta en plena adolescencia por una cruel enfermedad.
A veces el oficio de guarda en estas lejanas caserías suponía tener que hacer frente a situaciones comprometidas para la seguridad personal, pues eran frecuentes los robos de las caballerías empeñadas en los trabajos de arancias y acarreos cuando no los de aceitunas durante la época de la recolección.
En febrero de 1926 el casero tuvo que enfrentarse a un intento de robo de aceitunas, incidente que quedaría reflejado en la prensa cordobesa del momento: “De Villa del Río comunican que la Benemérita ha detenido a Antonio Pérez Expósito (a) “Trasquilones” y a Antonio de Lara Aguilera (a) “Trastornos”. Estos individuos hurtaron cierta cantidad de aceituna de la finca “Labradillas” del término municipal de Montoro y perteneciente a Doña Ángela García Villarías, vecina de Marmolejo.
El guarda de la finca Ángel Morales Amis se apostó durante la noche para evitar que el hurto se repitiera.
Juan Solís Robles fue encargado de doña Angelina García Villarías además de un pequeño propietario que 
integró en Marmolejo la lista de mayores contribuyentes locales con derecho a elección de senadores. 
Las rentas de los pequeños propietarios no sólo provinieron de la gestión de sus haciendas sino, igualmente, 
del trabajo a sueldo en las casas de los grandes y pequeños propietarios. Disfrutaron de un nivel de vida 
aceptable y de cierto nivel cultural. Juan Solís Robles formó parte de la Junta Pericial Municipal 
durante el mandato del conservador José Alcalá Orti, en 1914. En la foto le vemos, hacia 1907, 
con su esposa Ana María Rodríguez Flores y sus hijas/o (de izquierda a derecha): Ana María, 
Cabeza, Mateo (también encargado de Doña Angelina), Alfonsa y Angelina Solís Robles. 
Fuente: Archivo  Manuel Perales Solís. 
A las once de la noche sorprendió Ángel a tres individuos que se dedicaban a hurtar aceitunas. Los intimó para detenerlos y uno de ellos le hizo dos disparos de pistola que, por fortuna, no hicieron blanco aunque los proyectiles le rozaron la ropa. El guarda continuó en su puesto y “Trasquilones” y “Trastornos” se dieron a la fuga. Pero en lo más abrupto de Sierra Morena fueron capturados después por la Guardia Civil. Empezaron negando su participación en el hecho y acabaron confesando que Antonio Pérez fue el que le hizo dos disparos al guarda para herirlo o amedrentarle; dijeron, además que les había ayudado en el hurto un individuo llamado Manuel Navarrete González (a) “El rata”, el cual busca la benemérita” (6).
 Contaba Mateo Solís que el padre de Luisa, ya anciano, murió una noche oscura y fría en la casería y para podérselo llevar hasta Marmolejo lo hubieron de cargar entre Ángel y él, sobre una bestia, echándole encima un haz de monte para ocultarlo y evitar así los inconvenientes de la burocracia de antaño, en el caso de toparse con los habituales controles de la Guardia Civil que vigilaban habitualmente aquellos lugares próximos a la serranía. Al estar la casería en término municipal de Montoro hubieran necesitado del oportuno permiso de traslado por las autoridades judiciales. Cabe suponer, por tanto, que el discurrir nocturno sería penoso pues, además, el río Yeguas iba muy crecido y la corriente podía arrastrarlos.
Los confines del Charco Novillo desde el marmolejeño Pago de la Loma de las Candelas. Óleo de Robles
 Sobre los años 60 del pasado siglo, Luisa, ya viuda, se trasladó a vivir a Marmolejo, como casera de la casa escuela del Conde en la plaza del Coso. Allí impartiría su sabiduría a las muchachas jóvenes que acudían a sus clases particulares en régimen casi altruista. Murió, al final de los sesenta, con la sola compañía de otras dos jóvenes, también maestras: las hermanas Carmen y Rosario Solís Robles, hijas de Mateo Solís, que hubieron de amortajarla pues en vida habían mantenido mutuo aprecio y amistad. Sus restos fueron enterrados en una humilde tumba en la tierra del cementerio de Marmolejo (7).
En fín, hoy “Las Labraillas”, lejanas y solitarias aún siguen siendo un bastión casi inexpugnable, de difícil acceso, pero esta vez por obra y gracias de una moderna obra de ingeniería, cual es la Presa del Yeguas. Casi cercada por las aguas del arroyo Fresnedoso ya no se llega a través viejo vado de los Cabios, ni por el entrañable puente de piedra molinaza, ahora bajo las aguas, que unía la orilla montoreña y marmolejeña.

NOTAS:

(1) Testimonio recogido a Doña Marina Burlo Orti (q.e.p.d.) hija del matrimonio entre José Burlo García del Prado y Socorro Orti Criado. Efectivamente el marquesado de Villadangos del Páramo, localidad cercana a León, perteneció en 1788 a Jacinto García Herrera, con el Vizcondado previo de Herrera. Fuente: Nobleza de España. 
(2) Entre sus traducciones del francés realizó la del libro “La Gran amiga”, obra del sacerdote católico francés, Pierre L´Ermite, así como la ilustración de la “Historia Sagrada del Antiguo y Nuevo Testamento para uso en escuelas católicas” del catequista alemán Ignaz Schuster. Curiosamente su padre Juan Manuel Orti y Lara fue traductor de numerosas obras de contenido filosófico de autores alemanes. 
(3) Semanario de la Iglesia Católica “La lectura dominical”, Madrid. 17 de abril de 1904: semblanza dedicada a Juan Manuel Orti y Lara tras su muerte el 7 de enero de 1904. También en diario “La Vanguardia”, edición del sábado, de 9 de enero de 1904. La mujer de Juan Manuel era la granadina Amalia Escolano Fenoy, hermana del que fuera obispo de Jaén entre 1847 a 1854, José Escolano Fenoy, curiosamente profesor de Juan Manuel en el colegio Ntra. Sra. de la Capilla de esta capital y con quien Juan Manuel entabló una gran amistad. Fruto del matrimonio nacieron un solo varón, Vicente, y dos hembras; una murió a temprana edad y la otra, María, eligió la vida religiosa. Amalia Escolano falleció el 13 de julio de 1896, en Madrid. De su muerte se hicieron eco diferentes periódicos de la época, entre ellos “El Aralar” de Pamplona de fecha 16 de julio de 1896, de donde han sido extraídos estos datos. 
(4) Diario “La Lealtad navarra; diario carlista”. Número 1277 de fecha 29 de mayo de 1893. 
(5) Noticia publicada por “El Defensor de Córdoba”, diario católico de 7 de junio de 1911. Angelina García y Villarías falleció en Marmolejo en el mes de marzo de 1948. Fuente: Diario ABC, del 11 de marzo de 1948. Sus hijos/as fueron: Juan Manuel, oficial de la Armada; Ángela, religiosa salesa; Socorro, casada con José Burlo García del Prado; Florentino, ingeniero de minas y Vicente Orti Criado. 
(6) Noticia publicada en el “Diario Córdoba” el jueves 4 febrero de 1926. 
(7) Testimonios de mis tías, Carmen y Rosario Solís Robles, y de mi madre, Ángela Solís Robles.

miércoles, 17 de julio de 2013

Proyecto de restauración integral del Órgano de tubos de la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Montoro

1 comentario :
Vista del órgano y coro de la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Montoro. Fuente: Pedro J. Delgado.
José León Solís
Nota: El presente proyecto fue impulsado por la Asociación Historia, Arqueología y Arte de Montoro hace algunos años pero por distintas razones el proyecto quedó parado. Es un proyecto a tener en cuenta y que más pronto que tarde debería retomarse.
1.- Introducción.- 
Sabemos del esfuerzo que el Ayuntamiento Montoro y la Junta de Andalucía está realizando para preservar y recuperar el patrimonio histórico artístico de Montoro; buena prueba de ello ha sido la restauración de la Iglesia de Santiago, el edificio de las Tercias, El retablo mayor de la Iglesia del Carmen, entre otras actuaciones. Debemos estar de acuerdo que la cultura merece del impulso de todos, no solo del apoyo y la iniciativa institucional sino también ciudadana. 
La cultura es factor fundamental para que un pueblo progrese, es este un progreso que requiere de la iniciativa no solo en el ámbito personal sino también por medio del asociacionismo. La participación del ciudadano en el desarrollo de la cultura conlleva también un buen cauce de cooperación con las instituciones públicas que democráticamente nos representan. Desde este prisma cooperador se puso en marcha desde la Asociación de Historia, Arqueología y Arte de Montoro1 la restauración del Órgano de Tubos de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Montoro, verdadera joya que debe ser recuperada, conservada y puesta en activo para así enriquecer, aún más, el acervo cultural de nuestro pueblo. Esta Iniciativa de recuperación de este instrumento musical se canalizó por la Asociación de Historia, Arqueología y Arte de Montoro, siendo apoyada por el Obispado de Córdoba de quien se obtuvo la preceptiva autorización y por el Ayuntamiento de Montoro y muy especialmente nuestro Alcalde D. Antonio Sánchez Villaverde.
Fachada de la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen en 1919.
Fuente: Archivo Universidad Sevilla. Fototeca Pasión por Montoro

2.- La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen de Montoro. El Órgano de Tubos

El Órgano de tubos cuya restauración se pretende está enmarcado en la Iglesia barroca de Nuestra Señora del Carmen de Montoro, antiguo convento de San Juan de la Cruz. 
“La Iglesia fue erigida a lo largo del siglo XVIII, y su construcción se enclava dentro de la estética carmelitana, pudiéndose atribuir su traza a fray Bartolomé de San Pablo. La iglesia destaca por la elegancia y sobriedad de los volúmenes y por la integración perfecta de cada una de sus partes. La iglesia se encuadra dentro de lo que algunos críticos denominan arquitectura carmelitana. La construcción del templo tuvo diversas fases. Comienza fray Sebastián de San Cayetano en 1701-1703 que, “abrió los cimientos, puso la primera piedra y prosiguió hasta ponerlos a flor de tierra”. Fray Juan de la Visitación en 1703 “prosiguió la obra de la iglesia hasta cerrar los arcos de la capilla”. En 1718 se termina la portada principal durante el priorato de fray Francisco San José. La segunda fase, durante el priorato de fray Antonio de Jesús (1718-1721) supuso un gran impulso en la construcción. En este trienio se termina la portada lateral y se fecha en 1720, así como el comienzo de las obras de la capilla mayor. En 1721, con fray Juan de la Presentación se levanta una vara de contorno a todas las paredes, el crucero de dos varas y media hasta la cornisa, concluyendo con la cornisa y comienza el tejado. Será en el siguiente trienio, desde 1724, cuando se concluya la mayor parte de la cubierta del templo. Fray Francisco de la Madre de Dios (1727-1730) concluyó el frontis de piedra labrada, también dejó terminadas las cubiertas de las capillas y el campanario. Durante la década de los treinta se concluyen las obras, que se acabarán de perfilar en los años siguientes”2

La recuperación del Órgano de la Iglesia del Carmen de Montoro es recomendada por Juan Aranda Doncel y Juan Dobado Fernández en su obra sobre el Convento de San Juan de la Cruz por ser uno de los pocos que se han conservado en esta zona de Córdoba.3
Virgen del Carmen y el órgano parroquial. 2013.
 Fuente: Pedro J. Delgado

Pero conozcamos algo más de este instrumento musical que tantos años lleva en silencio. Por el libro de protocolo del Convento de San Juan de la Cruz de Montoro conocemos los Frailes que ocuparon el cargo de Prior. En abril de 1790 es elegido Fr. Pedro de Santa Ana y en abril de 1793 Fr. Manuel de Jesús, María y José4. Fr. Manuel de Jesús María era natural de Hinojosa del Duque contando con la edad de 48 años cuando José Bonaparte Decreto la primera exclaustración en 1.8105
Como vamos a ver a continuación los trabajos de ejecución del órgano del Convento de San Juan de la Cruz tuvieron su disputa jurídica sobre la fijación del precio entre el autor de los trabajos y el Superior del Convento de San Juan de la Cruz de Montoro. Para solventar la discrepancia acordaron ambas partes someter la cuestión litigiosa a resolución judicial por medio de Peritos judiciales. El procedimiento judicial se inició con un escrito dirigido a la Autoridad judicial de Montoro para el nombramiento, aceptación y fijación del precio por Peritos. Por el documento inicial de solicitud de nombramiento de peritos, sabemos que en agosto de 1792 el maestro organero D. Gregorio Santiago Vendia Quirós estaba realizando obras de reparación del órgano de la Parroquia de San Bartolomé, destruido en 1936. D. Gregorio Vendia Quirós estuvo remiso a aceptar desde un principio el cargo de perito alegando causa de ausencia de Montoro el día de la fijación del justiprecio, quizá la razón de su reticencia de aceptación del cargo obedeciera a cuestiones más profesionales que personales para poder evitar ser llamado a Montoro a la realización de posteriores actuaciones propias de su profesión; a tal fin, desde un principio no quería asumir el cargo de perito, presentando excusas, por lo que las partes instantes solicitan en su escrito inicial que por la Autoridad Judicial se le apremie para que acepte el cargo. No obstante las excusas que expondrá en la primera citación judicial de aceptación y juramento; “de que en el día de la práctica de la pericia estará ausente de la villa de Montoro “, es obligado por el Juez a cumplir con el encargo bajo apercibimiento de multa.

El procedimiento judicial se inicia el día diecisiete de agosto de mil setecientos noventa y dos y finaliza el día siguiente dieciocho de agosto con la práctica del justiprecio por los peritos designados. A continuación transcribimos el documento judicial.

Parte inferior del órgano de la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen.
Fuente: Archivo Asociación Historia, Arqueología y Arte de Montoro
ESCRITO DE SUMISIÓN DE FIJACIÓN DEL JUSTIPRECIO DE LOS TRABAJOS DEL ORGANO POR PERITOS JUDICIALES. 

Para despachos de oficio quarto año. 

SELLO QVARTO, AÑO DE MIL SETECIENTOS NOVENTA Y DOS.
Fr. Manuel de Jesús María. Superior Presidente del Combento de Carmelitas Descalzos de esta villa ante V. en la via, y forma que mas aya lugar y vajo las reserbas que mas utiles sean: digo que haviendo tratado con Don Juan Furriel vezino de la Ciudad de Cordova que hiziese para este mi convento un Horgano con varios registros que se ajusto en cierta cantidad de maravedies, y por justas causasnos allamos combenidos en que se justi precie por Peritos, quanto de presente ha trabajado en la construcción de nuestro organo, que se halla en este combento para lo que se halla en esta villa Don Lucas de la Redonda6 vezino de la Ciudad de Jaen, para que represente a esta Comunidad a concurrir al dicho justi precio y no pudiendo verificarse el que Don Juan Furrierl7 nombre otro, se halla conbenido en que lo justi precie qualquiera otro perito que se nombre en esta atención, y que en la Parroquia desta villa, esta haciendo algunas reparaciones en su organo Don Gregorio Vendia8 maestro de organero, es combeniente que por este, y el nuestro Don Lucas se value, que? se nos á entregado y existe en este convento del organo que se trato con el Don Juan Furriel y lo declaran vaso de juramento por tanto A V. suplico se sirba habiendo por nombrados a los dichos Don Lucas y Gregorio Vendia maestros de organero para el aprecio que de lo expresado se sirva nombrar hacer precedida la aceptación y juramento de estos Peritos, y que estos lo declaren a la presencia Judicial y que de su declaración se nos de testimonio a la letra para los fines que tengo indicados. Por asi es Justicia que piden constar. Digo Otro si con atención a que Don Gregorio Vendia se excusa apracticar el dicho justi precio, presentando varias aparentes razones en conveniente se le apremie a que lo ejecute y por ello suplico a V. Por Justicia que pido ut supra.= Fr. Manuel de Jesús María.
Parte superior del órgano del Carmen en Montoro.
Fuente: Archivo Asoc. Historia, Arqueología y Arte de Montoro

Providencia acordando citar a los peritos para aceptación y juramento del cargo. 

Por presentado Don Lucas de la Redonda y Don Gregorio Vendía practiquen el justiprecio que en el pedimento deantecede solicita precedida de aceptación y juramento, y a la presencia judicial lo declaren en forma, para lo que se les apremie en caso necesario. Asi lo manda y firma el Sr. Don Bartolome Madueño Ramos Alcalde Ordinario...., es esta villa de Montoro en ella a diez y siete de Agosto de mil setecientos noventa y dos... doy fe= siguen las firmas del Alcalde Ordinario y del Escribano Bartolomé de Torres Pardo Hidalgo.


Notificaciones del anterior proveído al perito Don Lucas de la Redonda y aceptación del cargo. 

Not } En la villa de Montoro en dicho dia mes y año yo el Escribano notifique e hice saber el anterior proveído a Don Lucas Redonda maestro de organero vecino de la ciudad de Jaen... que enterado dijo aceptaba el nombramiento de Perito que se le hace y jura a Dios y ante Cruz Señor hacer su leal saber y entender....ni colución el parecer en el justiprecio que se le confia y lo firma. doy fe. = siguen las firmas de Lucas de la Redonda y Zevallos, del Escribano y del Alcalde Ordinario.

Notificación del anterior proveído al perito Don Gregorio Santiago Vendia y Quiros quien presenta excusa para aceptar el cargo. 

Otra } En la villa de Montoro en citado Día mes y año yo el Escribano notifique e hice saber el anterior proveído y nombramiento de Perito que incluie a Don Gregorio Vendia.... y maestro de organero en su persona que enterado me respondio que en manera alguna podia aceptar el nombramiento de Perito que incluie que tiene preparada su marcha para el dia de mañana y asi no puede detenerse por los muchos perjuicios que se le irrogan esto respondio doy fe = siguen las firmas.
Auto por el que se acuerda volver a citar al perito Don Gregorio Santiago Vendia y Quiros para que acepte el cargo. 

Auto } En vista de lo que resulta de la negativa a la notificación anterior vuelvan estos autos a el anterior nombrado. lo mando y firma así el Sr. Alcalde Juez en Montoro a diez y siete de Agosto de mil setecientos noventa y dos = siguen las firmas del Juez y del Escribano. 



Auto de apercibimiento bajo sanción al perito Don Gregorio Santiago Vendia y Quiros para que este presente en la villa de Montoro hasta que se evacue el justiprecio. 

Auto } Hágase saber a Don Gregorio Vendia Maestro de Organero que en manera alguna se retire de nuestra villa hasta que evaque en el dia de mañana el justiprecio y declaración que le esta mandado pena de cincuenta ducados de efectiva escacion.... lo mando y firma ante el Nuestro Alcalde Juez...en Montoro a diez y siete de Agosto de mil setecientos nobenta y dos = siguen las firmas del Juez y del Escribano.
Órgano de la Parroquia del Carmen
Fuente: Pedro J. Delgado

Notificación de las anteriores resoluciones al Superior del Convento Fray Manuel de Jesús María.

Not. } En la villa de Montoro en el mencionado dia mes y año yo el Escribano notifique e hice saber el anterior proveído a el Sr. Pr. P. Fr. Manuel de Jesus Maria Superior Presidente del Convento de carmelitas descalzos de esta villa en su persona doy fe= siguen las firmas 
Notificación de las anteriores resoluciones al Perito Don Lucas de la Redonda. 
Otra } en la villa de Montoro en el expresado dia mes y año yo el Escribano notifique e hice saber el anterior proveído a don Lucas de Redonda Maestro de Organero vecino de la Ciudad de Jaen estante a el presente en esta villa en su persona doy fe= siguen las firmas.

Notificación de las anteriores resoluciones al Perito Don Gregorio Santiago Vendia y Quiros y aceptación del cargo de perito. 
Noti y aceptación } En la villa de Montoro a diez y siete dias del mes de Agosto de mil setecientos nobenta y dos. yo el Escribano después de repetidas diligencias notifique e hice saber el anterior proveido y apercibimiento que contienen a Don Gregorio Vendia Maestro Organero estante en esta villa en su persona quien enterado dijo que por redimir negación y obligado al precepto judicial permanecera en esta villa hasta que ebaque el encargo o justiprecio que se le confia y en su virtud acepta el nombramiento de Perito que se le hace y jura ...a Dios y a la Cruz Señor hacer su deber sin agravio ni colucion de parte y lo firma doy fe = siguen las firmas.

Acta de comparecencia e informe pericial de fijación del justiprecio. 
Peritos.- En la villa de Montoro a dieciocho dias del mes de agosto de mil setecientos noventa y dos ante el Juez y de mi presencia aparecieron citados en el convento de carmelitas descalzos......don Gregorio Vendia y don Lucas de la Redonda y Zevallos, maestros organeros......ofrecieron decir verdad en los que supuieren.... y habiéndoles sido puesto de manifiesto la parte del organo que existe en este convento para su justiprecio dixeron: que a virtud del nombramiento de peritos que le esta hecho saber tienen aceptado y en caso necesario aceptan y juran en forma reconocen las piezas del organo que se le presentan y son cuatro fuelles con sus menudencias...un juego de contras con tambores y timbales y caños de viento... a fuelles, estos se hallan en el día sin fornos de....que todo según su estado y calidad los aprecian o valúan en dos mil y cuatrocientos reales así lo siente según leal saber y entender sin agravio ni colucion de parte y por lo tanto asi lo declaran bajo el juramento que dejan hecho en que se afirman ratifican y firman edad el Don Gregorio de quarenta y cinco años y el Don Lucas de treinta y cuatro de que doy fe = siguen las firmas.

Auto acordando dar testimonio del Acta de Fijación del Justiprecio al Superior del Convento de Carmelitas Descalzos. 
Auto } Mediante ahallarse evacuado el justiprecio que resulta de la declaración anterior dese testimonio que se solicita por el R. Padre Superior del Comvento de Carmelitas Descalzos de esta villa. lo mando y firma asi el Nuestro Alcalde Juez de estos autos en Montoro a diez y ocho de Agosto de mil setecientos nobenta y dos. = siguen las firmas.
Detalle del carrillón y puerta de acceso a la tribuna del órgano.
 Fuente: Archivo Asoc. Historia, Arqueología y Arte de Montoro
Louis Jambou distingue tres momentos en la evolución de la organería ibérica: 
1º.- Del siglo XVI que se prolonga hasta el año 1630. 
2º.- De 1630 a 1690. 
3º.- De 1690 hasta finales del siglo XVIII. 

El Órgano de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen está enmarcado en esta última etapa. Se encuentra ubicado en la tribuna alta, en el coro en el lado de la Epístola. La caja del órgano se encuadra en la transición entre el barroco y el neoclasicismo. La composición corresponde al tipo de arco del triunfo, muy utilizado en las cajas de órganos del siglo XIX. Toma diferentes elementos del repertorio clásico agrupándolas en columnas corintias, jarrones, etc. En cuanto a la policromía se conservan los marmolizados en tonos rojos y verdes, encuadrados en casetones y por otra parte se adoptan las premisas de la nueva corriente Neoclásica, como los dorados en los capiteles. Tanto en la barandilla como sobre el vano central se encuentra el escudo de la orden carmelita. La fachada del órgano está compuesta por tres castillos. El conjunto está rematado por una gruesa cornisa que recorre toda la fachada adquiriendo diversas formas: horizontal, oblicua, piramidal, circular, etc. La disposición de la batalla es en W a dos filas, compuesta por los registros de Trompeta magna, Bajoncillo y Clarín.9
El órgano es de estilo y manufactura española por la trompetería tendida. Consta de 773 tubos sonoros, siendo su constructor el maestro organero Juan Furrier. De este organero pocos datos conocemos hasta la fecha salvo los suministrados por el Organero Manuel Luengo Flores en Informe y Presupuesto de Restauración del Órgano de la Parroquia de Ntra. Sra. Del Carmen de Montoro presentado a la Asociación de Historia, Arqueología y Arte de Montoro. De este organero, nos dice Luengo parece que no se encuentra hasta el momento documentada ninguna otra obra, aunque si de otros miembros de la familia Furriel. Pedro Pablo Furriel, construye en 1748 el órgano de la iglesia de San Agustín, en 1749 el de Santa Catalina, ambas de Osuna. Patricio Furriel, construye el órgano de La Concepción, igualmente de Osuna. También se tiene constancia que el Órgano barroco de la iglesia de La Asunción de Cabra, cuya caja de madera de pino de Flandes es de 1756 y es obra de Patricio y Teodosio Furriel.
Detalle del escudo carmelita y remate del órgano. Fuente: Archivo Asoc. Historia, Arqueología y Arte de Montoro
Los trabajos de construcción se iniciaron en el año 1790 concluyendo en el año 1792. Este último dato lo extraemos del documento judicial de agosto de 1792 que se conserva en el Archivo Provincial de Córdoba, de fijación del justiprecio suscitado entre el Prior Fr. Manuel de Jesús, María y José del Convento de San Juan de la Cruz de Montoro y el organero Juan Furrier que hemos trascrito anteriormente. El precio de los trabajos quedó finalmente fijados por los peritos judiciales en la cantidad de dos mil cuatrocientos reales como consta en el Acta judicial de comparecencia e informe pericial de fijación del justiprecio. Por esta acta sabemos que el órgano montoreño en el momento de ser justipreciado constaba de cuatro fuelles, un juego de contras con tambores y timbales y caños de viento a fuelles sin fornos. 
Por el proyecto de restauración integral se encargó por la Asociación de Historia, Arqueología y Arte de Montoro al organero mejicano Eduardo Briviesca, afincado en la localidad manchega de Almagro, sabemos por una inscripción en su interior que en el año 1875 el Órgano montoreño fue restaurado posiblemente de los destrozos provocados en la guerra de la independencia al utilizarse parte del material de sus tubos como munición. Esta joya musical por su estado actual debe llevar en silencio probablemente desde la última exclaustración de los carmelitas del Convento de San Juan de la Cruz de Montoro, y que con su salida del Convento cayera en desuso que anudado a los posteriores destrozos sufridos en la guerra civil de 1936 han dejado en el olvido este valioso instrumento cuya recuperación para el patrimonio cultural montoreño y andaluz se pretende con este proyecto de restauración histórica. El Proyecto del organero Briviesca contempla reconstruir el fuelle manual para devolverle su alimentación de viento tradicional, la reparación de los tubos existentes y la restauración de los restantes elementos como los desparecidos tubos que serán confeccionados con la aleación de estaño y plomo original para recuperar su sonido histórico.

NOTAS: 
1Se creó en el año 1999 por un grupo de personas interesados en preservar y difundir la gran riqueza histórica y cultural de Montoro. Desde la toma de posesión de la nueva Junta Directiva en octubre de 2005 se produce un impulso dinamizador en el seno de la Asociación colaborando en la organización de diferentes actividades. Entre sus fines la asociación tiene la defensa, divulgación y conservación del patrimonio histórico y cultural, y en este marco, el proyecto de restauración del órgano barroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen.
2Aranda Doncel J y Dobado Fernández J., el Convento de San Juan de la Cruz de Montoro estudio histórico artístico. p 123 y ss.
3. O.cit. p. 182.
4Aranda Doncel J y Dobado Fernández J., el Convento de San Juan de la Cruz de Montoro estudio histórico artístico. p 61 
5. O.cit.. p 102 
6 Lucas de la Redonda y Zevallos.
7Del documento parece desprenderse el apellido Furrier.
8En una firma ológrafa del documento judicial aparece el nombre de Gregorio Santiago Vendia Quiros.
9Luengo Flores Manuel. Informe y Presupuesto de Restauración.