LO MEJOR DE LA SEMANA

jueves, 29 de mayo de 2014

Grabación de los Huertos Familiares de San Fernando en Montoro 1955

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Huertos Familiares. Fotograma del NO-DO. 1955
Los huertos familiares suponen una experiencia agraria llevada a cabo por el Instituto Nacional de Colonización que tiene su origen en un decreto del 12 de Mayo de 1950 (Boletín Oficial del Estado número 165, 14 de Junio de 1950) mediante el cual se autorizaba el mencionado instituto para adjudicar en venta aplazada a los ayuntamientos las fincas que adquiriese y que fueren aptas para el establecimiento de huertos familiares o para su aprovechamiento comunal.
Para encontrar alguna fuente documental sobre los Huertos Familiares de San Fernando en Montoro deberemos dirigirnos al Boletín Oficial de la Provincia de Córdoba publicado el día 2 de octubre de 1954. En esta publicación se recoge la siguiente información: De esta forma en 13 de junio de 1952, el Ayuntamiento de Montoro remite una carta al Director General del Instituto de Colonización para que los técnicos del mismo se desplazasen hasta la localidad, y de esta forma poder evaluar y ordenar si era posible alguna intervención al objeto, basándose en la ley de 27 de abril de 1946, de expropiación forzosa de fincas rusticas de interés social. 


martes, 20 de mayo de 2014

Acción heroica del Alcalde de Montoro

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Xilografía coloreada a mano del S.XIX de la Plaza de España. Fuente: Periódico Ilustración Española y Americana
José León Solís
En el mes de junio de 1808 la villa de Montoro sufrió el asedio, la destrucción y la muerte de numerosos vecinos a manos de las tropas francesas del General Dupont. Tras su paso y destrozos continuaron las tropas francesas por el camino real hacia Córdoba, dejando un destacamento en la retaguardia de Montoro al mando de un Capitán con el objeto de guardar el Puente y preservar el campamento que establecieron en el Algarrobo. El Alcalde Ordinario Don Juan María de la Torre, junto con los vecinos que lograron quedarse en el pueblo, al mando del Capitán retirado y Caballero de la Orden de Montesa Don Francisco Nuño de Lara y Torres, mediante el engaño – algunas crónicas relatan que fue por envenenamiento – armados de puñales, armas de fuego de los militares del destacamento de Montoro y varas de arriero, lograron apresar y dar muerte a los soldados franceses y suizos del destacamento que guardaban el Puente y el Algarrobo.

Conocidos los hechos por los mandos de las tropas francesas que se encontraban en Córdoba acudieron al pueblo e hicieron preso al Alcalde, siendo condenado a muerte de arcabuz por el General Barbu. Puesto el Alcalde por el General de división Fresia a disposición del General Dupont éste le perdonó, según el Alcalde por haberle hospedado en su casa y obsequiarle con víveres y otros agasajos. No corrieron igual suerte otros vecinos, como un albañil que fue ejecutado y un capellán que resultó apresado. 

Lograda la puesta en libertad del Alcalde y pasado el peligro, el hecho heroico fue puesto en conocimiento por el Alcalde a la Junta Suprema de Gobierno en carta de 25 de junio de 1808, dirigida por conducto del Comandante General de la Vanguardia del Ejercito español. 
Plaza de España a finales del siglo diecinueve. Fuente: Archivo Francisco Garcia Roa.
La carta que el Alcalde dirigió a la Junta Suprema de Gobierno se contiene en la obra: España Triunfante de Napoleón, la Francia y todos sus enemigos: colección general de proclamas, exhortaciones. Publicada en Madrid: [s.n.], en 1808 en la imprenta de Vallin. Conservada en la Biblioteca de la Compañía de Jesús de la Provincia de Toledo, Alcalá de Henares (Madrid). Hum/2310 (5).


Como podrá comprobar el lector el Alcalde redactó el texto con un exceso de exaltación de su valor y el de sus convecinos, propio de quienes se sienten vencedores  y acreedores de méritos. El texto de la carta dice así: 

 Señor Comandante General de la Vanguardia.
Despues que en obedecimiento de las respetables órdenes de la Suprema Junta de Gobierno, conseguí ver marchar al Exército católico mas de mil y quatrocientos hombres de todas clases, armados la mayor parte, y con caballos mas de trescientos, con fondos para su manutención y socorro, Vanderas, Capellan y demas necesario á un Cuerpo militar, para cuya formación fue universal el entusiasmo de estos naturales, me quedé solo en la población sin mas auxilio que un corto número de vecinos, y el valor de Don Francisco Núñez de Lara, Caballero del Orden de Montesa, y Capitán retirado, á causa de que penetrados de gran terror por la entrada del Exército francés, tomaron á mejor parte huir que esperar sus atrocidades. Llegó con efecto la venida del Exército, y sin embargo de que por libertar al pueblo de mi mando de aquellas, les franquee quantos víveres me pidieron, no conseguí evitar más que la efusión de sangre, porque el robo y saqueo fueron rigorosos, entregándose á él hasta los Oficiales.
Dí los partes al Señor Don Pedro Echabarri de todo quanto aconteció, y era digno de comunicarse, y á la salida de la última división dexaron un destacamento de setenta hombres al mando de un Capitán, con el objeto de guardar el puente de esta Villa sobre el Guadalquivir, y de exigirnos los víveres que necesitasen.
Vista general de Montoro a inicios del S.XX. Fuente: Archivo Emilio Blanco Argudín
Conocí que seria un servicio importante destruir este destacamento: y de contado tomé las disposiciones para efectuarlo. Alarmé algunos paisanos, y aunque sin armas de fuego, con solo un puñal, y las varas de unos arrieros, se empezó la refriega con la guardia del puente, se les cogieron á los veinte y cinco hombres que la componían las armas, y con ellas subí con mis paisanos á sorprehender la prevención ó quartel general, donde estaban los demas, lo que sin desgracia se consiguió haciéndolos prisioneros, y el Capitán que estaba paseando, á pesar de su resistencia, me rindió la espada, que conservo, y con su gente, tambor y equipo mandé al interior de la sierra, y después por tránsitos de Justicia á la caxa de prisioneros. Entre estos hubo tres que se resistieron, y fué forzoso darles la muerte; y con esta acción quedó el puente libre, sin estos enemigos su Exército y el pueblo sin su opresión.


Posteriormente se me presentaron varios desertores suizos, y con noticia de los buenos oficios que con ellos se practicaban, se me acogieron en deserción más de trescientos, inclusos dos Capitanes y otros Oficiales, á quienes dirigí á su destino igualmente.

Supe después de esto que por el camino real iban hacia esa Ciudad dos carros con provisiones para los franceses, y convocando mis paisanos les hicimos un aguardo, del que resultó quedar en nuestro poder, no solo los carros, sino también muertos siete franceses que los escoltaban. Me pareció dexar que repartiesen entre sí los efectos apresados, los que hicieron la salida en premio de su valor y patriotismo.
La ciudad de Córdoba a mediados del S.XIX. Fuente: Fototeca Patrimonio Histórico
Ya estaban los franceses cansados de robar en Córdoba, y mandaron cinco soldados de caballería con un pliego al Capitán destacado aquí. Apenas se presentaron quando les hizo fuego un vecino lleno de ardor, en esta ocasión indiscreto. Le faltó el acierto, y se fugaron precipitadamente, marcharon a la Aldea del Río donde había varios franceses acopiando víveres y haciendo harina. Unos y otros con dos carros de aquellos se pusieron en camino para esa Ciudad, y fue preciso, porque no dieran la noticia de lo acaecido anteriormente, resolver el atacarlos. Eran quarenta y nueve soldados enemigos, y mis paisanos cerca sesenta, y colocados por mi, según me pareció, se le hizo fuego á su tiempo, y solo se escaparon cinco, tres con caballos y dos de apie, quedando muertos los quarenta, y quatro que rindieron las armas prisioneros. 

Los cinco que escaparon se presentaron á su General, y darían la queja mas furiosa de estos vecinos y aun de mi, que fue el resultado mandar mil hombres a este pueblo con el designio de destruirlo, y orden de llevarme preso a esta Ciudad, lo que con efecto verificaron porque yo penetrado de la obligación que me impone mi empleo de Alcalde ordinario, no quise huir de la Villa. Es muy notorio en toda la Provincia este suceso y la inhumanidad con que me trajeron atado andando y los oprobios que sufrí, y el sentimiento con que mi pueblo y familia veían que yo iba á ser victima de mi lealtad, causaron una sensación particular. Y con efecto debía yo, según el fallo del General Barbu, ser arcabuceado públicamente para escarmiento de todos los Alcaldes y Justicias de los pueblos. Mas un acaso me libro de semejante desgracia, Dios, que vela sobre la conservación de sus criaturas, me libró conociendo el fondo de mi corazón. Presentado al General de división Fresia, en casa del General Dupont, al tiempo que se me iba á condenar al suplicio, y habiendo yo hospedado en casa á aquel y obsequiado, según mis facultades y su clase, intercedió por mí, con este conocimiento fui perdonado.
Pintura del Ayuntamiento de Montoro del XI Concurso de Pintura al Aire Libre Pintor Rodríguez Luna.
Un Clérigo que había por casualidad en el pueblo le llevaron también prisionero para castigarle porque no influía su estado en aquietar y desarmar al vecindario; y á un infeliz albañil á quien encontraron en esta villa con cartuchos, lo arcabucearon y mataron á otros tres infelices sin mas motivos que el de desfogar su enojo.

Como la sangre española también clama venganza se dispuso matar á los quatro prisioneros que se hicieron el día anterior, porque el furor de los naturales no encontraba medio con que desfogar sus ultrajes en su Juez, en su estado eclesiástico, y en sus convecinos.

Tales acontecimientos los participo á V.S. para que le conste por escrito y de oficio, aunque por las voces divulgadas ya le son notorios, y para que sirva elebarlos á los superior noticia de la Junta Suprema, pues tendré la mayor satisfacción, si como los franceses querían que sirviese de escarmiento por los servicios hechos á mi Patria, sirviese de estimulo á otros Jueces para que dirijan y electricen los pueblos de su mando en beneficio de la causa tan justa que defendemos. = Dios guarde á V.S. muchos años. Montoro y Junio 25 de 1808 = Juan de la Torre.
Los maceros, uno de los privilegios que tiene nuestro pueblo al ostentar el título
 de Ciudad, Noble, Leal y Patriótica
En el mes de diciembre de 2006 contacté con el archivero de la Biblioteca de Alcalá de Henares el Reverendo Padre Jesuita Don Amancio Arnáiz, S.J., que muy amablemente me atendió enviándome una copia de la carta, de lo que le estoy profundamente agradecido por haberme facilitado el documento.

Por la defensa de Montoro su Alcalde en junio de 1808 fue nombrado Capitán del Ejército. El 8 de agosto de 1808 el Rey Fernando VII en los Reales Alcázares de Sevilla concedió, por la Acción Heroica de su Alcalde y habitantes, a Montoro el Titulo de Ciudad Noble, Leal y Patriótica con el derecho a usar Maceros y el tratamiento de Señorías de los ediles de la Corporación.

De este otorgamiento Real se cumplieron doscientos años el 8 de agosto de 2008, día que excepcionalmente fue declarado, por la Corporación Municipal en Pleno del día veintisiete de julio de 2007, Fiesta Local con celebración durante todo el año de eventos conmemorativos auspiciados desde el Ayuntamiento de Montoro y la Comisión Organizadora de la que fue nombrado Presidente de Honor su Majestad el Rey Juan Carlos I.      

viernes, 16 de mayo de 2014

Caserías de nuestro entorno: San Camilo de Lelis en el Charco Novillo

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Casería de San Camilo de Lelis en el pago del Charco Novillo de Montoro. Fuente: Manuel Perales Solís
Manuel Perales Solís
Uno de los edificios de funcionalidad agrícola-residencial más interesante de nuestro entorno, con indudables valores histórico-artísticos y digno de ser incluido en el inventario de bienes a proteger, es sin lugar a dudas la casería de San Camilo de Lelis, actualmente en situación de deterioro casi irreversible.
  Esta impresionante casería del Charco Novillo de Montoro era descrita en el folleto editado en 1989 por la Asociación Cultural de Escalera y San Camilo de Lelis de la siguiente forma: “De fines del XVIII (1775), es al igual que la de Escalera un auténtico complejo productivo de la época de mayor difusión del olivar en el área de la sierra. Se construye a expensas del coronel marqués de Monteolivar, por los arquitectos Alonso y Francisco Pérez Palomino, padre e hijo respectivamente.
Dispone de fábrica aceite, capilla con reja en el coro y diversas viviendas para los señores, caseros y personas a cargo de las faenas de la finca (muleros, braceros, etc.). En su parte trasera, un enorme jardín donde no ha mucho tiempo, se erigían dos fastuosas palmeras, permite una exquisita vista hacia el río Guadalquivir, el pago de Verdizales y la Aragonesa. Una pieza única en su género es su pozo, desde donde se conducía su agua por un acueducto hecho en adobe y piedra, hasta la cercana casería. Igualmente singularísimo resulta el recinto que precede a la fachada de la capilla, adornado con asientos de azucareña artísticamente labrados”
Escudo del Marqués de Monteolivar en San Camilo de Lelis. La fotografía es de 1982,
poco después la pieza fue expoliada. Fuente: Arch. Fco. Aguilar Pérez.
En noviembre de 2007 un documentado artículo del montoreño Pedro Majuelos Martos, titulado “Paseando por nuestros campos: San Camilo de Lelis” profundiza  aún más en los aspectos históricos y descriptivos de esta antigua casería. (1)
  En relación a los primeros nos dice citando al escritor cordobés Ramírez y Las Casas-Deza que San Camilo hacia 1840 era un magnífico plantío de olivar con 40.000 pies en el pago del Charco Novillo con molino de seis vigas, cuatro de ellas de marca mayor, excelente caserío y oratorio. En la portada de capilla se puede leer: “Iglesia de San Camilo de Lelis, construida a expensas del Coronel  Marqués de Monteolivar por los arquitectos Alonso y Francisco Pérez Palomino, padre e hijo respectivamente en el años de 1775”.En la capilla cabe destacar la portada con frontón y espadaña de sillería. Se mantiene la verja de forja en lo que fue pequeño coro. Asimismo se mantienen dos torres de contrapeso que albergaban las seis vigas a que hace referencia Ramírez y Las Casas-Deza, una dos y otra cuatro. Es esta pieza del molino la más llamativa, dentro del extraordinario conjunto, siendo realizada por los mismos arquitectos que trabajaron en el resto de la casería.
 Si consultamos el Catastro del Ensenada de 1752, comprobamos que había un molino de dos vigas en el pago del Charco del  Novillo cuyo propietario era Gregorio de Espinosa, brigadier y vecino de Bujalance. Comprobada la relación familiar de este señor con uno de los personajes que aparece en la inscripción, antes mencionada, podemos llegar a la conclusión de que esta almazara, en su origen, data de antes de 1752 y que a partir de 1773 se realiza una reforma, agregándose un nuevo molino de cuatro vigas y la iglesia. En este sentido una placa similar a la que adorna el dintel de la capilla, la encontramos en la entrada al molino con la siguiente inscripción: Molino construido el años de 1773 por los arquitectos Alonso y Francisco Pérez Palomino, padre e hijo a expensas del coronel marqués de Monteolivar”. Posteriormente en 1781, se le agrega el señorío.  
Jardín de San Camilo de Lelis de Montoro. 1918 aprox.
Fuente: Archivo Hnos. Aguilar Pérez.
  “Justo en frente del portalón principal se situaba el caserío. De factura sencilla, componiéndose de una nave galería de un solo piso. Por la parte trasera se accede, por unas escaleras, a lo que fue un frondoso jardín aterrazado. Las vistas del cauce del Guadalquivir son impresionantes. 
Los antiguos dueños dejaron constancia de este hecho haciendo grabar encima del dintel del caserío la siguiente inscripción: “Galería mandada construir para salida y vista del río. Año de 1781”, lo que nos hace suponer que el emplazamiento de este edificio no fue fruto de casualidad sino que sus dueños tuvieron por este lugar una especial predilección. De hecho se sabe que el tercer marqués, Juan Manuel Espinosa de los Monteros y Aliaga, eligió San Camilo para pasar sus últimos días de su vida, circunstancia que aconteció el 3 de junio de 1879. También es conocido que las mujeres de esta familia ostentaban el de Camila entre sus múltiples nombres”. La segunda mujer de Juan Manuel Espinosa de los Monteros, María Asunción Angioletti y Díaz de la Serna, fallecida en 1909, ostentaba el titulo de vizcondesa del Charco del Novillo.
Prosiguiendo con el artículo de Majuelos Martos en cuanto a los personajes que aparecen en la inscripción de la portada de la iglesia, sabemos que el coronel marqués de Monteolivar fue Felix Espinosa de los Monteros-Aliaga, hijo del anteriormente mencionado Gregorio Espinosa de los Monteros, militar, nacido en Granada y posiblemente destinado en Bujalance donde falleció.
 D. Félix nació en Epila (Aragón) el 23 de julio de 1720, aunque vivió prácticamente toda su vida en Bujalance. Recibió los títulos de marqués de Monteolivar y Vizconde del Charco del Novillo de manos del rey Carlos III, siendo entonces D. Félix, teniente coronel de los Reales Ejércitos, antiguo Oficial de Reales Guardias Españolas y Caballero de la Orden de Santiago. Contrajo matrimonio con Dña. Ana María García Palomo Wanderpoel y Vergara, señora de la villa de Crespia (Figueras). De este matrimonio nació como hija única Dña. Francisca de Paula María Espinosa de los Monteros-Aliaga, segunda marquesa de Monteolivar, por derecho propio. Don Félix falleció en Bujalance el 28 de septiembre de 1787.
Artística reja de la capilla de San Camilo de Lelis. Fotografía de 1982, poco después sería expoliada.
Fuente: Archivo Francisco. Aguilar Pérez
 De los arquitectos que intervienen en San Camilo parece ser que eran originarios de Bujalance y que realizaron una serie de obras en Montoro, Bujalance y Andújar. En Montoro se les podría atribuir la realización de las Tercias Catedralicias, por la similitud arquitectónica con San Camilo. En Bujalance fueron autores del palacio de los Monteolivar, y en Andújar del palacio de Messia, del altozano de Santa María, ya desaparecido, mandado construir por la familia Messia Camacho que estaban a su vez emparentados con los Camacho de Montoro. Esta casa guardaba gran parecido con otras casas construidas por los Palomino en Montoro.
 El origen y la vida de enclaves olivareros como San Camilo, o la cercana casería de Escalera, y en definitiva, de las caserías del Charco del Novillo, lo he encontrado acertadamente recogido en un bello artículo de los años 70 publicado en el diario Córdoba por Juan Bernier  y recopilado por el montoreño Francisco Aguilar Pérez bajo el título “Los Oratorios rurales de Montoro” (2): 

  “Montoro serrano extendió un tiempo su agreste fisonomía en agrestes soledades de bajo monte, encinar, ásperos setos de espliego, jaras, enebros, cornicabras, quejigos y romeros. Fue en el siglo XVIII, según cuenta Ponz en su “Viaje por España”, que un montoreño, labrador y propietario de enormes heredades de esta sierra de cabras, se le ocurrió desbrozar la maleza y plantar miles de pies de olivos, que en poco tiempo cambiaron no solo el paisaje sino la economía de aquella áspera geografía. De esta forma los latifundios de los nobles cordobeses, antes olvidados y recordados sólo con ocasión de invernales cacerías, vinieron a ser esporádicos centros de producción agroindustrial.
Repartidos por la sierra o el llano, se adaptaron sus construcciones rústicas y ganaderas, para recibir durante la recolección personal y bestias de carga para los transportes aceituneros y aceituneras y al ya dictador cargo de “maestro de molino”, primer ingeniero de la naciente industria. Pero no solo esto, sino que en las quebradas sierras apareció la casa señorial campestre, donde rodeado de comodidades el señor y su familia acompañan al festival bullicio de la recolección y la molienda. Así surgieron magníficas haciendas, verdaderos conjuntos arquitectónicos utilitarios en principio y hasta de lujo después. 
Interior de la Capilla de San Camilo de Lelis en la actualidad. Fuente: Martin Romero Calero
Cada uno de estos grandes caseríos albergaba temporalmente una multitud más abigarrada que la de los mismos pueblos. De ahí que para la satisfacción de sus necesidades espirituales, cada finca importante edificara su iglesia y oratorio, lleno de sabor, con su única espadaña y su veleta única. Pero de esta pequeña mansión de espíritu, surgían sobre los campos los sonidos matinales del “Angelus” y en la vecindad de las sombras, las “Vísperas”.
  ¡Dichosa temporada invernal con el orujo ardiendo en la inmensa cocina y la matanza en la despensa Fresca!. ¡Ágapes mañaneros de las migas con torreznos, cocinado suculento de los almuerzos, jamón y huevos del día en las cenas!.
  Los domingos los oratorios de San Fernando, en la Nava, Ntra Sra. Del Rosario, San Camilo y San Sebastián en el Charco del Novillo (3), la Encarnación en la Torrecilla, San Lucas en Sotogordo, San Antonio Abad, en la Vega de Armijo y los Remedios en la aristocrática de Villaverde, lanzaban sus campanas como una algarada celestial por entre la plata de los olivos. El cura en la tartana recorría unos y otros, abreviando sus misas  de licencia, para acabar en donde la reconocida largueza del hacendado multiplicaba los aprestos del desayuno, convirtiéndolo en almuerzo suculento. Seguía el vino virgen de los lagares hoy perdidos, de cosecha, para uso personal, y por lo tanto selectos. Después, como aquel duro ejercicio digestivo requería el merecido reposo, la conversación en la caliente estufa llegaba hasta el chocolate de la merienda donde un verdadero arsenal de emparedados de pavo, de tortas de manteca, de pestiños en miel, de soplados de canela, surgían de las alacenas junto al moscatel dulce y los anises de Rute. ¡Verdaderos días del Señor!......Hoy estas rústicas campanas no suenan en la soledad serrana. Y en verdad que su sonido llevaba un aliento caliente, humano, como el que nace del horno donde el pan se cuece.”

(1) Este interesante artículo fue publicado en el desaparecido blog, creado por Pedro Majuelos Martos (q.e.p.d.) denominado “blogcentauromontoro.com”.
(2) Aguilar Pérez, Francisco: “Los oratorios rurales de Montoro” publicado en blog.centauromontoro.com. Año 2008. El nombrado Juan Bernier Luque, autor del bello artículo, es  cofundador del célebre grupo poético Cántico, escritor y  poeta cordobés nacido en La Carlota en 1911.
(3) Esta ermita de San Sebastián se encuentra en las proximidades de la casería de “El Santo”. En su fachada, sobre el dintel de la puerta principal podemos leer la siguiente inscripción: “Se hizo esta iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, año de 1592, por los ascendientes de Don Antonio de Coca que la reedificó de cimientos con Doña Nicolasa Benítez de Molinsmo, año de 1792. Inscripción recogida en el folleto editado por la Asociación Cultural de Escalera y San Camilo de Lelis. Marmolejo, año de 1989.

viernes, 9 de mayo de 2014

Historia de la Plaza de Jesús Nazareno

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Plaza de Jesús a inicios de los años sesenta. Fuente: Arch. herederos Diego Muñoz-Cobo. Fototeca Pasión por Montoro
Antonio Delgado García
Aunque este es el rótulo que figura en la fachada de la iglesia, popularmente, se conoce con el de plaza de Jesús. Al decir M. Criado que esta calle -y también plaza- allá por el año 1930 y al tiempo de escribir su libro se llamaba de Isabel II, empezaba en la plaza de la Constitución, hoy plaza de España y acababa en la calle Antonio Garijo1, estaba dando a entender claramente que tal calle no terminaba en esta plaza a la que ahora nos referimos, sino que discurría a través de ella (“en el centro de la calle, está la plaza de Isabel II2, decía textualmente) y se prolongaba por lo que hoy es la calle Luis Siles hasta desembocar en la calle Antonio Garijo, suposición que más tarde confirma en parte al indicar que, desde la entrada de la calle, donde hoy está el arco, hasta esta plaza, se llamó en otro tiempo de la Cárcel porque en ella estuvo la Cárcel Real hasta que en el año 1843 fue trasladada a la calle Cervantes, actualmente del Molino. 
En definitiva, debe quedar claro, que con el nombre de Isabel II -que por cierto, se le dio a la plaza del Charco cuando la reina visitó Andalucía en 1862- existían, en primer lugar, la plaza propiamente dicha (hoy Jesús Nazareno) y después la calle que arrancaba del mismo arco, atravesaba la plaza, seguía por lo que actualmente es la calle Luis Siles y desembocaba finalmente en la calle Antonio Garijo.
Arco de la Cárcel a mediados de los cincuenta. Archivo Familia González Serrano
En la actualidad, sin embargo, el arco, que se conoce como Arco de Jesús y que, como hemos dicho constituía la iniciación de la calle Isabel II, forma parte de esta plaza que llega hasta la colindante de España. La plaza es el punto de partida de las calles Mártires y Luis Siles. La totalidad de su pavimento está conformada por adoquín. El arco mencionado tiene dos hornacinas, una, con lienzo o litografía de Padre Jesús, a la derecha; y otra de la Inmaculada Concepción, a su izquierda. Fueron colocados allá por los años 60.
Algo más arriba se encuentran las ampliaciones más recientes del ayuntamiento y aquí se localizaba el desaparecido Colegio de las Niñas Educandas, fundado en 1764178 y dotado con sus propios bienes, por el vicario de Montoro, Juan Antonio del Peral y Buenrrostro, nacido en Cañete de las Torres, que fue inaugurado en el año 1775 y que acogía a niñas internas para darles enseñanza gratuita, incluso, de música, y facilitarles el aprendizaje de ciertas labores (bordados, encajes y otros)3 
Sólo las internas o pupilas, sin número fijo, pagaban una pequeña cantidad por razón de alimentos. El número de las externas podría oscilar entre las 270-300. Como ha dicho muy bien un autor, la principal novedad que aportaba el Colegio era su dedicación a la formación de la mujer, bastante olvidada en aquella época.
El citado vicario, a las muchas tareas que sus cargos eclesiásticos requerían (administrador del diezmo del aceite en Montoro, racionero de la catedral cordobesa, calificador del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba, beneficiado de Castro y Espejo, etc... unió su preocupación por la ignorancia en que estaban sumidas gran parte de las niñas, acometiendo la fundación del colegio de educandas, obteniendo la aprobación del obispo Martín de Barcia y emplazándolo en la ermita de San Juan de Letrán, obteniendo además un trozo de terreno que cede el marqués de la Vega de Armijo.
Hermanas del Patrocinio de María de Montoro junto a un grupo de niñas. 1901
La tarea educativa correría a cargo de cuatro hermanas de la congregación Hijas del Patrocinio de María. En su testamento fechado en Montoro en 30 de abril de 1799, el vicario Peral y Buenrrostro dispone mandas a favor del colegio, manifiesta su voluntad de ser sepultado en la iglesia y aumenta la dotación del centro educativo por el que tanto había trabajado con parte de sus bienes4 A principios del siglo XVII estaba en la plaza -entonces, San Juan de Letrán- la antigua Casa de Peregrinos, regida por la Cofradía de la Caridad, antecedente inmediato del Hospital de Jesús Nazareno. 
Siguiendo como siempre un cierto orden cronológico, diremos que en el año 1854, siendo alcalde de la ciudad el conde del Robledo, se llevó a cabo la composición y mejora del empedrado, que costó 719 reales. Más tarde, en 1874, se contratan obras de embaldosado y empiedro, que se realizan ostentando la alcaldía, Bartolomé Romero González de Canales.
En tal año estaba el Círculo Primitivo en la casa número 21, actualmente marcada con el número 9, en la que tuvo su domicilio el párroco de San Bartolomé, Fernando José López de Cárdenas, y que hasta época relativamente reciente fue sede del Registro de la Propiedad, ahora en la calle Molino. Por estas fechas, el ayuntamiento, que ya había acordado disolver la Comunidad de hermanas y hermanos hospitalarios de Jesús Nazareno, encargadas de la asistencia de los enfermos pobres acogidos en el Hospital y sustituir a unas y otros por las Hermanas de la Caridad de San Vicente Paúl, conoció una comunicación de fecha 3 de marzo, del obispo de Córdoba, Juan Alfonso de Alburquerque, decretando la extinción de la Comunidad de Jesús Nazareno y autorizando a que se instalen las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl para que se encarguen de aquellos menesteres.5
Bien entrado ya el año 1893, el ayuntamiento, en sesión celebrada el 13.11, acordó arrendar la casa número 7 para sede del juzgado de primera instancia e instrucción. En el año 1931, el ayuntamiento dispuso que se instalaran en esta plaza (entonces de la Libertad) los puestos de pescado que existían en la plaza de España, que por aquella fecha llevaba el nombre de plaza de la República.6
Plaza de Jesús una mañana de Viernes Santo de inicios del siglo XX
Poco tiempo después, durante la guerra civil, en la casa número 8, propiedad de María Benítez, viuda de Porras Aguayo, estuvo establecida una Escuela Nacional.7 Allá por el año 1940, en esta plaza y en la vecina de España, se instaló una miniferia con algunos cacharritos como atracciones y puestos de turrón, que fue acogida con avidez por el vecindario, habida cuenta de que no hubo celebración alguna de este tipo durante la guerra civil. En el año 1953, la Corporación municipal adoptó el acuerdo de sustituir, como se hizo también en la plaza de España, el sistema de alumbrado público que tenía la plaza por otro de bombos de cristal con brazos de herraje empotrados en las paredes de los edificios.8
Nada más alcanzar la plaza propiamente dicha, y en el lugar donde estuvo situada una fuente -que antes estuvo más arriba, junto al barandal enfrente de la puerta de la iglesia- se alza una cruz de granito de considerables proporciones, inaugurada en 1956, siendo alcalde Ángel Medina, por encima de la cual se halla un hermoso poyato de piedra con barandal que ocupa casi toda la plaza y vuela sobre ella. 
En 1958, se aprueba un proyecto de pavimentación y alcantarillado de la plaza, que parece que no se lleva a cabo, pues sólo 7 años después, el ayuntamiento da su conformidad a otro de la misma naturaleza.9 A finales del año 1973, el ayuntamiento acuerda la adquisición del edificio marcado con el número 3 -actual sede del Palacio de Justicia- para la construcción de la Casa Comarcal Sindical.10
Las vicisitudes que han rodeado el destino de este inmueble han sido tales que no menos de 10 acuerdos plenarios han venido a afectarle en los siguientes sentidos. En efecto, tras ser adquirido para Casa Sindical, se acuerda su sesión gratuita a la Organización Sindical11, más tarde, la reversión por haber desaparecido tal Organización12, acto seguido se acuerda ubicar en la casa el Museo Histórico13, después se piensa que puede ser la sede del juzgado de primera instancia e instrucción que se ha solicitado14, y algún tiempo después se aprueba su restauración para destinarlo a Casa de la Juventud15.
Ntro Padre Jesús Nazareno en la Plaza de Jesús. Detalle del antiguo triunfo de la Inmaculada. 1912
Tres años más tarde, pensando en instalar el juzgado, acuerda la Corporación municipal el ofrecimiento de la cesión de uso al Ministerio de Justicia16, a continuación le propone su venta en 40 millones de ptas.17, acto seguido rectifica su valor, descontando 8 millones por el salón de actos, ofertándolo en 32 millones, con cláusula de reversión a favor del ayuntamiento18 para, finalmente, acordar la venta directa al estado en 25 millones19. 
En el año 1991, el ayuntamiento acuerda instruir expediente de cesión obligatoria de una parte del inmueble de plaza de Jesús número 11 a la Tesorería General de la Seguridad Social20, aprobando poco tiempo después el presupuesto para las obras de reforma y adaptación para oficinas municipales de dicho inmueble21, más tarde, se acuerda la cesión gratuita a dicha Tesorería General del edificio para un Centro de Atención e Información de las Seguridad Social (CAISS)22 y, finalmente, se lleva a cabo la cesión de uso de despachos para uso de la Mancomunidad de Municipios del Alto Guadalquivir23.
La construcción más interesante es la iglesia, antigua ermita de San Juan de Letrán, filial de San Bartolomé, -contigua al que fue Colegio de Niñas Educandas- cuyo origen puede remontarse al siglo XVI. De estilo barroco, presenta una portada renacentista en piedra arenisca, que es el elemento de mayor interés24. Resultó muy dañada por la guerra civil y como consecuencia de ella destrozados sus retablos. Consta de tres naves, dos coros, alto y bajo, y de varios retablos con decoración muy sencilla. Su portada es pequeña y de líneas sencillas. En el tejado, a la altura interior del coro, sobresale la espadaña realizada en sillares de piedra molinaza de un sólo cuerpo, con arco de medio punto en el centro del cual pende una campana.
Bajo la bóveda de la cabecera del templo se encuentra la lápida sepulcral de Fernando Camacho Pedrajas, Comisario del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba, con la siguiente inscripción: “Aquí yacen los restos mortales de don Fernando Camacho Pedrajas. Comisario del Santo oficio de la Inquisición de Córdoba, y de sus herederos. Murió el 10 de julio de 1708. R.I.P.”.
Triunfo de la Inmaculada Concepción en la Plaza de Jesús Nazareno
Asimismo, adosada a la parte baja del coro, existe otra lápida que reza: “Aquí yacen los restos mortales de don Juan Antonio Peral y Buenrrostro, Vicario de esta parroquia y fundador del Colegio. Falleció el año 1802. R.I.P.” En la nave central hay un espacioso camarín en el que se venera la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, por el que el pueblo siente una enorme devoción y que procesiona en la madrugada del viernes santo. Recientemente, en el año 2000, el Pleno corporativo ha nombrado a Padre Jesús “Alcalde honorario de Montoro”25. 
Frente a la puerta principal de la iglesia, junto a la casa en que vivía (actual número 9), de la que más adelante nos ocuparemos, erigió en el año 1778 el párroco de San Bartolomé, Fernando José López de Cárdenas (1719- 1786), un triunfo a la Virgen que estaba coronado por estatua de mármol blanco de la Inmaculada Concepción, que en realidad era la estatua de una mujer romana que fue hallada por él en unas excavaciones hechas en 1772 en el lugar conocido por la Cruz Chiquita. La erección del monolito costó 3.000 reales y se iluminaba todas las noches, permaneciendo allí hasta la guerra civil26.
Este hombre que, a pesar de cometer la barbaridad antes descrita, era un ilustrado, nació en Priego de Córdoba el 16 de abril de 1719. Enviado como párroco a Montoro en 1751, vivió aquí largos años hasta su muerte ocurrida en 1786. Era un apasionado de la naturaleza pero, sobre todo, de la arqueología. Autor de varios libros sobre varios pueblos de la provincia, entre ellos, por lo que respecta a Montoro, “Epora Christiana”, “Memorias sobre la antigua Epora”, “Descubrimientos de monumentos antiguos de romanos y godos, hechos en la villa de Montoro” y “Franco ilustrado”, este último, son notas a las obras manuscritas del insigne anticuario, Juan Fernández Franco. Todos estos libros fueron escritos prácticamente en 1785, un año antes de su muerte27.
Encontró gran cantidad de monedas, minerales, fósiles y restos arqueológicos en el término municipal, pero flaco favor le hizo a Montoro con su envío a Madrid, porque si bien algunas piezas fueron a recalar en museos públicos, otras cayeron en manos de coleccionistas particulares perdiéndolas nuestro pueblo para siempre28.
En la parte de arriba de la puerta de la iglesia hubo, según refiere el padre Beltrán, una estatua o memoria consagrada a Persia, hija de Lucio. Una antigua casa señorial y hasta hace unos años residencia de estudiantes, marcada con el número 3, a la que ya nos hemos referido profusamente, es actualmente la sede del palacio de Justicia. Es uno de los edificios más representativos del siglo XIX. En ella tuvo su domicilio, Federico Porras Benítez, alcalde de Montoro, desde el 7 de septiembre de 1941 al 14 de agosto de 1944, actuando como alcalde gestor durante el mandato del anterior, Ramón Garijo Benítez (9.2.1940 - 7-9-1941) al que sustituiría.
Ntro Padre Jesús Nazareno en la Plaza de Jesús. 1965. Fuente: Archivo José León Solís
Presenta una amplia fachada en dos pisos. El vano de ingreso es adintelado y sobre él se dispone un balcón con cierre acristalado coronado por una bella labor de forja que resulta muy decorativa. A la izquierda de la portada se abren dos ventanas adinteladas y sobre ellas dos balconcillos con barandal de forja de gran calidad. Remata la fachada una bella balaustrada de piedra que vuela sobre la plaza. 
En el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico Artístico gozan de nivel de protección integral los edificios números 3, 9 y 10 (iglesia), tienen protección parcial las casas 4 y 6-7-8 y protección ambiental las marcadas con los números 2, 5 y 11. Finalmente, conviene reseñar que, como consecuencia de la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como monumento, de la iglesia de San Bartolomé, ha resultado afectado su entorno, concretamente, en esta plaza, el inmueble que acoge la Escuela-Hogar de San Juan de Letrán, creada en 1966.
El Colegio de San Juan de Letrán, del que eran administradoras las monjas de la Orden Hijas del Patrocinio de María, se cerró definitivamente en el año 1984. Es interesante la casa señalada con el número 9, hasta hace poco tiempo, sede del Registro de la Propiedad, y a la que trasladó su sede, desde la plaza del Charco, el Círculo Primitivo cuando, en octubre de 1873, fue inaugurado en su sede, el Instituto Libre de Enseñanza. 
Encima del balcón que culmina la portada principal ostenta un escudo en piedra molinaza, del siglo XVIII, de estilo barroco y en buen estado de conservación. Por su parte, el antiguo Convento de Jesús (hoy sede de la Mancomunidad del Alto Guadalquivir) cuenta encima de la portada con un escudo real de la casa de Austria utilizado por Felipe II, III y IV. Es de piedra, se halla en buen estado y es del siglo XX por tratarse de una copia moderna de otro antiguo. El edificio fue adquirido por el ayuntamiento en 1990 por 41.600.000 pesetas.
En casas de esta plaza estuvieron en tiempo pasado la sede de la Falange y de la Sección Femenina, la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos (que antes estuvo en la calle Herrerías y que más tarde se trasladaría a la plaza de España), Auxilio Social y actualmente tiene su sede la Mancomunidad de Municipios del Alto Guadalquivir -que parece que se trasladará al viejo Instituto Santos de Isasa- un Centro de Atención e Información de la Seguridad Social, la Residencia de ancianos (Cáritas), el Centro de Acogida de Transeúntes y el salón de actos municipal. 
Precisamente en lo que hoy es la sede de Cáritas, que lleva el número 7, estuvo la antigua Casa de Peregrinos. Venía funcionando desde el 1 de noviembre de 1663 y fue fundada por Alonso Gómez de Lara y Madueño, que donó la casa, 509 olivos, 110 fanegas de tierra calma y 2.700 ducados29. 
También en esta plaza, concretamente, en el número 5, vivió durante mucho tiempo Manuel León Cañete, alcalde de Montoro, en el período del 1 de febrero de 1976 al 23 de febrero de 1981. El hecho de haber realizado la sugerencia para las plazas por excelencia, las de Santa María y de España y, al propio tiempo, para todas las que sucesivamente vayamos reseñando, no va a ser obstáculo para que, de nuevo, insista en la conveniencia de prohibir el estacionamiento de vehículos también en esta plaza.

NOTAS:
1 CRIADO HOYO, M. Apuntes.., pág. 358.
2RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. M., obra citada, pág. 354, fecha erróneamente su fundación en el año 1791.
3MUÑOZ DUEÑAS, María Dolores. “Economía e iglesia. Un año en la vida de don Juan Antonio del Peral y Buenrrostro, vicario de Montoro”. III Encuentros de Historia local del Alto Guadalquivir. Montoro, 1991.
4SEGADO GÓMEZ, Luis. Fundación del Colegio de San Juan de Letrán de Montoro. Crónica de Córdoba y sus pueblos, vol. V, Asociación Provincial Cordobesa de Cronistas Oficiales. Diputación Provincial. Córdoba, 1998.
5AHMMO. Actas Capitulares, libro 87, años 1873-1874, sesión de 9 de marzo, folios 45 vto, 46 y 47.
6IDEM, año 1931, sesión de 8 de agosto. Era alcalde, Francisco Martín Lebrón.
7María Benítez, en efecto, era viuda de Federico Porras Aguayo, que, actuando como alcalde accidental dictó en 1921 el bando contra la blasfemia. Su hijo, Federico Porras Benítez, fuealcalde de Montoro en el período 7.9.1941- 14.8.1944.
8AHMMO. Actas Capitulares, año 1953, sesión de 25 de agosto. Ostentaba la alcaldía, Ángel Medina Coronado
9AHMMO. Actas Capitulares, años 1958 y 1965, sesiones de 17 de julio y 20 de septiembre, respectivamente. El primer proyecto, ostentando la alcaldía Ángel Medina, importaba 267.260,22 pesetas. El segundo, siendo alcalde, Francisco García, ascendía a 119.718,89
pesetas.
10IDEM, año 1973, sesión de 2 de noviembre. El edificio se compra a su propietario, Federico Porras, en 1 millón de pesetas. Era alcalde, Francisco García.
11IDEM, sesión de 11 de diciembre. Alcalde, Francisco García.
12IDEM, año 1977, sesión 5 de septiembre. Alcalde, Manuel León.
13IDEM, año 1983, sesión de 10 de junio. Alcalde Antonio Cañas.
14IDEM, año 1984, sesión de 9 de abril. A. Cañas
15IDEM, año 1986, sesión de 14 de noviembre. A. Cañas.
16IDEM, año 1989, sesión de 1 de junio. A. Cañas.
17IDEM, año 1989, de 11 de diciembre. A. Cañas.
18IDEM, año 1990, sesión de 17 de enero. A. Cañas.
19IDEM, año 1991, sesión de 23 de abril. A. Cañas.
20AHMMO. Actas Capitulares, sesión de 26 de febrero. A. Cañas.
21IDEM, sesión de 11 de abril. A. Cañas.
22IDEM, sesión de 24 de junio. A. Cañas.
23IDEM, año 1995, sesión de 30 de octubre. A. Cañas.
24Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico Artístico. Fichas del Catálogo, pág.107.
25AHMMO. Actas Capitulares, año 2000, sesión de 25 de septiembre. Alcalde, Antonio Sánchez Villaverde.
26LUCENA LLAMAS, J. Escritores..., citada, pág. 93 y nota 25 de la misma página.
27IDEM, obra citada, págs. 99, 101,102.
28IDEM, obra citada, pág. 94 (nota 27).



lunes, 5 de mayo de 2014

Grabación de Montoro y El Carpio durante la Guerra Civil Española

7 comentarios :
Fotograma de la Plaza de España montoreña en la grabación de la Guerra Civil Española
Hoy traemos una breve grabación de Montoro y El Carpio durante la Guerra Civil Española. Imágenes que se conservan a día de hoy en la Filmoteca Española y que se convierten en una joya de gran valor histórico que nos reconstruye como fue el conflicto bélico español en la provincia de Córdoba. El documental se titula ¡Pasaremos! y fue producido por Cooperativa Obrera Cinematográfica, siendo su director Fernando  G. Mantilla. Es un documental en forma de noticiario sobre la organización de las tropas republicanas. En lo relativo a Montoro los fotogramas más interesantes son los relativos a la Plaza de España en la que se congrega una gran multitud. Del mismo modo las imágenes relativas a la localidad de El Carpio nos muestra como transcurre parte del conflicto en el pueblo cordobés.